2019
Caravana al Templo — el Batallón de Israel
Julio de 2019


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Caravana al Templo — el Batallón de Israel

Después de la invitación de nuestro amado profeta, Russell M. Nelson, a la juventud de ser parte del recogimiento de Israel en ambos lados del velo, los 63 jóvenes de la Estaca Abundancia acudieron al llamado. Realizaron una caravana al Templo de Cochabamba, Bolivia, dirigida y organizada por veinte líderes de la estaca, líderes de los seis barrios y obreros del templo de la estaca, para realizar una jornada maratónica de 13 horas, en la que se logró efectuar 1326 ordenanzas salvadoras por nuestros antepasados durante los días 7 y 8 de diciembre del año 2018.

Karla P. F., 12 años, Barrio Fortaleza

Cuando empecé a hacer mi historia familiar, sentí una gran felicidad al saber que mis familiares fallecidos iban a recibir el perdón de sus pecados si estaban arrepentidos.

Yo pensé que no podría ir al templo porque no tenía los medios económicos para el viaje. Hacía mis oraciones todos los días y, la verdad, cuando uno suplica al Padre con todo el corazón, el Señor las escucha y responde.

Al llegar al templo, me sentí muy feliz, porque era la primera vez que hacía la obra vicaria y, cuando ingresé al recinto, sentí una impresión inexplicable. Fue aún más cuando entré a las aguas de la pila bautismal; sentí el Espíritu más cerca. Fue una experiencia muy especial al entrar al templo con mis amigos y hacer la obra vicaria por mis antepasados.

Aprendí qué debo hacer para prepararme para entrar al templo. Gracias al presidente Salazar, aprendí sobre la autoestima, la forma en que nos ve nuestro Padre Celestial, y me di cuenta de que tenía muchas cosas por ajustar y valorar.

El estar en el templo ha cambiado mi vida y todos los días doy gracias al Señor por haberme permitido estar en Su Santa Casa.

Josué Arreaza, 12 años, Barrio Las Misiones

Cuando fui al templo de Cochabamba, me sorprendió por lo grande y bonito que es. Al bautizarme por mis antepasados, me sentí feliz y tranquilo al saber que estoy ayudándolos. Asimismo, tuve una increíble sensación de bienestar, aquella que se siente al estar en el templo, en la grandiosa Casa del Señor y sentir paz, tranquilidad y el gran gozo que ahí se percibe. Al estar en el bautisterio, pude sentir presencias especiales.

Sé que esta es la Iglesia verdadera, que el templo es la Casa del Señor. Sé que allí se hacen grandiosas obras y ordenanzas por las eternidades y me gustaría volver.

Benjamín Cotaña Monasterio, 18 años, Barrio Cortez

Este viaje al templo fue grandioso. Por primera vez experimenté ayudar bautizando a otros. Sentí nervios de equivocarme y luego de que ingresó el primer joven en representación de su familiar para ser bautizado, el temor se fue y la paz, el amor, la paciencia reinó en mi ser. Fueron sentimientos que llenaban por completo mi ser por cada uno de los jóvenes que ayudaba a bautizar. Aunque no los conocía, los veía como ellos son: HIJOS DE DIOS Y MIS HERMANOS. Esa mañana fue única y diferente a todas. Quedará grabada en mi vida como testimonio de esta maravillosa obra. Pronto serviré en la Misión Brasil-Teresina; estoy muy feliz por ello.

Yoel Sandro Sánchez Franco, 17 años, Barrio Abundancia

El sentimiento que tuve fue distinto al de todos los viajes que he tenido cuando visitaba el templo. Antes de viajar, tuve que esforzarme para ser digno de entrar a sus recintos. Les digo que no es fácil, todo cuesta. Al saber que los presbíteros podrían bautizar, estuve feliz y sorprendido. Me sentí como alguien importante y un instrumento en las manos de Dios porque tenía la posibilidad de ayudar a llevar a cabo Su obra en el templo. Hay muchas bendiciones que nos esperan y no tengo duda de que el Espíritu mora allí.

Les invito, hermanos y hermanas, a que se esfuercen por ir al templo y a que tengan ese deseo en sus corazones. NO DUDEN en ir y hacer convenios eternos. Yo sé y doy testimonio de que Dios y su Hijo nos aman, aunque tengamos defectos y errores. Saben que podemos superarlos y nos perdonan. Él espera mucho de nosotros.

Jorge G. L. V., 13 años, Barrio Abundancia, Estaca Abundancia

Ir al templo para mí es divertido, pero también es una bendición porque allá podemos hacer la obra vicaria por nuestros semejantes que ya no están. Allí, se siente el Espíritu Santo. Es gozoso el poder bautizarme por un familiar fallecido. Sé que ellos me lo agradecerán cuando volvamos al Padre.

Liz Adriana C. M., 16 años, Barrio Cortez

Fue una experiencia muy hermosa el poder buscar los nombres de mis antepasados y también ayudar a otros a buscar sus propios nombres. Yo pensaba que ya no tenía nombres por quienes bautizarme; pero luego, ¡zas!, encontré uno: era el de mi tía de parte de papá. El poder hacer la obra por ella fue una alegría inmensa.

Sé que estamos en los últimos días y que el Señor está preparando la tierra para Su Venida. Sé que la obra de historia familiar realmente es muy importante para nuestra salvación y para la de nuestros antepasados. Sé que nuestro Padre Celestial nos conoce de manera personal. Él está dispuesto a bendecirnos cuando nosotros somos obedientes. Sé que estamos en la Iglesia correcta; sé que Dios vive y que Jesucristo es nuestro Salvador. Amo a mi familia y sé que las familias pueden ser eternas.

Ruth Leticia B. M., 17 años, Barrio Palmar

Al ayudar en el templo como Laurel de las Mujeres Jóvenes, tuve una maravillosa experiencia en la Casa del Señor.

Pude servir quizás con pequeños actos como el pasar la toalla en el baptisterio, pero sentí el gran amor del Padre Celestial por cada uno de sus hijos. Pude ver cómo se cumplen las promesas del profeta Elías: “Él hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres…” (Malaquías 4:6). En aquellos momentos de la ordenanza en el templo, llegamos a ser salvadores en el monte de Sion. Esta obra no solo bendice a los muertos, sino también a los vivos. Bendijo mi vida y me llenó de fortaleza y amor hacia los demás.

Sé que mi Padre Celestial me ama y ama a cada uno de sus hijos. Para Él, todos son importantes.

J. Camila S. A., 13 años, Barrio Las Misiones

Yo sé que mi Padre Celestial y Jesucristo viven, que Él tiene un plan perfecto en el cual todos cumplimos una responsabilidad importante. Hace poco, tuve una experiencia espiritual. Decidí obedecer el llamado de nuestro amado profeta, Russell M. Nelson: apresurar la obra de salvación tanto en el cielo como en la tierra.

Todas la mujeres y hombres jóvenes de la estaca trabajamos por llevar cada uno cinco nombres propios al templo. Ayudé a otras jovencitas a cumplir con la meta y algunas logramos llevar más de treinta. Dentro del templo no nos cansábamos de realizar la actividad genealógica. Estuvimos toda la mañana y toda la tarde.

Sé que, si nos esforzamos por obedecer lo que nuestro Padre Celestial desea, Él nos dará las fuerzas que nos faltan. Sé que la venida del Salvador está próxima y que debemos trabajar arduamente para hacer que nuestra luz ilumine como miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Animo a los jóvenes a sumarse a apresurar la obra de salvación. El templo es la Casa de Dios. Es el mejor lugar del mundo. Sé que Dios y Jesucristo nos aman, nos conocen y saben de nuestras capacidades y debilidades.