Llamado a servir en tiempos de cuarentena

El hermano Gabriel Vargas vive en la ciudad de Pico Truncado, en la provincia de Santa Cruz; él recibió su llamamiento misional el 21 de enero de 2020, y su misión asignada fue Brasil Natal. Durante la espera para comenzar su servicio se desató la pandemia del virus COVID-19, lo cual implicó una ley de cuarentena obligatoria en Argentina a partir del 18 de marzo por parte del Gobierno Nacional.

A través de ese tiempo, la Primera Presidencia también realizó adaptaciones en el servicio misional a nivel mundial. Algunas de estas adaptaciones tuvieron relación con que el Centro de Capacitación Misional sería en línea, y que todos los misioneros llamados a otros países debían ser reasignados a una misión dentro de sus propios países.

El miércoles 8 de abril el hermano Vargas comenzó su entrenamiento misional por medio de internet, y unos días antes de que lo finalizara, recibí la información de que debía reasignarlo a la Misión Buenos Aires Oeste, lo cual hice inmediatamente después de saberlo.

Aunque el tiempo de su entrenamiento misional finalizó, él todavía no podía viajar a su misión, aun siendo dentro de su mismo país; debido a las restricciones de la cuarentena establecidas. Así que se generó un nuevo tiempo de espera. Esas mismas restricciones impidieron que yo pudiera viajar hasta donde él vive para apartarlo como misionero de tiempo completo. 

Semanas después, por fin se logró conseguir el permiso para que él pudiera viajar a su nueva misión en Buenos Aires. Viajó desde su casa hasta el Aeropuerto de Comodoro Rivadavia, en la provincia de Chubut. Tenía la intención de que se detuviera camino al aeropuerto para apartarlo en la capilla o en la casa de la misión, pero las autoridades gubernamentales no lo permitieron, por lo que tuvo que viajar directamente de un lugar a otro sin escalas posibles.

Nos encontramos entonces en el aeropuerto, y antes del viaje, tuve el privilegio de apartar como misionero de tiempo completo al Élder Vargas. Fue una situación muy atípica que un lugar que en circunstancias normales está todo el tiempo lleno de personas, en ese momento estuviera solo para nosotros. Aún en medio de esta circunstancia particular, tuvimos una experiencia espiritual muy especial, en la que un siervo del Señor recibió de Su autoridad para ser uno de Sus representantes. Fuimos testigos una vez más de la promesa del Señor: “Donde estén dos o tres congregados en mi nombre, respecto de una cosa, he aquí, allí estaré yo en medio de ellos…” (DyC 6:32). El Señor está con Sus siervos, Su Obra no se detiene.