2021
La fortaleza para seguir adelante
Febrero de 2021


La fortaleza para seguir adelante

Me sentía indigna y con mucha ira. ¿Qué podía hacer yo para seguir adelante?

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Karina Guerra and children

Cuando mi marido y yo perdimos a nuestro primer bebé, los médicos nos dijeron que nunca tendría hijos. Estaba destrozada; me sentía llena de pesar y buscaba respuestas. Mi esposo también estaba afligido. Oramos y supimos lo importante que era ser una familia eterna. Con el tiempo, fuimos sellados en el Templo de Los Ángeles, California.

Aún intentaba comprender por qué había ocurrido esa pérdida, cuando recordé mi bendición patriarcal. Empecé a leer la bendición y encontré una parte que había olvidado por completo, que decía que sería bendecida con hijos e hijas. Pensé que tenía que haber algún error en lo que los médicos me habían dicho. Acudí al médico y me dijo de nuevo que no iba a poder tener un bebé.

Unos cinco años después de perder a nuestro primer bebé, decidimos probar la fertilización in vitro. En la primera consulta, la prueba de embarazo dio positivo; no podía creerlo. Realizaron más pruebas y confirmaron que estaba embarazada. Nueve meses después, acogimos a nuestra hija en la familia y en la actualidad, soy madre de cuatro niños increíbles.

Otro desafío llegó hace varios años, cuando mi esposo y yo nos divorciamos. Eso me conmocionó; no sabía cómo reaccionar. Pensaba que tenía una pequeña familia perfecta. En esa época, también asistía a la facultad de odontología y dejé los estudios para centrarme en mis hijos. Siento que esa fue la mejor decisión y no lo lamento en absoluto, pero me sentía muy enojada. ¿Cómo puede alguien abandonar un matrimonio y a cuatro hijos increíbles?

También estaba aterrorizada por lo que sería de mí y de mis hijos. Lloraba y sentía que no podía respirar, preguntándome si todavía estábamos sellados. Hablé con mi obispo y me dijo que el Padre Celestial ha prometido que estamos sellados para toda la eternidad, pero nuestro albedrío determinará si estaremos juntos para siempre. Me alivió sobremanera saber que todavía estaba sellada a mis hijos.

Sin embargo, todavía sentía ira y que no era digna de ir al templo. ¿Cómo se puede ir al templo con tanta ira? Tampoco quería ir al templo porque estaba divorciada; me parecía que no me lo merecía porque se suponía que todavía estaba en un matrimonio.

Hablé de nuevo con el obispo y me dijo que Satanás no quería que regresara al templo; quería que me sintiera miserable y que no era digna. Fue increíble cuando volví a entrar en el templo. Ir al templo me hace sentir mejor y más fuerte; me brinda mucha fortaleza saber que el Padre Celestial me está ayudando a ser madre, que no estoy sola y que Él nunca va a abandonarme a mí ni a mi familia. Ahora me aseguro de que mi recomendación para el templo esté siempre vigente.

“Sé que solo tengo que seguir adelante y acercarme más al Padre Celestial cada día. Esta es la forma en que voy a estar con mis hijos para siempre”.

Aunque su padre no esté en la foto, siempre les digo a mis hijos que estoy aquí para ellos. Estamos asistiendo a la Iglesia, realizamos el estudio de las Escrituras y estamos orando. Entendemos lo importante que es la familia y que tenemos que perdonarnos, apoyarnos y animarnos mutuamente.

Hay personas que me han preguntado qué haría si tuviera una hora extra cada día. ¿La dedicaría a dormir? ¿A comer? ¿Qué haría? Lo que haría sería pasar quince minutos de tiempo de calidad con cada uno de mis hijos.

Si tuviera que volver a hacer todo de nuevo, me casaría con la misma persona y enfrentaría estos cinco años de desafíos otra vez, siempre que pudiera tener a los mismos hijos que tengo ahora. Eso es lo que valen para mí. Tengo hijos divertidos, increíbles y de buen corazón. Incluso con sus desafíos, siempre piensan en maneras de ayudar a los demás.

Asegurarnos de que nuestra fe sea fuerte nos permite seguir adelante como familia. Si hacemos nuestra parte, el Señor cumple Sus bendiciones y promesas. Es algo que pongo en práctica, y soy muy bendecida.

Fotografía por Christina Smith.