2017
Cómo hallar la paz verdadera
Abril de 2017


Respuestas de los líderes de la Iglesia

Cómo hallar la paz verdadera

Tomado de un discurso de la Conferencia General de abril de 2013.

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Jesus Christ in a crowd

El justo deseo de las buenas personas en todas partes siempre ha sido y será que haya paz en el mundo. Nunca debemos darnos por vencidos en alcanzar esa meta. No obstante, el presidente Joseph F. Smith (1838–1918) enseñó: “Jamás habrá en el mundo ese espíritu de paz y amor… hasta que los seres humanos reciban la verdad de Dios y [Su] mensaje… y reconozcan Su poder y autoridad, que son divinos”.

Aunque esperamos y rogamos con fervor que haya paz universal, es en forma individual y como familia que logramos el tipo de paz que se promete como recompensa a la rectitud. Esa paz es el don prometido mediante la misión y el sacrificio expiatorio del Salvador.

La paz no es simplemente seguridad o que no haya guerra, violencia, conflictos ni contención. La paz proviene del conocimiento de que el Salvador sabe quiénes somos, sabe que tenemos fe en Él, que lo amamos y guardamos Sus mandamientos, aun y especialmente durante las devastadoras pruebas y tragedias de la vida (véase D. y C. 121:7–8).

“¿Dónde hallo el solaz, dónde el alivio cuando mi llanto nadie puede calmar?” (“¿Dónde hallo el solaz?”, Himnos, nro. 69). La respuesta es el Salvador, quien es la fuente y el autor de la paz. Él es el “Príncipe de Paz” (Isaías 9:6).

El humillarnos ante Dios, orar siempre, arrepentirnos de nuestros pecados, entrar en las aguas del bautismo con un corazón quebrantado y un espíritu contrito, y convertirnos en verdaderos discípulos de Jesucristo son profundos ejemplos de la rectitud que se premia con paz perdurable.

La Iglesia es un refugio donde los seguidores de Cristo logran tener paz. Algunos jóvenes del mundo dicen ser espirituales, pero no religiosos. Sentir que uno es espiritual es un buen primer paso; sin embargo, en la Iglesia es donde se nos hermana, se nos enseña y se nos nutre con la buena palabra de Dios. Más importante aun, es la autoridad del sacerdocio en la Iglesia que proporciona las sagradas ordenanzas y los convenios que unen a las familias y nos hacen dignos de regresar a Dios el Padre y a Jesucristo en el reino celestial. Esas ordenanzas traen paz porque son convenios con el Señor.

En los templos es donde se llevan a cabo muchas de esas sagradas ordenanzas y también son una fuente de refugio del mundo. Quienes visitan los jardines del templo o participan de los programas de puertas abiertas de los templos también sienten esa paz.

El Salvador es la fuente de la paz verdadera. A pesar de las pruebas de la vida, gracias a la expiación del Salvador y a Su gracia, una vida recta será recompensada con paz personal (véase Juan 14:26–27; 16:33).