Historia de la Iglesia
“Haced discípulos a todas las naciones”


“‘Haced discípulos a todas las naciones’”, Historias mundiales: Alemania, 2021

“‘Haced discípulos a todas las naciones’”, Historias mundiales: Alemania

“Haced discípulos a todas las naciones”

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Las familias Friedrichs y Hoppe en Buenos Aires

Miembros alemanes en Buenos Aires, Argentina, 1925.

Los Santos de los Últimos Días suelen asociar el llamado de Cristo a llevar el Evangelio a todas las naciones (véase Mateo 28:19–20) a los misioneros de tiempo completo. Sin embargo, en la historia de la Iglesia, el Evangelio a menudo se ha difundido cuando los miembros comunes y corrientes se han trasladado a nuevos países. Los santos que se mudaron a y desde Alemania han llevado el Evangelio por toda Europa y a Sudamérica, Asia, África y el Pacífico.

Lo más notable es que las cartas de Wilhelm Friedrichs, cuya familia se había mudado de Colonia a Argentina, y de Auguste Lippelt, cuya familia se había trasladado de Bremen a Brasil, dieron lugar a las primeras organizaciones de la Iglesia en Sudamérica en la década de 1920. Hubo pequeños grupos pioneros en otros lugares. En 1886, unos inmigrantes alemanes en Tierra Santa se convirtieron y mantuvieron la primera rama en lo que actualmente es Israel. A principios de la década de 1900, los inmigrantes alemanes en Irlanda constituyeron el núcleo de la Rama Dublín. Unos expatriados alemanes y sus descendientes fueron pioneros en Samoa y Tonga; y en Europa, los santos de Prusia Oriental que permanecieron en sus lugares de origen después de los cambios en las fronteras de Alemania tras la Primera y la Segunda Guerras Mundiales se convirtieron en los primeros miembros de la Iglesia en Lituania y Polonia.

En África, Santos de los Últimos Días procedentes de Alemania ayudaron a expandir el alcance de la Iglesia más allá de los primeros centros de fortaleza de habla inglesa. Annelies Assard, de Remscheid, y su esposo marfileño, Phillipe Assard, se mudaron a Costa de Marfil en 1986 y fueron pioneros en el África francófona. Al dejar que su luz brille dondequiera que la vida los lleve, los Santos de los Últimos Días de Alemania han bendecido a la Iglesia en todo el mundo.