Historia de la Iglesia
“Nunca volveré a tener frío”


“Nunca volveré a tener frío”, Historias mundiales: Corea del Sur, 2021

“Nunca volveré a tener frío”, Historias mundiales: Corea del Sur

“Nunca volveré a tener frío”

Choi Dong Sull era un pastor presbiteriano que sentía que su responsabilidad era proteger a su congregación de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. “Les enseñé que era una iglesia malvada a la vista del Señor”, dijo. Sin embargo, a principios de la década de 1980, cuando dos misioneros Santos de los Últimos Días se le acercaron en el centro de Seúl, accedió a hablar con ellos, pues sentía que era su deber aprender tanto como le fuera posible sobre otras religiones. Al continuar reuniéndose con los misioneros durante los seis meses siguientes, Dong Sull vio la luz en cuanto a algunas cuestiones doctrinales que le tenían preocupado. Sin embargo, ese nuevo conocimiento causó problemas a Dong Sull. “A medida que cada punto se aclaraba y el entendimiento me llegaba a la mente, aumentaba mi agitación interna de forma natural”, recordó Dong Sull. Sabía que sus nuevas convicciones no solo requerirían un cambio de profesión, sino que pondrían en peligro su relación con su padre, que presidía la Iglesia presbiteriana de Corea en ese momento. “Sin embargo, en aras de mi propio bienestar mental y espiritual, tuve que ser sincero conmigo mismo, fuera cual fuera el costo final”.

Dong Sull decidió ser bautizado en el río Han. “Deseaba que mi bautismo fuera una experiencia lo más semejante posible al bautismo de Jesucristo”, explicó. En la brumosa mañana del 5 de septiembre de 1981, el agua del río Han estaba fría, pero cuando salió del agua, Dong Sull sintió una calidez interior. “Ahora pertenezco a la Iglesia verdadera de Dios”, dijo. “Nunca volveré a tener frío”. Dos semanas después, su esposa y sus dos hijos también fueron bautizados, esta vez en un cálido centro de reuniones. Unirse a la Iglesia no les hizo la vida fácil a Dong Sull y a su familia, pero sí posibilitó nuevas bendiciones. “Soy incapaz de expresar las persecuciones y los sufrimientos […] después de mi bautismo”, dijo Dong Sull. “Perdimos mucho en el proceso [de unirnos a la Iglesia], pero hemos ganado más de lo que jamás soñamos”.