Historia de la Iglesia
Muchachos bulliciosos


“Muchachos bulliciosos”, Historias mundiales: Corea del Sur, 2021

“Muchachos bulliciosos”, Historias mundiales: Corea del Sur

Muchachos bulliciosos

El obispo Choi Yoon Hwan no estaba seguro de qué hacer cuando un grupo de muchachos revoltosos, la mayoría de los cuales no eran miembros de la Iglesia, comenzó a utilizar el centro de reuniones local de la Iglesia como lugar de encuentro para realizar actividades y torneos de tenis de mesa. “Eran tan revoltosos”, relató, “que en una ocasión mi esposa, Bon-Kyoung, me preguntó si podíamos mudarnos a otro barrio para que nuestros hijos pudieran ver buenos ejemplos de otros jóvenes”. Sin embargo, el obispo Choi deseaba buscar la manera de ayudar a aquellos jóvenes. Después de meditar y orar, sintió la inspiración de que, “si [los muchachos] llegaban a ser misioneros, su vida cambiaría”.

El obispo Choi comenzó a pasar el mayor tiempo posible con los muchachos. Los visitaba a menudo, los invitaba a su casa y comía muchas veces con ellos. “Siempre quería pasar tiempo y hacer cosas con nosotros”, dijo Kyung Ik Min, uno de los muchachos. Kyung Yeol Park agregó: “¡Fue genial!”. El obispo Choi les enseñó los principios del Evangelio y cómo prepararse para la misión. “Tratamos de darles una visión de su vida futura”, dijo el obispo Choi.

Poco tiempo después, Yong Chul Seo, un joven misionero de tiempo completo, fue trasladado al barrio. Cuando era más joven, el élder Seo había participado con sus amigos en un grupo de canto patrocinado por la Iglesia. Además de enseñar las lecciones misionales a los jóvenes, el élder Seo los organizó en un cuarteto a tres voces y los llamó el Cuarteto Hanaro, que significa “ser uno”.

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muchachos bulliciosos

El Cuartero Hanaro, 1992.

El tiempo que los muchachos pasaron cantando juntos y aprendiendo de líderes que se preocupaban por ellos los ayudó a madurar en el Evangelio. En los años siguientes, nueve de aquellos muchachos fueron bautizados. El obispo Choi los vio cambiar de los “muchachos bulliciosos y revoltosos” que eran cuando los conoció, a los “valientes jóvenes guerreros” que él había imaginado que podían llegar a ser.

“Sirvieron en misiones, conocieron a hermosas jóvenes de la Iglesia y se casaron en el templo”, dijo el obispo Choi. “Ahora son líderes en sus barrios y estacas”.

Aquellos muchachos revoltosos del lugar llegaron a ser una influencia positiva durante el crecimiento de los hijos del obispo Choi. “Amaban a nuestros jóvenes de la misma manera que yo los amaba”, dijo. “Aquellos muchachos bulliciosos y revoltosos del pasado se convirtieron en los héroes de nuestros hijos”.