2006
Más bendecido
marzo de 2006


Más bendecido

“Más bienaventurado es dar que recibir” (Hechos 20:35).

Basado en una experiencia del hijo de la autora

“¡Mamá! ¡Mamá! ¡Esta semana van a vender helados en la escuela después de clases!”, exclamó Wade emocionado, mientras subía al vehículo. “¿Puedo sacar dinero de mi alcancía y comprar uno mañana? ¿Sí?”

La madre se rió al ver a Wade saltar emocionado en el asiento de atrás de la camioneta. “Tú eres el que decide cómo vas a usar el dinero de tu alcancía”, le contestó ella. “Si quieres usarlo para helados, puedes hacerlo”.

“¡Qué bueno!”, exclamó Wade. Tan pronto como llegaron a casa, él corrió a su habitación, sacó dinero de la alcancía y lo guardó con mucho cuidado en uno de los bolsillos de su mochila.

Al día siguiente, al salir de la escuela, Wade se dirigió al vestíbulo principal donde los ayudantes del consejo estudiantil se encontraban sentados a una mesa, en la que habían pegado imágenes de las distintas clases de helado. ¿Qué podría escoger? Era difícil decidir entre el helado de chocolate, el de naranja, el cono o barquillo de nueces, el cohete rojo y el helado de vainilla cubierto con pedacitos de una barrita de chocolate. Por fin se decidió por el barquillo de nuez y lo desenvolvió.

Cuando salía y se dirigía hacia la camioneta, pasó por el salón de música para recoger su instrumento y practicar en casa. El maestro de música, el señor Nolan, estaba arreglando las sillas y los atriles.

“Wade, ¡qué amable eres por traerme un helado!”, le dijo bromeando, al momento en que se dirigía hacia el barquillo. “Es precisamente lo que necesito después de un día tan largo”.

Wade se rió: “Lo he comprado para mí”, le dijo.

El señor Nolan puso una ridícula cara triste. “Ah, qué lastima”, le replicó con un suspiro; entonces se rió y le dijo: “¡Disfruta tu helado!”.

Wade le dijo adiós con la mano y se fue brincando hasta la camioneta. “¡Compré mi helado, mamá!”

Él le contó acerca del señor Nolan y de la ridícula cara triste que había puesto. “Tal vez de veras le gustaría un helado”, pensó Wade. “Mamá”, dijo, “¿podría sacar más dinero para comprarle un helado al señor Nolan mañana?”.

“Es tu dinero, Wade”, le dijo la madre con una sonrisa.

Tan pronto como llegó a casa, Wade volvió corriendo a su habitación; sacó más dinero de la alcancía y lo guardó en el bolsillo de la mochila. “¿Qué cara va a poner el señor Nolan cuando le dé el helado?”, se preguntó Wade. No veía la hora de que llegase el momento de verlo.

Al día siguiente, en cuanto se terminó la clase, Wade recogió rápidamente sus libros y se dirigió hasta la mesa de los helados; ese día ni siquiera se detuvo a pensar en qué sabor comprar. Al señor Nolan parecía habérsele antojado uno de nuez. “Le llevaré un barquillo”, se dijo Wade.

Esta vez no lo desenvolvió, sino que corrió hacia el salón de música y, tal como lo esperaba, el señor Nolan se encontraba allí otra vez acomodando las sillas. “Ah, ¡me has comprado otro helado!”, le dijo.

Esta vez Wade fue hacia donde estaba el señor Nolan. “¡Sí!”, exclamó, mientras le entregaba el barquillo.

El señor Nolan no hizo ninguna mueca ridícula; en vez de ello, se mostró muy sorprendido.

“¿De veras es para mí?”, le preguntó.

“Sí”, le contestó Wade.

“¿Cuánto te debo?”, le preguntó el señor Nolan.

“Nada”, le dijo Wade. “Lo he comprado para usted”.

“Pues, muchísimas gracias”, le dijo el señor Nolan con una sonrisa.

Wade se sentía feliz de pies a cabeza; no podía dejar de sonreír.

“De nada”, le contestó, mientras tomaba su instrumento y salía brincando hacia la camioneta, donde lo esperaba su madre; aún sonreía cuando abrió la puerta.

“¿Cómo te fue?”, le preguntó la mamá.

“¡Fantástico!”, exclamó Wade. Entonces se detuvo unos momentos. “¿Sabes una cosa, mamá?, ¡creo que me gustó más comprar un helado para el señor Nolan que para mí!”.

Rachel C. Murdock es miembro del Barrio Eastgate, Estaca Este, Cincinnati, Ohio.

“¡Qué gran cosa es la caridad, ya sea que se exprese mediante el dar de los propios bienes… o por medio de la bondad!”

Presidente Gordon B. Hinckley, “Mormón debe significar ‘muy bueno’ ”, Liahona, enero de 1991, pág. 66.