2022
Yanet Gómez, un testimonio de fe, amor y gratitud
Enero de 2022


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Yanet Gómez, un testimonio de fe, amor y gratitud

La hermana Yanet Gómez es el testimonio vivo de cuán grande es el amor de nuestro Padre Celestial por cada uno de Sus hijos, y en ella se manifiesta la más férrea fe y gratitud de una servidora fiel.

A pesar de convivir con condiciones muy particulares de salud, la hermana Gómez mantiene su servicio activo como presidenta de las Mujeres Jóvenes del Distrito La Vega, en la República Dominicana, y afirma que aunque ha vivido tantas experiencias que la han llevado a estados críticos de salud, nunca podría renegar del Señor ni enojarse con Él, más bien se siente afortunada de pasar por todas estas situaciones al considerar que el Señor las permite para que por esta vía ella pueda ayudar a otros.

Problemas de salud

Diagnosticada en 2018 con el Síndrome Antifosfolipídico (SAF), con trombofilia congénita y doble vía, condiciones que al momento no tienen cura, estar con vida ha sido considerado un milagro por médicos especialistas, quienes afirman que Yanet es la única persona que ha sobrevivido tanto tiempo después de ser diagnosticada con este cuadro de salud.

La ciencia dice que la Trombofilia Congénita que afecta a Yanet es un trastorno hereditario de la coagulación, debido a una reducción del nivel de síntesis y/o actividad de la proteína S y caracterizado por el desarrollo de síntomas de trombosis venosa recurrente, con la condición de doble vía, provoca que su cuerpo sangre y coagule a la vez.

Por otra parte, el Síndrome Antifosfolipídico que también padece, ocurre cuando el sistema inmunitario crea por error anticuerpos que hacen que la sangre sea más propensa a coagularse, causando coágulos peligrosos en las piernas, los riñones, los pulmones y el cerebro, y en mujeres embarazadas puede provocar aborto espontáneo y muerte fetal.

Los médicos dicen que no saben explicar cómo ha podido sobrevivir tanto tiempo, mientras que ella, por su parte, asegura que “el Señor es el que sabe, es quien tiene el propósito en Sus manos” y que todo ha sido una experiencia que le ha ayudado a entender la vida más clara, a valorar bien a las personas, a no hacerle mal a nadie y a tratar de hacer cuanto ella pueda para ayudar a otros. Considera que en verdad ha sido muy beneficiada en medio de todo esto.

Con mucha convicción dice que nunca se ha preguntado por qué a ella, que no se siente desafortunada ni se ha sentido triste por su condición de salud. En sus propias palabras: “Dios da la llaga y da la cura. No sé si el mismo Evangelio me preparó desde pequeña para yo entender la vida de una forma diferente a las demás personas, porque eso es algo que estoy tratando de comprender un poquito, que si esto que pasa conmigo es para mí misma o es para otros, porque he visto que se ha reflejado mucho más en otras personas que en mí misma”.

Su testimonio

La dominicana Yanet Gómez explica que su familia se unió a La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días cuando ella tenía 6 años, y dos años después fue bautizada. Desde entonces ha servido en varios llamamientos, incluyendo como matrimonio director de la Conferencia Para la Fortaleza de la Juventud (PFJ 2016 y 2017), entre muchos otros.

Según relata, antes de cumplir tres meses de casada fue hospitalizada por una trombosis en su pierna derecha, y después de varios meses interna su pierna estaba en tan malas condiciones que el médico determinó que la única opción para evitar mayores complicaciones era amputarla. En ese momento dijo sentirse desesperada: “Yo estaba angustiada, no por mí, sino porque sentía que era injusto que apenas recién casada mi esposo tuviera que pasar por esa situación de tener una esposa así”.

Pidiendo al médico un día para pensar antes de la cirugía, se preguntó qué podrían hacer para saber si realmente esa era la voluntad del Señor. Afirma que algo le dijo que ella “había olvidado algunas cosas” y sintió la inspiración de solicitar a su esposo y a su padre que convocaran a algunos miembros de la Iglesia para que hicieran un ayuno colectivo.

Fue grande su sorpresa al ver que muchos hermanos se unieron a ese ayuno y más aún pudo ver que el Señor hizo un milagro, puesto que al otro día el médico no podía creer el gran cambio que presentaba, revocando la cirugía y permitiéndole hoy tener su pierna normal, sin ninguna señal del estado en que estuvo en esa ocasión.

Bendecida con hijos

No ha sido el único momento de adversidad en su vida. Siempre soñó tener una familia grande, pero por su condición de salud ya había perdido dos embarazos y el pronóstico era que quizás no pudiera tener hijos. Sin embargo, durante la dedicación del terreno del Templo de Santo Domingo, ella y su esposo pudieron saludar al élder Richard G. Scott, del Cuórum de los Doce Apóstoles de la Iglesia, quien al saber de sus casi cuatro años de casado y de su dificultad para tener hijos, con una mirada muy penetrante y seria les aseguró que tendrían un hijo muy pronto.

La hermana Gómez no solo tuvo ese hijo, tuvo también un segundo y aunque en ambos casos debieron adelantar el nacimiento a los seis meses de gestación, nacieron sanos.

Para el segundo embarazo, el médico recomendó practicarle un aborto antes de los cuatro meses, a lo que ella se negó rotundamente. Luego de internamientos prolongados, nació el niño sin señales de vida y sin responder a la reanimación neonatal. Pero su esposo que es médico, dice Yanet: “Empezó a echarle aire con su boca y a darle masajes cardíacos y yo oía que le decía ‘vamos campeón, arriba campeón’, y después de un largo rato el niño gritó. O sea, fue un milagro, realmente fue un milagro”.

En busca de otras opiniones profesionales, en noviembre del 1999 viajó a Utah invitada por su hermana que reside allá para ser evaluada por especialistas de ese Estado. Sorprendidos, los médicos no podían creer que ella, con las condiciones de salud presentadas, estuviera viva. En ese momento, los médicos le dijeron que ella quizás no sobreviviría tres meses.

“Yo en cierto modo hice un trato con el Señor en ese momento y Él me lo concedió. Yo le dije, vamos a hacer algo, Señor, llévame cuando ya mis hijos no me necesiten, que ellos se puedan valer por sí mismos, que ellos puedan entender muchas cosas de la vida. Y realmente así ha sido, o sea ellos estaban pequeños y ya el mayor va a cumplir 24 años y el otro 23 y yo estoy aquí”, comenta.

“Mirando y retomando, siento como que es algo que quizás es uno de los propósitos por los que yo vine a la tierra, para ayudar a otras personas a soportar ciertas situaciones en su vida, que la lleven de una forma más ligera, con más amor, como quizás el Señor quiere. Realmente en este año he tenido mucho tiempo para pensar en cuanto a por qué el Señor permite ciertas cosas en nuestras vidas”.

Con gozo, la hermana Gómez dice que el Evangelio le ha ayudado para todo en su vida y ha sido la mayor bendición que ha podido tener. Entiende que es a través de Él que se ha estado preparando, sigue aprendiendo, practicando, perfeccionándose y edificándose, afirmando que todo lo que es y los conocimientos obtenidos se los debe al Evangelio.

Dice que con la película “El hombre en búsqueda de la felicidad”, que pasaban los misioneros en sus inicios en República Dominicana, ella entendió que uno de los propósitos en nuestra vida es el de ser felices. Luego lo siguió aprendiendo en Seminario y ella ha hecho de la felicidad una prioridad en su vida. Nada de lo que viene a ella la pone depresiva. “Trato de ser feliz lo más que puedo, si puedo, ayudo a otro a serlo también” puntualiza.