2022
Debemos confiar en el Señor y en Sus promesas al guardar Sus mandamientos
Enero de 2022


Voces de los Santos de los Últimos Días

Debemos confiar en el Señor y en Sus promesas al guardar Sus mandamientos

Hace dos años realicé el curso de autosuficiencia de Finanzas Personales junto a mi esposa y ambos aprendimos lo importante del ahorro. Empezamos a aplicar ese principio y rápidamente vimos las bendiciones de un Padre Celestial amoroso en nuestras vidas.

Una mañana conversé con mi esposa de que había recibido la inspiración de invertir nuestros ahorros en mejorar mi educación; ella estaba embarazada en ese momento y tenía siete meses; quedó impactada pues ella contaba con esos ahorros para los gastos del bebé.

Luego de un consejo familiar decidimos hacer la inversión en una formación como Conferencista Internacional en una de las mejores academias del país. Me gradué siendo el primer lugar de la promoción.

Gracias a mi amigo Freddy Henao, me enteré de que podía ingresar a una Cámara Internacional que me avalara, decidí dar ese paso buscando la oportunidad de compartir, con todos, los mensajes de cambio y transformación que se pueden realizar por medio de la palabra hablada. Fue entonces que meses después me llamaron para participar en un Campeonato Nacional de Speaker y representar a un estado del país.

Fuimos seleccionados los 24 mejores conferencistas de Venezuela, pero fue entonces que pasé por la primera traba, pues la reunión con la Cámara Internacional de Conferencistas sería un domingo, me sentí triste porque veía alejarse mis sueños, sabía que debía guardar el día de reposo, mas sin embargo estaba feliz porque iba a cumplir con el Señor y Sus mandamientos. De igual manera conversé con los organizadores del campeonato contándoles que no podía participar por ser día domingo y su respuesta a la misma fue “será para otra oportunidad”.

Me sentí tranquilo y en paz al saber que había puesto al Señor en primer lugar. Ese domingo, en mi reunión sacramental, meditaba mientras hacían la ordenanza de la Santa Cena y recurrió a mi mente las palabras del Salvador que se encuentran en D. y C. 6:23: “¿No hablé paz a tu mente en cuanto al asunto? ¿Qué mayor testimonio puedes tener que de Dios?”, sentí fuertemente el Espíritu y me sentía muy feliz, aún sin saber lo que vendría luego.

Al día siguiente, ya siendo lunes, me llamó el presidente de la Cámara Internacional de Conferencistas capitulo Venezuela, para informarme de que me iban a dar la oportunidad de participar, pero que debía hacerlo ese mismo día. Mi alegría fue tan grande que escuché una voz que me decía: “tranquilo, has cumplido conmigo y yo cumpliré contigo”. Para ese campeonato había personas con bastante experiencia y con una marca personal ya encaminada, mientras que para mí era la primera vez que participaba en una competencia de esa índole, mas mi fe no flaqueó; creía en las palabras de Aquel que todo lo sabe. Me sentí impulsado a prepararme mucho más y durante las eliminatorias fui el primer lugar de mi grupo, clasificando a la semifinal en donde quedamos 9 de 24, luego en esa semifinal quedamos clasificados tres para la final. La final se disputó un día sábado y quedé campeón de Venezuela.

Siento un gran gozo porque cuando somos fieles a los mandamientos, Él nos bendice. Era Él quien guiaba mis palabras, todo salía tan perfecto gracias a que el Salvador siempre estuvo allí. Minutos antes de dar mi ponencia, cantaba himnos de la Iglesia y me repetía constantemente en mi mente: “soy un hijo de Dios” y hacia una oración en el corazón. Ahora iré a poner en alto el nombre del Padre Celestial y de Su Hijo Jesucristo ante el mundo en este Campeonato Mundial que será en Lima, Perú.

Me siento muy agradecido a mi esposa, Rosely Montenegro de Cisneros, a mis hijos por su apoyo; los amo con todo mi ser. Amo este Evangelio, amo a mi Padre Celestial y a Su Hijo Jesucristo. Debemos prepararnos y exigirnos cada día más para estar a la altura de las exigencias que nuestro amoroso Padre Celestial desea de cada uno de nosotros.