Encontré a la abuela de mi compañero — 1^ra parte

Durante mi entrenamiento junto a mi compañero, pudimos invitar a un joven del barrio donde servíamos para que nos acompañara a dar las lecciones; él se estaba preparando para servir una misión y una de las personas a quién enseñábamos era su abuela. Fue muy satisfactorio ver a este joven culminar sus preparativos y verlo partir al campo misional.

Semanas después, junto a mi nuevo compañero, durante el tiempo de planificación le dije que debíamos visitar a una hermana a la que estábamos enseñando. Esta hermana era la abuela de un joven que recientemente había partido a la misión y cada vez que la visitábamos nos contaba con mucha alegría cómo había sido su estudio de las Escrituras con su nieto y lo feliz que ella se sentía de seguir aprendiendo más del evangelio de Jesucristo y de saber que ahora su nieto estaba ayudando a más personas a conocer al Salvador; era su gran ejemplo.

Al finalizar cada visita, la invitábamos a orar para que pudiese obtener un testimonio del Libro de Mormón; y su nieto, cada vez que podía conversar con ella, se emocionaba de ver el progreso de su amada abuela.