Seminario
Lección 7: La función del que aprende


Lección 7

La función del que aprende

Introducción

El propósito de esta lección es ayudar a los alumnos a cumplir con su función en el aprendizaje del Evangelio. El presidente Henry B. Eyring, de la Primera Presidencia, dijo: “La verdadera conversión depende de que el alumno busque libremente con fe, con gran esfuerzo” (“Debemos elevar nuestras miras”, discurso dirigido a los maestros de SeI, 14 de agosto de 2001; La enseñanza en Seminario: Lecturas de preparación para el maestro, 2006, pág. 83; LDS.org). Conforme usted ayude a los alumnos a cumplir con su función en el proceso de aprendizaje, ellos aprenderán a procurar la revelación personal y a profundizar su conversión al Señor. Tal vez sea necesario que repase periódicamente los principios que se enseñen en esta lección, a fin de recordar a los alumnos su responsabilidad en el aprendizaje del Evangelio.

Sugerencias para la enseñanza

Las funciones del maestro, del alumno y del Espíritu Santo en el aprendizaje del Evangelio

Lleve a la clase algo de comer o beber (tal como una fruta, pan o un vaso de agua). Invite a dos alumnos a pasar al frente de la clase. Pida a uno de los alumnos que tome un bocado del alimento o beba un sorbo de agua y luego describa al otro alumno el sabor de la comida (o bebida). Aliente al alumno a que lo describa tan bien, que su descripción sacie el hambre o mitigue la sed del otro alumno. Después, haga las preguntas siguientes al segundo alumno:

  • ¿Qué beneficios obtuviste del alimento (o bebida) que el otro alumno te describió?

  • La descripción que hizo el otro alumno, ¿qué tanto calmó tu hambre o tu sed?

  • ¿Qué debes hacer para recibir fortaleza o sacar beneficio de este alimento (o bebida)?

Pregunte a la clase en qué se asemeja este ejemplo de atender nuestras necesidades físicas con nuestra responsabilidad de aprender y crecer espiritualmente.

Señale que algunas personas piensan que la responsabilidad de aprender el Evangelio recae principalmente en el maestro; sin embargo, al igual que en el ejemplo de los alimentos o la bebida, nadie puede asimilar verdades espirituales por otra persona. Cada quien debe aprender y aplicar las verdades del Evangelio por sí mismo para recibir fortaleza y crecimiento espiritual.

Pida a un alumno que lea Doctrina y Convenios 88:118 en voz alta. Anime a la clase a seguir la lectura en silencio y a buscar palabras o frases que describan nuestra responsabilidad en el aprendizaje del Evangelio.

  • ¿Qué palabras o frases describen nuestra responsabilidad en el aprendizaje del Evangelio? (“buscad diligentemente”, “enseñaos el uno al otro”, “buscad conocimiento, tanto por el estudio como por la fe”. Si lo desea, pida a un alumno que anote estas frases en la pizarra a medida que los alumnos las mencionen).

  • Estamos familiarizados con lo que significa buscar conocimiento “por el estudio”; ¿qué creen ustedes que signifique buscar conocimiento también “por la fe”?

A fin de ayudar a los alumnos a comprender mejor el significado de esa frase, pida a un alumno que lea en voz alta las siguientes palabras del élder David A. Bednar, del Cuórum de los Doce Apóstoles. De ser posible, entregue una copia de ella a cada alumno o escríbala en la pizarra antes del comienzo de la clase. Pida a los alumnos que detecten palabras o frases que les permitan entender el mandamiento del Señor de buscar conocimiento por la fe.

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Élder David A. Bednar

“Aprender por la fe requiere un esfuerzo espiritual, mental y físico, y no tan solo una recepción pasiva…

“[El] alumno debe ejercer su fe y actuar para lograr conocimiento por sí mismo” (“Buscar conocimiento por la fe”, discurso para educadores religiosos de SeI, 3 de febrero de 2006, pág. 3; LDS.org).

Escriba la siguiente declaración en la pizarra: El aprendizaje espiritual requiere…

Indique a los alumnos que, para completar esa declaración, utilicen la explicación del élder Bednar y lo que han aprendido acerca de nuestra responsabilidad en el aprendizaje. Entre las respuestas posibles podrían incluirse las siguientes: El aprendizaje espiritual requiere un esfuerzo de nuestra parte. El aprendizaje espiritual requiere que ejercitemos la fe y actuemos.

Para ayudar a los alumnos a entender la influencia que el esfuerzo personal puede ejercer en su aprendizaje espiritual, dibuje el diagrama siguiente en la pizarra. Explique que en Doctrina y Convenios 50, el Señor nos ayuda a comprender mejor nuestra función en el aprendizaje del Evangelio. Para ello, el Señor primero explica la función del maestro y del Espíritu Santo en el aprendizaje del Evangelio.

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Triángulo del Espíritu Santo

Pida a un alumno que lea Doctrina y Convenios 50:13–14 en voz alta. Antes de que el alumno lea, explique que se dieron estos versículos a los santos de los inicios [de la Iglesia] que habían sido ordenados a enseñar el Evangelio a los demás. Invite a la mitad de la clase a buscar palabras que describan la responsabilidad de un maestro y al resto de la clase que busque palabras que describan la responsabilidad del Espíritu.

  • De acuerdo con estos versículos, ¿cuál es la responsabilidad del maestro? (Predicar el Evangelio por el Espíritu. Pida a un alumno que escriba predicar por el Espíritu debajo de Maestro en el diagrama).

  • ¿Cuál es la responsabilidad del Espíritu o Consolador? (Enseñar la verdad. Pida a un alumno que agregue las palabras enseñar la verdad debajo de Espíritu Santo en el diagrama).

Escriba la siguiente verdad en la pizarra: El Espíritu Santo es el verdadero maestro. Aclare que aun cuando un maestro, un misionero o un líder de la Iglesia tenga la responsabilidad de predicar el Evangelio por el Espíritu, es el Espíritu Santo quien revela, ilumina y lleva la verdad del Evangelio al corazón.

  • ¿En qué ocasiones han sentido que el Espíritu les ha enseñado?

Pida a un alumno que lea Doctrina y Convenios 50:19–21 en voz alta. Pida a los alumnos que sigan la lectura en silencio, buscando palabras que describan la responsabilidad del que aprende.

  • Según estos versículos, ¿qué responsabilidad tiene la persona que aprende? (Recibir la palabra de verdad por el Espíritu. Pida a un alumno que escriba recibir por el Espíritu debajo de El que aprende en el diagrama).

Para ayudar a que los alumnos comprendan mejor lo que significa recibir por el Espíritu, pídales que reflexionen en lo que hace falta para que alguien reciba una pelota de alguien que se la patea o se la lanza.

  • ¿Qué debe hacer una persona para recibir la pelota? (Alzar las manos y atraparla). ¿En qué se asemeja eso al esfuerzo que debe hacer el que aprende para recibir la palabra de verdad por el Espíritu? (Para recibir la pelota, la persona debe prepararse para atraparla; asimismo, debemos preparar el corazón y la mente para recibir la verdad por el Espíritu).

Invite a los alumnos a escudriñar Doctrina y Convenios 50:22 en silencio, buscando lo que ocurre cuando hacemos este esfuerzo para recibir el Evangelio y aprender por fe. Antes de iniciarse la lectura, explique que la palabra edificados se refiere a ser elevado y fortalecido espiritualmente.

  • Según este versículo, ¿qué bendiciones reciben del Espíritu los que enseñan y los que aprenden, si cumplen con sus responsabilidades en la enseñanza y el aprendizaje del Evangelio? (Comprensión, edificación y gozo).

Diga a los alumnos que el élder Richard G. Scott testificó que existe una conexión entre el hecho de que los alumnos cumplan sus funciones y la oportunidad del Espíritu de enseñar y testificar. De ser posible, entregue a cada alumno una copia de la siguiente declaración. Pida a un alumno que la lea en voz alta. Invite a la clase a seguir la lectura en silencio y a buscar frases que expliquen cómo el esfuerzo de quienes aprenden influye en las oportunidades del Espíritu Santo para enseñar.

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Élder Richard G. Scott

“La decisión de [un alumno] de participar es un ejercicio del albedrío que permite que el Espíritu Santo comunique un mensaje personalizado ajustado a sus necesidades particulares. Crear un ambiente de participación aumenta las probabilidades de que el Espíritu enseñe lecciones más importantes que las que [el maestro pueda] comunicar” (“To Learn and to Teach More Effectively”, devocional de la Semana de Educación de BYU, 21 de agosto de 2007, págs. 4–5; speeches.byu.edu).

  • De acuerdo con la declaración del élder Scott, ¿cómo podemos invitar al Santo Espíritu a enseñarnos?

Invite a los alumnos a hacer un resumen de la manera en que su esfuerzo por aprender puede influir en las oportunidades que tenga el Espíritu Santo para enseñarles. Aunque los alumnos lo digan con otras palabras, deben expresar el siguiente principio: Al ejercer nuestro albedrío para participar en el proceso de aprendizaje, invitamos al Espíritu a enseñar y testificar de la verdad. Escriba este principio en la pizarra debajo de los que se han identificado previamente.

A manera de ejemplo de alguien que ejerció su albedrío para aprender por el estudio y por la fe, invite a los alumnos a reflexionar sobre el relato de José Smith de la Primera Visión. Agrupe a los alumnos de dos en dos y asigne a cada par uno o varios de los siguientes versículos: José Smith—Historia 1:8, 10, 11, 12, 13, 14, 15, 16, 18. (Quizás quiera escribir esas referencias en la pizarra). Invite a los alumnos a leer los versículos asignados y a analizar la pregunta siguiente:

  • ¿Qué esfuerzo hizo José para aprender verdades espirituales?

Transcurrido un tiempo prudente, invite a cada grupo a señalar las frases en los versículos asignados que muestran el esfuerzo que hizo José.

Testifique que la disposición de José de estudiar la palabra de Dios y de obrar con fe conforme a lo que había aprendido trajo como resultado un conocimiento mayor, que es una bendición que está disponible para todos nosotros. Invite a los alumnos a escudriñar José Smith—Historia 1:20 en silencio y busquen lo que dijo José a su madre al regresar a casa después de haber recibido la Primera Visión.

  • ¿En qué frase de la declaración de José a su madre se evidencia que él había aprendido la verdad por sí mismo? (“He sabido a satisfacción mía”).

Pida a los alumnos que determinen un principio que podemos aprender de la experiencia de José. Aliéntelos a formular sus sugerencias en declaraciones del tipo “si… entonces”. A continuación se indica una manera en que los alumnos podrían expresar este principio: Si estudiamos diligentemente la palabra de Dios y obramos con fe de conformidad con ella, entonces podremos llegar a saber las verdades del Evangelio a nuestra entera satisfacción. (Podría sugerir a los alumnos que escriban este principio con sus propias palabras junto a José Smith—Historia 1:20).

Mencione el alimento o la bebida que usted utilizó al comienzo de la clase. Recuerde a los alumnos que se requiere esfuerzo de nuestra parte para participar de la nutrición física, y que el alimento y la bebida solo podrán beneficiarnos si los comemos o bebemos nosotros mismos. Testifique que es igualmente cierto con lo espiritual: el Evangelio solo puede entrar en nuestro corazón y llegar a formar parte de nosotros si hacemos el esfuerzo por aprender las verdades del Evangelio y las ponemos en práctica en nuestra vida.

  • ¿Qué acciones tomarán este año para invitar al Espíritu a que les enseñe y comunique las verdades del Evangelio a su corazón? (Entre las respuestas pueden mencionar: asistir a las reuniones y clases de la Iglesia, incluso Seminario; participar en las reuniones y clases cantando himnos, marcando versículos de las Escrituras, anotando ideas, respondiendo a las preguntas, compartiendo experiencias y testimonios y enseñando a los demás; participar en la noche de hogar familiar y el estudio familiar de las Escrituras; hacer diariamente las oraciones personales y estudiar las Escrituras y poner en práctica los principios del Evangelio. Invite a los alumnos a anotar una o más metas).

Para finalizar, pida a los alumnos que mediten en su testimonio del Evangelio y lo que ellos saben por sí mismos que es verdad. Invite a algunos alumnos a compartir la forma en que su esfuerzo personal por aprender el Evangelio ha influido en su testimonio y en su relación con el Señor. Agregue su testimonio de la fortaleza y guía que podemos recibir del Señor en respuesta a nuestro esfuerzo por aprender y vivir los principios del Evangelio.

Comentarios e información de contexto

Los alumnos pueden invitar al Espíritu Santo a confirmar lo que están aprendiendo

El élder David A. Bednar testificó que existe una conexión entre el cumplimiento de los alumnos con sus funciones y la oportunidad del Espíritu para enseñar y testificar:

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Élder David A. Bednar

“El alumno que ejerce su albedrío para actuar en consonancia con principios que son correctos, abre su corazón al Espíritu Santo e invita tanto Su poder para enseñar y testificar, como Su testimonio confirmador… Es la sinceridad y constancia de nuestros actos inspirados en la fe lo que indica a nuestro Padre Celestial y a Su Hijo Jesucristo nuestra disposición para aprender y recibir instrucción del Espíritu Santo” (véase “Buscar conocimiento por la fe”, Liahona, septiembre de 2007, pág. 20; LDS.org).

Importancia del estudio diario de las Escrituras

En Leales a la fe se encuentra la siguiente declaración acerca de la importancia del estudio diario de las Escrituras:

“Los profetas de los últimos días nos aconsejan estudiar las Escrituras todos los días, tanto personalmente como con nuestra familia. Nos instan, como Nefi hizo con sus hermanos, a aplicar las Escrituras a nosotros mismos, buscando la forma en que los relatos sagrados de antaño se aplican a nuestra vida en la actualidad (véase 1 Nefi 19:23–24). Nos exhortan a ‘[escudriñar] las Escrituras’ (Juan 5:39) y a ‘[deleitarnos] en las palabras de Cristo’ (2 Nefi 32:3).

“Tú te beneficiarás grandemente si sigues ese consejo. El estudio diario y significativo de las Escrituras te ayudará a ser receptivo(a) a las impresiones del Espíritu Santo. Edificará tu fe, te fortalecerá en contra de la tentación y te ayudará a acercarte a nuestro Padre Celestial y a Su Hijo Amado.

“Elabora un plan para tu propio estudio personal de las Escrituras. Considera apartar un tiempo todos los días para estudiarlas. Durante ese tiempo, léelas detenidamente y mantente atento a la guía del Espíritu. Pide a nuestro Padre Celestial que te ayude a saber lo que Él desea que aprendas y hagas.

“Continúa leyendo las Escrituras, en especial el Libro de Mormón, durante toda la vida; así volverás a descubrir una y otra vez los tesoros que encierran, y encontrarás en ellas un nuevo significado y aplicación al estudiarlas en las distintas etapas de la vida” (Leales a la Fe: Una referencia del Evangelio, 2004, pág. 75).

El presidente Henry B. Eyring, de la Primera Presidencia, dijo:

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Presidente Henry B. Eyring

“Si tomamos a la ligera nuestro estudio de las Escrituras, tomaremos a la ligera nuestras oraciones.

“Tal vez no cesemos de orar, pero nuestras oraciones se volverán más repetitivas, más mecánicas, carentes de verdadera intención. No podemos entregar nuestro corazón a un Dios que no conocemos, y las Escrituras y las palabras de los profetas vivientes nos ayudan a conocerle” (“Oración”, Liahona, enero de 2002, pág. 18).