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Nutra su propia fe


“Nutra su propia fe”, Temas y preguntas, 2023

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Dos mujeres cuidan un huerto

Cómo ayudar a los demás con sus preguntas

Nutra su propia fe

Ayudar a aliviar la carga de otra persona requiere esfuerzo y puede volverse exigente de maneras inesperadas. Asegúrese de cuidarse espiritualmente y de mantenerse firme en el Evangelio restaurado de Jesucristo. En caso de emergencia, a los pasajeros de un avión se les manda ponerse primero sus propias mascarillas de oxígeno y luego ayudar a los demás. Del mismo modo, solo podemos elevar a los demás si nos ocupamos de la importante labor de nutrir nuestra propia fe y testimonio.

Los siguientes principios pueden ayudarle a fortalecer su fe al ministrar a los demás:

  • Recuerde lo que usted cree y ha experimentado. Reflexione en los momentos en que sintió la influencia del Espíritu Santo. Recuerde las ocasiones en que haya experimentado paz, gozo, amor y claridad. Piense en cuándo ha sentido que Dios le hablaba en privado para confirmar su fe. Sus experiencias espirituales pasadas pueden servir como fuente de fortaleza y protección contra la duda y el temor.

  • Continúe cultivando su testimonio. Es importante seguir haciendo las cosas que le ayudaron a edificar su testimonio del Evangelio. Estas podrían incluir: leer las Escrituras, orar, participar de la Santa Cena, adorar en el templo y servir a los demás. Estas prácticas sencillas pueden ayudarle a sentir la influencia del Espíritu y a permanecer fiel.

  • Acérquese a los demás. Si la carga de ministrar a un amigo o familiar se siente pesada, recuerde que no está solo. Puede acudir a familiares, amigos, líderes de la Iglesia o profesionales de confianza. Su empatía, sus oraciones y su pericia pueden ayudarle a recordar cuánto le ama Dios. Ellos también pueden apoyarle a medida que busque respuestas a sus propias preguntas.

  • Establezca límites saludables. Aunque debemos esforzarnos por escuchar y apoyar a los demás con sus preguntas o inquietudes, también debemos reconocer nuestras propias necesidades y limitaciones. Sus emociones y sentimientos también importan. Es posible que experimente temor, frustración y aflicción durante este proceso. Si una conversación se siente demasiado abrumadora, exprese lo que siente y haga los arreglos necesarios para hablar en otro momento. Tal vez su ser querido desee hacer de sus preguntas el tema de cada conversación o hablar de un tema de una manera que le degrade a usted o su fe. Así como usted debe respetar el trayecto de los demás, ellos deben respetar el suyo. No es necesario que se sienta minimizado o poco inteligente si llega a una conclusión diferente a la de otra persona.

  • Infórmese mejor. No es necesario que sea un experto en un asunto para ser un buen apoyo. No obstante, puede resultar muy positivo aprender sobre un tema para el que no tiene contexto. Estudie detenidamente la doctrina y la historia de la Iglesia. Familiarícese más con las preguntas frecuentes. Aprenda lo que los líderes de la Iglesia y profesionales expertos fieles han dicho sobre estos temas. En este proceso, puede aprender, desaprender y volver a aprender muchas cosas.

  • Familiarícese con los principios para buscar respuestas. Estudie y actúe de acuerdo con los principios analizados en la sección “Cómo buscar respuestas a sus preguntas” de este recurso.

Pasajes clave de las Escrituras: Lucas 22:31–32; 1 Nefi 15:8–11; Jacob 4:6; Alma 32:41–43; Doctrina y Convenios 6:14