Escuela Dominical: Doctrina del Evangelio
Ayudas para el maestro


Ayudas para el maestro

Después de mostrarse a Sus apóstoles, el Señor resucitado se apareció de nuevo ante un grupo de ellos junto al mar de Galilea y, mientras se encontraba entre ellos, le preguntó tres veces a Pedro: “…¿me amas?”, y en las tres oportunidades Pedro le respondió: …tú sabes que te amo”, a lo que el Señor le contestó: “…Apacienta mis corderos…Pastorea mis ovejas…Apacienta mis ovejas” (Juan 21:15–17).

En calidad de maestro de la clase de Doctrina del Evangelio, usted puede mostrar su amor por el Señor apacentando a Sus ovejas, o sea, a los miembros de la clase, asegurándose de que “…se [haga] memoria de ellos y [sean] nutridos por la buena palabra de Dios” (Moroni 6:4). Una de las finalidades de la palabra de Dios es ayudarnos a “[creer] que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, [tengamos] vida en su nombre” (Juan 20:31). Al recibir la guía del Espíritu, usted podrá ayudar a los alumnos a fortalecer su testimonio del Salvador, su fe en Él y su compromiso de vivir Su Evangelio. También podrá ayudarles a recibir otras bendiciones que se derivan de un estudio sincero del Nuevo Testamento, tal como lo expresó el presidente Thomas S. Monson:

“De todo el Nuevo Testamento transciende un espíritu vivificante para el alma humana. Las sombras del desaliento se ven desvanecidas por rayos de esperanza, el pesar da paso al gozo, y la sensación de encontrarse perdido en la vida desaparece ante la seguridad de que nuestro Padre Celestial se interesa por cada uno de nosotros” (“El Espíritu vivifica”, Liahona, junio de 1997, pág. 4).

El enseñar por medio del Espíritu

Al prepararse para enseñar la clase de Doctrina del Evangelio, es importante que busque la inspiración y la guía del Espíritu Santo. “Y se os dará el Espíritu por la oración de fe”, dijo el Señor, “y si no recibís el Espíritu, no enseñaréis” (D. y C. 42:14). Recuerde que el Espíritu Santo es el maestro dentro del salón de clase.

La forma de buscar el Espíritu es por medio de la oración, el ayuno, el estudio diario de las Escrituras y la obediencia a los mandamientos. Mientras se prepare para dar la lección, ore para que el Espíritu le ayude a comprender las Escrituras y las necesidades de los miembros de la clase. El Espíritu puede ayudarle también a planificar formas significativas de analizar los pasajes de las Escrituras y de aplicarlos al diario vivir (1 Nefi 19:23). Con la colaboración del Espíritu, usted se convertirá en un instrumento eficaz en las manos del Señor para enseñar Su palabra a Sus hijos.

A continuación, se dan algunas sugerencias de lo que puede hacer para invitar el Espíritu a su clase:

  1. Antes y después de impartir la lección, pida a los miembros de la clase que ofrezcan una oración y, durante la lección, ofrezca una oración en su mente para que el Espíritu le guíe, llegue al corazón de los miembros de la clase y les testifique e inspire.

  2. Utilice las Escrituras (véase más adelante “Cómo concentrarse en las Escrituras”, página VI).

  3. Exprese su testimonio siempre que el Espíritu se lo indique y no solamente al final de la lección; testifique sobre Jesucristo y, con frecuencia, pida a los miembros de la clase que ellos también expresen su testimonio.

  4. Utilice himnos, canciones de la Primaria y otra música sacra con el fin de preparar a los miembros de la clase para sentir el Espíritu.

  5. Exprese el afecto que siente por los alumnos y por las demás personas, así como también el amor que tiene hacia nuestro Padre Celestial y hacia Jesucristo.

  6. Hable a los miembros de la clase sobre sus conocimientos, sus sentimientos y las experiencias que haya tenido relacionadas con los principios de la lección e invítelos a hacer lo mismo. Ellos también podrían decir cómo han puesto en práctica o enseñado los conceptos y los principios analizados en las lecciones anteriores.

Cómo concentrarse en las Escrituras

El élder Boyd K. Packer enseñó: “Si la verdadera doctrina se entiende, ello cambia la actitud y el comportamiento” (Liahona, enero de 1987, pág. 17). Al preparar la lección y durante la clase, concéntrese en las doctrinas salvadoras del Evangelio tal como se presentan en las Escrituras y en las enseñanzas de los profetas de los últimos días. Para ello, será necesario que usted estudie las Escrituras con diligencia y oración; el Señor mandó: “No intentes declarar mi palabra, sino primero procura obtenerla”. Al obtenerla mediante el estudio de las Escrituras, el Señor ha prometido: “…entonces será desatada tu lengua; luego, si lo deseas, tendrás mi Espíritu y mi palabra, sí, el poder de Dios para convencer a los hombres” (D. y C. 11:21).

Inste a los alumnos a llevar sus ejemplares de las Escrituras a la clase todos los domingos y, al hablar de los pasajes de las Escrituras, lean los versículos que usted haya seleccionado.

A cada uno de los miembros de la clase se le debe entregar un ejemplar de El Nuevo Testamento, Guía de estudio para el miembro de la clase (35682 002). El uso de este cuadernillo ayudará a los miembros de la clase a mejorar sus aptitudes de estudio y a volverse a las Escrituras para encontrar respuestas a sus dudas; también les ayudará a comprender las Escrituras, a ponerlas en práctica, a prepararse para analizarlas en la clase y a usarlas en charlas familiares.

Cómo usar este manual

Este manual es un instrumento que le ayudará a enseñar las doctrinas del Evangelio que se hallan en las Escrituras. Se ha escrito para las clases de Doctrina del Evangelio de jóvenes y de adultos, y se utilizará cada cuatro años. No es necesario usar referencias y materiales de consulta adicionales para impartir las lecciones.

Las lecciones de este manual contienen más información de la que se pueda impartir en una sola clase. Invoque el Espíritu del Señor para seleccionar los relatos de las Escrituras, las preguntas y otros materiales de la lección que satisfagan mejor las necesidades de los miembros de la clase.

Cada lección está compuesta de las secciones que se mencionan a continuación:

  1. Título. El título consta de dos elementos: una frase corta o cita descriptiva y los pasajes de las Escrituras que se deben leer antes de preparar la lección.

  2. Objetivo. La declaración del objetivo sugiere el concepto principal en el cual usted deberá concentrarse al preparar y enseñar la lección.

  3. Preparación. En esta sección se hace un resumen de los relatos de las Escrituras que se indican en la reseña de la lección y también se dan sugerencias para ayudarle a enseñar con mayor eficacia. También puede incluir lecturas adicionales y otras sugerencias para su preparación, tales como los materiales que deba llevar a la clase.

  4. Actividad para despertar el interés. Esta sección consta de una actividad sencilla, de una lección práctica o de una pregunta que prepare a los miembros de la clase para aprender, participar y sentir la influencia del Espíritu. Puede usar la actividad que se sugiere en el manual u otra de su preferencia, pero es importante captar la atención de los miembros de la clase al inicio de la lección. La actividad debe ser breve.

  5. Análisis y aplicación de las Escrituras. Ésta es la parte principal de la lección. Estudie los relatos de las Escrituras y ore al respecto a fin de que pueda enseñarlos y analizarlos con eficacia. Utilice las sugerencias que se dan en la sección “Cómo fomentar el análisis en clase” y “Cómo usar variedad al enseñar las Escrituras” (páginas VII–IX]) para enseñar las lecciones en forma variada y mantener el interés de los miembros de la clase.

  6. Conclusión. Esta sección le sirve para resumir la lección e instar a los miembros de la clase a vivir los principios que hayan analizado. Le recuerda también que debe expresar su testimonio. Asegúrese de dejar el tiempo suficiente para concluir adecuadamente la lección.

  7. Sugerencias adicionales para la enseñanza. Casi todas las lecciones del manual contienen esta sección, la cual puede contener verdades adicionales que se encuentran en los relatos de las Escrituras, métodos didácticos adicionales, actividades u otras sugerencias que complementen el desarrollo de la lección. Es posible que a usted le interese utilizar algunas de estas ideas como parte de la lección.

Repase cada lección por lo menos con una semana de anticipación. Cuando estudie de antemano la asignación de lectura y el material de la lección, acudirán a su mente pensamientos e impresiones durante la semana que le ayudarán a impartir la lección. Durante la semana, al meditar en la lección, ore pidiendo la guía del Espíritu. Tenga fe en que el Señor le bendecirá.

Cómo fomentar el análisis en la clase

Usualmente no debe dar cátedras, sino ayudar a los miembros de la clase a participar en forma significativa en el análisis de las Escrituras. Cuando esto sucede, los miembros de la clase:

  1. Aprenden más acerca de las Escrituras.

  2. Aprenden cómo poner en práctica los principios del Evangelio.

  3. Se comprometen más firmemente a vivir el Evangelio.

  4. Invitan la presencia del Espíritu en la clase.

  5. Se enseñan y se edifican unos a otros (D. y C. 88:122) de manera que se benefician de los dones, del conocimiento, de la experiencia y del testimonio de los demás.

Los análisis que se hagan en la clase deben ayudar a los miembros a venir a Cristo y a vivir como discípulos Suyos. Cuando surjan temas que no ayuden a lograr dichos objetivos, dirija a los miembros hacia el tema de la lección.

Busque la guía del Espíritu al estudiar las preguntas que contiene este manual y decida cuáles usará. En este manual se proporcionan referencias de las Escrituras para facilitar el que usted y los miembros de la clase encuentren respuestas a la mayoría de estas preguntas. Las respuestas a otras preguntas saldrán de las experiencias que hayan tenido los miembros de la clase.

El empleo de todo el material de la lección no es tan importante como el hecho de que los miembros comprendan y pongan en práctica las Escrituras. Si se encuentran en medio de un buen análisis, en el que los miembros de la clase estén aprendiendo, por lo general es mejor continuarlo en lugar de interrumpirlo con el objeto de utilizar todo el material que se proporciona en la lección.

Use las pautas que se encuentran a continuación para fomentar el análisis en la clase:

  1. En lugar de hacer preguntas que puedan contestarse con un “sí” o un “no”, haga las que requieran la meditación y el análisis. Usualmente, las preguntas que generan más análisis son las que comienzan con las palabras por qué, cómo, quién, qué, cuándo y dónde.

  2. Inste a los miembros de la clase a compartir experiencias que hayan tenido que demuestren en qué forma se pueden aplicar los principios y las doctrinas de las Escrituras a la vida cotidiana. También ínstelos a expresar lo que sientan acerca de lo que aprendan de las Escrituras. Elogie los comentarios que hagan los miembros de la clase.

  3. Sea sensible a las necesidades de cada uno de los miembros de la clase. Aunque se debe instar a todos a participar en los análisis, quizás haya algunos que se abstengan de hacerlo. Si es así, tal vez desee hablarles en privado y esforzarse por percibir qué piensan acerca del leer en voz alta o participar en la clase. Asegúrese de no pedir la participación de las personas que puedan avergonzarse de hacerlo.

  4. Dé referencias de las Escrituras para ayudar a los miembros de la clase a encontrar las respuestas a algunas preguntas.

  5. Exhorte a los miembros de la clase a meditar con respecto a las preguntas que contiene la Guía de estudio para el miembro de la clase a medida que estudien la asignación de lectura de cada semana. Al preparar cada lección, considere la forma de analizar dichas preguntas en la clase. Los miembros de la clase participarán mejor en los análisis si han estudiado la asignación de lectura y si usted hace preguntas que ellos estén preparados para contestar.

Cómo usar variedad al enseñar las Escrituras

Utilice las sugerencias que se hallan a continuación para enseñar con mayor eficacia y variedad los relatos de las Escrituras:

  1. Ayude a los miembros de la clase a entender lo que enseñan las Escrituras acerca de Jesucristo. Pídales que piensen en la forma en que ciertos pasajes aumentan su fe en el Salvador y les permiten sentir Su amor.

  2. Pídales que piensen en las formas específicas en que un pasaje de las Escrituras pueda aplicarse a su vida y que las compartan con la clase. Dígales que pueden personalizar los pasajes si mentalmente colocan su propio nombre en ciertos pasajes seleccionados.

  3. Además de enseñar la doctrina, recalque también los relatos del Nuevo Testamento que fortalezcan la fe, asegurándose de que los miembros de la clase los comprendan y que analicen las maneras de aplicarlos a su vida.

  4. Haga que los miembros de la clase busquen palabras, frases o conceptos que se repitan varias veces en un pasaje de las Escrituras o que tengan algún significado especial para ellos.

  5. La Guía para el Estudio de las Escrituras es sumamente útil para el estudio personal y el análisis en clase.

  6. En la pizarra escriba frases, palabras claves o preguntas que tengan que ver con el relato de las Escrituras y después lea o haga un resumen de dicho relato. Cuando los miembros de la clase escuchen las frases, las palabras claves o las respuestas a las preguntas, deténgase y analícenlas.

  7. A lo largo del Libro de Mormón, se usa la frase “así vemos que…” para comenzar un resumen de los principios que se han enseñado (véase, por ejemplo, Helamán 3:28). Después de analizar un pasaje de las Escrituras, pida a los miembros de la clase que usen la frase “así vemos que…” para explicar el principio contenido en el pasaje.

  8. Busque y analice los símbolos que se usan en el Nuevo Testamento; por ejemplo, el esposo y la novia representan al Salvador y a Su pueblo.

  9. Tome nota de la forma en que se pueden hacer contrastes entre las personas o los acontecimientos que se narran en las Escrituras.

  10. Pida a los miembros de la clase que dramaticen los relatos de las Escrituras; para ello, dígales que lean en voz alta las palabras de los distintos personajes de los relatos. Asegúrese de que al hacer las dramatizaciones se muestre el debido respeto por las Escrituras.

  11. Divida la clase en dos o más grupos pequeños. Después de repasar un relato de las Escrituras, pida a cada uno de los grupos que escriba los principios y las doctrinas que se enseñen en él, y luego, que los grupos, por turnos, hablen de la forma en que se pueden aplicar esas enseñanzas a su vida.

  12. Pida a los alumnos que lleven a la clase un lápiz para marcar los pasajes importantes que se analicen.

Cómo ayudar a los miembros nuevos

Como maestro de la clase de Doctrina del Evangelio, es posible que usted tenga la oportunidad de enseñar a miembros que sean relativamente nuevos en la Iglesia, y por medio de la enseñanza que usted imparta, podrá ayudarles a ser más firmes en la fe.

La Primera Presidencia dijo: “Todo miembro de la Iglesia necesita que se le ame y se le nutra espiritualmente, en especial durante los primeros meses después del bautismo. Cuando los miembros nuevos reciben una amistad sincera, oportunidades de servir y la nutrición espiritual que se recibe al estudiar la palabra de Dios, experimentan la conversión duradera y llegan a ser ‘… conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios’ (Efesios 2:19)” (Carta de la Primera Presidencia, 15 de mayo de 1997, “Cómo ayudar a los miembros nuevos”).

Cómo enseñar el Evangelio a los jóvenes

Si usted enseña a un grupo de jóvenes, recuerde que ellos a menudo necesitan participar en forma activa y tener una representación visual de las doctrinas que se analicen. El uso de videos, de ilustraciones y de las actividades que se sugieren en el manual pueden servir de ayuda para mantener el interés de los jóvenes en las lecciones. Los manuales La enseñanza: el llamamiento más importante (33043 002) y La enseñanza, Guía (34595 002) contienen otras sugerencias para ayudarle a enseñar el Evangelio a los jóvenes.