Cuando siento temor, Jesús puede ayudarme a encontrar paz

Cuando tenía tan solo seis años, viví una experiencia que quedó grabada en mi memoria. Estaba viendo televisión cuando de pronto, un trueno retumbó tan fuerte que me asusté mucho. Corrí rápido a mi habitación. Iba atemorizada, tropecé y me golpeé la cabeza contra el piso. Me sentía muy mal y perdí el conocimiento. Mi mamá me llevó de emergencia al hospital y me dejaron hospitalizada durante la noche.

Recuerdo con claridad que, mientras el médico me atendía, yo no dejaba de llorar. El temor que experimenté aquel día fue abrumador y real. Lo único que pude hacer fue elevar una ferviente oración a mi Padre Celestial, pidiéndole que me ayudara a sanar y que mi mamá estuviera a mi lado durante toda la noche. Fue en ese momento que la paz de Cristo llegó a mí.

En nuestra vida, sin duda enfrentaremos temores de todo tipo; pero la paz que Jesús nos brinda cuando acudimos a Él es verdadera y puede convertirse en una fuente de tranquilidad, seguridad y confianza. Su poder y Su paz son reales, Jesucristo anhela que acudamos a Él para encontrar alivio de nuestras cargas.

Permítanme testificar que Jesucristo vive y que, gracias a Él, nuestro corazón ya no tiene por qué perturbarse ni tener miedo. Él es nuestro Redentor y siempre está dispuesto a ayudarnos en todo momento. En el nombre de Jesucristo. Amén.