2022
Donde hallé solaz
Abril de 2022


“Donde hallé solaz”, Liahona, abril de 2022.

Voces de los Santos de los Últimos Días

Donde hallé solaz

Mientras mis hermanos ministrantes cantaban, reforzaban mi testimonio de que el Salvador me comprendía, me amaba y nunca me abandonaría.

Imagen
un himnario abierto

Cuando me casé, nunca pensé que la palabra divorcio llegaría a formar parte de mi historia personal. Pero a pesar de mis súplicas y de esforzarme todo lo posible por salvar nuestra relación, mi esposo se fue y nuestro matrimonio terminó. Me sentí fracasada.

Luego viví una época de profundo dolor, humillación y sueños rotos. Nunca había experimentado tanta pérdida ni tanto dolor.

En medio de mi pesar, mis hermanos ministrantes vinieron a verme, me consolaron y me dieron una bendición. Luego, con sus profundas voces, me cantaron un himno que no reconocí. Para mí, en aquel momento difícil, fue el himno más hermoso y reconfortante que jamás había escuchado. Esto es lo que cantaron:

¿Dónde hallo el solaz,

dónde, el alivio

cuando mi llanto nadie puede calmar,

cuando muy triste estoy o enojado

y me aparto

a meditar? […];

¿dónde hallo a un ser que me consuele?

¿Quién puede comprender?

Nuestro Señor 1 .

No pude evitar llorar al escuchar esas palabras y música. Me confirmaron la verdad de que el Salvador me comprendía, me amaba y nunca me dejaría sola en mi pesar, y reforzaron mi testimonio de ello.

Debido a lo que el Salvador experimentó por medio de Su expiación, Él comprende nuestros sentimientos. Sean cuales sean las circunstancias difíciles que enfrentemos, Él conoce nuestro pesar; Él sufrió por nosotros (véase Alma 7:11–12).

Cuando mis hermanos ministrantes terminaron de cantar, recordé las palabras que Isaías utilizó para describir al Salvador: “Ciertamente llevó él nuestras enfermedades y sufrió nuestros dolores […], y por sus heridas fuimos nosotros sanados” (Isaías 53:4–5).

Podemos estar seguros de que nuestro Salvador Jesucristo nos comprende, nos ama y siempre estará a nuestro lado, incluso en nuestros dolores más profundos.