2022
Encontrar un refugio durante los desastres naturales
Agosto de 2022


Solo para versión digital

Encontrar un refugio durante los desastres naturales

Como respuesta a graves desastres naturales en sus países de origen, los Santos de los Últimos Días han demostrado cómo la confianza en Jesucristo puede brindar paz en los momentos difíciles.

Imagen
Casas y otros edificios inundados en Indonesia

El Salvador profetizó que en los últimos días “habrá pestilencias, y hambres y terremotos en diferentes lugares” (Mateo 24:7). Vemos que esta profecía se cumple a nuestro alrededor cada año con desastres naturales que ocurren en todo el mundo.

Muchos miembros fieles de la Iglesia han sido probados por los efectos de las fuerzas destructivas de la naturaleza. Sin embargo, su resiliencia y su fe nos transmiten tanto humildad como inspiración, porque “esperan en Jehová” (Isaías 40:31) y confían en las bendiciones que Él ha prometido.

Como respuesta a graves desastres naturales en sus países de origen, los Santos de los Últimos Días han demostrado cómo la confianza en Jesucristo puede brindar paz en los momentos difíciles.

Esperar con fe

En noviembre de 2020, los huracanes Iota y Eta asolaron varios países centroamericanos. La destrucción causada por las tormentas fue abrumadora. Como Presidente de Área del Área Centroamérica, el élder Brian K. Taylor, de los Setenta, recibió un inolvidable mensaje de texto de un presidente de estaca de Honduras. La familia del presidente de estaca estaba viviendo en un refugio provisional después de que la tormenta los obligara a abandonar su hogar y su mensaje de texto decía: “Seguimos con la misma fe y esperanza en que saldremos más fuertes de esta experiencia: más humildes, más útiles y más dispuestos a someternos a lo que el Señor considere prudente”1.

Resulta fácil desanimarse y sentirse desesperanzado en este “día de la angustia” moderno (Nahúm 1:7), pero no estamos solos en nuestras luchas y sufrimientos. La respuesta del Padre Celestial a las súplicas desesperadas de José Smith desde las profundidades de la cárcel de Liberty se aplica igualmente a cada uno de nosotros: “… paz a tu alma; tu adversidad y tus aflicciones no serán más que por un breve momento; y entonces, si lo sobrellevas bien, Dios te exaltará” (Doctrina y Convenios 121:7–8).

El Señor nos promete que Él hará que las cosas salgan bien si soportamos nuestras dificultades con fe. El élder Jeffrey R. Holland, del Cuórum de los Doce Apóstoles, ha enseñado:

“De modo que, mientras trabajamos y esperamos juntos la respuesta a algunas de nuestras oraciones, les ofrezco mi promesa apostólica de que estas son escuchadas y contestadas, aunque quizás no en el tiempo ni en la forma en que queríamos. No obstante, siempre son contestadas en el momento y en la forma en que un padre omnisciente y eternamente compasivo debe responderlas”2.

Gracias al plan de felicidad del Padre Celestial, podemos recordar que “[s]i no hay paz aquí, siempre en Cristo hay paz”3.

Prestar servicio a los demás

Como presidenta de la Sociedad de Socorro de estaca en Japón, la hermana Junko Yoshida trabajó con miembros de la Sociedad de Socorro de su estaca para reunir mil toallas para los residentes afectados por las graves inundaciones a principios de julio de 2020. La hermana Yoshida dijo: “Yo quería ayudar a la gente […]. Inmediatamente [me puse a trabajar] […]. “[Reunimos] aproximadamente mil toallas y paños en un breve período de unos cuatro días”4.

En diciembre de 2021 se demostró un servicio semejante al de Cristo, cuando fuertes tornados arrasaron el medio oeste de los Estados Unidos, dejando a muchas personas sin hogar y a decenas de miles sin electricidad. En lugar de dejar que la devastación de sus casas los debilitase, los miembros de los estados afectados se pusieron a trabajar de inmediato sirviendo y ayudando a sus comunidades. Kevin D. Releford, presidente de estaca en Hendersonville, Tennessee, dijo que estaba “absolutamente asombrado por el servicio compasivo y cristiano que nuestros miembros han mostrado los unos por los otros, por sus vecinos […]. Los miembros abrazaron [a sus vecinos] y se aseguraron de que tuvieran un lugar donde quedarse y contaran con el apoyo que necesitaban”5.

El élder Moisés Villanueva, de los Setenta, enseñó: “Jesucristo nos mostró que en tiempos de prueba y adversidad podemos reconocer las dificultades de los demás. Motivados por la compasión, podemos extender la mano y levantarlos; y al hacerlo, a nosotros también nos eleva nuestro servicio cristiano. El presidente Gordon B. Hinckley declaró: ‘El mejor antídoto que conozco para la preocupación es el trabajo. La mejor medicina contra la desesperación es el servicio. La mejor cura para el agotamiento es el desafío de ayudar a alguien que esté más cansado todavía’”6.

Encontrar paz

Estos relatos son ejemplos importantes de la manera en que el centrar nuestra vida en el Salvador puede ayudarnos no solo a encontrar paz en momentos difíciles, sino también permitirnos ser una fuente de paz para los demás.

El Salvador dijo: “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón ni tenga miedo” (Juan 14:27).

Jesucristo, el Príncipe de paz, está pendiente de nosotros, podemos confiar en que Él aligere nuestras cargas (véase Mateo 11:28–30). Ya sea que las tormentas que afrontemos en esta vida sean literales o figurativas, “[e]l Salvador puede brindarles protección y paz para que, finalmente, estén seguros y a salvo de las tormentas de la vida”7.