2023
El testimonio certero de los profetas modernos
Octubre de 2023


“El testimonio certero de los profetas modernos”, Liahona, octubre de 2023.

El testimonio certero de los profetas modernos

La autoridad del sacerdocio se recibe únicamente mediante la ordenación autorizada por el Señor Jesucristo, quien dirige Su Iglesia restaurada en la actualidad.

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El presidente y la hermana Nelson en una reunión con misioneros

El presidente Russell M. Nelson y su esposa Wendy en una reunión con misioneros en Auckland, Nueva Zelanda, en mayo de 2019. Como enseñó el presidente Nelson, el Salvador dirige Su Iglesia por medio de “las calladas obras de un divino plan de sucesión”.

Tal como se declara en la Biblia, la Iglesia verdadera de Jesucristo está “edificad[a] sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo” (Efesios 2:20). Pude ver una aplicación de ese principio fundamental del Evangelio restaurado hace muchos años.

Una miembro de la Iglesia llevó a su vecina a mi oficina. El esposo de la vecina era ministro protestante de una enorme congregación. Durante muchos años, el matrimonio había servido al Señor con gran diligencia en su ministerio cristiano. Él había bautizado a muchas personas en esa iglesia.

Pero ahora, mediante la influencia de sus vecinos Santos de los Últimos Días, había leído el Libro de Mormón y se había convertido a La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Estaba presto a renunciar a su ministerio y a unirse a la Iglesia restaurada. Sin embargo, él y su esposa primero necesitaban una respuesta a la pregunta que tenían respecto a la autoridad del sacerdocio. Tras recordarme que su esposo había bautizado a muchas personas, la esposa preguntó: “¿Quiere decir usted que mi esposo no tenía ninguna autoridad para bautizar a todas las personas que bautizó?”.

El Espíritu inspiró mi respuesta, como lo hará en tales situaciones.

“No”, dije. “Estoy seguro de que su esposo tenía la autoridad para bautizar a todas las personas que bautizó. Él tenía la autoridad que su iglesia podía darle. Podía efectuar matrimonios, podía convertir a las personas en miembros de la congregación, y podía contratar a alguien para que colocara un nuevo techo en su iglesia. No obstante, esa no es la clase de autoridad de la que estamos hablando. La autoridad sobre la que ustedes preguntan es la autoridad que Jesús dio a Pedro, de que todo lo que hiciera en la tierra se honrara en el cielo (véase Mateo 16:19). Y debido a que esa autoridad divina debe poder trazarse hasta los apóstoles, solo existe en La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días”.

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Jesús ordenando a Pedro como Apóstol

Las llaves del sacerdocio

La autoridad del sacerdocio no se adquiere mediante un curso de estudio ni mediante el título que da un seminario. Las Escrituras pueden instruir, aumentar el testimonio del Salvador Jesucristo e incluso generar deseos de servir a Dios, pero no confieren autoridad. La autoridad del sacerdocio tampoco se recibe por inspiración ni aspiración. La autoridad del sacerdocio se recibe únicamente mediante la ordenación. La Biblia lo deja en claro.

Durante Su ministerio terrenal, el Salvador Jesucristo dijo a los Doce Apóstoles: “No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto” (Juan 15:16). El apóstol Pablo enseñó: “Y nadie toma para sí esta honra [el sacerdocio], sino el que es llamado por Dios, como lo fue Aarón” (Hebreos 5:4).

Ciertas cosas se derivan del hecho de que la autoridad se obtenga solo al ser escogidos y ordenados por Dios. Primero está la importancia de las “llaves” que Jesús dio a Pedro en aquella sagrada ocasión (véase Mateo 16:19). “Las llaves del sacerdocio son la autoridad para dirigir el uso del sacerdocio a favor de los hijos de Dios”1.

Tal como mostró el Salvador al dar las llaves a Pedro, las llaves del sacerdocio se dan a Sus apóstoles. Esas llaves, que se perdieron con la muerte de los primeros Apóstoles, tuvieron que ser restauradas a fin de que la autoridad del sacerdocio se pudiera conferir y ejercer en la Iglesia restaurada. Aquello sucedió cuando mensajeros celestiales, que actuaban bajo la dirección de Jesucristo, vinieron a restaurar la Iglesia de Jesucristo. Lo hicieron al instruir y ordenar al profeta José Smith y al darle las llaves necesarias del sacerdocio. Dichas llaves no existen fuera de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.

De ese modo, La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días —la Iglesia restaurada— posee la autoridad para efectuar todos los actos y las ordenanzas que se realizaban en las dispensaciones anteriores del Evangelio y para que estos puedan ser “atado[s] [o sea, reconocidos] en los cielos” (Mateo 16:19; Doctrina y Convenios 128:8). Esas ordenanzas esenciales de salvación y exaltación incluyen el bautismo, el conferimiento del Espíritu Santo, la investidura del templo y el matrimonio por la eternidad. Todo ello —a favor de las personas vivas y de las muertas— hace posible nuestro regreso a Dios el Padre y al Hijo, con la perpetuación eterna de las relaciones familiares.

Por medio de Sus enseñanzas y Su expiación, el Señor Jesucristo es la principal piedra del ángulo en todo esto, y Su obra continúa por medio de Sus apóstoles y profetas.

El profeta José Smith enseñó: “Los principios fundamentales de nuestra religión son el testimonio de los apóstoles y de los profetas concernientes a Jesucristo: que murió, fue sepultado, se levantó al tercer día y ascendió a los cielos; y todas las otras cosas que pertenecen a nuestra religión son únicamente apéndices de eso”2.

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El Cuórum de los Doce Apóstoles en 1984

Esta fotografía (abajo), tomada en 1984, del Cuórum de los Doce Apóstoles muestra a los que serían cuatro futuros Presidentes de la Iglesia. Un quinto Apóstol, el presidente Gordon B. Hinckley, prestaba servicio en la Primera Presidencia en ese entonces. Por medio del servicio y la experiencia, cada Apóstol se prepara para futuras responsabilidades, que para algunos incluyen ser Presidente de la Iglesia.

Testigos especiales

Los Doce Apóstoles son llamados a ser “testigos especiales del nombre de Cristo en todo el mundo” (Doctrina y Convenios 107:23). Ellos poseen un testimonio singular de Jesucristo y testifican de Su realidad, Su divinidad, Su misión y Expiación, Su resurrección, Su santo sacerdocio, y nuestro potencial para lograr la vida eterna. Los Apóstoles reciben ayuda de otras personas que son llamadas para ejercer “el espíritu de profecía” (Apocalipsis 19:10).

En un mundo que duda de la divinidad del Salvador, testifico junto con mis hermanos de la Primera Presidencia y del Cuórum de los Doce Apóstoles de Su misión y expiación divinas. Testificamos “que él es el Unigénito del Padre” (Doctrina y Convenios 76:23). Testificamos que Él “tiene un cuerpo de carne y huesos, tangible como el del hombre” (Doctrina y Convenios 130:22). Testificamos que, gracias a Su resurrección, todos los hijos de Dios también resucitarán (véanse 1 Corintios 15:21–22; 2 Nefi 9:6, 22; Mormón 9:13; Doctrina y Convenios 29:26). Testificamos que Él habla a Sus siervos en nuestros días (véase Doctrina y Convenios 1:38). Testificamos que “no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12; véanse también Mosíah 3:17; Moisés 6:52).

Compartimos nuestro testimonio —y las enseñanzas de nuestro Salvador— con amor. El presidente Russell M. Nelson ha declarado:

“Las leyes de Dios están motivadas exclusivamente por Su infinito amor por nosotros y Su deseo de que lleguemos a ser todo lo que podemos llegar a ser […].

“El Señor Jesucristo, cuya Iglesia es esta, nombra a profetas y apóstoles para comunicar Su amor y enseñar Sus leyes”3.

El presidente Nelson también ha enseñado: “Quizás no siempre comprendan todas las declaraciones del profeta viviente; pero cuando saben que el Profeta es un profeta, pueden acudir al Señor con humildad y fe, y pedir su propio testimonio sobre cualquier cosa que Su profeta haya proclamado”4.

Todo esto se logra mediante la Iglesia del Señor, dirigida por el ministerio profético de Sus apóstoles. El día en que se anunció su llamamiento como líder de la Iglesia, el presidente Nelson dio esta valiosa explicación de lo que llamó “la manera majestuosa mediante la cual el Señor gobierna Su Iglesia”:

“Cuando el Presidente de la Iglesia fallece, no hay ningún misterio acerca de quién es el siguiente llamado a servir en esa función. No hay campañas electorales ni políticas, sino solo las calladas obras de un divino plan de sucesión impuesto por el Señor mismo.

“Cada día del servicio que presta un Apóstol es un día de aprendizaje y de preparación para una mayor responsabilidad en el futuro. Toma décadas de servicio para que un Apóstol pase del puesto de menor antigüedad en el círculo al de mayor antigüedad. Durante ese tiempo, obtiene experiencia personal sobre cada faceta de la obra de la Iglesia. También llega a conocer de cerca a los pueblos de la tierra, incluso sus historias, culturas e idiomas, a medida que las asignaciones lo llevan repetidamente a través del mundo. Ese proceso de sucesión en el liderazgo de la Iglesia es único; no sé de nada que se le compare. Eso no debe sorprendernos, ya que esta es la Iglesia del Señor. Él no obra a la manera de los hombres”5.

Doy testimonio de ese proceso divino, mediante el cual el Señor dirige Su Iglesia hoy.

Notas

  1. Manual General: Servir en La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, 3.4.1, LaIglesiadeJesucristo.org.

  2. Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: José Smith, 2007, págs. 51–52.

  3. Russell M. Nelson, “The Love and Laws of God”, devocional de la Universidad Brigham Young, 17 de septiembre de 2019, pág. 3, speeches.byu.edu; cursiva original eliminada.

  4. Russell M. Nelson, “Vivan como verdaderos milénicos”, Liahona, octubre de 2016, pág. 53.

  5. Russell M. Nelson, “Al avanzar juntos”, Liahona, abril de 2018, pág. 6.