Enseñanzas del presidente Russell M. Nelson (Religión 390R)

Dallin H. Oaks, “Presidente Russell M. Nelson: Guiado, preparado, dedicado”, suplemento de la revista Liahona, mayo de 2018, págs. 2–16.

“A medida que el presidente Nelson conduce la Iglesia hacia el futuro, los Santos de los Últimos Días pueden sentir gran consuelo al saber que él los guiará de acuerdo con la voluntad del cielo. ‘Declaro mi devoción a Dios nuestro Padre Eterno y a Su Hijo, Jesucristo’, dijo. ‘Los conozco; los amo, y me comprometo a servirles a Ellos —y a ustedes— con cada aliento de vida que me quede’ [Russell M. Nelson, “Al avanzar juntos”, Liahona, abril de 2018, pág. 7]” (Dallin H. Oaks, “Presidente Russell M. Nelson: Guiado, preparado, dedicado”, suplemento de la revista Liahona, mayo de 2018, pág. 15).

Mateo 6:33; Efesios 4:11–15.

Russell M. Nelson, “Sostengamos a los profetas”, Liahona, noviembre de 2014, págs. 74–77.

“Al sostener a los profetas hacemos un compromiso personal de que nos esforzaremos al máximo por defender sus prioridades proféticas. Nuestro sostenimiento es una señal parecida a un juramento de que reconocemos que su llamamiento como profeta es legítimo y de carácter vinculante para nosotros” (“Sostengamos a los profetas”, Liahona, noviembre de 2014, pág. 75).

Doctrina y Convenios 1:38; 21:4–6; 26:2; 107:91–92.

Russell M. Nelson, “Revelación para la Iglesia, revelación para nuestras vidas”, Liahona, mayo de 2018, págs. 93–96).

“Si de verdad recibimos al Espíritu Santo, y aprendemos a discernir y a entender Sus impresiones, seremos guiados en los asuntos grandes y pequeños” (“Revelación para la Iglesia, revelación para nuestras vidas”, Liahona, mayo de 2018, pág. 94).

“… en los días futuros, no será posible sobrevivir espiritualmente sin la influencia guiadora, orientadora, consoladora y constante del Espíritu Santo” (“Revelación para la Iglesia, revelación para nuestras vidas”, Liahona, mayo de 2018, pág. 96).

Santiago 1:5–6; Moroni 10:3–5; Doctrina y Convenios 42:61.

Russell M. Nelson, “El sereno poder de la oración”, Liahona, mayo de 2003, págs. 7–9.

“Cuando oremos, no debemos pretender aconsejar al Señor, sino preguntarle y obedecer Sus consejos” (“El sereno poder de la oración”, Liahona, mayo de 2003, pág. 9).

Mateo 7:7–11; 1 Nefi 15:8–11; Alma 37:36–37.

Russell M. Nelson, “La Creación”, Liahona, julio de 2000, págs. 102–105.

“Testifico que la Tierra y todo lo que vive en ella son de origen divino. La Creación no se hizo por casualidad… La Creación misma testifica de un Creador” (véase “La Creación”, Liahona, mayo de 2000, págs. 103–104).

“… la tierra se creó para que las familias fuesen” (“La Creación”, Liahona, mayo de 2000, pág. 104).

1 Nefi 17:36; Doctrina y Convenios 104:13–15; Moisés 2:1.

Russell M. Nelson, “Demos gracias a Dios”, Liahona, mayo de 2012, págs. 77–79.

“El aspecto central del plan eterno de Dios es la misión de Su Hijo Jesucristo (véase 3 Nefi 27:13–22). Él vino para redimir a los hijos de Dios (véase Alma 11:40). Gracias a la expiación del Señor, la Resurrección (o inmortalidad) pasó a ser una realidad (véase 2 Nefi 9:6–7, 20–22). Debido a la Expiación, la vida eterna pasó a ser una posibilidad para todo el que cumpla los requisitos” (“Demos gracias a Dios”, Liahona, mayo de 2012, pág. 78).

Juan 3:16–17; 3 Nefi 27:13–22; Moisés 1:39.

Russell M. Nelson, “Las puertas de la muerte”, Liahona, julio de 1992, págs. 80–82.

“La garra de la muerte física es temporal; comenzó con la caída de Adán y terminó con la expiación de Jesucristo. El período de espera en el paraíso también es temporal y llega a su fin con la resurrección” (véase “Las puertas de la muerte”, Liahona, julio de 1992, pág. 81).

1 Corintios 15:20–22, 52–55; Alma 11:42–45; Doctrina y Convenios 29:43.

Russell M. Nelson, “Cómo obtener el poder de Jesucristo en nuestra vida”, Liahona, mayo de 2017, págs. 39–42.

“El evangelio de Jesucristo está lleno de Su poder, el cual está disponible para cada hija o hijo de Dios” (“Cómo obtener el poder de Jesucristo en nuestra vida”, Liahona, mayo de 2017, pág. 42).

Juan 3:16; Helamán 5:12; Lucas 8:43–48.

Russell M. Nelson, “La inminencia de la perfección”, Liahona, enero de 1996, págs. 99–102.

“No debemos desalentarnos si nuestros esfuerzos más sinceros en busca de la perfección nos parecen demasiado arduos e interminables. La perfección queda pendiente; llegará en su totalidad únicamente después de la resurrección y solo por medio del Señor” (“La inminencia de la perfección”, Liahona, enero de 1996, pág. 102).

3 Nefi 12:48; Moroni 10:32–33; Doctrina y Convenios 67:13; 76:69.

Russell M. Nelson, “Ahora es el tiempo de preparación”, Liahona, mayo de 2005, págs. 16–18.

“Vinimos para ser probados, para ser examinados y para tomar decisiones. Nuestras decisiones determinan nuestro destino” (“Ahora es el tiempo de preparación”, Liahona, mayo de 2005, pág. 17).

2 Nefi 2:27; Alma 34:32–34; Doctrina y Convenios 98:12–15.

Russell M. Nelson, “No tendrás dioses ajenos delante de mí”, Liahona, julio de 1996, págs. 14–17.

“Si quebrantamos el primer mandamiento de Dios, no podemos eludir el justo castigo. Si ponemos cualquier otra persona o motivo antes que nuestra lealtad a Él, cosecharemos amargura” (“No tendrás dioses ajenos delante de mí”, Liahona, julio de 1996, pág. 15).

Éxodo 20:1–3; Mateo 6:19–24; Doctrina y Convenios 20:17–19.

Russell M. Nelson, “Llena nuestro corazón de tolerancia y amor”, Liahona, julio de 1994, págs. 78–81.

“Nuestro compromiso hacia el Salvador nos hace desechar el pecado y, a la vez, acatar Su mandamiento de amar a nuestros semejantes” (véase “Llena nuestro corazón de tolerancia y amor”, Liahona, julio de 1994, pág. 81).

Mateo 22:36–40; Moroni 7:43–48; Artículos de Fe 1:11.

Russell M. Nelson, “El vivir mediante la guía de las Escrituras”, Liahona, enero de 2001, págs. 19–22.

“Para lograr nuestro objetivo de la vida eterna, debemos seguir las enseñanzas de los libros canónicos y otras revelaciones recibidas de los profetas de Dios” (“El vivir mediante la guía de las Escrituras”, Liahona, enero de 2001, pág. 20).

2 Timoteo 3:16–17; 2 Nefi 32:3.

Russell M. Nelson, “El Libro de Mormón: ¿Cómo sería su vida sin él?”, Liahona, noviembre de 2017, págs. 60–63.

“Las verdades del Libro de Mormón tienen el poder para sanar, reconfortar, restaurar, socorrer, fortalecer, consolar y animar nuestra alma… Les prometo que cuando mediten en lo que estudien, se abrirán las ventanas de los cielos y recibirán respuestas a sus preguntas y dirección para su vida. Les prometo que si cada día se sumergen en el Libro de Mormón, estarán vacunados contra los males de esta época” (“El Libro de Mormón: ¿Cómo sería su vida sin él?”, Liahona, noviembre de 2017, pág. 62).

1 Nefi 15:23–24; 2 Nefi 25:21–23; Helamán 3:29–30.

Russell M. Nelson, “Decisiones para la eternidad”, Liahona, noviembre de 2013, págs. 106–109.

“El modo del Señor es la única forma de tener felicidad perdurable. Su modo brinda consuelo constante a nuestra alma y paz perpetua a nuestro hogar. Y lo mejor de todo, Su modo nos conduce a nuestro hogar junto a Él y a nuestro Padre Celestial, a la vida eterna y la exaltación” (“Decisiones para la eternidad”, Liahona, noviembre de 2013, pág. 108).

Juan 14:6; 1 Corintios 6:18–20; Mosíah 3:19; 3 Nefi 12:27–30.

Russell M. Nelson, “El gozo y la supervivencia espiritual”, Liahona, noviembre de 2016, págs. 81–84.

“Si centramos nuestra vida en el Plan de Salvación de Dios… y en Jesucristo y Su Evangelio, podemos sentir gozo independientemente de lo que esté sucediendo —o no esté sucediendo— en nuestra vida. El gozo proviene de Él, y gracias a Él” (“El gozo y la supervivencia espiritual”, Liahona, noviembre de 2016, pág. 82).

Mosíah 2:41; Alma 41:10; 4 Nefi 1:15–16.

Russell M. Nelson, “El día de reposo es una delicia”, Liahona, mayo de 2015, págs. 129–132.

“El Salvador se identificó a Sí mismo como Señor del día de reposo. ¡Es Su día! Nos ha pedido repetidas veces que guardemos el día de reposo o que lo santifiquemos. Estamos bajo convenio de hacerlo” (“El día de reposo es una delicia”, Liahona, mayo de 2015, pág. 130).

“¿Cómo pueden asegurarse de que su comportamiento en el día de reposo les traiga gozo y regocijo? Además de ir a la Iglesia, participar de la Santa Cena y ser diligentes en sus llamamientos, ¿qué otras actividades ayudarían a que el día de reposo fuera una delicia para ustedes? ¿Qué señal le darán al Señor para mostrarle el amor que sienten por Él?”, “El día de reposo es una delicia”, Liahona, mayo de 2015, pág. 130).

Isaías 58:13–14; Doctrina y Convenios 59:9–13.

Russell M. Nelson, “La preparación personal para recibir las bendiciones del templo”, Liahona, julio de 2001, págs. 37–40.

“La base de toda ordenanza y convenio del templo —el centro del Plan de Salvación— es la expiación de Jesucristo. Toda actividad, toda lección, todo lo que hacemos en la Iglesia señalan hacia el Señor y Su Santa Casa” (“La preparación personal para recibir las bendiciones del templo”, Liahona, julio de 2001, pág. 37).

Éxodo 19:5–6; Salmos 24:3–5; 1 Nefi 14:14.

Russell M. Nelson, “El matrimonio celestial”, Liahona, noviembre de 2008, págs. 92–95.

“El matrimonio celestial proporciona mayores posibilidades de obtener la felicidad que cualquier otro tipo de relación. La tierra fue creada y esta Iglesia fue restaurada para que las familias pudieran formarse, sellarse y recibir la exaltación por la eternidad” (“El matrimonio celestial”, Liahona, noviembre de 2008, pág. 93).

Doctrina y Convenios 49:15–17; 131:1–4; 132:19–20.

Russell M. Nelson, “Generaciones entrelazadas con amor”, Liahona, mayo de 2010, págs. 91–94.

“Cuando nuestro corazón se vuelve a nuestros antepasados, algo cambia dentro de nosotros; nos sentimos parte de algo más grande que nosotros mismos. Nuestros anhelos innatos por tener conexiones familiares se hacen realidad cuando nos entrelazamos con nuestros antepasados mediante las ordenanzas sagradas del templo” (“Generaciones entrelazadas con amor”, Liahona, mayo de 2010, pág. 92).

Doctrina y Convenios 2:1–3; 128:17–18, 24.

Russell M. Nelson, “Los hijos del convenio”, Liahona, julio de 1995, págs. 36–40.

“Nosotros también somos hijos del convenio… somos de Israel. Tenemos derecho a recibir el Evangelio, las bendiciones del sacerdocio y la vida eterna. Las naciones de la tierra serán bendecidas por nuestra laboriosidad, así como por la de nuestra posteridad” (“Los hijos del convenio”, Liahona, julio de 1995, pág. 33).

3 Nefi 16:12–13; 3 Nefi 20:25–31; Abraham 2:9–11.

Russell M. Nelson, “El recogimiento del Israel disperso”, Liahona, noviembre de 2006, págs. 79–82.

“[La] doctrina del recogimiento es una de las enseñanzas importantes de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días… No solo enseñamos esta doctrina, sino que tomamos parte en ella. Lo hacemos al ayudar a congregar a los escogidos del Señor en los dos lados del velo” (“El recogimiento del Israel disperso”, Liahona, noviembre de 2006, pág. 80).

1 Nefi 10:12–14; 1 Nefi 15:12–18; Doctrina y Convenios 137:6–8.

Russell M. Nelson, “Una súplica a mis hermanas”, Liahona, noviembre de 2015, págs. 95–98.

“¡El reino de Dios no está completo, ni puede estarlo, sin las mujeres que hacen convenios sagrados y los guardan; mujeres que pueden hablar con el poder y la autoridad de Dios!” (“Una súplica a mis hermanas”, Liahona, noviembre de 2015, pág. 96).

“Los ataques contra la Iglesia, su doctrina y nuestra manera de vivir van a aumentar. Debido a ello, necesitamos mujeres que tengan un entendimiento sólido de la doctrina de Cristo, y que lo usen para enseñar y ayudar a criar a una generación resistente al pecado” (“Una súplica a mis hermanas”, Liahona, noviembre de 2015, pág. 97).

Proverbios 31:10; Mateo 5:14–16; Alma 56:47–48; 57:21.

Russell M. Nelson, “El precio del poder del sacerdocio”, Liahona, mayo de 2016, págs. 66–69).

“Solo el hombre que haya pagado el precio por el poder del sacerdocio será capaz de obrar milagros para aquellos a los que ama y mantener su matrimonio y su familia a salvo, ahora y a lo largo de la eternidad” (“El precio del poder del sacerdocio”, Liahona, mayo de 2016, pág. 68).

3 Nefi 8:1; Doctrina y Convenios 121:34–46.

Russell M. Nelson, “Ministrar con el poder y la autoridad de Dios”, Liahona, mayo de 2018, págs. 68–70, 75.

“Una característica distintiva de la Iglesia verdadera y viviente del Señor será siempre un esfuerzo organizado y dirigido a ministrar a los hijos de Dios individualmente y a sus familias” (“Ministrar con el poder y la autoridad de Dios”, Liahona, mayo de 2018, pág. 69.).

Doctrina y Convenios 20:46–47, 53–54; 84:19–22.

Russell M. Nelson, “En cuanto lo hicisteis a uno de estos”, Liahona, julio de 1986, págs. 22–25.

“Entre las instrucciones del Señor, pocas son las que se mencionan con mayor frecuencia o a las que se da mayor énfasis que el mandamiento de atender a los pobres y necesitados” (“En cuanto lo hicisteis a uno de estos”, Liahona, julio de 1986, pág. 23).

Mateo 25:31–46; Mosíah 4:21–27; Doctrina y Convenios 104:14–18.

Russell M. Nelson, “Vivan como verdaderos milénicos”, Liahona, octubre de 2016, págs. 46–53.

“… son ‘linaje escogido’ (1 Pedro 2:9), preordenados por Dios para realizar una obra extraordinaria: ayudar a preparar a las personas de este mundo para la Segunda Venida” (“Vivan como verdaderos milénicos”, Liahona, octubre de 2016, pág. 53).

“¡Les prometo que, al empezar a captar siquiera un destello del modo en que el Padre Celestial los ve y lo que Él confía que ustedes harán por Él, su vida jamás será la misma!” (“Vivan como verdaderos milénicos”, Liahona, octubre de 2016, pág. 49).

1 Pedro 2:9; Doctrina y Convenios 123:17; 138:56.

Russell M. Nelson, “Afrontar el futuro con fe”, Liahona, mayo de 2011, págs. 34–36.

“Tenemos gran motivo para preocuparnos, pero no debemos permitir que nuestros miedos desplacen nuestra fe. Podemos combatir nuestros miedos mediante el fortalecimiento de nuestra fe” (“Afrontar el futuro con fe”, Liahona, mayo de 2011, pág. 34).

“La obediencia permite que las bendiciones de Dios fluyan sin restricciones. Él bendecirá a Sus hijos obedientes con la libertad del cautiverio y del sufrimiento” (“Afrontar el futuro con fe”, Liahona, mayo de 2011, pág. 35).

2 Timoteo 1:7–8; Doctrina y Convenios 6:36; 68:6; 98:2–3.