2022
El vidrio del templo
Abril de 2022


Voces de los miembros

El vidrio del templo

Mi esposa y yo hemos estado sirviendo como misioneros de tiempo completo en el Área Caribe durante unos meses y disfrutamos de la oportunidad de trabajar en el Área. Amamos a los Santos de los Últimos Días que hemos conocido y nos sentimos elevados por su fe y amistad. Ninguno de nosotros sabía español antes de nuestra asignación y hemos trabajado duro para entender y comunicarnos en este nuevo idioma. A pesar de este esfuerzo, seguimos luchando con el español.

Mientras me preguntaba por qué se me asignó a un área donde no podría comunicarme con los demás, recordé algo sobre el templo en el cual servíamos cerca de nuestra casa. En este templo hay una pequeña capilla junto a la pila bautismal y en la parte delantera hay varios paneles grandes de vidrio que se extienden desde el piso hasta el techo, lo cual permite a las personas observar las ordenanzas realizadas. Un día noté una imperfección en uno de los paneles de vidrio y me preguntaba por qué ese panel de vidrio imperfecto todavía estaba allí. No pude detectar ningún defecto en los otros paneles y me preguntaba por qué se había permitido que permaneciera.

Mientras reflexionaba sobre esto, me vino a la mente la idea de que a pesar de que tenía una imperfección, el panel de vidrio todavía estaba realizando la función que se le pidió que hiciera, permitir que las personas vieran las ordenanzas. La gente en la capilla miraba más allá de la imperfección y estaba agradecida de que el panel de vidrio estuviera haciendo lo que se le había pedido que hiciera, a pesar de que no era perfecto.

En 1995, el entonces élder Russell M. Nelson nos enseñó acerca de ser perfectos. Mientras que confirmó el mandamiento del Señor de ser perfecto 1 , nos recordó que llegar a ser perfecto como Cristo lo es no es algo que vendrá fácilmente, rápidamente o incluso en esta vida. Nos animó a “[hacer] todo lo que esté a nuestro alcance por tratar de mejorar cada día. Cuando surjan nuestras imperfecciones, continuemos corrigiéndolas; aprendamos a perdonar los defectos en nosotros mismos, así como en las personas que amamos” 2 .

Estos pensamientos me animan a seguir intentándolo, a pesar de la incapacidad de comunicarme. Tal vez, como el panel de vidrio, las personas a las que sirvo verán más allá de mis imperfecciones y serán beneficiadas por el servicio prestado.

Referencias

  1. Véase Mateo 5:48 y 3 Nefi 12:48.

  2. Russell M. Nelson, “La inminencia de la perfección,” Liahona, enero de 1996, págs. 99–102.