2022
Con la guía del Señor
Julio de 2022


“Con la guía del Señor”, Liahona, julio de 2022.

Voces de los Santos de los Últimos Días

Con la guía del Señor

En medio de la adversidad, descubrí que puedo hacer cosas difíciles.

Imagen
enfermero ayudando a un paciente

Ilustración por Stephanie Hock

Como enfermero anestesista de la Reserva de la Marina de los Estados Unidos durante la pandemia del COVID-19, me convocaron y asignaron al hospital de campaña de emergencia del Centro de Convenciones Jacob K. Javits en la ciudad de Nueva York, para proporcionar atención de primera línea durante el punto máximo del brote del COVID-19 en la ciudad.

Al comenzar mis deberes, muchas preocupaciones me acudieron a la mente. Estaba especialmente preocupado por cuidar de los pacientes y combatir aquel debilitante virus.

Me sentía como Nefi cuando “iba guiado por el Espíritu, sin saber de antemano lo que tendría que hacer” (1 Nefi 4:6). Ese pensamiento me ayudó a confiar en el Padre Celestial y a orar a menudo para escuchar Su voz, seguir Sus instrucciones y prestar la mejor atención posible a mis pacientes.

Durante la primera noche en la que brindé atención, ingresó un paciente en estado crítico. Cuando mis colegas y yo comenzamos a evaluar su estado, rápidamente descubrí que solo podía comunicarse en español. Yo era el único que hablaba español allí, porque lo había aprendido en mi misión en Venezuela.

Cuando comencé a hablar con el paciente, me preguntó si todo estaría bien. Le aseguré que estaba recibiendo la mejor atención posible. Percibí cierto grado de confianza y consuelo en sus ojos. Durante el resto de la noche, lo visité a menudo para evaluarlo y proporcionar actualizaciones. A los pocos días, su estado mejoró notablemente y le dieron de alta.

Durante mi asignación, conocí a muchos pacientes que se comunicaban principalmente en español. El que yo pudiera hablarles les brindó alivio y tranquilidad durante su recuperación. 

Al reflexionar sobre aquella experiencia de buscar guía celestial para dar a los pacientes la mejor atención, recuerdo el consejo del élder Brook P. Hales, de los Setenta. Él dijo que el Padre Celestial participa “en los detalles de nuestra vida” y que “tenemos derecho a un flujo constante de guía divina por medio de la influencia e inspiración del Espíritu Santo”1.

Comprendí claramente que mi capacidad de hablar español era tan valiosa como mis conocimientos médicos. Al cuidar de los demás, también obtuve la clara perspectiva de que, en medio de la adversidad y con la guía del Señor, puedo hacer cosas difíciles.