2018
El poder de la oración
Diciembre de 2018


Voces de Los Santos de los Últimos Días

El poder de la oración

Una de las muchas bendiciones que tenemos a diario es la oración. Soy madre de cinco hijos, tres lindas mujeres y dos bellos varones. Mi esposo me ha ayudado y apoyado siempre. Con el correr del tiempo fuimos sellados por tiempo y eternidad en el Templo de la Ciudad de México.

La oración ha sido una gran herramienta en mi vida. A pesar de vivir en un mundo de tantos desafíos, siempre he confiado en que hay un ser que escucha a una madre angustiada. Creo que a veces quisiéramos poner a nuestros hijos dentro de una burbuja y apartarlos de este mundo, pero no se puede. Ellos tienen que progresar y nosotros los padres somos los adecuados para enseñarles que todo saldrá bien por medio de la oración.

Es importante saber que siempre podemos orar, aun cuando pensemos que molestamos mucho al Padre Celestial porque allí está Él, con su cálido amor. He visto contestadas muchas oraciones y he podido sentir su amor en los momentos cuando lo he necesitado. Muchas veces ni he terminado de orar y allí estaba ya la respuesta.

Recuerdo cuando tenía mi llamamiento en la Primaria y teníamos una actividad de ir a cantar villancicos a los hermanos, el clima de pronto cambió y parecía que llovería. Sabía que no podía exponer a los niños, así que oré y pedí a mi Padre que nos ayudara. Mientras iba caminando miraba cómo las nubes se ponían grises indicando que la lluvia vendría pronto. Seguí orando y fue algo tan sorprendente; el cielo cambió y pronto se despejó. Di gracias al Padre Celestial por escuchar mis oraciones. Cuando mi vida ha tenido dolor, pruebas o desafíos, oro a mi Padre Celestial y puedo sentir esa paz en mi corazón.

Recuerdo otra experiencia cuando una de mis hijas a temprana edad tuvo una convulsión por temperatura alta. De repente ella no respondía y mi esposo sollozando dijo: “se nos fue”. Mi corazón estaba angustiado y oré con todo mi ser que si era Su voluntad que dejara a mi hijita para ayudarla a regresar a Él. Sentí su amor, sentí su contestación que todo iría a estar bien. Agradezco su amor. Mi hija ahora es una madre, fue sellada en el templo con un hombre digno y fiel.

El Señor me ha dado la oportunidad de enseñar a mis hijos a tener confianza y orar siempre. Quizás muchos aún no comprendan el poder de la oración, hasta que ejerzan la fe en el Señor Jesucristo.

No estamos solos; podemos sentir Su amor. Ahora que mis hijos han crecido y tenemos la oportunidad de ir al templo con ellos y al verlos a todos vestidos de blanco, mi corazón ora de gratitud por ser miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Solo debemos humillarnos y orar. Y seguiré orando a mi Padre Celestial. Lo amo y sé que Él me ama. Sé que debemos obedecer Sus mandamientos y que Él escucha y contesta nuestras oraciones.