2018
La travesía de la primera Navidad
Diciembre de 2018


La travesía de la primera Navidad

Cada año contamos el relato de la Navidad, pero ¿con cuánta frecuencia nos fijamos en la travesía que hicieron María y José? Su fe y sus sacrificios son aspectos importantes del relato.

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The Annunciation

Mapa y fotografía de la estatua, de Getty Images; detalle de La Anunciación, por Carl Heinrich Bloch; La Huida, por Rose Datoc Dall.

1. Lucas 1:26–27, 30–31

María era de Nazaret, una aldea de cuatrocientos o quinientos habitantes1. Para el mundo, ella era una simple campesina. No obstante, José y ella aceptaron su llamamiento de criar al Hijo de Dios.

2. Lucas 2:4–5

Viajar a Belén habría tomado por lo menos cuatro o cinco días2, y las Escrituras no sugieren que hubieran llevado con ellos un asno por las rocosas colinas. Aunque “estaba encinta”, María recorrió con José el camino que cumplía la profecía: el Mesías nacería en Belén (véase Miqueas 5:2).

3. Lucas 2:7–11

En Belén, José y María no tenían su propio hogar, ni una cuna donde acomodar al Rey de reyes. Debieron sentir una gran humildad al ser testigos, en medio de lo que de otro modo habría sido un humilde nacimiento, de las claras señales de que ese bebé era el Hijo de Dios.

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Fleeing to Egypt

Mapa y fotografía de la estatua, de Getty Images; detalle de La Anunciación, por Carl Heinrich Bloch; La Huida, por Rose Datoc Dall.

4. Mateo 2:13–14

Sin previo aviso, la pequeña familia tuvo que dejar atrás su ciudad y su país. Antes de que el pequeño Jesús tuviera siquiera dos años de edad, Su vida se vio amenazada (véase Mateo 2:16). Pero la devoción y el amor por el Salvador motivaron a María y José a emprender el largo viaje a Egipto.

5. Mateo 2:19–23

Después de un tiempo en tierra extraña, José y María hicieron su viaje más largo hasta el momento; pero los kilómetros debieron resultarles cortos porque, esta vez, regresaban a casa. Una vez allí, pusieron su fe en Dios y criaron a Aquel que sería “llamado nazareno” (Mateo 2:23).

Como María y José, nosotros también estamos haciendo nuestra propia travesía con Jesucristo. Aunque el camino puede ser largo y difícil, cada paso de fe nos conduce más cerca de la vida eterna, un don que nos ofrece nuestro amoroso Salvador, cuya propia travesía hizo posible la salvación.

Notas

  1. Véase James E. Strange, “Nazareth”, Anchor Bible Dictionary.

  2. Véase D. Kelly Ogden, “El camino a Belén”, Liahona, diciembre de 1993, pág. 41.