Felicidad familiar en esta vida y en la eternidad

Conocí La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días cuando tenía doce años de edad. Fue una bendición recibir a los misioneros en nuestra casa para enseñarnos el Evangelio restaurado. Una de las enseñanzas que recuerdo tan vívidamente y que marcó mucho mi vida fue el conocimiento de que la vida familiar podía continuar más allá de la muerte. Mientras los misioneros nos presentaban el video “Las familias pueden ser eternas”, mi corazón se llenó de mucha emoción al descubrir que Dios tenía un plan con el cual las familias podrían estar juntas para siempre. Pensaba en mis padres y hermanos, pero también pude visualizar a la familia que en el futuro formaría. Estaríamos unidos por la eternidad.

Aunque crecí en un hogar con padres quienes me enseñaron principios correctos, se esforzaron por ser el mejor ejemplo y demostrarme que la familia era importante, sentía que algo no estaba completo. A mi corta edad me preocupaba el hecho de imaginar que algún día podia perder a mis padres y que no volvería a verlos. La enseñanza recibida de los misioneros me daba esperanza.

Pocos años después, mi padre falleció. Aunque su partida dejó un gran vacío, el conocimiento del Evangelio que habíamos adquirido nos ayudó a superar esta gran pérdida. Sabía que lo volvería a ver y disfrutaría de su amor nuevamente en la eternidad.

Más tarde, tuve la bendición de sellarme en un Santo Templo junto a mi esposo y empezar mi propia familia; aquella familia eterna con la que en mi juventud había soñado. Este año celebramos nuestro aniversario de matrimonio número treinta y uno. Nuestro hogar ha sido bendecido con cuatro hermosos hijos y estoy profundamente agradecida por todas las buenas experiencias vividas durante este tiempo. El conocimiento de que puedo tener a mi familia más allá de esta vida ha sido uno de los pilares fundamentales para mantenerme firme a pesar de las pruebas y desafíos que hemos vivido.

En estos días tan complicados en los que el concepto de familia se ve distorsionado por el mundo, podemos encontrar guía y dirección en “La Familia: Una Proclamación para el Mundo” dada por la primera presidencia y el Cuórum de los Doce Apóstoles en 1995: “Nosotros, la Primera Presidencia y el Consejo de los Doce Apóstoles de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, solemnemente proclamamos que el matrimonio entre el hombre y la mujer es ordenado por Dios y que la familia es fundamental en el plan del Creador para el destino eterno de Sus hijos”¹.

Entender el rol fundamental que la familia tiene en el gran plan de nuestro Padre Celestial nos ayuda a centrarnos en lo que tiene más valor, evitando la influencia negativa del mundo. Más adelante, en la misma proclamación, encontramos una guía inspirada para ayudarnos a tener éxito como familias: “La felicidad en la vida familiar tiene mayor probabilidad de lograrse cuando se basa en las enseñanzas del Señor Jesucristo. Los matrimonios y las familias que logran tener éxito se establecen y se mantienen sobre los principios de la fe, de la oración, del arrepentimiento, del perdón, del respeto, del amor, de la compasión, del trabajo y de las actividades recreativas edificantes”².

Más allá de las circunstancias y desafíos que enfrentemos, si diariamente nos esforzamos por aplicar cada uno de estos principios en nuestras familias, el Señor nos ayudará en nuestros sinceros deseos por llegar a tener una familia eterna. Me encanta la letra del himno que dice:

La enseñanza que recibí de esos dos jóvenes misioneros hace muchos años atrás no solo me dio el consuelo y la esperanza de que al ser fiel a los sagrados convenios y ordenanzas realizados en el santo templo podría estar con mi familia por la eternidad, sino que también me ha ayudado en esta vida a disfrutar junto a mi esposo y a mis hijos de maravillosas experiencias y gran gozo.