2022
Raquel Oleaga: pionera y ejemplo de fe en República Dominicana
Agosto de 2022


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Raquel Oleaga: pionera y ejemplo de fe en República Dominicana

Este pasado 11 de marzo se celebró en República Dominicana el día del Bombero, por lo que en ese sentir de servicio y amor voluntario La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días desea reconocer a la hermana Raquel Oleaga por sus más de 37 años de servicio a los bomberos del país, siendo además educadora por más de 30 años y a la edad de 91 años de manera honorifica aun ostenta su posición de Coronel Krauner del cuerpo de bomberos, servicio que la ha acompañado los últimos 37 años de su vida.

La hermana Oleaga nos expresaba la visión de servicio que la movía a desplazarse rápidamente en una ambulancia a dar asistencia a personas enfermas o accidentadas que con regularidad atendía, expresa que ser bombera fue una de las más hermosas experiencias que les permitieron expresar a plenitud lo que como testimonio recibió en la Iglesia.

Nos expresó su inquietud por los niños y la falta de los padres por brindarles una sana formación, manifestando que siempre daba un seguimiento especial a esos niños de la calle, y que algo que durante años hizo cada viernes consistía en reunir a los niños de su comunidad fue peinar su pelo y limpiar con ternura sus uñas, aun con su voz agotada por el paso de los años sentados frente a ella sentimos el gran amor que la rodea con una familia muy numerosa, muchos nietos y bisnietos que hacen honor al precioso ejemplo que ella representa en su hogar.

La hermana Oleaga aun manifiesta su preocupación por no poder asistir a la Iglesia por su avanzada edad y salud, mas comparte su testimonio de que los años que sirvió en el templo del Señor en Santo Domingo cambiaron su vida para siempre que invita a niños y jóvenes a leer y visitar la Iglesia, donde aún hoy y a la edad de 91 años observa el amor de muchos hermanos al llevar cada domingo la Santa Cena a su casa.

El amar, compartir y proteger a las personas, ya sean estas familiares, amigos, vecinos o hasta desconocidos, es una realidad que se ha ido perdiendo con el paso del tiempo.

El servicio es una forma de ayudar a otras personas, sin importar ni tener recompensa alguna que no sea la gratificación y el fortalecimiento del espíritu.

Cuando ayudamos a otros estamos al servicio de Dios. Sin embargo, “servicio” es una palabra que ha desaparecido de las mentes de las personas. Por lo general, las personas parecen estar ahogadas en sus propios asuntos y están tan ocupadas en resolver sus necesidades personales que se olvidan de los demás.

Está claro que se ha venido olvidando que se puede demostrar amor a las personas a través del servicio. Amar al prójimo es un mandamiento divino, así lo instruyó Jesucristo, quién incluso aseguró que era tan importante como amar a Dios mismo.

Durante el tiempo en que Jesucristo estuvo en la tierra predicando, enseñó la importancia del servicio. El Señor, a través de Sus actos, demostraba y a la vez les enseñaba a los que le seguían que para Él y para el Padre Celestial cada ser humano es de gran valor y que el servicio que se preste a cada uno de ellos demuestra el amor que tienen a Dios el Padre y a Jesucristo.

El Salvador demostró amor a los hombres cuando siendo Él el hijo de Dios enseñó que estaba entre ellos para servir y expresó: “Porque, ¿cuál es mayor, el que se sienta a la mesa o el que sirve? ¿No es el que se sienta a la mesa? Sin embargo, yo estoy entre vosotros como el que sirve” (Lucas 22:27). Demostrando, de esta forma que, si Él era el hijo Unigénito de Dios en la carne y prestaba servicio, cuanto más deberían hacerlo los demás.

En otra ocasión, Jesucristo, para enseñar a sus seguidores la importancia de servir y ser humildes en Su obra, lavó los pies de Sus discípulos y les dijo: “Vosotros me llamáis Maestro, y Señor; y decís bien, porque lo soy.

“Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros.

“Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis” (Juan 13:13–15).

Ejemplos maravillosos como los de la hermana Oleaga fortalecen nuestro testimonio, elevan nuestra fe, y nos invitan a ser mejores cristianos doquier que estemos cada día, pues ella hizo caso a las palabras de Jesucristo y las puso por obra en su vida, sirviendo a sus semejantes como el Salvador en cada necesidad con actos admirables de amor por el prójimo.

“Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos, mis hermanos más pequeños, a mi lo hicisteis” (Mateo 25:40).