2022
Mostrar el amor del Salvador por medio del servicio
Septiembre de 2022


Solo para versión digital

Mostrar el amor del Salvador por medio del servicio

Mediante actos genuinos de amor y servicio, podemos ayudar a los demás a venir a Cristo y sentir el amor de Dios.

Los autores viven en Colorado, EE. UU.

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Miembros del cuórum de élderes prestando servicio al rastrillar y poner hojas en una bolsa

Como miembros por convenio de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, a veces tal vez nos preguntemos cómo podemos honrar nuestro compromiso de compartir el Evangelio con los demás. El servicio brinda una oportunidad maravillosa de ayudar a otras personas y también de compartir más en cuanto a Jesucristo al ayudarlas en Su nombre. Sin embargo, a veces quizás nos preocupe que nuestros esfuerzos se perciban solo como un intento de compartir el Evangelio.

Lo que hemos descubierto en los últimos años es que la motivación que hay detrás de los actos de servicio marca una enorme diferencia en la forma en que este se recibe. Al igual que el pueblo del rey Benjamín, hemos llegado a comprender que “cuando os halláis al servicio de vuestros semejantes, solo estáis al servicio de vuestro Dios” (Mosíah 2:17). Cuando buscamos la guía de Dios y nos acercamos a los demás con espíritu de oración y con el deseo de servirles y ayudarles a sentir el amor de Dios —no solo hablar del Evangelio— no tenemos que preocuparnos por el resultado. Es por eso que el ejemplo de Ammón en el Libro de Mormón es tan inspirador para nosotros.

Seguir el ejemplo de Ammón

Ammón era un nefita que fue a predicar el Evangelio a la tierra de Ismael, una tierra lamanita donde se le podía considerar como un enemigo. Cuando Ammón llegó, lo ataron y lo llevaron ante el rey Lamoni, quien cuestionó sus motivos para ir allí. Cuando le preguntaron por qué había ido, Ammón dijo:

“… deseo morar entre este pueblo por algún tiempo; sí, y quizá hasta el día que muera.

“… seré tu siervo” (véase Alma 17:23, 25).

Ammón sirvió leal y fielmente al rey Lamoni, incluso arriesgando su propia vida para proteger las ovejas del rey y a sus consiervos de los ladrones (véase Alma 17:26–39). Esos actos genuinos de devoción y servicio le dieron a Ammón la oportunidad de compartir el Evangelio con los lamanitas cuando se le preguntó en cuanto a sus acciones.

El ejemplo de Ammón ha inspirado el modelo de servicio de nuestra familia, el cual implica servir a las personas con un propósito fundamental: ayudarlas a tener éxito y ser felices. En otras palabras, les servimos porque verdaderamente las amamos y nos preocupamos por ellas.

Esa forma de proceder es natural y razonable porque todo lo que requiere es que tengamos presente lo que ocurre en la vida de las personas que nos rodean y las ayudemos cuándo y dónde necesiten ayuda. Hemos descubierto que al trabajar con el líder misional de barrio y los misioneros de barrio y de tiempo completo, podemos maximizar cada oportunidad de demostrar el amor de Dios a nuestros amigos y vecinos.

Ver la necesidad y decidir actuar

Hace años, una mujer llamada Jacqueline Langey-Johnson se mudó a nuestro vecindario. Tiene a su cargo a dos jovencitas con discapacidades del desarrollo. Como matrimonio, nos preguntábamos si Jacqueline podría tener dificultades para atender su casa mientras cuidaba de esas jovencitas. Decidimos presentarnos y ver cómo podíamos ayudar.

Tuvimos una conversación maravillosa durante la cual le dijimos a Jacqueline que estaríamos encantados de ayudarla con algunas tareas de jardinería. Con gratitud, aceptó nuestra propuesta y nos dijo lo difícil que era para ella salir a trabajar en el jardín, ya que no podía dejar a las jovencitas solas en la casa.

El Señor estaba muy al tanto de la situación de Jacqueline y se valió de nosotros para ayudarla a hallar gozo en su nuevo hogar y sentirse bienvenida en el vecindario. Nos encantó tener la oportunidad de prestarle servicio y cultivar una amistad eterna.

Ver las bendiciones del servicio

Pronto descubrimos que Jacqueline era una cristiana devota y que le encantaba leer acerca del Salvador. Así que, durante una de nuestras conversaciones, le dimos un manual de Ven, sígueme — Para uso individual y familiar: Nuevo Testamento. A Jacqueline le encantó el material del manual y la forma creativa en que estaba presentado, lo cual hacía que la lectura del Nuevo Testamento fuera agradable y fácil de entender.

Un día, hace unos dos años, Jacqueline preguntó si los misioneros de tiempo completo podían ir a su casa y enseñarle más acerca de la Iglesia utilizando el manual Ven, sígueme. Junto con los misioneros de tiempo completo, comenzamos a tener charlas semanales con ella. Tras cuatro meses, quiso bautizarse. Me pidió a mí (Bob) que efectuara la ordenanza y que mi esposa (Judy) fuera testigo.

Desde su bautismo en septiembre de 2020, Jacqueline ha prestado servicio como encargada de dar la bienvenida a la reunión sacramental, ha ayudado a los misioneros de tiempo completo a enseñar a otras personas, ha aconsejado a jóvenes adultos de nuestro barrio que tienen discapacidades de desarrollo, se ha reunido semanalmente con los misioneros de tiempo completo para aprender más acerca de la Iglesia, y ha encontrado a varios de sus antepasados que necesitan que se efectúen las ordenanzas del templo por ellos. Actualmente también presta servicio en el Templo de Denver, Colorado.

Presenciar milagros

En el momento del bautismo, los miembros de la Iglesia hacemos convenio con Dios de “llorar con los que lloran; sí, y […] consolar a los que necesitan de consuelo, y ser testigos de Dios en todo tiempo, y en todas las cosas y en todo lugar” (Mosíah 18:9).

Al esforzarnos sinceramente por compartir el amor del Padre Celestial con nuestros hermanos y hermanas por medio de nuestro servicio, como lo hizo Ammón, sabemos que los cielos se abrirán y experimentaremos grandes milagros, incluso algunos que se producen al compartir el Evangelio con nuestros amigos y vecinos.