2022
Mi respuesta del Libro de Mormón
Septiembre de 2022


“Mi respuesta del Libro de Mormón”, Liahona, septiembre de 2022.

Voces de los Santos de los Últimos Días

Mi respuesta del Libro de Mormón

Yo intentaba “reparar” a mamá Wong, pero todo lo que ella necesitaba era la sencilla y poderosa palabra de Dios.

Imagen
madre e hija

Mamá Wong y Annie

Fotografía por cortesía de la autora

Después de bautizarme en junio de 2002, compartí mi fe con mi madre. Aunque mamá Wong asistía a la Iglesia conmigo a menudo, no quería conocer más al respecto.

Finalmente, diez años después, mamá Wong decidió bautizarse. Yo estaba sumamente feliz. Tristemente, unos años después, dejó de fortalecer su testimonio y buscó excusas para no asistir a la Iglesia.

Yo la instaba a que fuera a la Iglesia, pero aquello solo causaba contención. Con el tiempo, dejé de presionarla con el fin de no afectar nuestra relación.

Durante la conferencia general de octubre de 2019, el presidente Russell M. Nelson invitó a los miembros de la Iglesia a “elabor[ar] [nuestro] propio plan” para fortalecer nuestro testimonio de la Restauración1. Al pensar en su invitación, tuve el fuerte sentimiento de que debía hacer algo para mejorar la relación entre mamá Wong y yo.

Mi propósito de Año Nuevo fue comprometerme a leer el Libro de Mormón con mamá Wong. Cada vez que ella decía que le dolían los ojos, yo le decía: “Puedes solo escuchar”. Cuando me decía que tenía que lavar los platos, yo la seguía hasta la cocina y seguía leyendo en voz alta.

Resultó que mamá Wong escuchaba atentamente y recordaba lo que le leía. Con el tiempo, ella decidió leer por su cuenta. Más adelante me dijo que un hombre común y corriente no podría haber escrito el Libro de Mormón. No tenía duda de que el libro es la palabra de Dios. Para mí, el hecho de verla pasar de mostrarse desinteresada a querer leer el Libro de Mormón y testificar de él es un milagro.

Después de que mamá Wong se bautizó, me preocupaba que se hubiera unido a la Iglesia solo por mí, pero ahora ella tiene su propio testimonio. Durante años, intenté “repararla”, pero todo lo que ella necesitaba era la sencilla y poderosa palabra de Dios.

Estoy agradecida de tener a un profeta viviente que siempre nos brinda guía oportuna. Si actuamos conforme a sus enseñanzas, vendrán grandes bendiciones. Esta experiencia me mostró cuánto desea bendecirnos el Señor. Todo lo que hice fue leerle a mi madre algunos capítulos del Libro de Mormón. Después, ¡el Señor se encargó del resto!

Nota

  1. Véase Russell M. Nelson, “Palabras de clausura”, Liahona, noviembre de 2019, pág. 122.