2023
La obra misional como parte del recogimiento de Israel
Octubre de 2023


Mensaje del Área

La obra misional como parte del recogimiento de Israel

Nuestro amado profeta, el presidente Russell M. Nelson, ha declarado que el “recogimiento es lo más importante que se está llevando a cabo hoy en la tierra”1 y nosotros, los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos días, tenemos el privilegio y la gran responsabilidad de participar activamente en este acontecimiento profético.

Este recogimiento está compuesto por varios elementos importantes, como la obra misional, la obra del templo y de historia familiar y toda acción que ayude en la edificación de la fe y del testimonio en el corazón de nuestros hermanos en ambos lados del velo; es un esfuerzo por recoger a Israel.

Quisiera referirme exclusivamente a la obra misional como una parte crucial del recogimiento. En la revelación recibida por medio del profeta José Smith a John Whitmer, en junio de 1829, el Señor declaró: “[P]orque muchas veces has deseado saber de mí lo que para ti sería de mayor valor […], he aquí, te digo que lo que será de mayor valor para ti será declarar el arrepentimiento a este pueblo, a fin de que traigas almas a mí, para que con ellas reposes en el reino de mi Padre” (Doctrina y Convenios 15:4, 6). Si nos comprometemos a recoger Israel, no cabe duda de que compartir el Evangelio a todas las naciones de la tierra es de las cosas más importantes y de mayor gozo que podemos realizar.

Seguramente algunos pensarán que el llamado a predicar el Evangelio se ha dado exclusivamente a los misioneros de la Iglesia y a quienes participan exclusivamente en esta obra. Sin embargo, la invitación a trabajar en la obra misional es para todos, ya sean niños, jóvenes, adultos, hombres, mujeres, solteros, casados, nadie está exento de este llamado.

La invitación a predicar el Evangelio está vigente y seguramente nuestro deseo de hacerlo está latente, pero las ganas de compartir el Evangelio se desmorona en ocasiones porque no sabemos cómo hacerlo o no encontramos las oportunidades para hacerlo. Por este motivo, permítanme compartir algunas sugerencias para que nuestros esfuerzos de predicar se vean acompañados de resultados exitosos que, casi siempre, son los hermosos milagros de estos últimos días.

Abran la boca y no teman

En la revelación dada a David y a Peter Whitmer en septiembre de 1830, el Señor les declaró: “He aquí, David, te digo que has temido al hombre, y no has confiado en que yo te fortalecería, como debiste haberlo hecho,

“sino que tus pensamientos han estado en las cosas de la tierra más que en las que son de mí, tu Creador, y en el ministerio al cual has sido llamado; y no has prestado atención a mi Espíritu” (Doctrina y Convenios 30:1–2).

“He aquí, Peter, te digo que emprenderás tu viaje […] porque ha llegado la hora en que me es prudente que abras tu boca para declarar mi evangelio; por tanto, no temas” (Doctrina y Convenios 30:5).

Es posible que estemos en la situación de David y Peter Whitmer, sin saber lo que el Señor nos ha pedido hacer y temerosos de declarar Su evangelio. La promesa que tenemos es que, si abrimos la boca y testificamos sin temor, el Señor hará que nuestras espaldas sean cargadas de gavillas y no podremos siquiera imaginarnos los resultados que tendremos (véase Doctrina y Convenios 33:9).

He tenido la oportunidad de experimentar esa promesa. Al iniciar mi servicio misional de tiempo completo, recibí esta misma invitación de mi presidente de misión, él nos dijo: “Abran la boca y no tengan miedo de hacer invitaciones sencillas como leer el Libro de Mormón, escuchar el mensaje de los misioneros o asistir a las reuniones en la Iglesia… si lo hacen, serán testigos de milagros con las personas”. Al llegar a mi sector de enseñanza, lo puse en práctica inmediatamente y cuánta razón tenía él, solamente debía abrir la boca y, al final, el Espíritu del Señor hacía Su parte.

Sirvan a todas las personas en todo momento

Uno de los misioneros más poderosos que registra el Libro de Mormón es un joven llamado Ammón. Él inició su ministerio junto con sus hermanos y, por aproximadamente catorce años, trabajó incansablemente para traer a sus hermanos, los lamanitas, al conocimiento del Evangelio verdadero. Al iniciar su misión se dirigió a la tierra de Ismael, los lamanitas lo tomaron, lo ataron y lo llevaron ante el rey Lamoni. Una vez que estuvo en su presencia, el rey le preguntó si era su deseo vivir en esa tierra. Ammón exclamó que su deseo era morar entre ese pueblo incluso hasta el día en que muriera. El rey quedó tan complacido con Ammón que le pidió que tomara a una de sus hijas por esposa. Ammón se rehusó a hacerlo y su respuesta fue que él estaba dispuesto a ser su siervo.

Después de eso, Ammón encontró muchas formas de servir al rey, pues su intención era obtener su confianza para finalmente poder predicarle. Después de muchas oportunidades de servicio, el rey Lamoni permitió que se le enseñara el Evangelio y tanto él como su familia y su pueblo llegaron al conocimiento de la verdad. Miles de almas se convirtieron por causa del trabajo incansable e inteligente de Ammón, pero sobre todo por el servicio incondicional que prestó a sus hermanos.

Una clave esencial del trabajo misional es servir con un corazón sincero, es hacer que las personas sientan el amor del Salvador a través de nuestras acciones hacia ellos y sientan que aceptar el Evangelio es una consecuencia inmediata de nuestro servicio.

Busquen la guía del Espíritu para percibir las necesidades de las personas

El mundo acaba de pasar una pandemia, la misma que trajo consecuencias inimaginables, muchos experimentaron la partida de seres queridos, el colapso de negocios generó la pérdida de miles de empleos, la economía se vio afectada y a todo esto se sumaron el miedo, la angustia, el temor y la desesperanza, lo cual afectó la salud mental y el bienestar psicológico de muchos.

Estas circunstancias han hecho que la gente se encuentre con la necesidad de guía, esperanza y fortaleza para las dificultades, y razones más elevadas para vivir. Es ahí donde el mensaje del Evangelio se debe entregar a estas personas, y nuestra labor es buscar la influencia del Espíritu, con el fin de saber cómo y cuándo llegar a ellos para que el poder redentor y sanador del Señor Jesucristo pueda efectuar un cambio en sus corazones y aliviar sus dolores y aflicciones.

Queridos hermanos, hay muchas personas en el mundo que necesitan el Evangelio, necesitan entrar en las aguas del bautismo y empezar a caminar por la senda de los convenios para convertirse en discípulos del Señor Jesucristo. Ruego que aprovechemos todas las oportunidades que tengamos para abrir la boca sin temor, que podamos servir en cada oportunidad y ser el reflejo del Señor ante la gente, y que el Espíritu nos guíe para ser sensibles a las necesidades de nuestros hermanos y así poder invitar a miles a venir a Cristo y a perfeccionarse en Él.

Sé que la obra misional es una obra de amor, tenemos un profeta vidente y revelador, el mismo que nos ha invitado a participar en el recogimiento de Israel y lo ha convertido en una prioridad profética para nuestros días, sé que es verdad y ruego que podamos aceptar esta invitación y trabajar más eficazmente en ella.

Referencia

  1. Russell M. Nelson, “Juventud de Israel”, devocional mundial con el presidente y la hermana Nelson, junio de 2018.