Liahona
¿Piensas que Dios no te conoce? Créeme, sí te conoce
Febrero de 2024


Solo para la versión digital: Jóvenes adultos

¿Piensas que Dios no te conoce? Créeme, sí te conoce

Una experiencia marcó toda mi vida y me enseñó que el Padre Celestial siempre está pendiente de nosotros.

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Imagen de una niña que abraza a su madre

Hace poco regresé de la misión y me he sentido insegura sobre qué rumbo tomar en mi vida. A veces me pregunto si el Padre Celestial realmente está al tanto de mí, de mis circunstancias y de mis sentimientos de incertidumbre.

Pero entonces recuerdo que Él sí lo está. Él sabe por lo que estoy pasando.

¿Y cómo lo sé?

En primer lugar, porque nuestros líderes de la Iglesia nos reafirman estas verdades constantemente. El presidente Russell M. Nelson, por ejemplo, dijo recientemente: “Les aseguro que nuestro Padre Celestial y Su Hijo Amado, Jesucristo, los aman. Ellos están personalmente al tanto de sus circunstancias, su bondad, sus necesidades y sus oraciones pidiendo ayuda”1.

Y en segundo lugar, creo que el Padre Celestial y Jesucristo me conocen porque he tenido muchas experiencias en la vida en las que me han ayudado y me han demostrado Su amor.

Sin embargo, la experiencia en la que pienso con más frecuencia es en mi adopción.

Milagros

Cuando tenía tres años, vivía en un orfanato en Camboya. Me enfermé gravemente de pulmonía y el orfanato no podía pagar mi atención médica.

Al mismo tiempo, mi futura madre estaba visitando Camboya desde Finlandia por un viaje de trabajo. Tuvo una experiencia espiritual que la guio a visitar específicamente mi orfanato.

Cuando nos conocimos, sintió una conexión espiritual instantánea conmigo.

Me llevó al hospital y pagó mis gastos médicos. Sintió que había sido guiada a Camboya para ayudarme a mejorar, nada más, pero una noche, por teléfono, su papá le dijo: “Tal vez esta niña esté destinada a permanecer en tu vida”.

Ella oró y sintió su propia confirmación espiritual de que yo debía ser su hija. Así que comenzó el proceso de adopción y regresó a casa, a Finlandia, conmigo.

Cada vez que me siento insegura de si el Padre Celestial está pendiente de mí, meditar en mi singular historia de origen y en los milagros que conllevó siempre me recuerda esta verdad: Él está íntimamente al tanto de mi vida y participa en ella.

El poder de recordar

Recordar esa experiencia fue una fuerza impulsora para mí durante momentos en los que tuve dificultades mientras servía en una misión en Londres, Inglaterra. Cuando se me dio la opción de extender mi misión por unas semanas, ¡realmente quería volver a casa!

No obstante, recordé que el Padre Celestial me había concedido milagros para que yo pudiera ser un instrumento en Sus manos. Ese conocimiento me dio la fortaleza para prestar servicio durante esas pocas semanas adicionales y compartir el amor del Padre Celestial y Jesucristo con los demás.

Tengo claro que no todos los que se encuentran en circunstancias difíciles cuentan con las mismas experiencias espirituales que yo tuve, pero sí sé que el Padre Celestial no se ha olvidado de ninguno de nosotros. Al acudir a Él, siempre nos dará la fortaleza y la guía que necesitamos.

Él nos conoce

Mi experiencia de niña me reafirma que, incluso entre Sus miles de millones de hijos, el Padre Celestial me conocía a mí —un niña pequeña, aparentemente olvidada en un orfanato— y proporcionó la inspiración que me conectó con el Evangelio y con mi familia.

Y Él te conoce a ti.

Cuando me siento culpable por mis errores, cuando me sentía abrumada mientras servía en la misión y ahora al tratar de decidir qué estudiar en la universidad, encuentro descanso en la certeza de que mi Padre Celestial y mi Salvador están conmigo.

Como enseñó recientemente la presidenta Susan H. Porter, Presidenta General de la Primaria: “El amor de Dios no se encuentra en las circunstancias de nuestra vida, sino en la presencia de Él en nuestra vida. Sabemos de Su amor cuando recibimos fuerza más allá de la nuestra propia y cuando Su Espíritu trae paz, consuelo y guía […]. Podemos orar para que se nos abran los ojos a fin de ver Su mano en nuestra vida y Su amor en la belleza de Sus creaciones”2.

Testifico que el Padre Celestial y Jesucristo pueden darnos el poder y el amor que necesitamos para hacer todo lo que Ellos nos piden. Los invito a buscar voluntariamente esa verdad por ustedes mismos y les prometo que Ellos les recordarán Su amor en las formas que ustedes más lo necesiten.