Liahona
¿Estaba yo complicando demasiado el Evangelio?
Febrero de 2024


Solo para la versión digital: Jóvenes adultos

¿Estaba yo complicando demasiado el Evangelio?

No entendía por qué me sentía tan cansada.

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Una serie de bombillas cuyos cables se desenredan

Toda mi vida me esforcé por ser quien creía que el Padre Celestial esperaba que fuera, pero había un problema: yo nunca sabía si era lo suficientemente buena.

Me obsesionaba con mis imperfecciones, especialmente después de estudiar las Escrituras o escuchar discursos de la conferencia general. Al leer esas cosas que se suponía que me animarían, solo me centraba en lo que estaba haciendo mal.

Viví así durante mucho tiempo, desdichada y cansada en mi discipulado.

Sin embargo, no me daba cuenta de que lo que en realidad no estaba haciendo era creer verdaderamente en el Salvador y en las verdades puras y sencillas de Su Evangelio.

Olvidar por qué vivo el Evangelio

Mi perspectiva cambió mientras escuchaba un devocional reciente de la hermana Patricia T. Holland. Ella señaló: “Lo que más lamento de mi juventud es que no vi la belleza simple del Evangelio; incluso hice que hasta el Evangelio resultara demasiado complejo”1.

Su mensaje me impresionó.

¡Me di cuenta de que yo complicaba el Evangelio con frecuencia! Muchos de nosotros lo hacemos. Tenemos la expectativa de ser perfectos, creyendo que no hay lugar para defectos ni progreso. Y si las cosas no van de la manera que esperamos, nos angustiamos por el futuro, nos comparamos con los demás, perdemos la conexión con el Padre Celestial e incluso comenzamos a preguntarnos si vivir el Evangelio vale la pena.

Me di cuenta de que la causa de mi ansiedad no era vivir el Evangelio. Estaba angustiada porque había dejado de centrarme en la razón por la que vivo el Evangelio: Jesucristo.

Olvidé que Él y el Padre Celestial me aman con amor perfecto (véanse Juan 15:9; 2 Nefi 1:15).

Olvidé que el camino debería ser gozoso (véase 2 Nefi 2:25).

Olvidé que la vida terrenal incluye tener imperfecciones y confiar en el Salvador para superarlas (véase Éter 12:27).

Olvidé que el Salvador está aquí para ayudarme a aprender, crecer y progresar, y que Él consagra mis esfuerzos a lo largo del camino (véanse 2 Nefi 2:1–2; 32:9).

Simplificar

Nos vemos en problemas cuando convertimos el Evangelio en una lista de reglas y olvidamos las verdades puras de Jesucristo. Cuando nos esforzamos por guardar nuestros convenios y los mandamientos con la intención de llegar a ser más semejantes a Él, entonces verdaderamente estamos viviendo el Evangelio.

Como enseñó el presidente Russell M. Nelson, es entonces cuando el Evangelio de Jesucristo “cambia la vida de todo aquel que l[o] entiende y procura implementarl[o] en su vida. La doctrina de Cristo nos ayuda a encontrar la senda de los convenios y a permanecer en ella”2.

El Padre Celestial desea que siempre recordemos que el Salvador puede ayudarnos a alcanzar nuestro potencial divino, pero ¿cómo hacemos para no olvidarnos de esa importante verdad?

Estas son algunas prácticas que me han ayudado.

  • Oro para que el Padre Celestial me ayude a sentir que me ama y acepta mis mejores esfuerzos.

  • Tomo la Santa Cena y me centro en la Expiación de Jesucristo. Me recuerdo a mí misma que Su gracia puede ayudarme en el futuro y que ya está actuando en mi vida conforme me esfuerzo por seguirlo.

  • Acudo a las Escrituras para recibir consuelo. Leo acerca de quienes también se sintieron inadecuados y fueron fortalecidos por el Señor.

  • Voy al templo a menudo. Todo lo que hay en la Casa del Señor me recuerda Su misericordia y que soy capaz de progresar. Allí puedo sentir paz en medio de tantas ansiedades.

Estas prácticas me han hecho apreciar lo que más importa en el Evangelio. Me recuerdan que no debo complicar su sencillez.

El Evangelio funciona

Si estás batallando con sentimientos de perfeccionismo, de ineptitud o de sentir que el Evangelio se está convirtiendo en una carga, recuerda las palabras del élder Dieter F. Uchtdorf, del Cuórum de los Doce Apóstoles:

“[El Evangelio] es hermosamente sencillo y funciona de maravilla.

“… Si alguna vez piensan que el Evangelio no funciona tan bien para ustedes, los invito a que den un paso atrás, observen su vida desde un plano más alto y simplifiquen su enfoque hacia el discipulado. Enfóquense en las doctrinas, principios y aplicaciones básicos del Evangelio. Les prometo que Dios los guiará y bendecirá en su camino hacia una vida plena; y el Evangelio definitivamente funcionará mejor para ustedes”3.

Al centrarme en las verdades puras del Evangelio de Jesucristo, he visto mi vida y mi fe simplificarse milagrosamente. Sé que ustedes también lo verán.

Notas

  1. Patricia Holland, “Un futuro lleno de esperanza”, devocional mundial para jóvenes adultos, 8 de enero de 2023, Biblioteca del Evangelio.

  2. Russell M. Nelson, “Verdad pura, doctrina pura y revelación pura”, Liahona, noviembre de 2021, págs. 6–7.

  3. Dieter F. Uchtdorf, “¡Funciona de maravilla!”, Liahona, noviembre de 2015, pág. 22.