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CAPITULO 4: ‘HE AQUI EL CORDERO DE DIOS’


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“HE AQUI EL CORDERO DE DIOS”

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El Mar Grande

Galilea

Samaria

Betábara

Desierto de Judea

Judea

Mar de Galilea

Capernaum

Caná

Betsaida

Tetrarcado de Filipo

Perea

Jericó

PRIMEROS SUCESOS DEL MINISTERIO DE JESUCRISTO

Mateo

Marcos

Lucas

Juan

Judea

Juan el Precursos

3:1–12

1:1–8

3:1–18

Cerca de Betábara, Judea

Bautismo de Jesús

3:13–17

1:9–11

3:21–23

Desierto de Judea

Jesucristo tiene comunión con Dios

Es tentado después

4:1–11

1:12, 13

4:1–13

Betábara, Judea

Juan testifica que Jesús es el Cristo

1:14–34

Betábara, Perea y Betsaida, Tetrarquía de Filipo Betsaída, Galilea

Llamamiento de Andrés, Simón, Felipe y Natanael

1:35–51

Caná, Galilea

Milagro del vino en la fiesta de bodas

2:1–11

Jesús va a Capernam

2:12

COMENTARIO INTERPRETATIVO

(4-1) Mateo 3:1 ¿Cuán importante fue la misión de Juan el Bautista?

“Pocos profetas igualan a Juan el Bautista. Entre otras cosas, su ministerio fue predicho por lehi (1 Nefi 10:7-10), por Nefi (1 Nefi 11:27; 2 Nefi 31:4-18) y por Isaías (Isaías 40:3); Gabriel bajó de las cortes de gloria para anunciar el próximo nacimiento de Juan (Lucas 1:5-44); él fue el último administrador legal que tenía las llaves y la autoridad bajo la dispensación de Moisés (D. y C. 84:26-28); su misión era preparar el camino delante del Señor, bautizarlo y proclamar su naturaleza divina como hijo de Dios (Juan 1); y en los tiempos modernos, el 15 de mayo de 1829, volvió a la tierra como un ser resucitado para conferir el Sacerdocio Aarónico sobre José Smith y Oliverio Cowdery. (José Smith 2:66-75; D. y C. 13)” (McConkie, Mormon Doctrine, pág. 393).

(4-2) Mateo 3:1-3. ¿En qué forma Juan fue un Elías?

Cuando el ángel fue al templo a visitar a Zacarías para anunciar el nacimiento de Juan, fue dada una promesa: que él prepararía el camino del Señor “…con el espíritu y el poder de Elías…” (Lucas 1:17).

Aunque Juan no se llamaba Elías, su misión fue cumplida mediante el “espíritu y el poder de Elías”. José Smith lo explicó en la siguiente forma:

“…porque el espíritu de Elías era una comisión de ir antes, a fin de preparar el camino para el cargo mayor, como sucedió con Juan el Bautista. El vino clamando en el desierto: ‘Aparejad el camino del Señor; enderezad sus veredas’. Y les fue dicho que, si lo querían recibir, era el espíritu de Elías; y Juan con mucho cuidado explicó a la gente que él no era la luz, sino que había sido enviado para dar testimonio de esa luz.

“Dijo al pueblo que su misión era predicar el arrepentimiento y bautizar en el agua; pero Aquel que vendría después de él, bautizaría con fuego y con el Espíritu Santo.

“Si Juan hubiese sido un impostor, habría traspasado sus límites y tratado de efectuar ordenanzas que no correspondían a ese oficio y vocación, bajo el espíritu de Elías.

“El espíritu de Elías consiste en preparar el camino para una revelación mayor de Dios. Es el sacerdocio de Elías o el sacerdocio que fue conferido a Aarón. Y cuando Dios envía a un hombre al mundo con las llaves y el poder de Elías, a fin de preparar el camino para una obra mayor, se ha llamado la doctrina de Elías, aun desde las primeras edades del mundo.

“La misión de Juan se concretó a predicar y bautizar; pero lo que hizo fue válido y cuando Jesucristo hallaba a cualquiera de los discípulos de Juan, El lo bautizaba con fuego y el Espíritu Santo” (Smith, Enseñanzas, págs. 414-15).

Aunque la misión de Juan fue breve y su mensaje fue sencillo, la forma generosa y valiente en la que llevó a cabo su obra como un “Elías” arrancó de Jesucristo la solemne expresión de que no había habido “mayor profeta que Juan el Bautista“ (Lucas 7:28; Itálicas agregadas).

(4-3) Mateo 3:9. ¿Qué quiso decir Juan al expresar que Dios podía levantar hijos para Abraham aun de las piedras?

“…El judaísmo afirmaba que la posteridad de Abraham tenía un lugar seguro en el reino del Mesías esperado, y que ningún prosélito de los gentiles tenía la posibilidad de alcanzar el rango y distinción que estaba asegurado a los ‘hijos’. La vigorosa afirmación de Juan, de que Dios podía despertar hijos a Abraham aun de las piedras en las playas del río, significaba a quienes la oyeron, que hasta los más despreciados de la familia humana serían escogidos antes que ellos, a menos que se arrepintieran y reformaran” (Talmage, Jesús el Cristo, págs. 129-130).

(4-4) Mateo 3:16. ¿Cuál es el significado del Espíritu Santo descendiendo como una paloma?

“Los cuatro autores de los Evangelios dicen que el Espíritu descendió ‘como paloma’; Lucas añade que también vino en ‘forma corporal’; y el Libro de Mormón dice que vino ‘en la forma de una paloma’ (1 Ne. 11:27; 2 Ne. 31:8). José Smith dijo que Juan ‘llevó al Hijo del Hombre a las aguas del bautismo, y tuvo el privilegio de ver al Espíritu Santo descender en forma de paloma, o mejor dicho, en la señal de la paloma, como testimonio de esa administración’.

“Luego el Profeta da esta explicación: ‘La señal de la paloma fue instituida desde antes de la creación del mundo como testimonio o testigo del Espíritu Santo, y el diablo no puede presentarse en la seña o señal de la paloma. El Espíritu Santo es un personaje y tiene la forma de una persona. No se limita a la forma de la paloma, mas se manifiesta en la señal de la paloma. El Espíritu Santo no puede transformarse en paloma; pero se dio a Juan la señal de la paloma para simbolizar la verdad del hecho, así como la paloma es el emblema o representación de la verdad y la inocencia’ (Smith, Enseñanzas, pág. 338; Itálicas agregadas). ‘De este modo es evidente que Juan fue testigo de la señal de la paloma, que vio al Espíritu Santo descender en la forma corporal del personaje que es que el descenso fue como el de una paloma’” (McConkie, DNTC, 1:123-24).

(4-5) Mateo 4:1. ¿Fue Jesucristo al desierto para ser tentado?

Comparen el relato que da la Versión Inspirada en estos versículos, con la Biblia de uso común:

“Entonces Jesús fue guiado por el Espíritu, al desierto, para estar con Dios.

“Y cuando hubo ayunado por espacio de cuarenta días y cuarenta noches, y habiéndose comunicado con Dios, después tuvo hambre, y fue dejado para ser tentado por el diablo” (Mateo 4:1,2; Versión Inspirada, traducción no oficial; Itálicas agregadas).

“Jesús no fue al desierto para ser tentado por el diablo; los hombres justos no buscan la tentación; fue ‘para estar con Dios’. Probablemente fue visitado por el Padre; sin duda que recibió manifestaciones espirituales. Las tentaciones vinieron después que se había comunicado con Dios, ‘después de cuarenta días’ de ayuno. Lo mismo se aplicó en el caso de Moisés. El se comunicó con Dios, vio las visiones de la eternidad y luego fue dejado solo para ser tentado por el diablo; después de resistir la tentación nuevamente se comunicó con Dios, obteniendo mayor luz y revelación” (McConkie, DNTC, 1:128; véase también Mosíah 3:7).

(4-6) Mateo 4:5,8. ¿Transportó el diablo, realmente, al Señor hasta el pináculo del templo y posteriormente le mostró los reinos del mundo?

El profeta José Smith añade esta aclaración:

“Entonces Jesús fue llevado a la ciudad santa, y el Espíritu lo puso en el pináculo del templo.

Entonces vino el diablo y dijo: Si eres el Hijo de Dios, arrójate, pues escrito está que El te encargará a sus ángeles y en sus manos te sostendrán, no sea que en algún momento tu pie tropiece contra alguna piedra.

Y de nuevo Jesús estaba en el Espíritu y él lo llevo a una montaña sumamente alta, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos.

Y de nuevo vino el diablo ante él y dijo, todas estas cosas te daré si te postras y me adoras” (Mateo 4:5, 6, 7, 9, Versión Inspirada, traducción no oficial; Itálicas agregadas).

(4-7) Juan 1:18. ¿Qué hay en cuanto a la declaración de Juan de que “A Dios nadie le vio jamás”?

Naturalmente que ha habido profetas que vieron a Dios. José Smith enseñó, sin embargo, que el Padre se manifiesta solamente a fin de dar testimonio de Jesucristo.

“Ningún hombre ha visto a Dios, excepto que El haya dado testimonio del Hijo; pues no es sino mediante él que el hombre se puede salvar” (Juan 1:19, Versión Inspirada, traducción no oficial).

Noten cómo Juan mismo aclara su propia declaración en Juan 6:46.

(4-8) Juan 1:42. ¿Por qué fue significativo que Simón recibiese otro nombre?

Cristo le dijo a Simón que se le llamaría Cefas, o Pedro, queriendo decir una piedra.

“Destinado a ocupar el puesto de Presidente de la Iglesia de Jesucristo y a ejercer las llaves del reino en su plenitud, Pedro iba a ser un profeta, vidente y revelador. (D. y C. 81:2). Anunciando este llamamiento posterior, el Señor aquí confiere un nuevo nombre al principal discípulo, el nombre de Cefas, que significa vidente o piedra.

“Mayor significado se añadiría a esta designación cuando, al prometerle las llaves del reino, nuestro Señor le diría a Pedro que las puertas del infierno no prevalecerían contra la roca de revelación, o en otras palabras contra el oficio de vidente (Mat. 16:18)” (McConkie, DNTC 1:132-33).

(4-9) Juan 1:47-49. ¿Cuál fue la experiencia de Natanael “debajo de la higuera”?

“Aquí Cristo ejerce sus poderes de vidente. Basándonos en el relato fragmentario preservado en la Escritura, es evidente que Natanael había vivido una experiencia espiritual inusual mientras oraba, meditaba o adoraba, debajo de la higuera. El Señor y dador de todas las cosas espirituales, aunque ausente físicamente, había estado presente junto a Natanael, en espíritu; y el israelita sin engaño, viendo esta manifestación del poder del vidente, fue impulsado a aceptar a Jesús como el Mesías” (McConkie, DNTC, 1:134).

(4-10) Juan 2:4. ¿Respondió Jesucristo voluntariamente al pedido de ayuda de su madre en la fiesta de bodas?

“Jesús le dijo: Mujer, ¿qué quieres que haga para ti? Eso haré; pues mi hora aún no ha venido” (Juan 2:4, Versión Inspirada. Itálicas agregadas).

(4-11) Juan 2:4. ¿Por qué Jesucristo se dirigió a su madre llamándola “mujer”?

“El apelativo ‘mujer’, dirigido por un hijo a su madre, tal vez suene un poco áspero a nuestros oídos, y aun lo entendamos como señal de falta de respeto; pero el modo en que se usaba era en realidad una expresión de significado opuesto. Para todo hijo su madre debe ser preeminentemente la mujer de mujeres, la única mujer del mundo a la cual el hijo debe su existencia terrenal; y aunque el título ‘Madre’ pertenece a toda mujer que ha logrado los honores de la maternidad, para ningún niño, sin embargo, puede haber más de una mujer a la cual por derecho natural él puede designar con ese título de respetuoso agradecimiento. En las últimas y tenebrosas escenas de su vida terrenal, mientras colgaba moribundo sobre la cruz, Cristo vio a María, su madre, llorando, y con toda solicitud la encomendó al cuidado del apóstol amado, Juan, con estas palabras: ‘Mujer, he ahí tu hijo’.

“¿Puede caber en el pensamiento que en este momento supremo, la preocupación de nuestro Señor por su madre, de la cual la muerte estaba a punto de separarlo, iba acompañada de alguna otra emoción sino las de honor, ternura y amor?” (Talmage, Jesús el Cristo, págs. 152-153).

(4-12) Juan 2:6. ¿Qué capacidad tenía un cántaro?

Los cántaros tenían cerca de 36 litros. De este modo cada una de las seis tinajas tenía entre 72 y 108 litros de agua, con el resultado de que Jesucristo hizo entre 400 y 600 litros de vino —milagro que a la vez nos demuestra que la celebración era bastante grande.

PUNTOS A CONSIDERAR

JESUCRISTO FUE ABSOLUTAMENTE OBEDIENTE A LA VOLUNTAD DE SU PADRE

Jesucristo es un ejemplo perfecto de la actitud que deberíamos tener hacia los mandamientos de nuestro Padre Celestial. Consideremos por un momento el bautismo de Cristo. ¿Por qué se bautizó El siendo que no tenía pecado? Lean 2 Nefi 31:5-10. ¿Qué les enseña esto en cuanto al Señor? ¿Qué significado simbólico ven ustedes en el bautismo de El en relación a su muerte y resu rrección? ¿Qué significado tiene esto para ustedes?

EL ADVERSARIO PROBO A JESUCRISTO y TRATO DE FRUSTRAR SU MISION

(4-13) Las tres tentaciones que Cristo enfrentó son el prototipo de todas las tentaciones

“Y bien, casi toda tentación que viene a vosotros y a mí, encaja dentro de una de esas tres formas. Clasificadlas y encontraréis que bajo una de las tres cae casi cada tentación que hace que vosotros y yo estemos manchados, por pequeña que sea la mancha, y viene a nosotros como (1) una tentación al apetito; (2) una sujeción al orgullo y moda y vanidad de los que son ajenos a las cosas de Dios; o (3) una gratificación de la pasión, o un deseo de las riquezas del mundo, o de poder entre los hombres” (David O. McKay, CR, octubre de 1911, pág. 59).

Fue después que el Salvador hizo sus covenios especiales con el Padre mediante el bautismo, que el tentador lo enfrentó. ¿Pero por qué acosarían tentaciones tan fuertes al Señor después de su bautismo? Y si el Señor recibió sus pruebas más severas después que estuvo firmemente comprometido al reino de Dios, ¿qué podemos decir de otros hombres de grandeza? ¿Aumentaron también sus pruebas? ¿Por qué se permitiría que esto sucediese?

Como respuesta, consideren lo que ocurrió cuando el Señor se preparaba para su ministerio. Primero, hubo un profundo sentido de su responsabilidad sagrada, después, recibió revelación e instrucción de su Padre; enseguida fue desafiado por las pruebas y tentaciones y mediante el/as demostró su lealtad. Finalmente, por causa de todo lo anterior desarrolló fuerza para vencer todos los obstáculos y procedió en su ministerio con mayor luz y revelación.

Ahora consideren algunas de las experiencias que vinieron sobre el profeta José Smith. Mientras leen tengan presente los cuatro puntos citados anteriormente. Lean en José Smith 2:8-19. Si el Salvador y el Profeta pasaron por pruebas y tentaciones después de haberse comprometido firmemente a la Iglesia, ¿qué podemos decir de nosotros? Lean con mucha atención la declaración hecha por el presidente Lee en el párrafo 4-14.

(4-14) Todos serán probados

“Mientras he trabajado entre los hermanos aquí y he estudiado la historia de las dispensaciones pasadas, me he dado cuenta de que el Señor ha dado pruebas a través del tiempo en cuanto a este asunto de lealtad para con los líderes de la Iglesia. Me remito a las Escrituras y encuentro relatos tales como el de la lealtad de David cuando el rey intentaba quitarle la vida. David no fue capaz de deshonrar al ungido del Señor aun cuando pudo quitarle la vida. He escuchado los relatos clásicos de esta dispensación acerca de cómo fue probado Brigham Young, cómo fueron probados Heber C. Kimball, John Taylor y Willard Richards en la cárcel de Carthage; el campamento de Sión que recibió una gran prueba y de entre aquellos hombres fuero” elegidos las primeras Autoridades Generales en esta dispensación. Hubo otros que no pasaron la prueba de lealtad y cayeron de sus lugares.

“He estado en posición, desde que ingresé al Consejo de los Doce, de observar algunas cosas entre mis hermanos y quiero deciros: a todo hombre de menor edad que yo en el Consejo de los Doce, los he visto sujetos, como si fuese por la Providencia, a estas mismas pruebas de lealtad y a veces me he preguntado si iban a pasar las pruebas. La razón por la cual están aquí hoyes porque pasaron, y nuestro Padre los ha honrado…

“Y así Dios los ha honrado y tengo la convicción de que cada hombre que sea llamado a un lugar preponderante en esta Iglesia tendrá que pasar por estas pruebas no planeadas por manos humanas, mediante las que nuestro Padre los cuenta como un grupo de líderes unidos, deseosos de seguir a los profetas del Dios viviente y de ser leales y verídicos como testigos y ejemplos de las verdades que enseñan” (Harold B. Lee, CR abril de 1950, pág. 101; Itálicas agregadas).

¿Significa esto que habrá pruebas, dificultades y tentaciones en su futuro? ¡Sí! Pero no teman. ¿Cuál fue el resultado de vencer las pruebas y tentaciones para el Salvador y el Profeta? ¿Se dan cuenta de que no solamente probaron ser leales a su mayordomía sino también crecieron en poder espiritual, en luz y en acercamiento a Dios? ¿Ven que a medida que ustedes se comprometen más en el reino, tienen la oportunidad de crecer y llegar a ser un brillante hijo de Dios? Además, ¿comprenden que mediante su convenio serán sostenidos por el Espíritu en sus pruebas? Miren la seguridad que Alma da en Alma 36:3-5, 27.

No busquen la tentación y las pruebas, pues ellas vendrán por sí solas, pero sí tomen la determinación de resistir y vencerlas cuando vengan, a fin de que puedan recibir del gozo del Señor.

(4-15) No debemos dar cabida a la tentación

“En el ejemplo del Salvador se recalca la importancia de no dar cabida a la tentación ni en el más mínimo grado. ¿Acaso no reconoció el peligro cuando se hallaba en el monte con su hermano caído, Lucifer, ante la fuerte tentación del consumado tentador? Pudo haber abierto la puerta y jugado con el peligro, diciendo: “Muy bien, Satanás, escucharé tu proposición. No es fuerza que yo me someta; no tengo que rendirme; no hay necesidad de que yo acepte; pero escucharé”.

“Cristo no transigió de esta manera. Terminante y prontamente dio fin a la discusión y mandó: ‘Vete, Satanás’, dándole a entender probablemente: ‘No quiero verte más; retírate de mi presencia; no quiero escucharte; no quiero tener nada que ver contigo’. Leemos que tras esto ‘el diablo entonces le dejó”’. (Kimball, El Milagro del Perdón, págs. 218-19).

¿ESTOY DESEOSO DE HACER LA VOLUNTAD DE MI PADRE?

No hay forma de dar cuenta de la manera en que Jesucristo guardó sus convenios excepto mediante el gran propósito que El expresa en los emotivos pasajes que se indican a continuación. Léanlos y relacionen los siguientes pasajes:

Juan 4:33,34

La mayor satisfacción de Cristo

Juan 6:38

El gran propósito del Señor en su venida

3 Nefi 11:11 y 3 Nefi 27:13, 14

Lucas 22:42-44

D. y C. 19:16-9

Lo que le costó a Jesucristo hacer la voluntad del Padre

Cristo amaba a su Padre. Su devoción no conocia límites. Su porte, su majestad y sus acciones sin tacha surgían de su total sujeción a la voluntad de su Padre. El poderoso Pastor entre los hombres también era el obediente Cordero de Dios.

Aunque posiblemente apenas podamos vislumbrar los sentimientos que El tuvo para con su Padre, deberíamos recordar que su Padre es también nuestro Padre Celestial. Podemos hacer que el gran propósito de nuestra vida sea el mismo que fue el gran propósito del Salvador: cada uno de nosotros puede resolver “hacer la voluntad de mi Padre”.

Tal vez quieran comentar en cuanto a las siguientes preguntas:

¿Qué veo en la forma en que Cristo encaró su relación con su Padre, que pueda ser de ayuda para mí? ¿Qué cosas podría hacer yo específicamente para guardar mejor mis convenios y mejorar mi relación con nuestro Padre?