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CAPITULO 46: ‘VAMOS ADELANTE A LA PERFECCION’


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“VAMOS ADELANTE A LA PERFECCION”

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Laodicea

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Jerusal

Epístola a los hebreos escrita por Pable, Aprox. en el año 65 D. C.

Hebreos

Cristo el Creador, el Heredero, el Hijo

1:1–4

Los ángeles son espíritus ministrantes

1:5–14

Jesucristo: Hecho un pocomenos que Elohim

2:1–9

Cristo se hizo mortal para salvar al hombre

2:10–18

Cristo es el Gran Sumo Sacerdote y Apóstol

3:1–6

Los infieles no obtendrán el reposo de los justos

3:7–19

El evangelio fue ofrecido al antiguo Israel

4:1, 2

Cómo entrar en el descanso del Señor

4:3–11

El segundo testimonio de la voz queda y pequeña

4:12, 13

Cristo, el Sumo Sacerdote compadecido

4:14–16; 5:1–3

Cristo llamado al Santo Sacerdocio

5:4–14

“Vamos adelante a la perfección”

6:1–3

Los hijos de perdición crucifican de nuevo a Cristo

6:4–9

Dios jura que los fieles serán salvos

6:10–20

El Sacerdocio de Melquisedec trae exaltación

7:1–3

Melquisedec aceptó los diezmos de Abraham

7:4–10

El Sacerdocio de Melquisedec administra el evangelio

7:11–14

El Sacerdocio de Cristo es poder de vida sin fin

7:15–18

Juramento y convenio del Sacerdocio

7:19–22

Comentario Interpretativo

(46-1) El libro de Hebreos muestra el cumplimiento de la ley de Moisés por parte de Cristo

Así como el sumo sacerdote de la antigüedad entraba al tabernáculo y ofrecía la sangre de un cordero como sacrificio por los pecados de Israel, del mismo modo Jesús, el más grande sumo sacerdote y el verdadero Cordero de Dios, ofreció su propia sangre para expiar el pecado, entró al santuario celestial y así hizo posible la salvación de todos los hombres. Pablo muestra el significado simbólico de la ley de Moisés y su cumplimiento en Cristo. Pablo indica que mediante este gran Sumo Sacerdote, Israel obtiene acceso a la presencia del Señor y que el sacrificio de Cristo es un acto relevante con vigencia para todos los que se vuelvan a El en fe y obediencia.

(46-2) lugar y fecha en que fue escrito el libro

Se desconoce el lugar donde fue escrito el libro de Hebreos. Sin embargo, con una simple frase: “Los de Italia os saludan” (Hebreos 13:24.) se aporta un indicio parcial. ¿Significa esto que el autor estaba en Italia y enviaba saludos de parte de sus conocidos italianos? ¿O significa que estaba en alguna otra parte del imperio y enviaba saludos de parte de conocidos de Italia? Ambos puntos de vista han sido sostenidos y no es posible dar una respuesta definitiva sin más información.

Enfrentamos problemas similares en relación a la fijación de una fecha aceptable. La epístola ciertamente ya era conocida en el año 95 D. C., pues Clemente, el obispo de Roma, la cita en su primera epístola y claramente acepta su autoridad. Además, aquellos para quienes la carta iba dirigida obviamente deberían haber tenido experiencia y tiempo en la Iglesia (Hebreos 5:12; 10:32); y parecería también, en razón de las frecuentes alusiones al ritual mosaico, que el templo de Jerusalén aún estaba en pie. Si así era el caso, debemos ubicar la fecha de la carta antes del año 70, siendo que en ese año el templo fue destruido. Pablo murió aproximadamente en el año 68 y si se le acepta como su autor, debe haber sido escrita antes de ese año. El año 65 parece ser la fecha más acertada de acuerdo con los hechos que conocemos.

(46-3) Paternidad literaria

Los Santos de los Ultimas Días son afortunados en que no necesitan abrirse camino en una maraña de conjeturas a fin de llegar a una conclusión. El élder Bruce R. McConkie explica el porqué:

“…el profeta José Smith dice que esta epístola fue escrita por ‘Pablo…a los hebreos’ (Enseñanzas, pág. 66), Y repetidamente en sus sermones atribuye pasajes de ella a Pablo. Pedro, siendo un hebreo, cuyo ministerio y enseñanzas fueron dirigidas en gran parte a su propio pueblo, parece estar identificando la paternidad literaria de la epístola al escribir: ‘…nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le ha sido dada, os ha escrito [a los hebreos], casi en todas sus epístolas…de estas cosas…algunas difíciles de entender’ (2 Pedro 3:15-16). De cualquier modo, Pablo escribió la epístola a los hebreos y para quienes aceptan a José Smith como un testigo inspirado de la verdad el asunto no tiene discusión” (DNTC, 3:133).

(46-4) Información

Como ha sido demostrado en nuestros análisis hasta aquí, la tensión a menudo era grande entre los cristianos gentiles y los cristianos judíos; los primeros sosteniendo que el ritual de la ley de Moisés había quedado anulado con el sacrificio expiatorio de Cristo y los últimos a menudo insistiendo en lo contrario. A medida que el primer punto de vista comenzó a prevalecer, surgió una pregunta interesante: Si aceptamos la verdad de que la ley de Moisés no tiene más vigencia sobre los cristianos, ¿cuál es el verdadero valor del Antiguo Testamento y cómo debe ser interpretado? La pregunta ejercía mucha atracción para los judíos cristianos siendo que su crianza personal incluía el estudio reverente de las Escrituras antiguas. (Las únicas Escrituras disponibles para los cristianos en aquella epoca, fuesen judíos o gentiles, eran las que nosotros conocemos como el Antiguo Testamento. El Nuevo Testamento estaba en proceso de preparación y pasaron casi tres siglos antes de que fuera aceptado como una norma o regla de fe.) La carta de Pablo a los hebreos parece haber sido escrita, por lo menos en parte, para contestar aquella pregunta.

(46-5) Contribuciones significativas

Hebreos es una de nuestras mejores fuentes doctrinales (aparte de algunos pasajes claves del Libro de Mormón) en el Antiguo Testamento en cuanto a que la doctrina del sacrificio expiatorio de Cristo, está más claramente indicada. Al estudiarla, noten las repetidas alusiones de Pablo a la autoridad del Antiguo Testamento para establecer el papel de Cristo en el Nuevo Testamento. Para Pablo Cristo está oculto en el Antiguo Testamento y revelado en el Nuevo. Por esta razón, el libro de Hebreos es una excelente guía para entender las enseñanzas del Antiguo Testamento y las prácticas de aquella época. Lejos de creerlo obsoleto, Pablo parece decir que el Antiguo Testamento posee numerosas referencias a la misión y sacerdocio del Hijo de Dios.

Una de las grandes contribucioiles del libro de Hebreos es que muestra el papel siempre presente de Jesucristo en la vida de los hombres. Aunque las Escrituras están saturadas de referencias al sacrificio expiatorio de Jesús, a su resurrección de entre los muertos y a su ascensión al cielo, ellas no tratan, como lo hace Hebreos, la vigencia actual de la obra del Redentor. Esto es de lo que trata Hebreos.

(46-6) Hebreos 1:13, 14. ¿Cuál es la diferencia entre un ángel y un espíritu ministrante?

De las actas de una reunión en la cual José Smith habló, tenemos lo siguiente:

“Explicó la diferencia entre un ángel y un espíritu ministrante; uno es un espíritu, envuelto en un cuerpo resucitado o trasladado, que ejerce su ministerio a favor de los espíritus incorporados; el otro es un espíritu desincorporado que visita a los espíritus desincorporados, y ejerce su ministerio a favor de ellos. Jesucristo se tornó en espíritu ministrante (mientras su cuerpo reposaba en la tumba) para con los espíritus que estaban encarcelados, a fin de cumplir una parte muy importante de su misión, sin la cual El no podría haber perfeccionado su obra o entrado en su descanso. Después de su resurrección, apareció a sus discípulos como un ángel” (Enseñanzas del Profeta José Smith, pág. 230).

“Estos ángeles se hallan bajo la dirección de Miguel o Adán, y él obra bajo la dirección del Señor. Por el versículo que se acaba de citar, vemos que S. Pablo entendía perfectamente los fines de Dios en lo que concernía a su relación con el hombre, y ese orden glorioso y perfecto que El estableció en Sí mismo, por medio del cual envió poder, revelaciones y gloria” (Enseñanzas del Profeta José Smith, pág. 200).

(46-7) Hebreos 2:6-9. ¿Es realmente el Señor poco menos que los ángeles?

“La lectura al margen de esta cita de Salmos 8:4-6 nos indica que el hombre es hecho, no un poco menor que los ángeles, sino un poco menor que Elohim, lo que significa que todos los hijos de Dios, incluyendo a Jesucristo, como hijos en su familia, son creados sujetos a El, con el poder de avanzar hasta que todas las cosas estén sujetas a ellos. De los que obtienen la vida eterna, está escrito: ‘…entonces estarán sobre todo, porque todas las cosas les están sujetas. Entonces serán dioses, porque tienen todo poder, y los ángeles están sujetos a ellos (D. y C. 132:20).

“En el único sentido en que los hombres o Jesucristo son menores que los ángeles es en que las restricciones mortales los limitan momentáneamente; cabe decir que los ángeles mismos se vuelven mortales y luego en la resurrección alcanzan nuevamente su estado angelical” (McConkie, DNTC, 3:143).

(46-8) Hebreos 3:11. ¿Qué significa entrar en el “reposo” del Señor?

Las Escrituras definen al “reposo” del Señor como “la plenitud de su gloria” (D. y C. 84:24.) El presidente Joseph F. Smith lo expresa un poco distinto:

“Los profetas antiguos hablan de “entrar en el reposo de Dios” ¿Qué significa? Para mí, significa entrar en el conocimiento y amor de Dios, tener fe en su propósito y en su plan, al grado de saber que estamos en lo justo, que no estamos buscando otra cosa, que no nos perturba todo viento de doctrina ni la astucia y artificios de los hombres que acechan para engañar. Sabemos de la doctrina que es de Dios y a nadie hacemos preguntas al respecto; los dejamos a sus opiniones, sus ideas y sus extravagancias de los hombres, ni su astucia y artimañas con las cuales intentan engañarlo y desviarlo de la verdad. Ruego que todos podamos entrar en el reposo de Dios, reposo de la duda, del temor, de la zozobra de los peligros, de la agitación religiosa del mundo…” (Doctrina del Evangelio, Vol. 1, Curso de estudio para los Quórumes del Sacerdocio de Melquisedee 1970-71, capítulo 9, pág. 63).

Al dejar esta vida, si entramos al paraíso, vamos a “un estado de descanso, un estado de paz, donde descansarán de todas sus aflicciones, y de todo cuidado y pena” (Alma 40:12).

(46-9) Hebreos 3:7-18. ¿Por qué los antiguos israelitas fracasaron en sus esfuerzos de entrar en el reposo del Señor?

Para obtener una respuesta clara a esta pregunta, lean los siguientes pasajes: Exodo 19:5-25; D. y C. 84:23, 24.

(46-10) Hebreos 4:8. ¿Por qué en la Biblia en inglés, Pablo indica que Jesucristo no dio “reposo” a los antiguos israelitas?

Jesús es la forma griega del nombre hebreo Yeshua y pasa al castellano en la forma de Josúe. En realidad, cuando el texto en inglés dice “Jesús” en este versiculo, Pablo se está refiriendo a Josué y no a Jesucristo. Lo que él quiere señalar es que los israelitas no encontraron su “reposo” bajo la dirección de Moisés ni de Josué, bajo cuya dirección encontraron y entraron en la tierra prometida; ni aun bajo David, su más grande rey.

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The High Priest of Ancient Israel

Sumo sacerdote del antiguo Israel

(46-11) Hebreos 5:1-3. ¿Qué sabemos concerniente a la obra de los antiguos sumos sacerdotes?

En algún momento durante la marcha de los hijos de Israel en el desierto, cerca de Sinaí, Dios mandó que Moisés tomase a Aarón y a los hijos de éste y los consagrara en el oficio de sacerdotes (Exodo 28:1). En Levítico, capítulo 8, encontramos un relato de la consagra ción, la cual se efectuó durante siete días. Posteriormente otros miembros de la tribu de Leví fueron ordenados sacerdotes para ayudar a Aarón y a sus hijos en sus tareas sacerdotales (Números 18:1-6). Estos hijos de Aarón presidieron sobre los sacerdotes del orden Levítico o Menor, y son llamados “sumos sacerdotes” en algunos pasajes (Levítico 21:10; Números 35:25; Josué 20:6; 2 Reyes 12:10), aunque no eran sumos sacerdotes según nosotros los conocemos en la actualidad; en cambio, eran sacerdotes presidentes del orden Aarónico. (Véase de John Taylor, Items on Priesthood, págs. S, 6.)

Los sacerdotes de Dios eran apartados para efectuar ciertas ordenanzas y funciones prescritas por el Señor. Su tarea especial era la de transportar el arca del convenio del Señor (Deuteronomio 31:9; Josué 3:3, 17) y servir en el tabernáculo (Números 3:6-9; 8:24). Entre las tareas de estos sacerdotes la principal era la de ofrecer los sacrificios matutinos y vespertinos al Señor en favor del pueblo (Exodo 29:38-44). También eran llamados para cuidar el fuego que ardía en el santo altar y vigilar que ardiese continuamente noche y día (Levítico 6:12). Su responsabilidad especial era la de enseñar los mandamientos del Señor a los hijos de Israel (Levítico 10:11; Deuteronomio 33:10). De este modo Pablo pudo decir que ellos eran “constituidos a favor de los hombres en lo que a Dios se refiere”.

(46-12) Hebreos 5:4. ¿En qué forma obtuvieron su autoridad los antiguos sacerdotes?

Aarón y sus hijos, como hemos visto, fueron llamados de Dios por uno que tenía autoridad en el ministerio (Exodo 28:1). Lo mismo ocurre en nuestra dispensación, los hombres reciben su autoridad de parte de aquellos que la tienen para conferirla. “Ninguno tome esta honra para sí mismo, si no fuere llamado por Dios, como lo fue Aarón. Y Aarón recibió su llamamiento por revelación” (Smith, Enseñanzas, pág. 334).

(46-13) Hebreos 5:5. ¿En qué forma llegó a ser Cristo sumo sacerdote?

“El sacerdocio es un principio sempiterno, y existió con Dios desde la eternidad, y existirá por las eternidades, sin principio de días o fin de años” (Enseñanzas, pág. 183).

“Si un hombre ha de recibir la plenitud del sacerdocio de Dios, debe obtenerla de la misma manera que Jesucristo la alcanzó, que fue por guardar todos los mandamientos y obedecer todas las ordenanzas de la casa del Señor” (Smith, Enseñanzas, págs. 376-377).

(46-14) Hebreos 5:7, 8. ¿Se aplica a Melquisedec, a Cristo, o a ambos la frase “aunque era hijo”?

“Estos versículos hacen una clara referencia a Cristo y a su ministerio terrenal y están en completa armonía con otros versículos que versan sobre el mismo asunto, así como también con los sermones de los hermanos al principio de esta dispensación que los citan como referentes a nuestro Señor.

“Sin embargo, hay una nota al pie de la página en la Versión Inspirada, la cual dice: ‘Los versículos 7 y 8 se refieren a Melquisedec y no a Cristo’. Considerándola por sí sola, y porque es solamente una parte de un todo, esta nota al pie de la página da una impresión errónea. El hecho es que los versículos 7 y 8 se aplican tanto a Melquisedec como a Cristo, porque Melquisedec fue un prototipo de Cristo y el ministerio de ese profeta representó y anunció al de nuestro Señor en el mismo sentido en que lo hizo el ministerio de Moisés (Deut. 18:15-19; Hechos 3:22-23; J. Smith 2:40). De este modo, aunque las palabras de estos versículos y particularmente las del versículo séptimo, tenían aplicación a Melquisedec originalmente, se aplican con igual fuerza, y posiblemente con mayor propiedad a la vida y ministerio de Aquél a través de quien todas las promesas hechas a Melquisedec fueron cumplidas” (McConkie, DNTC, 3:157).

(46-15) Hebreos 5:9. ¿En qué forma Jesucristo fue hecho perfecto?

“Cristo siempre fue perfecto en el sentido de que obedeció toda la ley del Padre en todo momento y permaneció siempre libre de pecado. Véase Hebreos 4:14-16; 5:1-3. Pero, por otro lado alcanzó la perfección mediante los sufrimientos y experiencias de la vida mortal, en el sentido de que murió y resucitó en gloriosa inmortalidad. En ese estado perfeccionado, poseyendo al fin un cuerpo de carne y huesos, tuvo entonces la misma perfección eterna poseída por su Padre. De ahí su pronunciamiento, después de la resurrección, de que todo poder le era dado en los cielos y en la tierra (Mateo 28:18)” (McConkie, DNTC, 3:158).

(46-16) Hebreos 6:1. ¿Puede uno dejar los principios de la doctrina de Cristo y alcanzar la perfección?

“Esto es una contradicción. No la acepto. Lo repetiré como debería decir. “por tanto, no dejando los principios de la doctrina de Cristo, vamos adelante a la perfección; no echando otra vez el fundamento del arrepentimiento de obras muertas, y de la fe en Dios, de la doctrina de bautismos y de la imposición de manos, y de la resurrección de muertos, y del juicio eterno” (Smith, Enseñanzas, pág. 404).

(46-17) Hebreos 6:4-6. ¿Qué es lo que la gente debe hacer para que se considere que está “…crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios y exponiéndole a vituperio”?

“Todos los pecados serán perdonados con excepción del pecado contra el Espíritu Santo; porque Jesús salvará a todos menos a los hijos de perdición. ¿Qué debe hacer el hombre para cometer el pecado imperdonable? Debe haber recibido el Espíritu Santo, deben habérsele manifestado los cielos, y después de haber conocido a Dios, pecar contra El. Después que un hombre ha pecado contra el Espíritu Santo, no hay arrepentimiento para él. Tiene que decir que el sol no brilla, cuando lo está mirando; negar a Jesucristo cuando se le han manifestado los cielos, y renegar del plan de salvación mientras sus ojos están viendo su verdad; y desde ese momento empieza a convertirse en enemigo. Así sucede con muchos apóstatas de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimas Días.

“Cuando un hombre empieza a hacerse enemigo de esta obra, me persigue, trata de matarme y nunca cesa de querer verter mi sangre. Está en él el espíritu del diablo, el mismo espíritu que tuvieron los que crucificaron al Autor de la Vida, el mismo espíritu que peca contra el Espíritu Santo. Uno no puede salvar a tales personas, no se les puede llevar al arrepentimiento; están en guerra contra uno, como el diablo, y terribles son las consecuencias” (Enseñanzas del Profeta José Smith, pág. 443-44). (46-18) Hebreos 6:19, 20

(46-18) Hebreos 6:19, 20. “…donde…entró por nosotros como precursor…”

“Así como el sumo sacerdote en Israel pasaba a través del velo entrando al Lugar Santísimo el Día de la Expiación, como parte de los ritos de purificación que libraban del pecado a Israel (Lev. 16), del mismo modo Jesucristo entró a los cielos para preparar el camino para quienes se volviesen limpios y puros mediante la obediencia a sus leyes” (McConkie, DNTC, 3:165).

(46-19) Hebreos 7:1. ¿Quién era Melquisedec, el rey de Salem?

“Melquisedec fue un hombre de fe que obró en justicia; y en su niñez temió a Dios; cerró la boca de leones, y apagó la violencia del fuego.

“Y así, habiendo sido aprobado de Dios, fue ordenado sumo sacerdote según el orden del convenio que Dios hizo con Enoc.

“Siendo según el orden del Hijo de Dios; el cual vino, no por hombre, ni por su voluntad; ni por padre o madre; ni por principio de días ni fin de años; sino de Dios;

“Y fue entregado a los hombres por el llamamiento de su propia voz, de acuerdo a su propia voluntad, a tantos como creyeron en su nombre” (Génesis 14:26-29, Versión Inspirada; traducción no oficial. Nótese que en la Biblia común, el capítulo 14 termina en el versículo 24).

(46-20) Hebreos 7:3. ¿Fue Melquisedec “sin padre, sin madre, sin genealogía”?

“Pues este Melquisedec fue ordenado sacerdote según el orden del Hijo de Dios, orden que era sin padre, sin madre, sin descendencia, no teniendo principio de días, ni fin de vida. Y todos los que son ordenados a este sacerdocio son hechos semejantes al Hijo de Dios, permaneciendo sacerdotes continuamente” (Hebreos 7:3, Versión Inspirada; traducción no oficial).

(46-21) Hebreos 7:3. ¿Cuál es el significado de la expresión “sin padre, sin madre, sin genealogía” en relación al Sacerdocio de Melquisedec?

“Comparándolo con el Sacerdocio Aarónico, según existía en el antiguo Israel, el orden de Melquisedec no vino ‘por descendencia de padre y madre’ (Enseñanzas, pág. 395). Esto es, el derecho a este sacerdocio mayor no fue heredado en la forma en que sucedía entre los levitas y los hijos de Aarón. La rectitud era un requisito absoluto para que se confiriera el sacerdocio mayor” (McConkie, Mormon Doctrine, pág. 478).

(46-22) Hebreos 7:9 ¿Cómo pudo Leví pagar diezmos a Melquisedec?

“Abraham fue can Melquisedec y le pagó los diezmos mucho antes de que Isaac, su hijo, hubiera nacido. Los hijos de Isaac, Esaú y jacob, nacieron después de la muerte de Abraham y Leví fue el tercer hijo de jacab. ¿Cómo, entonces, fue posible que Leví haya pagado “en Abraham…el diezmo”, habiendo sido éste un hombre cuya muerte precedió al nacimiento de Leví en muchos años? El problema se vuelve más sorprendente cuando se comprende que los levitas no llegaron a ser la tribu sacerdotal (a la cual los israelitas pagaban el diezmo) sino hasta después que Moisés los libró del cautiverio, unos cuatrocientos años más tarde.

“Aunque es difícil para nosotros comprender plenamente su realidad, este argumento de Pablo debe haber tenido gran sentido para la mente de los judíos, pues ellos firmemente recalcaban la continuidad y la unidad de toda su raza. La frase “por decirlo así” aclara que Pablo estaba hablando metafóricamente.

“La ley judía en su totalidad, sus ordenanzas y sacerdocio, son considerados potencialmente en Abraham. Cuando Abraham pagó los diezmos, Leví pagó los diezmos. Cuando Abraham fue bendecido, Israel fue bendecido. Es un tipo de razonamiento que correspondería a los hebreos, los que finalmente recalcaban la solidaridad de su raza” (Vincent, Word Studies, 2:1128).

(46-23) Hebreos 7:11-14. ¿Por qué el cambio de la ley de Moisés al evangelio requiere también un cambio en el sacerdocio?

La misión y expiación de nuestro Salvador dio fin a la ley menor de Moisés e instituyó en su lugar la ley de Jesucristo (3 Nefi 15:8, 9). Este cambio, a la vez, requirió también un cambio en el sacerdocio y de eso es de lo que Pablo está hablando. Ni la ley de Moisés ni el sacerdocio de Aarón que la administraba, eran capaces de llevar a la perfección a los hijos de Dios. El Sacerdocio Aarónico es una autoridad menor y administra el evangelio preparatorio solamente. El Sacerdocio de Melquisedec es el sacerdocio mayor, comisionado para oficiar en las ordenanzas del evangelio en su plenitud y es capaz de purificar nuestras vidas a fin de que podamos entrar de nuevo en la presencia del Señor. (3 Nefi 27:19, 20.)

(46-24) Hebreos 7:18-22. “…sin juramento fueron hechos sacerdotes”

El Sacerdocio Aarónico, siendo de un orden menor y, por lo tanto, incapaz de llevar a los hombres a la perfección, era hereditario en su naturaleza, pasando de padre a hijo. Entonces, como ahora, el Sacerdocio Aarónico era recibido “sin juramento” por los hombres (Hebreos 7:20, 21; Smith, Enseñanzas, págs. 390, 395-396); esto es, no hay promesas eternas intercambiadas en conexión con su recepción. Con el Sacerdocio de Melquisedec es diferente, tal como está claramente explicado en D. y C. 84:33-44. El Sacerdocio de Melquisedec se recibe solamente mediante un juramento y un convenio.

“Toda persona sobre la cual se confiere el Sacerdocio de Melquisedec, recibe su oficio y llamamiento en este sacerdocio mayor junto con un juramento y un convenio. El convenio tiene este fin; 1. El hombre por su parte se compromete solemnemente a honrar su llamamiento en el sacerdocio, guardar los mandamientos de Dios, vivir por toda palabra que sale de la boca de Dios y a andar en sendas de justicia y de virtud; y 2. Dios por su parte se compromete a dar a tales personas una herencia de exaltación y santidad en su presencia sempiterna. El juramento es la auténtica corroboración de parte de Dios, su promesa jurada, de que quienes cumplan con su parte del convenio saldrán en la resurrección y heredarán todas las cosas de acuerdo a su promesa” (McConkie, Mormon Doctrine, pág. 480).

PUNTOS A CONSIDERAR

(46-25) La perfección es una meta alcanzable si se cumple con la fórmula revelada por Cristo

“Este progreso hacia la vida eterna es cuestión de lograr la perfección. El cumplimiento de todos los mandamientos garantiza el perdón total de los pecados y le asegura a uno la exaltación por medio de esa perfección que se logra al seguir la fórmula que el Señor nos dio. En su Sermón del Monte dio este mandamiento a todos los hombres: “Sed, pues, 406 vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto” (Mateo 5:48). Ser perfecto significa triunfar del pecado; es un mandato del Señor. El es justo y sabio y benévolo. Jamás requeriría a sus hijos cosa alguna que no fuera para su beneficio, o que no se pudieran lograr. Por tanto, la perfección es una meta realizable” (Kimball, El Milagro del Perdón, pág. 209).

(46-26) La dilación es la mayor traba para alcanzar la perfección

“Aun en la Iglesia hay muchos miembros que son dejados y descuidados, y que continuamente están postergando. Obedecen el evangelio despreocupadamente, pero no con devoción. Han cumplido con algunos requisitos, mas no son valientes. No cometen crímenes mayores, pero simplemente dejan de hacer las cosas que les son requeridas, tales como pagar diezmos, guardar la Palabra de Sabiduría, tener oraciones familiares, asistir a las reuniones, ayunar, prestar servicio. Tal vez no consideren que estas omisiones sean pecados, sin embargo, de este género de cosas probablemente fueron culpables las cinco vírgenes fatuas de la paráboia de Jesús. las diez vírgenes pertenecían al reino y tenían todo derecho a las bendiciones, salvo que cinco de ellas no eran valientes, y no estaban prevenidas cuando llegó el gran día. Carecían de preparación por no haber obedecido todos los mandamientos; quedaron amargamente decepcionadas cuando se les excluyó de la fiesta de bodas, así como sucederá a sus imitadores modernos…

“Por motivo de que los hombres tienden a postergar tareas y menospreciar instrucciones, el Señor repetidamente ha dado mandatos estrictos y expedido amonestaciones solemnes. Una vez tras otra, en frases diversas y a lo largo de los siglos, el Señor se lo ha recordado al hombre para que éste quede sin excusa; y la carga de la amonestación profética ha sido que el momento para obrar es ahora, en esta vida terrenal. Uno no puede impunemente aplazar el cumplimiento por su parte de los mandamientos de Dios” (Kimball, El Milagro del Perdón, págs. 7-8, 9-10).

(46-27) El momento de comenzar el procedimiento de buscar la perfección es ahora

“…al salir de esta vida, dejando este cuerpo, tendremos el deseo de hacer muchas cosas que no podemos hacer sin él. Nos veremos seriamente impedidos, lo añoraremos y oraremos por la pronta reunión con nuestro cuerpo. Sabremos entonces qué gran ventaja es poseer un cuerpo.

“Entonces, todo hombre que está posponiendo hasta la próxima vida la tarea de corregir y vencer las debilidades de la carne, se está sentenciando a sufrir años de cautiverio, pues ningún hombre o mujer saldrá en la resurrección sino hasta haber completado su obra, hasta haber vencido, hasta haber hecho tanto como les era posible…

“El punto que tengo en mente es que nos estamos sentenciando a nosotros mismos a extensos períodos de cautiverio, separando a nuestros espíritus y cuerpos, o estamos acortando ese período, según la forma en la que nos dominamos o vencemos a nosotros mismos” (Ballard, Three Degrees of Glory, págs. 14-15).

(46-28) Un testimonio profundo, permanente, es de gran ayuda para llegar a ser perfectos

“En asuntos de religión, cuando un hombre es motivado por grandes y poderosas convicciones de verdad, es cuando se autodisciplina, no por las demandas que sobre él ejerce su Iglesia sino como consecuencia del conocimiento que en su corazón posee, de que Dios vive, de que él es un hijo de Dios con potenciales eternos e ilimitados; porque sabe que existe gozo en el servicio, satisfacción en la tarea realizada en bien de una gran causa” (Cordon B. Hinckley, “La verdadera fortaleza de la Iglesia”, Liahona, febrero 1974, págs. 43-44).

LA PERFECCION RESIDE EN SEGUIR LOS PRINCIPIOS DEL EVANGElIO

La perfección se logra solamente tomando como base los principios establecidos en el evangelio de Cristo. Como autor de nuestra salvación, Jesús tiene todo el derecho de prescribir las condiciones de salvación. Esto ha hecho El en lo que nosotros llamamos el evangelio de Jesucristo. Tal como lo propuso Cristo, el evangelio tiene principios y ordenanzas que deben ser realizadas y cumplidas a fin de merecer las bendiciones eternas.

El poder para alcanzar perfección en Cristo

La clase de perfección más plena no se obtiene en el estado terrenal. El presidente Joseph F. Smith lo explicó así:

“No buscamos la perfección absoluta en el hombre. El ser mortal no es capaz de ser totalmente perfecto. No obstante, nos es concedido ser tan perfectos en la esfera en la que se nos llama a estar y obrar, como al Padre Celestial el ser puro y recto en la esfera más exaltada en que El obra. Encontramos en las Escrituras las palabras del propio Salvador a sus discípulos, en las que les requirió que fuesen perfectos, como su Padre Celestial es perfecto; que fuesen justos como El es justo. No espero que lleguemos a ser tan perfectos como Cristo, que podamos ser tan justos como Dios; pero creo que podemos esforzarnos por lograr esa perfección con la inteligencia que poseemos y el conocimiento que tenemos de los principios de vida y salvación” (Doctrina del Evangelio, vol. 1, pág. 140, Itálicas agregadas).

Jesucristo no es solamente nuestro gran ejemplo, sino también es la fuente de “…toda potestad…en el cielo y en la tierra” (Mateo 28:18). Aquellos que deseen alcanzar la perfección están en constante necesidad de la ayuda indulgente de Jesucristo, no solamente para el perdón de los pecados pasados sino también para tener el poder necesario para vencer las tentaciones presentes.

Cristo es nuestro Salvador no solamente por su obra expiatoria y porque perdona nuestros pecados sino también porque nos ayuda con la fuerza espiritual necesaria para vencer el mal si es que lo buscamos con profunda humildad. Al ejercer la disciplina personal y acudir al Señor para pedir fuerza, El responde. Sabiendo esto, el profeta Moroni escribió las inspiradas palabras que se encuentran en Moroni 10:32-33. Léanlas, imaginándose que están dirigidas a ustedes. Son una promesa personal.

En Cristo ustedes pueden realmente volverse perfectos. Una vez más noten la promesa del Señor dirigida a ustedes, tal como se encuentra en D. y C. 93:20. ¿Qué quiere decir el Señor al declarar que recibirán la plenitud? ¿Creen que El les daría la plenitud de este poder y gloria si fueran indignos de recibirla?

¿Creen que el Señor los excusaría si en el estado terrenal no ascienden muy alto en la escala de perfección, como es posible que suceda? Consideren estas palabras del élder Joseph Fielding Smith:

“Es nuestro deber hoy ser mejores que ayer, y mañana ser mejores que hoy. ¿Por qué? Porque estamos en esa senda…hacia la perfección y ésta puede solamente venir por medio de la obediencia y el deseo sincero de vencer al mundo” (Mi mandato del Señor, Guía de estudio personal para los quórumes del Sacerdocio de Melquisedec 1976-1977, pág. 208).

La perfección implica esfuerzo consagrado en relación a un problema definido

En una manera real y significativa ustedes pueden comenzar a volverse perfectos ahora mismo. Esto significa esfuerzos concentrados y definidos sobre un problema particular en lugar de un intento casual y ocasional para vencer todos los problemas en un esfuerzo inmenso. Consideren el consejo dado por el presidente Harold B. Lee: “El mandamiento más importante de todos, es aquel que más se os dificulta guardar. Si se trata de uno de deshonestidad, de falta de castidad, si es uno de levantar falsos, de mentir, hoyes el día para que trabajéis en ello hasta que lleguéis a ser capaces de conquistar esa debilidad. Luego deberéis continuar con el siguiente que os resulta más difícil de guardar” (Church News, 5 de mayo de 1973, pág. 3).

Los comentarios del presidente Lee sugieren algunas cosas definidas que pueden hacer para vencer su debilidad. Primero identifiquen cuáles son sus debilidades. Hagan una lista de sus preocupaciones mayores al principio, siguiendo así hacia las de menor importancia. Recuerden, esta lista es muy personal y, debe ser guardada y mantenida en secreto. Es un asunto estrictamente entre ustedes y el Salvador y nunca deberán compartirla en clase o en público.

Cada mañana repasen su lista, prestando particular atención al problema en el cual quieren esforzarse ese día. Luego oren al Señor, rogándole que les fortalezca y prometiéndole que harán todo lo que les sea posible.

Esa noche infórmenle, mediante oración, en cuanto al éxito o fracaso que hayan tenido. A medida que se encuentren mejorando (y así será), pidan perdón y más fortaleza. Tengan constantemente presente el gozo y el amor de nuestro Padre Celestial hacia ustedes por causa de los esfuerzos que están haciendo. Recuerden también que sus debilidades pueden convertirse en sus fuerzas; ciertamente, a medida que cada una es vencida puede servir como peldaño de poder para ascender hacia Dios y hacia su hogar eterno. Examinen el pasaje de Eter 12:27. ¿Cuál es el propósito de la debilidad? ¿Qué intenta hacer el Señor con las debilidades de ustedes si se lo permiten? ¿Se lo permitirán? Si lo hacen, encontrarán el poder del cielo abierto hacia ustedes y recibirán mayor gozo y paz y una relación más íntima con su Salvador, en un grado mayor que el que los demás pueden conocer.