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CAPITULO 47: ‘POR LA SANGRE SOIS SANTIFICADOS’


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“POR LA SANGRE SOIS SANTIFICADOS”

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Map Chp. 47

Tesalónica

Atenas

Corinto

Filipo

Samotracia

Asón

Troas

Pérgamo

Tiatira

Filadelfia

Sardis

Efeso

Laodicea

Creta

MAR MEDITERRANEO

Iconío

Listra

Derbe

Chirpe

Ca

Jeru

Carta a los Hebreos. Se cree que fue escrita por Pablo, aprox. en el año 65 D.C. (Hebreos)

Hebreos

La salvación viene mediante la intercesión de Cristo

7:23–28

Cristo se ofreció como sacrificio por el pecado

8:1–5

Un nuevo convenio con Israel

8:6–13

Las ordenanzas mosaicas son un prototipo del ministerio de Cristo

9:1–14

Cristo, el mediador del nuevo convenio

9:15–28

“Por la sangre sois santificados”

10:1–18

Los que caen de la gracia son condenados

10:19–39

Comentario Interpretativo

(47-1) Hebreos 8:3. ¿Qué sabemos en cuanto a la ordenanza del sacrificio tal como la practicaban 105 antiguos sumos sacerdotes?

Muchos han supuesto que la ordenanza del sacrificio de animales fue introducida por Moisés. Pero no es así. El principio de los sacrificios fue enseñado originalmente a Adán luego de la expulsión del Jardín de Edén. Adán fue claramente instruido en relación a que el sacrificio de las “primicias” de sus rebaños era un prototipo del sacrificio expiatorio de Cristo. “Esto es a semejanza del sacrificio del Unigénito del Padre…” (Moisés 5:7) le fue dicho. El élder McConkie escribe lo siguiente en relación a la ordenanza del sacrificio:

“La forma de la ordenanza era preparada de tal modo que dirigía la atención hacia el sacrificio de nuestro Señor. La ofrenda hecha en conexión con la Pascua, la muerte del cordero pascual, por ejemplo, disponía que un macho de entre los corderos, uno que no tuviera más de un año, sin defecto o mancha, fuese elegido; en la ofrenda la sangre era derramada y se cuidaba de no quebrar los huesos del animal, siendo todo ello una representación simbolica de la manera en que ocurriría la muerte de Cristo (Ex. 12). Muchos detalles fueron añadidos a la ley del sacrificio tal como se aplicó en la dispensación de Moisés, pero los principios básicos que gobernaban al sacrificio son parte del evangelio mismo y antecedieron a Moisés y al orden menor que vino por medio de él” (McConkie, Mormon Doctrine, pág. 665).

(47-2) Hebreos 8:7-13. ¿Cuál es el “nuevo pacto” del cual habla Pablo?

El evangelio era un “nuevo pacto” porque ofrecía 105 principios y ordenanzas de salvación en su plenitud, mientras que la ley de Moisés no. Los israelitas, en general, rechazaron la plenitud del evangelio en ambas ocasiones en que les fue ofrecida: primero, cuando andaban errantes en el desierto bajo la dirección de Moisés, y posteriormente cuando Jesús vino a la tierra en el meridiano de 105 tiempos. José Smith dijo una vez: “Cristo ofreció hacer convenio con ellos mientras estuvo en la carne, pero lo despreciaron y rechazaron sus ofertas y dio por resultado que fueron desgajados y no se hizo convenio con ellos en esa ocasión…

“De modo que después que esta familia escogida rechazó a Cristo y sus promesas, 105 heraldos de la salvación le dijeron: “He aquí, nos volvemos a 105 gentiles”; y los gentiles recibieron el convenio y fueron injertados en el lugar donde había sido desgajada la familia escogida. Mas los gentiles no han perseverado en la bondad de Dios, sino que se han apartado de la fe que en un tiempo fue entregada a 105 santos, y han violado aquel convenio en que sus padres fueron establecidos (véase Isaías 24:5); Y se han vuelto altivos y no han temido; por consiguiente, tan sólo unos pocos de ellos serán reunidos con la familia escogida” (Smith, Enseñanzas, págs. 10-11).

(47-3) Hebreos 9:1-10. ¿Qué sabemos concerniente al antiguo Tabernáculo y sus servicios?

Durante los años en que Israel anduvo errante y antes de la construcción del templo en 105 días de Salomón (aproximadamente en el año 970 A.C.), los sacerdotes de Israel efectuaban las ordenanzas sagradas en bien de su pueblo en una tienda portátil conocida como Tabernáculo. Este edificio, construido de tal manera que podía ser cambiado de un lugar a otro con toda rapidez, era lo primero que se levantaba en cualquier nuevo lugar donde el pueblo acampaba.

El tabernáculo estaba formado por dos partes. Había un compartimento externo en el cual 105 levitas y 105 hijos de Aarón podían entrar diariamente para efectuar las ordenanzas sagradas prescritas por la ley de Moisés. También estaba el compartimento interior, separado por un velo y considerado como el Lugar Santísimo, en el cual el sumo sacerdote podía entrar solamente una vez al año para efectuar sus deberes sagrados el día de la expiación. Como lo explicó Pablo, la parte externa del Tabernáculo contenía el candelabro sagrado, doce hogazas de pan de la proposición, y un altar para el incienso; en la cámara interior conocida como el Lugar Santísimo, estaba el arca del pacto, una caja algo parecida a un baúl de buen tamaño de 105 de la actualidad. En el arca se guardaba el incensario de oro, un recipiente de oro que contenía maná, el báculo de Aarón y las tablas sobre las que estaban escritos los Diez Mandamientos.

El vocablo tabernáculo significa literalmente “lugar de morada” y era llamado así debido a la creencia de que Dios vivía allí. Cuando Israel acampaba, el tabernáculo era armado en el centro mismo del campamento (simbolizando la idea de que Dios debía ser el centro de la vida de su pueblo) y lo rodeaban las tiendas de las distintas tribus por todas partes.

Cada división del tabernáculo era considerada como un santuario. Mientras que los sacerdotes podían entrar a la cámara externa cada día según lo requerían 105 deberes sacerdotales, solamente el sumo sacerdote (todos los sacerdotes del orden de Aarón eran descendientes de Aarón en contraste con los levitas que eran solamente de la tribu de Leví. El sumo sacerdote tenía que ser, no solamente de la tribu de Leví sino también el primogénito de un descendiente directo de Aarón) podía entrar al Lugar Santísimo yeso una vez al año, en el Día de la Expiación. Yom Kippur, o Día de la Expiación, es el día más sagrado de todos los días del año judío y tenía como propósito la ofrenda de un sacrificio especial dentro del Lugar Santísimo, en bien de 105 pecados del pueblo. El ritual incluía una serie de pasos, los dos primeros eran propios de la preparación del sumo sacerdote para sus deberes solemnes. Primero ofrecía sacrificios por sí mismo y por sus hermanos sacerdotes a fin de hacerlos dignos simbólicamente de efectuar sus funciones sagradas. Luego dejaba a un lado sus vestiduras sacerdotales, se cubría con una sencilla túnica blanca en preparación para el sacrificio mismo y volvía al patio exterior. Tomando dos machos cabríos puros y sin defecto, dedicaba uno a Jehová y uno al maligno, Azazel, o el diablo. El cabrío dedicado a Jehová era sacrificado en el patio exterior. Su sangre era llevada al Lugar Santísimo y regada sobre el Asiento de la Misericordia y delante del Arca del Convenio. Esto simbolizaba que 105 pecados de Israel eran expiados mediante el sacrificio.

Volviendo al patio exterior, el sumo sacerdote ponía entonces sus manos sobre el segundo cabrío y solemnemente confesaba sobre él todos los pecados de Israel. Hecho esto, el cabrío era llevado fuera del campamento y, o se le dejaba perder en el camino o era arrojado desde un peñasco para que muriese. De esta manera se representaba una transferencia de los pecados de los hijos de Israel al cabrío. Esta es la fuente de origen de la idea moderna de la víctima propiciatoria, es decir, alguien que literalmente es castigado por los errores o pecados de otros.

(47-4) Hebreos 9:11-15; 23-28. El papel de Jesucristo como sumo sacerdote mediador del Nuevo Testamento.

Jesucristoefectuó por nosotros esencialmente la misma funciónque efectuaban los antiguos sacerdotes por Israel:expió por nuestros pecados. Hay una diferencia, sinembargo, entre las dos ofrendas: los antiguos sacerdotes ofrecían cabríos o corderos tomados de los rebaños de Israel, y Cristo, el más puro “Corderode Dios” (Juan 1 :29, 36) se ofreció a sí mismo.Ningún hombretomó la vida de Cristo, el Salvador la entregó voluntariamente(Juan 10:18). De este modo, jesús no solamentefue para nosotros el sumo sacerdote en la realización de la ofrenda; tambiénfue la ofrenda misma!Esto es lo que Pablo desea que notemos. Cristo esel mediador del Nuevo Testamento en la misma formaen que los antiguos sacerdotes eran mediadores delAntiguo Testamento, o ley de Moisés. jesús vino “para…por el sacrificio de sí mismo…. quitar de en medio el pecado”(Hebreos 9:26). Así como el antiguosumo sacerdote entraba en el Lugar Santísimo enla tierra y esparcía la sangre del cabrío sobre el asientode la misericordia, del mismo modo jesucristo entróen el santuario del cielo mismo, para interceder anteel Padre en bien de aquellos cuya penitencia loshiciera dignos de su acto de misericordia. (Hebreos 9:11-15, 23-25.)

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The Altar of Incense

El altar del incienso

(47-5) Hebreos 9:15-17. ¿Qué quiso decir Pablo con aquello de “Porque donde hay testamento, es necesario que intervenga muerte del testador”?

“…En el uso legal, un testador es aquel que deja un testamento en el momento de su muerte. El testamento es un documento escrito mediante el cual el testador estipula el reparto de su propiedad. Tal como es usado en el sentido del evangelio, un testamento es un convenio. Jesús es el Mediador del Nuevo Convenio o Testamento, esto es, del evangelio que vino a reemplazar a la ley de Moisés…

“…En otras palabras, Cristo tuvo que morir para traer la salvación. El testamento o convenio de salvación entró en vigencia por causa de la expiación efectuada en conexión con aquella muerte. Cristo es el testadar. Su don, tal como sería el caso con cualquier testador, no puede ser heredado sino hasta después de su muerte. Cristo murió para que pudiera venir la salvación y sin su muerte no podría haber testado ni inmortalidad ni vida eterna para los hombres” (McConkie, Mormon Doctrine, pág. 784-85).

(47-6) Hebreos 9:22. ¿Qué quiere decir Pablo con “sin derramamiento de sangre no se hace remisión”?

Como se ha señalado anteriormente, la remisión de pecados bajo la ley de Moisés requirió el derramamiento de la sangre de un animal. Al establecer las leyes respecto a las ordenanzas de los sacrificios en el antiguo Israel, el Señor explicó: “Porque la vida de la carne en la sangre está, y yo os la he dado para hacer expiación sobre el altar por vuestras almas; y la misma sangre hará expiación de la persona” (Levítico 17:11). En otras palabras, la sangre es símbolo de la vida, y fue la vida de Cristo lo que se requirió para la remisión de los pecados. (Véase Mosíah 3:14, 15.)

(47-7) Hebreos 10:1-9. “…la ley [de Moisés]…nunca puede…hacer perfectos a los que se acercan…”

Aquí regresa Pablo a un tema anterior, el referente a que la perfección no puede venir por la ley de Moisés ni por el sacerdocio menor que oficia en esa ley (comparar con Hebreos 7:11, 12). La ley, dice Pablo, no es sino “la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas”. Esto es así, dice, porque el sacrificio mosaico por los pecados debe ser repetido diariamente mientras que el sacrificio de Cristo actúa “una vez para siempre”.

(47-8) Hebreos 10:19, 20. ¿Cómo entramos en el Lugar Santísimo mediante la sangre de Jesucristo?

El antiguo tabernáculo y los templos hechos s.egún ese modelo, tenían velos que separaban una parte de otra. Pasar el primer velo era pasar del patio exterior al santuario interior conocido como Lugar Santo. Pasar el segundo velo era entrar en el Lugar Santísimo, o el Lugar Más Santo.

Pablo aprovecha el entendimiento de los hebreos acerca de estas cosas para indicar, simbólicamente, el papel de Cristo en hacer posible que nosotros entremos al cielo, nuestro Lugar Santísimo. Como en los tiempos antiguos el sumo sacerdote entraba al santuario terrenal mediante los ritos de purificación, del mismo modo nosotros tenemos el privilegio de entrar al santuario celestial mediante la sangre de Cristo, la cual nos limpia de pecados.

“La expiación por los pecados ya no se hace mediante el sumo sacerdote en Israel al pasar a través del velo del templo hasta el Lugar Santísimo (Lev. 16). Véase Heb. 6:19-20. Ahora hay una nueva forma, pues el velo del viejo templo se rasgó con la crucifixión (Mateo 27:50-51). Ahora Jesucristo ha pasado a través del velo entrando al cielo mismo. Mientras vivió, su cuerpo mortal se interpuso entre El y el eterno Lugar Santísimo, pues ‘carne y sangre no pueden heredar el reino de Dios’ (1 Cor. 15:50), pero ahora El ha rasgado el velo de su carne, por así decirlo, mediante la muerte y ha entrado en la plenitud del reino de su Padre a través de la resurección” (McConkie, DNTC, 3:190-91).

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Tabernacle Chp. 47

Plano del antiguo Tabernáculo

ARCA DEL

CONVENIO

Lugar Santisimo

Velo

ALTAR DE INCIENSO

Lugar Santo

Velo

CANDELABRO DE ORO

MESA DEL PAN DE LA PROPOSICION

OESTE

S SURI

NORTE

ESTE

GRAN FUENTE

ALTAR DE LOS HOLOCAUSTOS

ENTRADA

(47-9) Hebreos 10:26-31 ¿Qué significa hacer “afrenta al Espíritu de gracia”?

Véase el Comentario Interpretativo 46-17.

PUNTOS A CONSIDERAR

SIGNIFICADO DE LA SANGRE

(47-10) La sangre es la vida del cuerpo

La sangre es aquella substancia física que renueva y da energía al cuerpo, llevándole alimento y nutrición y eliminando los materiales de desecho. En la resurrección recibiremos un cuerpo físico perfeccionado, a veces llamado cuerpo espiritual (D. y C. 88:27). Esto no significa que un cuerpo así no tenga substancia tangible sino, más bien, que es “…vivificado por el espíritu y no por la sangre…El cuerpo inmortal es vivificado por el espíritu, pero el cuerpo mortal es vivificado por la sangre“ (Smith, Doctrines of Salvation, 1:72-73). En las Escrituras se nos dice que la vida de la carne es la sangre (Génesis 9:4; Levítico 17:10, 11, 14; 19:26; 1 Samuel 14:32, 33; Hechos 15:20, 29). A Moisés le fue dicho claramente: “Solamente que te mantengas firme en no comer sangre; porque la sangre es la vida, y no comerás la vida juntamente con su carne” (Deuteronomio 12:23). Levítico capítulo 17, versículo 11, dice: “Porque la vida de la carne en la sangre está, y yo os la he dado para hacer expiación sobre el altar por vuestras almas; y la misma sangre hará expiación de la persona.”

No puede haber error en que la sangre ofrecida antiguamente sobre el altar del sacrificio era un recordatorio directo del sacrificio del Salvador. Además, los antiguos profetas entendían que la sangre era lo que hacía posible la expiación de sus pecados.

(47-11) La redención viene por la sange derramada de Cristo

“Es decir, mediante la fe en Cristo, el cual iba a veni”, y por medio de la representación del derramamiento de su sangre en los sacrificios y los ritos inherentes a El, aquellas personas del antiguo Israel estaban efectuando la expiación de sus pecados. Mediante su sistema revelado de ritos y obras, se les hacía recordar que el perdón y la redención vienen mediante el derramamiento de la sangre de Cristo” (McConkie, DNTC, 3:184-85).

(47-12) La remisión de pecados mediante la sangre de Cristo

“LosSantos de los Ultimas Días creemos en la eficacia dela sangre de Cristo. Creemos que mediante la obediencia alas leyes y ordenanzas del evangelio se obtiene laremisión de los pecados; pero esto no podría sersi Cristo no hubiera muerto por nosotros. Si creyeseis enla expiación de sangre (de los hombres) yo podría preguntaros por quéfue derramada la sangre de Cristo y en lugar de la de quiénes fue derramada.Yo podría pediros que explicaseis las palabras de Pablo: ‘y sin derramamiento de sangre no se hace remisión.’ (Hebreos 9:22)” (Smith, Doctrinas de Salvación, 1:127-128).

¿Cuándo se derramó la sangre de Cristo por ustedes? ¿Fue sobre la cruz o fue en algún otro momento, en otro lugar, cuando el tembló a causa del dolor y sangró por cada poro y rogó que el tiempo de aquella agonía pudiera pasar? ¿Los conocía El a ustedes como individuos en aquel entonces? ¿Y sufrió voluntariamente por ustedes allí, por los pecados personales de ustedes? Posiblemente ahora ustedes quieran detenerse un momento para considerar el testimonio de los profetas Isaías y Abinadí. Consideren el significado de Mosíah 14:1, 10; 15:10, 11.

¿Cómo se sentiría el Salvador en relación a alguno por quien El sufrió y rehusa, por orgullo y arrogancia, aceptar su sacrificio y participar de su poder redentor?

El DERRAMAMIENTO DE LA SANGRE DE CRISTO EN NUESTRO BIEN HACE POSIBLE QUE SEAMOS SANTIFICADOS

(47-13) “…por la sangre sois santificados”

Mediante la fe en Cristo y en la eficacia de su expiación, hay una cualidad de vida espiritual fomentada en el alma del creyente. Este avivamiento espiritual está directamente asociado con el proceso de santificación personal. Las declaraciones siguientes aclaran más la forma en la cual los poderes de santificación de la Expiación pueden refinar la vida del hombre:

“La expiación de Cristo es la piedra angular sobre la cual se apoyan todas las cosas que tienen relación con la salvación y la vida eterna. De ahí que el Señor le haya dicho a Adán: ‘…por la sangre sois santificados’ (Moisés 6:60), aunque el pronunciamiento usual es que los hombres son ‘…santificados por la recepción del Espíritu Santo’ (3 Nefi 27:20). El significado es que aunque los hombres son santificados por el poder del Espíritu Santo, tal proceso de santificación tiene eficacia y se aplica gracias al derramamiento de la sangre de Cristo. Así es que Moroni dice que los santos fieles son ‘santificados en Cristo por la gracia de Dios, mediante el derramamiento de la sangre de Cristo, según el convenio del Padre para la remisión’ de los pecados de ellos, a fin de que se vuelvan santos y sin mancha (Moroni 10:33.)” (McConkie, DNTC, 3:188).

(47-14) Definición de santificación

“Ser santificado es llegar a ser limpio, puro y sin mancha; estar libre de la sangre y de los pecados del mundo; llegar a ser una nueva criatura del Espíritu Santo, alguien cuyo cuerpo ha sido renovado por el renacimiento del Espíritu. La santificación es un estado de santidad, un estado alcanzado solamente mediante la sujeción a las leyes y ordenanzas del evangelio. El plan de salvación es el sistema y el medio provisto mediante el cual los hombres pueden santificar sus almas y por lo tanto llegar a ser dignos de una herencia celestial…

“…Los que logran este estado de pureza y perfección son capaces, según la ocasión lo requiera, de ver a Dios y ver las cosas de su reino (D. y C. 84:23; 88:68; Eter 4:7). Los Tres Nefitas ‘fueron santificados en la carne, a fin de que fuesen santos, y no los pudiesen contener los poderes de la tierra’ (3 Nefi 28:39)” (McConkie, Mormon Doctine, págs. 675%76).

(47-15) Cómo hacemos eficaz para nosotros la sangre derramada de Cristo

“Los hombres solamente pueden ser salvos y glorificados en el reino de Dios mediante la rectitud; por lo tanto, debemos arrepentirnos de nuestros pecados y andar en la luz como Cristo está en la luz, para que su sangre pueda limpiarnos de todos los pecados y a fin de que podamos tener compañerismo con el Señor y recibir de su gloria y exaltación” (Joseph Fielding Smith, en CR, oct. de 1969, pág. 109).

¿Qué corazón hay que no rebose de gratitud y amor hacia el Salvador y el sacrificio de su sangre, con la cual estamos personalmente tan relacionados? A medida que el Espíritu destila suavemente sobre el alma y nos acercamos al Maestro, la sensación de que somos completamente dependientes de El surge en nosotros. ¿Cómo fue posible que alguien como El se interesara tanto por nosotros al punto de querer proveer una expiación infinita en nuestro beneficio? Y sin embargo lo hizo.

La clave para llegar a ser perfectos en Cristo se encuentra mediante la fe y la obediencia, lo cual implica nacer de nuevo. Entonces viene el “grande cambio en nosotros o en nuestros corazones, que ya no sentimos más disposición a obrar mal, sino a hacer lo bueno continuamente” (Mosíah 5:2). Entonces queda solamente un paso: finalmente llevar a efecto este cambio en su vida pues Cristo sufrió por ustedes, lo cual está descrito en Alma 13:11-13. Esta es una promesa que pueden ver cumplida si comienzan ahora a ejercer su fe y obedecer a Aquél que ha preparado el camino para la santificación y la vida eterna de ustedes.