2023
La Navidad significa esperanza, paz y amor
Diciembre de 2023


“La Navidad significa esperanza, paz y amor”, Liahona, diciembre de 2023.

La Navidad significa esperanza, paz y amor

El Niño Jesús que adoramos y reverenciamos en la época navideña nos ofrece esperanza, paz y amor durante nuestros momentos de prueba.

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rostro de una niña pequeña

Hope Gentile, cuatro días antes de su primer tratamiento de quimioterapia, en marzo de 2015.

Fotografías de Hope, por Nicholas Gentile

El presidente Boyd K. Packer (1924–2015), Presidente del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó: “Cada vez que nace [un niño], el mundo renueva su inocencia”1. Y debido al nacimiento prometido de un Niño hace mucho tiempo “en la ciudad de David” (véase Lucas 2:11), el corazón de quienes aceptan a aquel Niño y Su misión puede renovarse cada día con esperanza, paz y amor.

La esperanza, la paz y el amor se encuentran en la “gran luz” (Isaías 9:2) que Jesucristo trajo a nuestro mundo en creciente oscuridad. La esperanza, la paz y el amor también se encuentran en las “buenas nuevas de gran gozo” (Lucas 2:10) que bendicen a todos los hijos de Dios por medio de Su nacimiento.

La época navideña es la oportunidad perfecta para centrar nuestro corazón y nuestra mente en el Niño Jesús, que nació hace tanto tiempo, y en la esperanza y la paz que el mensaje de Su evangelio brinda a cada uno de nuestros corazones a medida que lo seguimos voluntariamente.

Esperanza en el Salvador

Hace unos años, una sola palabra —cáncer— metió a la joven familia de Nicholas y Christina Gentile en lo que el hermano Gentile llamó “las profundidades inexploradas de una prueba de vida o muerte”. A Hope, su hija de diecinueve meses, se le había diagnosticado un tumor en la parte inferior de la espalda.

“Durante los siguientes cinco meses de cirugías y quimioterapia, la batalla de Hope por la vida creó un caleidoscopio de experiencias que finalmente fortaleció el testimonio de la gracia del Salvador de nuestra familia”, recuerda el hermano Gentile.

La prueba y el futuro incierto de Hope hicieron que los miembros de la familia se acercaran más unos a otros y al Salvador.

“Sabíamos que lo que veíamos era solo parte de la realidad que Dios veía para Hope”, dijo el hermano Gentile. “A pesar de la oscuridad, confiábamos en Él, sin importar el resultado”.

Una oscura noche, durante el segundo período de cinco días de quimioterapia de Hope, el hermano Gentile notó cuánto cabello había perdido ella en los días anteriores. Los mechones rubios cobrizos que le quedaban le recordaban dolorosamente su condición mortal. No obstante, hallaba solaz en la promesa del Señor de que “ni uno de sus cabellos caerá a tierra inadvertido” (Doctrina y Convenios 84:116).

“Sentí que Jesucristo tenía muy presente la travesía de Hope y nuestro pesar”, dijo el hermano Gentile. “No nos dejó ‘huérfanos’ [Juan 14:18]”.

Una noche, a la hora de dormir, mientras el hermano Gentile le leía un libro de cuentos a Hope, preguntó con una voz divertida: “¿Qué dice el búho?”. Con una risita, Hope respondió: “¡Buuu, buuu!”. Entonces él preguntó: “¿Qué dice la vaca?”. Hope contestó con orgullo: “¡Muu, muu!”.

En ese momento, un cuadro del Salvador que había en la pared del dormitorio de Hope captó la atención del hermano Gentile. El Espíritu lo inspiró a preguntar: “Hope, ¿y qué dice Jesús?”.

Mientras esperaba la respuesta de su hija, Hope se le acurrucó en el hombro, abrió sus grandes y azulados ojos, y susurró: “‘Te abrazo’. Jesús dice: ‘Te abrazo’”.

El hermano Gentile se acercó con suavidad el cuerpecito de Hope y la abrazó mientras él sollozaba. Mientras Hope le correspondía el abrazo con sus bracitos, susurró: “Te quiero, papi”.

Dios le había dado aquel momento al hermano Gentile y a su familia por una razón especial: “Jesús estaba sosteniendo a nuestra familia en Sus brazos amorosos”, dijo él. “Desde aquella noche sagrada, he meditado sobre la tierna verdad que Dios me enseñó por medio de las palabras de mi hija: Jesús nos abrazará y bendecirá durante nuestras pruebas, si se lo permitimos. Esas bendiciones llegan de acuerdo con Sus tiempos, manera y voluntad perfectos, pero sí llegan. Conozco esas verdades porque el Espíritu Santo me ayudó a sentirlas en el cuarto de Hope, esa noche oscura”2.

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el Salvador sostiene a una niña pequeña

Security Blanket [Manta de seguridad], por David Bowman; prohibida su reproducción

Paz en Cristo

Me alegra informar que la fe y las oraciones de la familia Gentile fueron contestadas. Hoy en día, Hope es una niña sana y feliz de diez años.

Pero, ¿y aquellas ocasiones en que la respuesta de Dios no es la que habíamos esperado? ¿Se puede recibir paz en medio del dolor personal?

Tal como la halló la familia Gentile, la paz siempre se halla al volvernos al Salvador, cuyo nacimiento en Belén celebramos en estas fechas. En la época navideña, cuando las pruebas personales, el pesar y la enfermedad a menudo pueden reducir nuestras celebraciones navideñas, nuestro testimonio del nacimiento, la muerte y la resurrección del Salvador brinda paz.

Nuestro amado profeta, el presidente Russell M. Nelson, nos enseñó: “Así como el Salvador nos brinda una paz que ‘sobrepasa todo entendimiento’ [Filipenses 4:7], también nos brinda una intensidad, profundidad y amplitud de gozo que desafía la lógica humana o la comprensión mortal. Por ejemplo, no parece posible sentir gozo cuando un hijo padece una enfermedad incurable, o cuando perdemos el empleo, o cuando nuestro cónyuge nos traiciona. Sin embargo, ese es precisamente el gozo que brinda el Salvador. Su gozo es constante, asegurándonos de que nuestras ‘aflicciones no serán más que por un breve momento’ [Doctrina y Convenios 121:7] y que serán consagradas para nuestro provecho [véase 2 Nefi 2:2]”3.

Cuando el Señor nos transmite consuelo al alma, podemos sumarnos a la “multitud de las huestes celestiales, que alababan a Dios y decían: ¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!” (Lucas 2:13–14).

Podemos “veni[r] […] con alegre canto […] [a] Belén”4.

Podemos “dormir en paz”5 sabiendo que, en última instancia, todo estará bien y se rectificará de acuerdo con las promesas de Dios y con el tiempo, la manera y la voluntad perfectos de Dios.

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dos imágenes de Hope Gentile

Izquierda: Hope después de su cuarto tratamiento de quimioterapia, en junio de 2015. Derecha: Hope a los nueve años.

El don del amor

El Padre nos conoce perfectamente a cada uno de nosotros: nuestras pruebas e imperfecciones, nuestros anhelos y pérdidas. Debido a que Él nos ama, nos ha dado el don más grande que podríamos recibir.

“Porque de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su Hijo Unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16).

Debido a que el Hijo nos ama del mismo modo, dio voluntariamente Su vida por nosotros.

“[El Hijo] no hace nada a menos que sea para el beneficio del mundo; porque él ama al mundo, al grado de dar su propia vida para traer a todos los hombres a él”, profetizó Nefi sobre el Salvador. “Por tanto, a nadie manda él que no participe de su salvación” (2 Nefi 26:24).

Como discípulos del Salvador en los últimos días, tenemos la responsabilidad y la bendición de compartir el amor que el Padre y el Hijo tienen por nosotros. Compartimos ese amor al dar testimonio a los hijos de Dios del preciado conocimiento que tenemos de que Dios vive, de que Su Hijo vino a la tierra para salvarnos de la muerte física y espiritual, y de que en nuestros días el Salvador ha restaurado Su Iglesia: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.

El don del Hijo Unigénito de Dios es la razón por la que celebramos la Navidad. La Navidad significa esperanza y paz duraderas que se han hecho posibles mediante la Expiación y Resurrección que el Salvador efectuó por amor a nosotros. La Navidad significa vida sempiterna y reencuentros eternos que son posibles mediante ordenanzas sagradas que se efectúan en los santos templos.

“La razón principal por la que celebramos la Navidad es debido a la Pascua”, dijo el presidente Nelson. Agregó: “Gracias a Jesucristo, podemos arrepentirnos y ser perdonados de nuestros pecados. Gracias a Él, cada uno de nosotros resucitará”6.

En el Nuevo Testamento, leemos relatos sagrados del nacimiento del Salvador. Esa historia es la esencia de muchas de nuestras tradiciones navideñas favoritas. Sin embargo, al celebrar Su nacimiento, no olvidemos que sin Su resurrección y expiación, no tendríamos Navidad.

El Libro de Mormón da testimonio de la realidad del Cristo resucitado, así como de la riqueza y de la profundidad de la doctrina de Cristo. Durante la época navideña, quienes utilicen las verdades sobre Cristo que se encuentran en sus páginas agregarán más significado a las celebraciones navideñas de su familia.

Sé que gracias al amor del Salvador y a Su función central en el Plan de Salvación, podemos recibir Su paz (véase Juan 14:27) y “una esperanza más excelente” (Éter 12:32) en la época navideña y siempre.

Notas

  1. Boyd K. Packer, “Los niños”, Liahona, julio de 2002, pág. 8.

  2. Agradezco a Nicholas Gentile y a su hija Hope por permitirme compartir la historia de su familia. El hermano Gentile sirve como director y coordinador de Seminarios e Institutos de Religión en East Lansing, Michigan, EE. UU.

  3. Russell M. Nelson, “El gozo y la supervivencia espiritual”, Liahona, noviembre de 2016, pág. 82.

  4. Venid, adoremos”, Himnos, nro. 124.

  5. Noche de luz”, Himnos, nro. 127.

  6. Russell M. Nelson, “La respuesta siempre es Jesucristo”, Liahona, mayo de 2023, pág. 127.