2023
El regalo que nunca olvidaré
Diciembre de 2023


“El regalo que nunca olvidaré”, Liahona, diciembre de 2023.

Voces de los Santos de los Últimos Días

El regalo que nunca olvidaré

Sentí una impresión inequívoca de que esa era la familia a la que debíamos ayudar.

Imagen
Niñas deslizándose por una colina nevada sobre un trozo de cartón

Ilustración por Anastasia Suvorova

Cierto año, en Navidad, mi familia decidió dar el dinero que hubiéramos gastado en regalos para nosotros a una familia que necesitara ayuda. Oramos para saber a quién ayudar. Guardé el dinero en un sobre que llevaba en el bolso para estar lista cuando recibiera la impresión.

Unos días antes de la Navidad, mis hijos fueron a deslizarse en trineo sobre la nieve. Cuando llegué a la colina para recogerlos, los observé mientras se deslizaban felices una última vez por la colina.

Entonces, me di cuenta de que había dos pequeñas que no tenían ropa adecuada para el frío. Llevaban botas de lluvia, pantalones con agujeros en las rodillas, chaquetas de primavera y cada una de ellas tenía una única manopla [guante sin separaciones para los dedos] del mismo par. Se estaban divirtiendo mucho deslizándose por la colina sobre un trozo de cartón.

Al verlas subir la colina hasta donde estaba su mamá, sentí una impresión inequívoca de que esa era la familia a la que debíamos ayudar. Así que caminé hasta la mamá para hablarle. Cuando se dio la vuelta, me quedé atónita al darme cuenta de que la conocía.

Diez años antes, yo había sido maestra visitante de esa hermana. En aquel entonces, cierto día, estaba horneando pan y sentí que debía llevarle una hogaza. Sin embargo, cuando llegué a su casa en mi coche, vi un auto desconocido en la entrada. Pensé que tenía visitas y no quise molestar, así que me di la vuelta y me fui a casa.

Media hora después, la presidenta de la Sociedad de Socorro me llamó para preguntarme si podía ir a la casa de esa hermana y cuidar a sus hijos. La mujer estaba en el hospital y su madre había ido a quedarse con los niños, pero tenía muchos deseos de estar con su hija. Me apresuré a ir, pero sentí vergüenza por no haber hecho caso a la impresión que había tenido antes. Desde ese día, había hecho todo lo posible por seguir las impresiones del Espíritu, pero aquella experiencia aún me atormentaba.

Agradezco que pude reconectarme con esa querida hermana. Ese día, el Padre Celestial no solo contestó las oraciones que mi familia había ofrecido para encontrar una familia a la cual servir, sino que también me bendijo con la oportunidad de perdonarme por un error cometido en el pasado. Aunque no esperaba ese regalo, nunca lo olvidaré.