2023
Recibámoslo en nuestro hogar
Diciembre de 2023


“Recibámoslo en nuestro hogar”, Liahona, diciembre de 2023.

Voces de los Santos de los Últimos Días

Recibámoslo en nuestro hogar

Mi nieta me recordó que es importante dar a Jesucristo un lugar especial en nuestra vida cotidiana.

Imagen
Pesebre

Ilustración por Anastasia Suvorova

Durante una temporada navideña reciente, tuve a mi nieta de cuatro años en casa. Sus padres están alejados de la Iglesia.

Aproveché el tiempo que pasaríamos juntas para decorar el árbol de Navidad con ella. Al mirar la escena de la Natividad que yo ya había preparado, se dibujó en su rostro una expresión de desconcierto. Así que empecé a contarle de manera sencilla el relato del nacimiento de Jesucristo. Le expliqué que el Niño Jesús sería el mejor hombre sobre la tierra, que llegaría a ser un gran Rey y que siempre nos ayudaría.

Le dije que debido a que María y José no pudieron encontrar un lugar donde dormir, tuvieron que quedarse en un establo con animales a su alrededor. Una vez más, ella estaba perpleja.

Conforme pasábamos el día juntas, ella de vez en cuando se acercaba a la Natividad y movía las figuras. Sin que se diera cuenta, yo iba a ver dónde las colocaba. En cada ocasión, ella quitaba la figura del Niño Jesús del pesebre y sacaba las gallinas de plástico y otras figuras de animales de la escena de la Natividad. Yo las volvía a poner en su lugar, pero ella las volvía a sacar.

Esa noche, después de que mi nieta se había ido a dormir, encontré las pequeñas gallinas apretujadas dentro de las diminutas casitas de cartón cercanas, los otros animales pastando y, nuevamente, el Niño Jesús no estaba en el pesebre. Finalmente comprendí.

Después de escuchar el relato del nacimiento de Jesús, mi nieta pensó que un niño tan preciado no debía permanecer en un lugar incómodo y poco salubre. Yo había hablado tan bien del Salvador que ella no podía dejarlo en un pesebre rodeado de animales.

Mi nietecita me recordó que es importante dar a nuestro Salvador un lugar especial en nuestra vida cotidiana. También me recordó que no debemos ser como los posaderos que no tenían lugar para la familia de Jesús. Más bien, debemos recibir a Jesús en nuestro hogar y en nuestro corazón como el Príncipe de paz.