Ministrar con lealtad

Podemos marcar una profunda diferencia al ministrar con lealtad.

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un hombre traslada nieve con un tractor

Fotografía por Kay Lynn Hodges

La vida del apóstol Pedro es un ejemplo inspirador de lealtad y fidelidad al Salvador, pero Pedro tuvo que aprender y desarrollar esos atributos, al igual que todos nosotros. Aunque previamente había proclamado a Jesús como el Mesías (véase Mateo 16:16) e incluso había estado dispuesto a morir por Él (véase Lucas 22:33), negó conocer a Jesús cuando se le preguntó (véase Mateo 26:69–74). Después de esa traición, Pedro “lloró amargamente” (véase Mateo 26:75). Jesús perdonó a Pedro y, más adelante, como el Apóstol principal, Pedro dirigió la Iglesia de Jesucristo primitiva.

Este relato nos enseña que aun cuando fallemos, se nos puede perdonar mediante la expiación de Jesucristo si verdaderamente nos arrepentimos y somos leales a Él. Pedro llegó a ser un asombroso ejemplo de lealtad durante el resto de su vida, pese a persecuciones y sufrimientos mientras servía al Señor. Finalmente, dio su vida.

Pedro enseñó que seremos bendecidos si somos leales al Salvador aun en medio de pruebas y persecución:

“Si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados, porque el espíritu de gloria y de Dios reposan sobre vosotros. Ciertamente, por ellos, él es blasfemado, pero por vosotros es glorificado […].

“Pero si alguno padece como cristiano, no se avergüence, sino glorifique a Dios en ello” (1 Pedro 4:14, 16).

Podemos mostrar lealtad inquebrantable al Salvador al hacer lo que Él nos ha pedido, y podemos mostrar lealtad a quienes ministramos al esforzarnos por cultivar una amistad verdadera y sincera.

Desarrollar lealtad

La lealtad es un atributo cristiano que podemos aprender y desarrollar en nosotros mismos. Estas son algunas ideas:

Comunicarse eficazmente: Al ser claro y franco al comunicarse y al escuchar activamente los puntos de vista de los demás, puede desarrollar una comprensión y una confianza más profundas, lo que le ayudará a entablar y conservar relaciones interpersonales leales.
Ser constante: Conforme las personas sepan que pueden confiar en que usted estará a su lado para ayudarlas y cumplirá los compromisos que haga, confiarán en usted, lo que conducirá a una relación sólida y leal.
Orar: Al orar por quienes ministra, los sentimientos de lealtad hacia ellos se desarrollarán naturalmente.

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mujer caminando en la nieve con un niño

Fotografía por Shirlene Stoddard

Ministrar con lealtad

Ser digno de confianza: Cumpla con los compromisos que haga y brinde apoyo cuando aquellos a quienes ministra necesiten aliento.
Escuchar de manera activa: Cuando en verdad escucha, comprende y está presente para las personas a las que ministra, puede entablar conexiones más fuertes y mostrar que se preocupa por el bienestar de ellas.
Mantener la confidencialidad: Un amigo leal mantiene la confidencialidad al ministrar y en todo momento (en casos especiales, tales como situaciones de abuso o maltrato, pida permiso y luego ayúdelos a buscar la ayuda adecuada).
Mostrar amor y compasión: Cuando en verdad se preocupa por quienes ministra, estos se sentirán valorados y apreciados, y surgirá una relación en la que la lealtad podrá florecer.
Servir: Cuando nos servimos unos a otros con amor, demostramos nuestra lealtad al Salvador y nuestra disposición de apacentar Sus ovejas (véase Juan 21:15–17).