Seminario
Lección 59: Levítico 12–18


Lección 59

Levítico 12–18

Introducción

El Señor dio a los hijos de Israel leyes y ordenanzas que los bendecirían. Si seguían esas leyes y ordenanzas, ellos serían limpios físicamente y limpios de los pecados del mundo. El Señor también instruyó a Israel en cuanto al Día de la Expiación. Además, mandó a los israelitas que no siguieran las prácticas inicuas de los egipcios y los cananeos.

Sugerencias para la enseñanza

Levítico 12–15

El Señor da leyes y ordenanzas relacionadas con la limpieza física y la higiene

Pida a los alumnos que piensen en alguna ocasión en la que estuvieron sucios físicamente. Invítelos a reflexionar en esa experiencia mientras usted lee el siguiente relato del presidente Boyd K. Packer, del Quórum de los Doce Apóstoles, en el cual él y otros soldados fueron transportados a través de los Estados Unidos en los vagones de un tren de carga durante la Segunda Guerra Mundial: 

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President Boyd K. Packer

“…en los seis días del viaje no tuvimos mudas de ropa para cambiarnos. El calor era intenso… y el humo y las cenizas de la locomotora hacían el viaje sumamente incómodo. No teníamos dónde bañarnos ni dónde lavar los uniformes. Llegamos a Los Ángeles una… mañana.…

“…En lo primero que pensamos fue en la comida. Los diez compañeros de nuestro grupo juntamos el dinero de todos y nos encaminamos hacia el mejor restaurante que pudimos hallar.

“Estaba lleno de gente y nos pusimos en una fila para esperar asientos; yo era el primero, y estaba detrás de unas mujeres muy bien vestidas. Sin siquiera darse la vuelta, una elegante señora que estaba delante de mí se percató en seguida de nuestra presencia.

“Se volvió y nos miró; al momento, se volvió otra vez y me miró de la cabeza a los pies. Allí estaba yo, con el uniforme arrugado, transpirado, sucio y cubierto de ceniza. Ella exclamó, con un tono de disgusto en la voz: ‘¡Qué barbaridad! ¡Qué hombres más sucios!’, y todas las miradas se volvieron a nosotros.

“Sin duda, la señora deseaba que no estuviéramos allí; yo deseaba lo mismo. Me sentí tan sucio como estaba, muy incómodo y avergonzado” (véase “Lavados y purificados”, Liahona, julio de 1997, pág. 9). 

  • ¿En qué sentido la forma en que nos sentimos cuando somos espiritualmente impuros es similar a lo que sentimos cuando estamos físicamente sucios? (Si lo desea, aclare que aun cuando podamos sentirnos avergonzados por nuestros pecados, podemos tener esperanza y saber que el poder de la Expiación puede redimirnos.)

Pida a los alumnos que piensen en lo que sienten ante la idea de presentarse espiritualmente limpios ante el Señor. Mientras estudian Levítico 12–15,  invite a los alumnos a detectar verdades que pueden ayudarnos a saber cómo llegar a ser limpios de nuestros pecados.

Invite a un alumno a leer Levítico 13:1–3 en voz alta, y pida a los miembros de la clase que sigan la lectura en silencio y determinen otra circunstancia que hacía que una persona fuese declarada impura bajo la ley de Moisés. Invítelos a dar un informe de lo que encuentren.

Explique que en el Antiguo Testamento, el término lepra se refiere a diversas condiciones y enfermedades de la piel. Las instrucciones que se dan en Levítico 13  proporcionaban a los sacerdotes la manera de diagnosticar la lepra y las pautas para ayudarlos a determinar cuándo una persona había dejado de estar infectada y ya no era contagiosa.

Invite a un alumno a leer Levítico 13:45–46 en voz alta, y pida a la clase que siga la lectura en silencio para saber lo que se tenía que hacer cuando alguien tuviera lepra.

  • ¿Qué se requería de una persona que tuviera lepra?

  • ¿Por qué creen que era necesario que se apartara del campamento de Israel?

Explique que aunque las personas diagnosticadas con lepra no necesariamente eran espiritualmente impuras, las leyes relacionadas con la lepra pueden enseñar de manera simbólica sobre el pecado. Escriba en la pizarra: Por un momento, compararemos la lepra con el pecado.

  • ¿Cómo las instrucciones a los leprosos que figuran en los versículos 45–46  se relacionan también con la comisión de pecados? (Cuando los alumnos hayan respondido, escriba la siguiente verdad en la pizarra: Nuestros pecados nos hacen impuros e incapaces de morar en la presencia de Dios.)

Para ayudar a los alumnos a comprender esa verdad, invite a uno de ellos a leer en voz alta la siguiente declaración del presidente Boyd K. Packer, en la cual compara su experiencia de encontrarse en un buen restaurante vestido con ropa mugrienta con la experiencia de sentir la vergüenza por el pecado: 

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President Boyd K. Packer

“…al empezar un serio estudio de las Escrituras, noté que hay referencias a ser espiritualmente limpio; una de éstas dice: ‘…seríais más desdichados, morando en la presencia de un Dios santo y justo, con la conciencia de vuestra impureza ante él, que si vivierais con las almas condenadas en el infierno’ [Mormón 9:4].

“Comprendí eso. Recordé lo que había sentido aquel día en Los Ángeles y saqué en conclusión que ser espiritualmente sucio me traería una vergüenza y una humillación mucho más intensas que las que sentí entonces” (“Lavados y purificados”, pág. 9).

  • ¿Por qué creen que ninguna cosa o persona impura puede morar en la presencia de Dios? (A medida que los alumnos responden, podría ser útil hacer referencia a 1 Nefi 15:33 .)

Explique que muchas de las condiciones y enfermedades de la piel que se describen como lepra en Levítico 13  se curaban con el tiempo. No obstante, antes de que un leproso pudiera ser considerado limpio bajo la ley de Moisés, él o ella debían participar en dos ritos que se describen en Levítico 14 . Una razón de que se dieran esos ritos era para enseñar acerca de la expiación del Salvador y ayudarlos a entender los principios del arrepentimiento.

Invite a un alumno a leer Levítico 14:1–3 en voz alta, y pida a los alumnos que sigan la lectura en silencio y determinen a quién acudían los leprosos en busca de ayuda para ser declarados limpios. Pida a los alumnos que den un informe de lo que encuentren.

  • ¿A quién podría representar el sacerdote en nuestra propia experiencia de procurar ser limpios de nuestros pecados?

Escriba lo siguiente en la pizarra: El sacerdote es como el obispo o el presidente de rama.

Para resumir Levítico 14:4–32, explique que se requería que el leproso llevara al sacerdote dos avecillas, tres corderos, harina y aceite como ofrendas al Señor. Si el leproso no podía permitirse llevar corderos, podía llevar tórtolas o pichones en su lugar. En uno de los ritos requeridos para purificar a un leproso, el sacerdote sacrificaba un pájaro. Luego mojaba otra avecilla en la sangre de la avecilla sacrificada y la dejaba en libertad (véase Levítico 14:4–7).

Pida a un alumno que lea Levítico 14:13–14, 19–20 en voz alta, e invite a los miembros de la clase a seguir la lectura en silencio para averiguar qué se hacía con los corderos que el leproso le llevaba al sacerdote.

  • ¿Qué nos pueden enseñar los rituales con las avecillas y los corderos sobre el Salvador y lo que Él hace por aquellos que se arrepienten?

Escriba la siguiente frase en la pizarra: Las ofrendas son como nuestro arrepentimiento.

  • ¿Qué aprendemos de esos ritos sobre lo que debemos hacer para ser limpios de nuestros pecados? (Ayude a los alumnos a reconocer el siguiente principio: Para ser perdonados de nuestros pecados, debemos volvernos al Señor y obedecer las condiciones del arrepentimiento que Él ha dado.)

Señale que a los leprosos no se les permitía efectuar esas ofrendas por sí mismos, sino que era necesario que acudieran al sacerdote. De manera similar, el arrepentimiento de algunos pecados quizás requieran que busquemos ayuda de nuestro obispo o presidente de rama.

  • ¿Cómo puede el obispo o presidente de rama ayudar a una persona a recibir la bendición del perdón mediante la expiación del Salvador? (Si lo desea, explique que si la persona ha cometido un pecado grave, como una transgresión sexual o caer en la pornografía, ese pecado se debe confesar al obispo. El obispo posee las llaves del sacerdocio y tiene la autoridad para recibir revelación a fin de ayudar a la persona a lo largo del proceso de arrepentimiento.)

Si lo desea, testifique brevemente que el arrepentimiento es un don del Señor que nos ayuda a experimentar el gozo del perdón del Padre Celestial mediante la sangre expiatoria de Jesucristo. Aliente a los alumnos a procurar ese don tan a menudo como sea necesario.

Como resumen de Levítico 14:33–57, explique que el Señor describió procedimientos adicionales para purificar las casas que tuvieran hongos o moho que pudieran amenazar la salud de las personas que vivieran allí. Levítico 15  contiene leyes, ritos y sacrificios adicionales que se dieron para ayudar a los sacerdotes a saber cómo limpiar otros tipos de impureza.

Levítico 16–18

El Señor da instrucciones a Israel concernientes al Día de la Expiación y les manda no seguir las prácticas inicuas de otras naciones

Muestre las siguientes láminas: Jesús ora en Getsemaní (Libro de obras de arte del Evangelio, Nº 56; véase también LDS.org) y La Crucifixión (Libro de obras de arte del Evangelio, Nº 57; véase también LDS.org). Pida a los alumnos que imaginen que tienen la oportunidad de enseñar a una persona que no sabe lo que es la Expiación.

  • ¿Cuál de esas láminas utilizarían para enseñar a esa persona lo que es la expiación de Jesucristo? ¿Por qué?

Explique que en Levítico 16 , el Señor dio instrucciones que ayudaron a Israel a aprender acerca de la expiación de Jesucristo. Este capítulo describe una ceremonia sagrada que se mandaba que los israelitas realizaran cada año en un día que se llamaba el Día de la Expiación (también conocido hoy en día como Yom Kippur). En ese día, el sumo sacerdote ofrecía un sacrificio por todo el pueblo.

Al estudiar Levítico16,  invite a los alumnos a reflexionar en lo que ese capítulo puede enseñarles sobre la expiación del Salvador.

Para resumir Levítico 16:1–6, explique que a Aarón, quien servía como sumo sacerdote, se le requería cambiar su ropa por sencillos vestidos de lino blanco y ofrecer sacrificio por sí mismo antes de poder entrar en el tabernáculo y efectuar los sacrificios que el Señor requería en el Día de la Expiación.

Dibuje dos machos cabríos en la pizarra. Escriba Levítico 16:15–16 al lado de uno de los machos cabríos y Levítico 16:21–22 al lado del otro. Pida a los alumnos que lean esos versículos en silencio y determinen cómo los ritos en los que se utilizaban esos dos machos cabríos podían enseñar a los hijos de Israel sobre la expiación de Jesucristo.

  • ¿Qué nos enseña el ritual que se describe en los versículos 15–16  sobre la expiación de Jesucristo?

  • ¿Qué nos enseña el ritual que se describe en los versículos 21–22  sobre la expiación de Jesucristo?

  • ¿Cómo resumirían lo que incluía la expiación de Jesucristo? (Los alumnos podrían usar otras palabras, pero deben reconocer doctrinas similares a las siguientes: Mediante la Expiación, Jesucristo quitó los pecados del mundo al tomarlos sobre Sí mismo. La expiación de Jesucristo incluía Su sufrimiento infinito y el derramamiento de Su sangre en Getsemaní y sobre la cruz.)

Señale que la expiación de Jesucristo también incluía Su resurrección, la cual permite a todo el género humano resucitar y vencer la muerte física. Señale las láminas que mostró anteriormente.

  • Según lo que han aprendido, ¿cuál de esas láminas utilizarían para enseñar sobre la expiación de Jesucristo? (Ambas.)

Para concluir esta lección, invite a los alumnos a cantar “Asombro me da” (Himnos, Nº 118). Pídales que busquen frases en el himno que se relacionen con lo que aprendieron hoy. 

Invite a los alumnos a testificar de la importancia de la expiación de Jesucristo en sus vidas basándose en lo que han aprendido hoy.

Para resumir Levítico 17–18, explique que el Señor mandó al pueblo que evitara las prácticas idólatras, prohibió el casamiento entre parientes cercanos y señaló la conducta homosexual y otras perversiones sexuales como una abominación. Israel había de cumplir las ordenanzas de Dios y permanecer puro.

Comentarios e información de contexto

Levítico 12–15 . Limpio e inmundo

En las Escrituras, la palabra inmundo se puede referir tanto a la impureza física como a la espiritual. Además, en la ley de Moisés, “la inmundicia se refería a la condición de ser ceremonial o ritualmente impuros” (véase Bible Dictionary, “Clean and unclean”). Por ejemplo, Levítico 12  enseña que las mujeres que habían dado a luz eran declaradas inmundas. Eso no significa que la madre fuera indigna por causa de pecado o maldad, sino que el tiempo de purificación permitiría a la madre recuperarse del alumbramiento. Durante ese tiempo, ella estaría aislada y separada del resto del campamento. Cuando el tiempo estipulado hubiese pasado, ella llevaría el sacrificio animal correspondiente al tabernáculo. Luego, el sacerdote realizaba la ofrenda, después de la cual la mujer era declarada limpia y entonces podía volver a participar en las ceremonias y rituales de la ley de Moisés.

Levítico 16. El Día de la Expiación

El Día de la Expiación era el día del año más sagrado y santo para los israelitas. Era un día de ayuno, oración y profunda meditación en la misión del Mesías (Jesucristo).

“[El Día de la Expiación]… el sumo sacerdote de Israel… [entraba] en el Lugar Santísimo en la casa del Señor… y allí hacía expiación por los pecados del pueblo… Se mataban los animales destinados al sacrificio y la sangre de éstos se derramaba sobre el propiciatorio y delante del altar; se quemaba incienso y se llevaban a la práctica todas las semejanzas y el simbolismo de las ordenanzas del rescate… se escogía a dos machos cabríos, se echaban suertes y el nombre de Jehová era puesto sobre uno de ellos; el otro recibía el nombre de… macho cabrío de la liberación. El que era del Señor era sacrificado tal como lo sería el Gran Jehová a su debido tiempo, pero sobre el otro se descargaban todos los pecados del pueblo, carga que este macho cabrío llevaba al desierto cuando se le dejaba en libertad. El sumo sacerdote, tal como lo requería la ley, ponía las ‘manos sobre la cabeza del macho cabrío vivo’ y confesaba ‘sobre él todas las iniquidades de los hijos de Israel, todas sus rebeliones y todos sus pecados, poniéndolos así sobre la cabeza del macho cabrío’ [……………Levítico 16:21]. Así el animal llevaba sobre sí los pecados del pueblo ‘a la tierra inhabitada’ [Levítico 16:22], tal como el Mesías prometido llevaría sobre sí los pecados de muchos” (Bruce R. McConkie, The Promised Messiah, 1978, págs. 435–437; véase también Bible Dictionary, “Fasts”; El Antiguo Testamento. Manual para el alumno. Génesis–2 Samuel, tercera edición. Manual del Sistema Educativo de la Iglesia, 2003, pág. 166).

Levítico 18:22; 20:13. Dios prohíbe la conducta homosexual

Desde el principio, y de manera consistente a lo largo de las Escrituras, el Señor ha condenado la violación de la ley de castidad, que incluye la conducta homosexual. El Señor estableció claramente en Levítico 18:22 y Levítico 20:13 que participar de la conducta homosexual es un pecado. (Si desea más información, busque “atracción hacia personas del mismo sexo” en LDS.org.)