Seminario
Introducción al Libro de Eclesiastés


Introducción al Libro de Eclesiastés

¿Por qué debemos estudiar este libro?

El nombre Eclesiastés es una traducción de la palabra hebrea koheleth, que significa “quien convoca una asamblea” o simplemente un predicador (véase Bible Dictionary, “Ecclesiastes”). En todo el libro, el autor presenta una serie de preguntas en busca del propósito de la vida. Sus preguntas y conclusiones subsiguientes ilustran su propia búsqueda para comprender por qué estamos aquí en la Tierra. Conforme estudien este libro, los alumnos pueden también considerar el propósito de la vida mortal y descubrir con el autor que un día todos tendremos que comparecer ante Dios y ser juzgados.

¿Quién escribió este libro?

Se sabe poco acerca del autor de Eclesiastés aparte de su propia descripción como “…el Predicador, el hijo de David, rey en Jerusalén” (Eclesiastés1:1).

¿Cuándo y dónde se escribió?

No está claro cuándo ni dónde se escribió este libro. En Eclesiastés 1:1–11 y 12:8–14, en el texto se hace referencia al Predicador en tercera persona, lo cual puede indicar que alguien que no era el Predicador compiló sus escritos y enseñanzas en algún momento después de que se dieron. Eso dificulta aún más el poder saber cuándo y dónde se escribió el libro.

¿Cuáles son algunas de las características distintivas del libro?

El libro de Eclesiastés es único porque a pesar de que el Predicador es creyente, a menudo formula preguntas y hace declaraciones como si no lo fuera. Todo lo que dice, por lo tanto, se debe tomar en el contexto de su conclusión final en Eclesiastés 12:13–14: que un día todas nuestras obras en esta vida las juzgará Dios. Las enseñanzas de este libro parecen estar dirigidas a personas que no creen en Dios o que por lo menos aún no están completamente consagradas a Él. El Predicador presenta preguntas y declaraciones con las cuales muchas de esas personas pueden sentirse inclinadas a estar de acuerdo, pero después las ayuda a ver cuánto propósito y significado podemos recibir en la vida cuando procuramos vivir de acuerdo con la voluntad de Dios.

Bosquejo

Eclesiastés 1–2 El Predicador concluye que todo en esta vida es vanidad o efímero y no durará. Para apoyar esa conclusión, comparte varios esfuerzos que hizo para encontrar significado y propósito en la vida. Procuró la frivolidad y el placer, edificó grandes obras (2:4), y obtuvo riquezas, pero descubrió que nada de eso le satisfacía.

Eclesiastés 3 El Predicador explica que a todos nos suceden cosas buenas y malas. Las obras de los hombres no perduran. Las obras de Dios, sin embargo, son eternas.

Eclesiastés 4–8 El Predicador enseña que aunque esta vida es temporal y todos moriremos algún día, hay cosas que podemos hacer para encontrar satisfacción en esta vida. También menciona cosas que seguramente llevarán a una vida insatisfecha, entre ellas el oprimir a los demás, acumular riquezas sólo para tener más que los demás, y no procurar la sabiduría.

Eclesiastés 9–10 El Predicador asegura que ambos, tanto los malvados como los justos, experimentarán la tragedia. Todos tenemos una cantidad limitada de tiempo en esta Tierra y nos beneficiaremos mucho más por obtener sabiduría que por ganar riquezas o poder.

Eclesiastés 11–12 El Predicador concluye que a diferencia de la mayoría de las cosas en la vida, la obediencia a los mandamientos de Dios es de importancia duradera porque un día moriremos, nuestro espíritu volverá a Dios y Él nos juzgará de acuerdo con la forma en que vivimos durante nuestra vida mortal.