2023
“Mi viaje de fe: Testimonio y servicio en el templo”
Diciembre de 2023


Voces de los miembros

“Mi viaje de fe: Testimonio y servicio en el templo”

Queridos hermanos y hermanas, me llamo Erick Romero y hoy quiero compartir con ustedes mi testimonio y experiencia relacionados con el templo. En 1979, a la tierna edad de ocho años fui bautizado junto con mi familia compuesta por mis padres y cuatro hermanos. Desde ese momento, comencé a comprender la importancia de la familia y cómo el Evangelio se convirtió en un pilar fundamental en nuestras vidas, salvando a nuestra familia.

En 1986, cuando se dedicó el Templo de Lima, Perú, experimentamos una bendición aún mayor: la oportunidad de ser sellados como familia por el tiempo y la eternidad. Esta bendición incluyó a un hermano que había fallecido cuando él era bebé. Además, vi a mi padre servir en el templo, lo que sembró en mí el deseo de algún día hacer lo mismo.

Mis hermanos y yo tuvimos la oportunidad de servir en diferentes misiones en Perú. Cuando regresé de mi misión en diciembre de 1992, me ofrecí voluntariamente para servir como obrero, cumpliendo un sueño de muchos años. En febrero de 1993, fui llamado como obrero de ordenanzas.

Desde entonces, he sido testigo de numerosos bautismos, investiduras y sellamientos, lo que me ha permitido comprender la alegría que nuestro Padre Celestial siente cuando servimos a Sus hijos. En 1999, tuve la bendición de sellarme por el tiempo y la eternidad en el mismo templo donde había presenciado tantos sellamientos.

Sin embargo, como parte de las responsabilidades que conlleva criar a una familia, dediqué tiempo a mis tres hijos hasta que alcanzaron la edad suficiente para permitirme regresar al templo como obrero. Actualmente, dos de mis hijos ya han servido en misiones de tiempo completo y, junto con mi esposa, me acompañan en mi servicio en el Templo de Lima, Perú, cada sábado.

Mi servicio actual consiste en ayudar a todos los hermanos y hermanas que desean servir a aprender las ordenanzas y a estar preparados para la dedicación del Templo de Los Olivos, Lima, Perú. El templo sigue siendo un refugio para mí, un lugar donde puedo mejorar y recordar constantemente lo que debo hacer. He tenido el privilegio de conocer y aprender de compañeros que han cruzado el velo y, aunque los extraño profundamente, sé que nos reuniremos nuevamente algún día.

Hoy, junto con mi familia, oramos para que nuestro Padre Celestial nos permita continuar sirviendo en Su santa casa y que podamos estar allí para presenciar la venida de nuestro Señor, sirviendo durante los mil años que se profetizan, viendo la tierra llena de templos en todo el mundo. Ese es mi gran sueño y seguiré trabajando para preparar la tierra para la venida de nuestro Señor. Invito a todos aquellos que sienten el deseo sincero de servir con integridad a unirse a nosotros, a este maravilloso grupo de obreros, para ayudar a todos los que podamos con las ordenanzas salvadoras.

Toda la gloria y la gratitud pertenecen a nuestro Padre y a nuestro Señor por permitir que existan templos en la tierra hoy en día. No hay lugar mejor que el templo. SANTIDAD AL SEÑOR, LA CASA DEL SEÑOR.