“ALGUNOS HOMBRES HAN ENTRADO ENCUBIERTAMENTE”

Toda la evidencia, la cual es bastante limitada, sugiere una fecha y lugar idénticos a los de 1 Juan: cerca del final del primer siglo y en un lugar desconocido del Imperio Romano. Las indicaciones de las cartas sugieren que el gnosticismo es la principal preocupación de los apóstoles. Aunque no podemos estar seguros en cuanto al orden exacto en el cual fueron escritas las tres epístolas, no hay evidencia suficiente como para aceptar a ninguna de ellas en otra secuencia que en la que aparecen en el Nuevo Testamento.

La información respecto a la segunda y tercera epístola de Juan es muy semejante a la de la primera. Sin embargo, estas dos epístolas son más intimas pues están dirigidas a “la señora elegida y a sus hijos” (2 Juan 1) y “a Gayo, el amado, a quien amo en la ver dad” (3 Juan 1). ¿Quién es la “señora elegida? ¿Es ella una persona a quien Juan conoce íntimamente, tal vez su esposa o hermana? ¿Son los hijos el fruto de su propia carne y sangre? ¿O son designaciones que deben ser interpretadas espiritualmente? ¿Es la “señora elegida” una rama de la iglesia cuyos hijos son los miembros? ¿Es ella una persona en cuyo hogar (2 Juan 10) los santos fieles, sus “hijos” se reúnen para la adoración semanal? ¿Es Gayo un anciano [élder] que preside en una rama local? ¿Quiénes son Diótrefes y Demetrio?

Lamentablemente estas preguntas no pueden ser contestadas plenamente basándose en la evidencia de la cual disponemos. lo que es evidente es que Segunda y Tercera de Juan parecen haber sido escritas para advertir a los santos fieles contra la filosofía gnóstica de la época, para que estuvieran alertas en relación a aquellos “muchos engañadores…que no confiesan que Jesucristo ha venido en carne” (2 Juan 7). Juan exhorta a quienes viven esta y otras herejías, y les dice: “no imites lo malo, sino lo bueno” (3 Juan 11).

El élder Bruce R. McConkie, quien cree que estas dos epístolas fueron cartas personales escritas a miembros de la familia inmediata de Juan, resume las contribuciones de las dos en la siguiente forma:

“¿Por qué estas dos epístolas breves y personales?

“Su contenido doctrinal y las declaraciones históricas son, naturalmente, mínimas; pero añaden una contribución única a la palabra revelada que bien vale la pena conservar…

“Breves, menos significativas que algunas partes de los Escritos Sagrados, estas dos epístolas menores de Juan el Amado son, sin embargo, de valor eterno, y los santos se regocijan en la perspectiva adicional que dan a la Biblia en su totalidad” (McConkie, DNTC, 3:409).

El vocablo anciano [élder] es un título que se aplicaba a todos los poseedores del Sacerdocio de Melquisedec, fueran ordenados específicamente a ese oficio o no (D. y C. 20:38). El sacerdocio es mayor que cualquiera de sus oficios. Pedro, un apóstol y presidente del sumo sacerdocio, se refirió a sí mismo como anciano (1 Pedro 1:5). Juan y Pedro eran ancianos en ei mismo sentido que cualquier otro poseedor del Sacerdocio de Melquisedec; pues aparte del oficio o llamamiento que tuvieran, eran élderes.

Si suponemos que la “señora elegida” a quien Juan escribe es una persona real en lugar de una designación 460 figurada de una rama de la iglesia, como algunos sostienen, ¿qué significa la expresión? El élder McConkie ha escrito:

“Una señora elegida es una mujer que ya ha recibido, o que por medio de su obediencia está calificada para recibir, la plenitud de las bendiciones del evangelio. Esto incluye las investiduras del templo, el matrimonio celestial y la plenitud del poder sellador. Es una mujer que ha sido elegida por su fidelidad como hija y heredera de Dios en esta vida, como un miembro de su casa. Su posición es comparable a la de los élderes que magnifican sus llamamientos en el sacerdocio y por tanto reciben todo lo que el Padre tiene. (D. y C. 84:38)” (McConkie, Doctrinas y Convenios, Programa de autoenseñanza del Instituto de Religión, Guía para el instructor, lección 20, pág. 81).

Desde el comienzo de la historia de esta tierra, Satanás y sus emisarios se han entregado a las obras de engaño. Por esta razón los profetas de Dios constantemente han advertido a los seguidores de Cristo que tengan cuidado con aquellos que buscan seducir a los incautos y apartarlos de las verdades reveladas por Dios.

La época de Juan, como se señaló anteriormente, no fue la excepción pues había muchos engañadores. Juan específicamente advirtió en cuanto a aquellos “que no confiesan que Jesucristo ha venido en carne.” Estos eran los docetas, los gnósticos herejes que insistían en que Cristo era un fantasma y que ministró solamente en apariencia; argüían que lo material es corruptible, y Cristo no pudo haber sido un ser material, pues eso lo haría corruptible por asociación; que Cristo no sufrió por los pecados de los hombres en el Jardín de Getsemaní ni en la cruz sino solamente pareció sufrir. (Dokein en griego significa “parecer o aparecer”).

Tal doctrina, de ser aceptada habría minado toda la estructura del evangelio de Cristo. Si Jesucristo no hubiera sufrido por nuestros pecados mediante el derramamiento de su sangre, nuestros pecados habrían quedado sin ser borrados. Si Jesucristo no hubiera conquistado la muerte resucitando a su cuerpo físico, nosotros y todos los que han sido antes que nosotros habríamos permanecido muertos para siempre jamás. Todas nuestras esperanzas de vida eterna habrían sido destrozadas. No habría habido “nuevas de gran gozo”, o evangelio de Jesucristo, en el cual depositar la confianza. Poco sorprende, entonces, que Juan haya advertido a sus lectores para que estuvieran alertas en cuanto a los “muchos engañadores” que andarían por el mundo, los que “no confiesan que Jesucristo ha venido en carne”. los Santos de los Ultimos Días saben que ha venido y ese conocimiento les abre las puertas a una vida con más propósito.

Realmente Juan estaba diciendo a sus lectores que se refrenasen de desear propiedad y éxito a aquellos cuya vida y enseñanzas no estaban en armonía con la verdad del evangelio. Juan no está sugiriendo que no seamos corteses con aquellos que enseñan doctrinas contrarias a las de uno. Pero en su época, la bienvenida significaba también aquel deseo de éxito y prosperidad a la vez que una sincera expresión de acogimiento. Era esta clase de hospitalidad la que permitía que los predicadores ambulantes existiesen y llevasen adelante su obra. De este modo, extender el saludo era como dar apoyo a la obra de estos maestros. Juan está diciendo a los santos que ellos deberían respaldar solamente a quienes vinieran enseñando la doctrina de que Cristo en realidad vino en la carne, sufrió por la humanidad y resucitó.

Así como Juan urgió a sus lectores a no proveer alojamiento para los maestros de doctrinas falsas, del mismo modo alaba a Gayo por su bondad hacia los verdaderos ministros de la palabra de Dios. Era costumbre en la iglesia primitiva que los miembros de la rama recibieran en sus hogares a los misioneros cristianos y proveyesen lo necesario para sus necesidades. Ese acto, como se notó anteriormente, implicaba la aceptación de los misioneros y de su mensaje. Aun si las posadas de la época no hubieran tenido la mala reputación que tenían, es poco probable que la mayoría de los hermanos hubieran tenido suficiente dinero como para alojarse en ellas. Gayo es alabado por su generosa devoción a la causa de Cristo en proveer lugar para los siervos viajantes de Dios.

El propósito declarado de Judas, según él mismo, era animar a sus lectores a “que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos” (vers. 3). El problema es de apostasía, pues él nos dice que “algunos hombres han entrado encubiertamente…hombres impíos, que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios, y niegan a Dios, el único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo” (vers. 4).

Aunque se ha debatido mucho el asunto de la paternidad literaria, no se ha proporcionado suficiente evidencia como para demostrar que la carta fuese escrita por otro que no fuera Judas, hermano de Jesucristo y de Santiago.

Pedro era el presidente de la iglesia de Jesucristo en la época. No tenemos indicación de que Judas haya tenido oficio alguno de importancia en la iglesia primitiva, pero la epístola parece sugerir que finalmente alcanzó una posición desde la cual una epístola suya era de cierta importancia.

Junto con Segunda y Tercera de Juan, Judas es la epístola más corta del Nuevo Testamento. Como las otras epístolas generales, poco se sabe en cuanto al grupo o grupos a los que estaba dirigida. Judas simplemente dirige su escrito “a los llamados, santificados en Dios Padre, y guardados en Jesucristo” (vers. 1).

Las palabras de Judas son duras y mordaces en contra de la forma particular de apostasía por la cual estaba preocupado. En forma gráfica, cita tres precedentes escritos para mostrar cómo ha tratado Dios en tiempos pasados a los incrédulos: la destrucción de los que salieron de Egipto y no recibieron permiso de entrar en la Tierra Prometida, los ángeles que “no guardaron su primer estado” y los habitantes de Sodoma y Gomorra. Con éstos compara Judas a los apóstatas de su época y predice que la misma terrible calamidad que cayó sobre aquéllos de otras épocas, igualmente vendrá sobre los apóstatas modernos. Ellos yerran, dice, en la misma forma que Caín, Balaam y Coré erraron; confían en sí mismos en lugar de confiar en Dios. La única solución para quienes quieran evitar tales calamidades es tener presente la fuente de sus bendiciones y continuar en oración y en buenas obras (Véase versículos 20, 21). Habiéndose preservado a sí mismos de la apostasía, los miembros fieles deberían estar activos en ayudar a los demás a evitar semejante destino (vers. 22, 23).

“En toda la Biblia es Judas solamente quien preserva para nosotros el concepto de que la existencia preterrenal fue nuestro primer estado y que ciertos ángeles fracasaron al intentar pasar la prueba.

“Es a él a quien nos dirigimos para recibir nuestro escaso conocimiento de la disputa entre Miguel y Lucifer por el cuerpo de Moisés.

“El únicamente transcribe la gloriosa protecía de Enoc en cuanto a la Segunda Venida del Hijo del Hombre.

“Y él es el único escritor inspirado para expresar el consejo de que los santos deberían aborrecer la ropa contaminada por la carne” (McConkie, DNTC, 3:415).

Judas describe a los maestros falsos de la iglesia como que “han entrado encubiertamente”. El idioma griego usado aquí es vívido, y los términos usados son derivados de una palabra compuesta que significa “deslizarse por una puerta lateral”. Muy raras ocasiones los miembros apóstatas desafían abiertamente los principios del evangelio. Más bien, emplean métodos sutiles, engañadores y secretos para atraer al desprevenido y alejarlo de la verdad. Judas usa la imagen de alguien que entra subrepticiamente por la puerta lateral para mezclarse silenciosamente entre la congregación hasta que haya una oportunidad de introducir una enseñanza falsa bajo su condición de miembro de la Iglesia.

El segundo término que Judas usa, traducido como libertinaje, es también poderoso en el idioma griego. No implica solameote una condición de inmoralidad mental o espiritual sino una conducta sexual impropia y visible: pasión y lujuria desenfrenadas. Judas probablemente se está refiriendo a un grupo de miembros que están tratando de cubrir su adulterio con la sanción religiosa.

En la versión de los traductores del Rey Jacobo no dice “dignidad” sino “primer estado”. Así tenemos que tanto Abraham como Judas hablan del mundo premortal llamándolo nuestro “primer estado” (Abraham 3:26). Aquellos espíritus que fueron fieles en aquel estado inicial de progreso eterno calificaron para obtener el privilegio de venir a la mortalidad, nuestro segundo estado, mientras que los que se rebelaron contra Dios y siguieron a Lucifer son los que Judas menciona como “los ángeles que no guardaron su dignidad”. El profeta José Smith explica su condición:

“Los espíritus del mundo eterno son como los espíritus que hay en este mundo. Cuando aquéllos hayan venido a este mundo para recibir sus cuerpos, y entonces mueran, y se levanten de nuevo, y reciban cuerpos glorificados, tendrán dominio sobre los espíritus que no recibieron cuerpos o que no guardaron su primer estado, como el diablo. El castigo del diablo fue que no habrían de tener una habitación como los hombres” (Smith, Enseñanzas pág. 373).

La oscuridad es la morada de aquellos “ángeles que no guardaron su dignidad” mas se revelaron contra Dios y se unieron a lucifer. Aquí ellos serán reunidos con los hijos de perdición: aquellos que, en esta vida, habiendo conocido las sendas de la rectitud y perfección, conscientemente eligen un curso que lleva al infierno (D. y C. 76:32, 33, 44) Como no hay progreso, no hay crecimento espiritual ni adelanto en luz y verdad en este estado, aquellos que heredan esta condición son puestos en “prisiones eternas” de oscuridad desde donde no hay regreso. El infierno terminará para todos los demás.

Sodoma y Gomorra eran ciudades vecinas que estaban situadas cerca del Mar Muerto, probablemente en su extremo sur. Fueron destruidas por causa de su iniquidad, principalmente la homosexualidad, de la cual se ha derivado el término sodomía. Ambas ciudades y sus habitantes fueron destruidos mediante fuego del cielo (Génesis 19:24-25). Su destino, así como las prácticas que se sabe existieron allí, sugieren que la referencia de Judas a la formación por parte de “ciertos hombres que entraron encubiertamente” quiere también indicar la práctica de la homosexualidad. Esta práctica inicua ha sido condenada por los profetas de Dios en todas las edades. (Véase de Spencer W. Kimball, El Milagro del Perdón, capítulo 6.)

Miguel, el arcángel, es el gran patriarca Adán. (D. y C. 107:54).

“Los comentaristas suponen, y seguramente debe haber sido así, que Judas tenía delante de sí y estaba citando de uno de los libros apócrifos ‘La asunción de Moisés’, el cual ha llegado hasta nosotros en forma fragmentaria únicamente. Esta obra no canónica presenta la doctrina de que Moisés fue trasladado y llevado al cielo sin gustar de la muerte. Parece tratar sobre ‘ciertas revelaciones hechas por Moisés’ y ‘de su desaparición en nube, de forma que su muerte fue ocultada de la vista del hombre…Miguel recibió el encargo de sepultar a Moisés. Satanás se opuso a esto en base a que (1) él era el señor de la materia y que de acuerdo a eso el cuerpo debería serie entregado a él por derecho; (b) que Moisés era un asesino, habiendo dado muerte al egipcio. Miguel, habiendo rechazado las acusaciones de Sataná:;, procedió a acusar a Satanás de haber instigado a la serpiente para tentar a Eva. Finalmente, habiendo terminado toda la oposición, se efectuó la asunción en presencia de Josué y de Caleb’” (McConkie, DNTC, 3:421).

Se debe tener en cuenta que, como señala el élder McConkie, “la Asunción de Moisés” es un libro apócrifo. Apócrifo significa de dudosa autenticidad o validez. En otras palabras, tales libros no fueron incluidos en la Biblia porque se consideró que no era correcto su contenido, aunque hayan contenido algo de valor. (Véase, por ejemplo, lo que el Señor dijo en cuanto a otras obras apócrifas, en D. y C. 91.)

Cada uno de estos hombres cometió un serio error ante la vista del Señor. Caín asesinó a su hermano Abel a fin de obtener los rebaños de él (Moisés 5:32, 22); Balaam usó el don que le dio Dios, el don de la profecía, para ensalzarse con riquezas y honores de los hombres (Números 22:5; 25); y Coré se rebeló contra Moisés, profeta del Señor, por causa de su exclusión del oficio del sacerdocio (Números 16:1-3, 31-35). En cada caso estos hombres fueron maldecidos por el Señor por causa del mal que hicieron: Caín fue hecho “un fugitivo y vagabundo…en la tierra” (Moisés 5:37); Balaam fue muerto por espada (Números 31:8) a Coré y los que estaban de su lado se los tragó vivos la tierra (Números 16:31-35). Judas desea que se entienda que los hombres malvados de su época, habiendo seguido el camino de Caín, de Balaam y de Coré, también enfrentarán un destino semejante.

Véase Moisés 7:62-66

De tiempo en tiempo la disensión interna ha minado la fuerza de la iglesia del Señor. Hombres como Dióstrefes han aparecido; miembros de la iglesia que abiertamente han repudiado a sus hermanos presidentes (3 Juan 1-10). En épocas anteriores recurrían a medios violentos y primitivos. Actualmente, en esta época de más sensatez la falta de unidad y concordia sigue siendo evidente en la Iglesia:

“La Iglesia es pequeña, y como si fuera poco, es herida por la persecusión y las calumnias por parte de enemigos ignorantes, mal informados o maliciosos. El mayor perjuicio para su progreso viene de los buscadores de faltas, de los esquivos, de los desobedientes a los mandamientos y de los grupos apóstatas dentro de nuestros propios grupos eclesiásticos y quórumes” (David O. McKay, CR, octubre de 1967, pág. 9).

Las cartas de Juan y de Judas hacen una lista de las doctrinas y prácticas perversas que entonces, como ahora, causaban disensión en la iglesia. ¿Puede cualquiera de ellas, o sus equivalentes modernos, encontrarse en su vida?

Estudien cuidadosamente las siguientes comparaciones y mediten en cuanto al significado de la aplicación moderna en su vida.

La negación de Dios el Padre y de la misión de su Hijo

2 Juan 7

“No confiesan que Jesucristo ha venido en carne”

Judas 4

Niegan a “Dios el único soberano y a nuestro Señor Jesucristo”.

“Está infiltrándose en nuestro medio, y os advierto de ello hermanos, y os urjo a enfrentarla, una gran hueste de doctrinas sectarias que no tienen cabida entre nosotros. El evangelio en su sencillez debe buscarse en las revelaciones, en las enseñanzas del Profeta y en los primeros dirigentes de la Iglesia. No cometeremos error si los seguimos. Cometeremos errores…si tratamos de acoplar nuestras sencillas creencias con la filosofía y las especulaciones de las doctrinas sectarias. Cuando podéis oír en nuestras Escuelas Dominicales de algunos de nuestros barrios más destacados, que no tenemos que preocuparnos o pensar mucho en la Primera Visión, que no tenemos que pensar mucho en cuanto al sacri ficio expiatorio de Cristo —que es un misterio…haríamos bien en tener cuidado.

“No debemos ‘liberalizar’, y lo pongo entre comillas, nuestras enseñanzas; debemos aceptar/as como Dios nos las dio y entre nosotros debe haber unidad y fe” (J. Reuben Clark, hijo, CR, oct. de 1944, págs. 117-18).

¿Saben en cuanto a la realidad del Padre y del Hijo y aceptan el sacrificio expiatorio de Cristo?

¿Tienen la seguridad personal de que Jesucristo ha regresado en estos últimos tiempos para establecer y guiar su iglesia?

La aspiración al liderazgo, a los honores y a las ganancias

3 Juan 9

“le gusta tener el primer lugar…

Judas 11

“Han seguido el camino de Caín, y se lanzaron por lucro en el error de Balaam”

Judas 16

“adulando a las personas para sacar provecho”

“Me complacería ver florecer a los Santos en Kirtland, pero pienso que el momento no ha llegado aún; y os aseguro que nunca llegará hasta que se establezca un orden de cosas diferente y se manifieste un espíritu diferente…

“Es a consecuencia de hombres ambiciosos que Kirtland ha sido traicionada. ¡Cuán frecuentemente vuestro humilde siervo ha sido envidiado en su oficio por tales personajes, que se esforzaron por elevarse al poder mediante el esfuerzo y viendo que era imposible hacerlo, recurrieron a locas calumnias, al abuso y a otros medios con el fin de hacerlo a un lado. Tales personajes siempre han sido los primeros en gritar contra la Presidencia y en publicar a los cuatro vientos sus faltas y flaquezas” (Smith, HC, 4:166).

Cuando surge fricción entre ustedes y un miembro de la iglesia, ¿la causa es el deseo orgulloso de tener preeminencia? ¿Tienen costumbre de ver en los demás esa característica con mayor rapidez que en ustedes mismos?

¿Consideran que servir en la iglesia es una oportunidad de servir a los demás, o lo ven como un medio para progresar personalmente?

¿Se disgustan por los llamamientos que les hacen en la Iglesia porque les parf’cen poco importantes y preferirían servir en posiciones a nivel de presidencia?

¿Son genuinas las alabanzas que expresan a los demás? ¿O las emplean para que los demás piensen bien de ustedes?

Desobediencia a la autoridad del sacerdocio

3 Juan 10

Rechazan a los hermanos “par/oteando con palabras malignas contra (ellos).”

Judas 19

Estos “causan divisiones” apartándose de sus hermanos.

“…Brigham Young fue un gran defensor del profeta José Smith. En aquel tiempo hubo otros judas entre las filas, tal como en la época del Salvador y como en la actualidad, algunos miembros de la Iglesia que están tratando de hacer que caigamos, que están traicionando su confianza. Nos sentimos horrorizados cuando vemos los lugares de donde provienen algunas de estas cosas.

“Brigham Young fue invitado por algunos de estos hombres que estaban tratando de destituir al profeta José de su puesto como Presidente de la Iglesia; pero cometieron un error al invitar al presidente Brigham Young a su círculo; porque después de haber escuchado sus motivos, dijo algo así al respecto: ‘Hombres, quiero deciros algo. No podéis destruir el llamamiento de un profeta de Dios, pero podéis romper los lazos que os atan a él y hundiros en el infierno…”

“Recordad eso, hermanos; no podéis destruir los llamamientos del Profeta de Dios…” (Harold B. Lee, “Amonestaciones para el sacerdocio de Dios” DCG, 1970-1972, pág. 314).

“Deseo expresaros mi testimonio de que la experiencia que tengo me ha enseñado que quienes critican a los líderes de esta Iglesia están mostrando signos de una enfermedad espiritual que, a menos que sea curada, acarreará finalmente la muerte espiritual. Quiero expresar mi testimonio también en relación a que aquellos que en público intentan, mediante la crítica, restar importancia a nuestros líderes o acarrear/es mala reputación, lo único que lograrán sobre sí mismos será más daño del que pueda venir sobre quienes ellos intentan zaherir…” (Harold B. Lee, CR, octubre de 1947, pág. 67).

¿”Invitan” a los Hermanos a entrar en su vida estudiando los mensajes que ellos dan en las conferencias?

¿Dan tanta importancia a las declaraciones de los profetas vivientes como a los del pasado?

A fin de justificar una creencia personal, ¿tratan de confrontar las declaraciones de una autoridad general contra los de otra?

Trangresión sexual

Judas 4

“Convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios”

Judas 7

Se dan a la fornicación y han “ido en pos de vicios”

Judas 8

Son “soñadores” que “mancillan la carne”.

Judas 10

Son como “animales irracionales” y “se corrompen”.

Judas 16

“Andan según sus propios deseos”.

“Y con respecto a una de las maldades más destructivas de Satanás, amonestamos vigorosamente a todos nuestros miembros, desde la niñez hasta la ancianidad, que se cuiden de las cadenas de la servidumbre, padecimiento o remordimiento que resultan por el uso indebido del cuerpo.

“El cuerpo humano es el hogar sagrado para el espíritu que es el hijo de Dios, y su manipulación injustificada o su profanación sólo pueden ocasionar remordimientos y pesar. Os instamos a que permanezcáis limpios, sin contaminación, puros…

“”…Junto con el apóstol Pedro os instamos a que ‘os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma’ (1 Pedro 2:11). No deben existir exposiciones indecentes del cuerpo, ni pornografía, ni otras aberraciones que corrompen la mente y el espíritu; tampoco el manoseo del cuerpo ya sea el propio o el de otra persona, ni las relaciones sexuales, excepto dentro de los debidos vínculos conyugales. Esto está terminantemente prohibido por nuestro Creador en todo lugar y en toda época, y nosotros lo reafirmamos. Hasta en el matrimonio puede haber algunos excesos y tergiversaciones. Ninguna autojusficación al respecto podrá conformar a un Padre Celestial desilusionado…” (Spencer W. Kimball, DCG, 1974 pág. 125).

Consideren en su vida la prueba que su cariñosa madre le propuso a John Wesley: “Si tienes que juzgar la rectitud o la injusticia del placer, toma esta regla: Ten en cuenta que cualquier cosa que debilite tu razón, dañe la ternura de tu conciencia, obscurezca tu sentimiento de Dios, te prive de tu apetencia de cosas espirituales, todo lo que aumente el dominio del cuerpo sobre la mente, eso debe ser pecado para ti, sin importan cuán inocente parezca” (Citado por Ezra Taft Benson en CR, octubre de 1964, pág. 59).

¿Entienden que la transgresión sexual —sea masturbabación, homosexualidad, fornicación, adulterio o el uso uso de materiales pornográficos— puede disminuir la fuerza espiritual y llevar a la apostasía?

Desobediencia a la autoridad civil

Judas 8

“…rechazan la autoridad y blasfeman de las potestades superiores”

“Pero también nos acecha otro peligro. Parece haber entre nosotros aquellos que son como lobos entre el rebaño, tratando de desviar a algunos débiles e indecisos entre los miembros de la Iglesia, de acuerdo con informes que hemos recibido, y que están tomando la ley en sus propias manos, rehusando pagar sus impuestos sobre la renta a causa de algún desacuerdo político con la autoridad constituida.

“Otros han tratado de disciplinar a los civiles, sin ninguna autoridad de la policía, armándose para luchar contra posibles peligros, no dándose cuenta que al hacer esto y al oponerse a la autoridad establecida, ellos mismos serían objeto de arresto y encarcelamiento.

“Hemos sabido aun de personas que afirman ser miembros de la Iglesia para protestar contra la exhibición de películas pornográficas en los teatros, han puesto bombas y han estado por lo tanto sujetos al castigo de la ley y subsiguientemente han sido juzgadas ante los cuerpos disciplinarios de la Iglesia” (Lee, DCG; 1970-1972, pág. 313).

¿Obedecen también aquellas leyes que parecen inconvenientes o que consideran sin razón? ¿Cuál es el recurso apropiado que tienen en cuanto a la legislación injusta?

¿Son ustedes caritativos con las autoridades civiles como lo son para con sus asociados más cercanos?

¿Muestran respeto hacia las reglas, modales y tradiciones que hacen posible la existencia de una sociedad ordenada y civilizada?

La manía de criticar

Judas 16

Son “murmuradores” y “querellosos”.

“Os daré una de las llaves de los misterios del reino. Es un principio eterno, que ha existido con Dios por todas las eternidades, que el hombre que se levanta para condenar a otro, criticando a los de la Iglesia, diciendo que se han desviado, mientras que él es justo, sabed seguramente que ese hombre va por el camino que conduce a la apostasía; y si no se arrepiente, vive Dios que apostatará” (Smith, Enseñanzas, págs. 182).

Se ha asegurado que la medida de la salud mental es la disposición de encontrar el bien en todas partes. Durante la semana pasada, ¿qué porción de sus pensamientos han dedicado a encontrar el bien en todas partes?

Noten las cosas que más facilmente los han perturbado durante los días pasados y apliquen este axioma: Las faltas que encontramos que molestan en otros a menudo son las que poseemos abundantemente. ¿Por qué sucede esto?