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CAPITULO 16: LOS DOS GRANDES MANDAMIENTOS


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LOS DOS GRANDES MANDAMIENTOS

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El Mar Grande

Galilea

Capernaum

Mar de Galilea

Samaria

Nisán

Perea

Jerusalén

Jericó

Betábara

Betania

Belem

Desierto de Judea

Judea

Macherus

EL ULTIMO MINISTERIO JUDIO

Mateo

Marcos

Lucas

Juan

Judea

Regresan los Setenta

10:17–24

Dos grandes mandamientos; el Buen Samaritano

10:25–37

Betania, Judea

Jesús visita a María y a Marta

10:38–42

Judea

Enseña a los discípulos a orar

11:1–13

Nuevamente se le acusa de expulsar un espíritu maligno por el poder de Satanás

11:14–36

Otro discurso acerca de la limpieza

11:37–54

COMENTARIO INTERPRETATIVO

(16-1) Lucas 10:17. El significado del llamamiento de los Setenta

“El orden de los Setenta es un llamamiento especial de élderes para predicar el evangelio en todo el mundo, bajo la dirección de los Doce Apóstoles. Un quórum está integrado por setenta miembros, de los cuales siete son elegidos como presidentes. La diferencia entre los Setentas y los Elderes es que los primeros son ‘ministros viajantes’ mientras que los últimos son ‘ministros residentes’ de la Iglesia” (Widtsoe, comp., Priesthood and Church Government, pág. 115; véase también D. y C. 107:25).

(16-2) Lucas 10:21. ¿Quiénes son los “niños” a los que el Padre da revelación?

“Comparados con los eruditos de la época, tales como los rabinos y escribas, cuyo conocimento sólo servía para endurecer sus corazones contra la verdad, estos siervos devotos eran como niños en humildad, confianza y fe. Tales niños han constituido y constituyen los nobles del reino” (Talmage, Jesús el Cristo, pág. 452).

(16-3) Lucas 10:27, 29, 36. ¿En qué forma muchos de los líderes judíos de la época de Jesucristo interpretaban el vocablo prójimo?

Entre las leyes sagradas dejadas por escrito mediante Moisés, estaba el mandato de “amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Levítico 19:18). Siglos más tarde, al exponer para el pueblo interpretaciones estrechas y carentes de inspiración, los rabinos escribieron:

“No debemos urdir la muerte de los gentiles, pero si están en peligro de muerte no tenemos obligación alguna de librarlos, esto es, si uno de ellos cae al mar no tenéis por qué sacarlo, porque el tal no es vuestro prójimo” (Dummelow, A commentary on the Holy Bible, pág. 751).

(16-4) Lucas 10:38-42. La devoción de María y Marta

“No fue una reprensión del deseo que sentía Marta de atenderlo debidamente; ni aprobación de posible negligencia por parte de María. Podemos suponer que ésta había estado ayudando con toda voluntad antes de la llegada del Maestro; pero habiendo venido, prefirió permanecer con El. Si culpablemente hubiera estado desatendiendo sus deberes, Jesús no habría encomiado su preferencia. El buscaba no solamente comodidades físicas y comidas bien dispuestas y servidas, sino la compañía de las dos hermanas, y más que todo, su atención receptiva a lo que tenía que decir. El podía darles más de lo que a ellas les era posible disponer para El. Jesús amaba a estas dos hermanas, así como a su hermano. Ambas mujeres eran muy apegadas a Jesús, y cada cual se expresó en su propia manera. Marta era de naturaleza práctica, preocupada por el servicio material; mujer de carácter hospitalario y abnegado. María, contemplativa y más inclinada hacia lo espiritual, mostró su devoción mediante el servicio del compañerismo y agradecimiento” (Talmage, Jesús el Cristo, págs. 457-58).

(16-5) Lucas 11:1-4. “Enséñanos a orar”

Sin duda que los apóstoles, siendo fieles judíos, eran hombres de oración; sin embargo al ver orar a Jesucristo, se sintieron tan humildes e impresionados como para pedir, luego que El terminó su oración: “Señor, enséñanos a orar”.

Aquí El les dio un modelo sencillo, el mismo que había dado en el Sermón del Monte. Les enseñó…En qué forma se puede uno dirigir adecuadamente a Dios en oración, de la alabanza y adoración que se le debe rendir y de la clase o tipo de peticiones que los hombres deberían hacerle. En su desarrollo es una de las declaraciones más hermosas, expresivas y concisas que se hallan en las Escrituras. Sin embargo, no alcanza las alturas de una de las oraciones posteriores de Jesucristo entre los judíos, la gran oración de intercesión (Juan 17), ni se compara con algunas de las oraciones dichas entre los nefitas (3 Nefi 19.)” (McConkie, DNTC, 1:235).

Posiblemente aún más útil que el ejemplo mismo, fueron las normas y los consejos que El les dio. (Véase Lucas 11:5-13).

(16-6) Comparar Lucas 11:4 con Mateo 6:12. En Lucas falta toda una cláusula

Como han notado, la oración que tenemos registrada en Lucas no tiene estas grandes palabras santificadoras: “porque tuyo es el reino, el poder y la gloria, por todos los siglos. Amén.” El presidente J. Reuben Clark, hijo, explicó:

“La oración tal como es dada en Lucas ha sido demasido cambiada.

“Los eruditos afirman que los cambios…surgen de la pluma de Marción, el hereje de hace casi 1800 años” (CR, abril de 1954, pág. 42).

Es digno de hacerse notar que en la Versión Inspirada el relato que hace Lucas incluye la expresión de reverencia y humildad que falta en las versiones comunes.

(16-7) Lucas 11:5-13. La parábola del amigo a la medianoche

“Algunos consideran la parábola difícil de aplicar, en vista de que se relaciona con el aspecto egoísta de la naturaleza humana, el elemento amante de las comodidades, y aparentemente se emplea para simbolizar la dilación intencional de Dios. Sin embargo, la explicación se aclara cuando se considera debidamente el contexto. La lección que el Señor quizo enseñar fue ésta: Si el hombre con todo su egoísmo y falta de inclinación para dar, le concede a su vecino lo que pide y sigue pidiendo para un propósito adecuado, a pesar de las objeciones y desprecios momentáneos, entonces con doble segu ridad otorgará Dios lo que persistente mente se pide con fe y con justo deseo. No existe ningún paralelo entre la egoísta negación del hombre y la prudente y benéfica detención de Dios. A fin de que la oración resulte eficaz, uno debe estar consciente de que hay verdadera necesidad de orar, así como verdadera confianza en Dios; y el Padre en su misericordia a veces demora la concesión, a fin de que la súplica sea más ferviente. De modo que, según las palabras de Jesús: ‘Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre Celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?’” (Talmage, Jesús el Cristo, págs. 459-60).

(16-8) Lucas 11:24-26. “El postrer estado de aquel hombre viene a ser peor que el primero”

“¿Significa esto que el hombre que ha dejado de fumar o beber licores o cometer pecados sexuales encuentra su vida vacía por un tiempo? Las cosas que lo atraían, y que lo intrigaban y ocupaban sus pensamientos han desaparecido, y un reemplazamiento adecuado todavía no ha llenado ese hueco. Esta es la oportunidad de Satanás. El hombre da el primer paso, pero puede descubrir que la falta de los vicios de ayer es tan grande, que se siente incitado a volver a sus malos caminos, y su situación empeora infinitamente” (Kimball, El Milagro del Perdón, pág. 170).

(16-9) Lucas 11:32. Los hombres de Nínive se levantarán en el juicio con esta generación y la condenarán. Véase Lucas 11:32

“Será como si naciones paganas y gentiles, aquellas sin ley y sin la luz que tuvo Israel, se levanten en juicio contra la simiente escogida, cuyas oportunidades de hacer el bien fueron tanto mayores que las de ellas. Los paganos de Nínive se arrepintieron cuando un hombre les predicó, pero el pueblo del convenio de Dios, el elegido en toda la tierra, rehusó arrepentirse cuando el mismo Hijo de Dios moró en su seno” (McConkie, DNTC, 1:278).

(16-10) Lucas 11:47-49. ¿Hay edificadores modernos de sepulcros?

“…¿edificáis vosotros también sepulcros para los profetas muertos y tumbas para aquellos que han fallecido hace tiempo e ignoráis a los que viven?” (Spencer W. Kimball, CR, octubre de 1949, pág. 123).

“Aun en la Iglesia muchos están inclinados a adornar los sepulcros de los profetas de ayer y apedrear mentalmente a los profetas vivientes” (Spencer W. Kimball, Instructor, agosto de 1960, pág. 257).

(16-11) Lucas 11:52. Jesucristo condena la pérdida de la plenitud de las Escrituras

¿Qué quiso decir Jesucristo con las palabras “la llave de conocimiento”? El profeta José Smith hace la siguiente aclaración:

“¡Ay de vosotros, versados en la ley! Pues habéis quitado la llave del conocimiento, la plenitud de las Escrituras; no os entrasteis a vosotros mismos en el reino; y a quienes estaban entrando, se lo impedisteis” (Lucas 11:53; Versión Inspirada, traducción no oficial; Itálicas agregadas).

“El diablo desata la guerra contra las Escrituras. El las aborrece, pervierte el significado claro de ellas y las destruye en cuanto puede. A quienes prestan atención a sus tentaciones incita a que las dejen de lado, las desestimen, cambien, corrompan; las alteren y modifiquen…

“Consecuentemente, Jesucristo aquí está pronunciando un ‘ay’ sobre aquellos que han contaminado y destruido las Escrituras que podían haber guiado e iluminado a los judíos” (McConkie, DNTC, 1:624-25).

Haz esto y vivirás

La misión de nuestro Redentor nos permite asegurar la clase de vida que El y su Padre poseen: la vida eterna. Aunque tenemos que hacer muchas cosas a fin de prepararnos para tal forma de vida, afortunadamente se nos ha dado la “fórmula maestra” que comprende a cada ley y requisito que llevan hacia la exaltación. Ahora consideremos estos puntos en relación a lo que debemos hacer para “vivir”.

En dos momentos distintos del ministerio de Jesucristo leemos los dos grandes mandamientos. En el cuadro de lectura indicado para esta lección ustedes han estudiado lo que se refiere a la primera de estas ocasiones. (Lucas 10:25-28). Aquí, un intérprete de la ley preguntó qué es lo que debía hacer para obtener la vida eterna y Cristo hizo que el hombre contestase su propia pregunta citando de las Escrituras antiguas. (Comparen con Deuteronomio 6:5 y Levítico 19:18.) Fue en la segunda ocasión, sin embargo, que El mismo indicó estos dos mandamientos y les dio el lugar de preminencia entre todos los requisitos del evangelio.

Lean Mateo 22:35-39.

¿Por qué el amor a Dios es el primer mandamiento? (Véase D. y C. 64:34). ¿En qué forma el segundo mandamiento se desprende naturalmente del primero?

Ahora continúen y lean en Mateo 22:40.

Los Diez Mandamientos podrían ser usados como una ilustración sencilla en cuanto a cómo todos los requisitos que conducen a la salvación pueden ser relacionados con nuestra responsabilidad de amar a Dios y al hombre. Lean en Deuteronomio 5:6-21, e identifiquen aquellos mandamientos que primordialmente tienen que ver con nuestras responsabilidades hacia Dios y aquellos que tienen que ver con nuestra relación hacia nuestros semejantes. ¿En qué forma el Salvador resume los Diez Mandamientos en el primer y segundo mandamientos?

(16-12) Consideremos primero el primer mandamiento

Como han visto, los Diez Mandamientos ponen en primer lugar la devoción al Señor y en otras listas importantes también encontramos primero a dicha devoción. Por ejemplo:

“Nosotros creemos en Dios el Eterno Padre, y en su Hijo Jesucristo, y en el Espíritu Santo“ (Primer Artículo de Fe; Itálicas agregadas).

“Bienaventurados los pobres de espíritu que vienen a mí, porque de ellos es el reino de los cielos” (Primera Bienaventuranza que aparece en el Libro de Mormón 3 Nefi 12:3; Itálicas agregadas).

“Creemos que los primeros principios y ordenanzas del evangelio son, primero: Fe en el Señor Jesucristo (primer principio del evangelio)…” (Cuarto Artículo de Fe; Itálicas agregadas).

Con esta idea presente, comenzarán a notar, si es que hasta ahora no lo han hecho, que el mensaje principal de las Escrituras es que debemos amar al Señor con todo nuestro corazón. El élder Ezra Taft Benson, hablando de ésta, la más grande todas las bendiciones y responsabilidades, dijo:

“El mundo ignora demasiado el primer y grande mandamiento —amar a Dios— pero habla mucho de amar al hermano…

“Sin embargo, solamente aquellos que conocen y aman a Dios pueden amar y servir mejor a sus hijos, pues solamente Dios comprende plenamente a sus hijos y sabe qué es mejor para su bienestar. Por lo tanto, uno tiene que estar a tono con Dios para ayudar mejor a sus hijos…

“Por lo tanto, si deseáis ayudar al máximo a vuestros semejantes, entonces debéis considerar primero al primer mandamiento.

“Cuando fracasamos en anteponer el amor a Dios a todo, somos fácilmente engañados por hombres astutos que profesan un gran amor hacia la humanidad…” (CR, octubre de 1967, pág. 35).