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CAPITULO 56: ‘HE AQUI YO VENGO PRONTO, Y MI GALARDON CONMIGO’


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“HE AQUI YO VENGO PRONTO, Y MI GALARDON CONMIGO”

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Map Chp. 56

Tiátira

Filadelfia

Sardis

Efeso

Laodicea

Esmirna

Pérgamo

MAR EGEO

ISLA DE PATMOS

El libro del Apocalipsis (la revelación de Juan) a las siete Ramas de la Iglesia Escrito por el apóstol Juan, exilado en la isla de Patmos, aprox. en el año 95 D.C.

Revelaciones

La cena de bodas del Cordero

19:1–9a

El testimonio de Jesús: El espíritu de profecía

19:96–10

Cristo: Rey de reyes, Señor de señores

19:11–16

Ultima guerra: la cena del gran Dios

19:17–21

Lossantos viven y reinan con Cristo

20:1–3

Satanás será encadenado durante el Milenio

20:4–6

El diablo y sus huestes serán expulsados eternamente

20:7–10

Los muertos serán juzgados según sus obras

20:11–15

La tierra recibe su gloria paradisíaca

21:1–6

Los hombres pueden llegar a ser hijos de Dios

21:6, 7

La segunda muerte

21:8

La tierra alcanza su gloria celestial

21:9–27

Los santos reinan como Dioses

22:1–5

Cristo viene a bendecir a los santos dignos

22:6–16

“Ven”

22:17–21

La pintura original se encuentra

en el Templo de Washington, D.C.

Artista: John Scott Donado a La Iglesiat

de Jesucristo de los Santos de los

Ultimos Días por Glenn E. Nielson

Comentario Interpretativo

(56-1) Apocalipsis 19:7-9. ¿Quiénes deben ser invitados a la cena de bodas del Cordero?

“En esta dispensación el Esposo, que es el Cordero de Dios, vendrá a reclamar a la novia que es la Iglesia integrada por los santos fieles que han esperado su regreso. Tal como El lo enseñó en la parábola del casamiento del hijo del rey, la gran cena de bodas del Cordero se celebrará entonces’ (Mormon Doctrine, 2da. ed., pág. 469). Los élderes de Israel ahora están repartiendo invitaciones para la cena de bodas del Señor; aquellos que creen y obedecen el evangelio aceptan la invitación y se presentarán, en el debido momento, con el Hijo del Rey en la fiesta de bodas” (McConkie, DNTC, 3:563-64).

(56-2) Apocalipsis 19:10. “El testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía”

“Si persona alguna me preguntase si yo era profeta, no lo negaría, ya que estaría mintiendo; porque, según Juan, el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía. Por lo tanto, si profeso ser testigo o maestro, y no tengo el espíritu de la profecía, que es el testimonio de Jesús, soy testigo falso; pero si soy maestro y testigo verdadero, debo tener el espíritu de la profecía, yeso es lo que constituye a un profeta; y cualquier hombre que diga que es maestro o predicador de la justicia, y niega el espíritu de la profecía, el tal hombre es mentiroso y no hay verdad en él; y por esta llave se puede conocer a los falsos maestros e impostores” (Smith, Enseñanzas, pág. 329).

(56-3) Apocalipsis 19:11-16. ¿Por qué Juan vio a Jesucristo cabalgando en un caballo blanco?

Es interesante notar que antes de su crucifixión Cristo hizo su entrada triunfal en Jerusalén, montando un asno (pollino) (Mateo 21). Tradicionalmente, entrar a una ciudad montando en un asno significaba que el jinete venía en paz. ¿Quién podría imaginar a un conquistador yendo a la batalla montado en un asno? La visión de Juan de la segunda venida de Cristo mostró al Señor cabalgando en un caballo blanco (Apocalipsis 19:11-16). Eso no significa que Cristo venga realmente cabalgando, sino parece simbolizar que su segunda venida será como la de un conquistador sobre todo el mal, como Rey de reyes y Señor de señores.

(56-4) Apocalipsis 19:13. “Ropa teñida en sangre”

Es un error creer que Cristo estará vestido con ropa blanca cuando venga. Aquí y también en las Doctrinas y Convenios es claro que estará vestido de rojo, símbolo de haber tomado sobre sí los pecados del mundo y de su venida a juzgar. (Leer D. y C. 133:46, 48, 50, 51.)

(56-5) Apocalipsis 19:21. “Muertos con la espada” de Dios

La Versión Inspirada cambia la palabra espada, de este versículo, por palabra. Esto sugiere que los malvados son condenados por la palabra de Dios (Hebreos 4:12, D. y C. 14:2.) Los hombres deben aprender a vivir por cada palabra que procede de la boca de Dios, pues su palabra es verdad. (D. y C. 84:44, 45.)

(56-6) Apocalipsis 20:2, 3. ¿En qué forma es atado Satanás?

“Muchas otras escrituras se refieren a esos mil años de maravillosas y gloriosas condiciones de la tierra, porque lucifer, Satanás el diablo, será atado.

“Las Escrituras dicen que será “atado con cadenas” y ‘puesto en un pozo sin fondos’. Para mí, esos son términos simbólicos. Yo no puedo concebir cadenas de acero o pozos que puedan retener a Satanás. El único poder que yo conozco, que puede atar a Satanás o dejarlo sin poder, es una vida justa.

“La guerra que comenzó en el cielo, no ha terminado aún y no terminará hasta que cada uno haya probado su grado de resistencia a Satanás.

“Aun Jesús tuvo que atar a Satanás cuando fue tentado en el desierto. Satanás no tuvo poder sobre El, porque Jesús resistió sus tentaciones. Por lo que se ha registrado: ‘…se apartó de él por un tiempo’ (Lucas 4:13)” (Eldred G. smith, “Elegid este día” DCG, 1970-1972, pág. 43; véase también 1 Nefi 22:29).

(56-7) Apocalipsis 20:4. ¿A quiénes se refiere la frase “los que recibieron facultad de juzgar”?

“Bajo la dirección de Cristo se sentarán a juzgar representantes y agentes elegidos, los que juzgarán a naciones y pueblo definidos. las Escrituras dan indicios a que habrá una gran jerarquía judicial, cada juez actuando en su propia esfera de acción, de conformidad con los principios eternos de juicio que son dados en Cristo…

“Nuestro Señor prometió a sus 12 ministros apostólicos en Jerusalén que cuando viniese en su gloria, ellos también se sentarían ‘sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel’ (Mateo 19:28; Lucas 22:30.) (léase D. y C. 29:12; 1 Nefi 12:9, 10; 3 Nefi 27:27; Mormón 3:19).

“Tampoco este principio de poner el juicio eterno en manos de los representantes del Señor, los que han pasado la prueba de la mortalidad junto con aquellos que tienen que ser juzgados, es limitado a los Doce judíos y nefitas. Pablo dijo que los Santos juzgarían al mundo y a los ángeles (1 Corintios 6:2-3); y los élderes fieles tiene esta promesa en relación a los que rechazan su testimonio ‘sabed esto, que en el día del juicio seréis jueces de los de esa casa, y los condenaréis; y será más tolerabe para el pagano en ese día de juicio que para los de esa casa’ (D. y C. 75:21-22; Mateo 10:14-15). Daniel nos ha dejado la seguridad de que cuando el Anciano de Días se siente en aquel gran concilio de Adán-ondi-Ahman el juicio será dado a los santos del Altísimo. (Dan. 7:22.)” (McConkie, Mormon Doctrine, 398-99.)

(56-8) Apocalipsis 20:4-6. ¿Hay distintos tiempos para la la resurrección?

Leer en D. y C. 88:96-102.

(56-9) Apocalipsis 20:7-10. La batalla de Gog y Magog

Juan nos dice claramente que después del Milenio Satanás será suelto una vez más y que habrá una gran batalla entre las fuerzas del bien y del mal. Miguel el Arcángel (Adán) reunirá los ejércitos de Dios para luchar contra Satanás y sus huestes quienes serán vencidos y arrojados a su propio lugar por el resto de la eternidad. (D. y C. 88:110-116.)

A las huestes que siguen a Satanás Juan las llama Gag y Magog. Estos términos causan alguna confusión, pues también son usados para referirse al líder de la batalla final antes del comienzo del Milenio, la cual comúnmente es llamada la batalla de Armagedón. Los términos mismos vienen de Ezequiel 38 y 39 donde la batalla de Armagedón es descrita con cierto detalle. La mayoría de los estudiosos creen que Ezequiel eligió estos nombres como símbolos de las grandes hazañas militares y de la maldad.

Joseph Fielding Smith aclara la diferencia entre la batalla de Armagedón y la de Gog y Magog: “antes de la venida de Cristo se efectuará la gran guerra, a veces llamada Armagedón, según lo declara Ezequiel, cpítulos 38 y 39. Después del Milenio se efectuará otra gue”a de Gog y Magog” (Doctrina de salvación, 3:56).

(56-10) Apocalipsis 20:12. ¿Qué libros serán usados en el el juicio?

“Se nos dice que los libros serán abiertos. Uno de estos libros será la historia de nuestra vida tal como es llevada en el cielo. Otros libros que serán abiertos son historias que han sido guardadas en la tierra. Desde la misma organización de la Iglesia el Señor ha dado instrucción de que se guarden historias de los miembros de ella” (Smith, The Way to Perfection, pág. 342.)

(56-11) Apocalipsis 20:14. ¿Qué es el lago de fuego?

“El hombre es su propio verdugo y su propio juez. Por eso se dice que irá al lago ardiente de fuego y azufre. El tormento de una mente frustrada es para el hombre tan intenso como un lago ardiente de fuego y azufre. Digo que así es el tormento del hombre” (Smith, Enseñanzas; pág. 443).

(56-12) Apocalipsis 21:1. “Vi un cielo nuevo y una tierra nueva”

“Mediante la palabra del Señor descubrimos que la tierra, como la humanidad que la habita, está pasando a través de distintas etapas de desarrollo, o de cambio. Fue creada y declarada buena; participó del decreto de mortalidad que vino a través de la caída y ahora está pasando por la condición celestial, en la cual los seres telestiales predominan y mandan. Luego pasará a un estado ‘renovado’ o restaurado, durante mil años, como tierra terrestre propiamente dicho, y será la morada de habitantes terrestres. Luego vendrá el fin. La tierra como todas las criaturas que viven en ella, debe morir y luego, como todas las criaturas, recibirá su resurrección y será celestial izada porque obedece su ley” (Smith, Church History and Modern Revelation, 1:295.)

(56-13) Apocalipsis 21:2, 3. la Nueva Jerusalén

“Para tener la visión de lo que este título significa, debemos conocer los siguientes puntos:

“1. La antigua Jerusalén, la ciudad dende se desarrolló gran parte del ministerio personal de nuestro Señor entre los hombres, será reedificada en los últimos días y llegará a ser una de las dos grandes capitales del mundo, una ciudad milenaria desde la cual la palabra del Señor saldrá al mundo.

“2. Una Nueva Jerusalén, una nueva Sión, una ciudad de Dios que se edificará en el Continente Americano

“3. La ciudad de Enoc, la Sión primera, ‘la ciudad de Santidad…fue llevada al cielo’ (Moisés 7:18-21).

“4. La ciudad de Enoc, con sus habitantes trasladados y ahora en su estado resucitado, regresará como una Nueva Jerusalén para unirse a la ciudad del mismo nombre que habrá sido edificada en el Continente Americano.

“5. Cuando esta tierra llegue a ser una esfera celestial “Ia gran ciudad santa de Jerusalén’, descenderá nuevamente ‘del cielo, de Dios’, a medida que esta tierra se convierta en la morada de seres celestiales para siempre. (Apocalipsis 21:10-27)” (McConkie, DNTC, 3:580-81 .)

Leer en Moisés 7:62-64.

“Ahora pregunto, ¿cómo van a inundar la tierra como diluvio la justicia y la verdad? Responderé a esta pregunta. Los ángeles y los hombres van a trabajar juntos para efectuar esta importante obra, y Sión va a ser preparada, sí, una Nueva Jerusalén, para los escogidos que van a ser reunidos de los cuatro extremos de la tierra; y será establecida, una ciudad santa, porque el tabernáculo del Señor estará con ellos.

“Veo por este pasaje que Juan, en la isla de Patmos, vio las mismas cosas que Enoc había visto concerniente a los últimos días” (Smith, Enseñanzas, pág. 96).

(56-14) Apocalipsis 21:8. ¿Qué es “la muerte segunda”?

“Después de la separación del cuerpo y del espíritu, lo cual es la muerte natural, los malvados e infieles sufren una segunda muerte, lo cual quiere decir que son expulsados de la presencia del Señor y quedan muertos en lo que respecta a las cosas de la justicia, las que son las cosas del Espíritu. [Léase D. y C. 63:17, 18.]

“Pero cuando aquellos aquí designados han sufrido por sus propios pecados, después de haber pagado hasta el último cuadrante en el infierno, después de haber sufrido ‘la ira de Dios Todopoderoso hasta el cumplimiento de los tiempos’, saldrán en la segunda resurrección y recibirán su herencia en el reino telestial. (D. y C. 76:103-106.) Es decir, el período apartado para su muerte espiritual llegará a su fin; la muerte y el infierno entregarán a los muertos que hay en ellos; y todos los hombres, excepto los hijos de perdición, recibirán su parte en los reinos que están preparados. De este modo estos vasos de ira son ‘los únicos sobre los cuales tendrá poder alguno la segunda muerte’ (D. y C. 76:37)” (McConkie, DNTC, 3:583-84.)

(56-15) Apocalipsis 21:17. ¿Cuál es la longitud de un codo?

Originalmente era la distancia entre la punta del dedo mayor hasta el codo. Aunque el codo varió algo a través del tiempo, aproximadamente medía 45 centímetros (un pie y medio). Ciento cuarenta y cuatro codos serían unos 216 pies. El significado del número puede ser simbólico. Doce es el número que se asocia con la ciudad santa, y 144, es el cuadrado de doce.

(56-16) Apocalipsis 22:1. El río y el árbol de vida

Leer en 1 Nefi, capítulos 8 y 11.

(56-17) Apocalipsis 22:7. “Vengo pronto”

“Pronto, es decir en forma rápida; esto es, con rapidez después que hayan ocurrido todas las condiciones precedentes prometidas. ‘Soy Jesucristo, el que viene pronto, en una hora en que no lo pensáis’ (D. y C. 51:20.)” (McConkie, DNTC, 3:590).

(56-18) Apocalipsis 22:9. “Yo soy consiervo tuyo”

“Nos ha dicho el profeta José Smith que ‘no hay ángeles que ministran en esta tierra sino los que pertenecen o han pertenecido a ella’. Por tanto, cuando son enviados mensajeros a ministrar a los habitantes de esta tierra, no son extranjeros, antes vienen de las filas de nuestros parientes y amigos, semejantes y consiervos” (Smith, Doctrina del Evangelio, vol. 2, pág. 239.)

(56-19) Apocalipsis 22:18, 19. ¿La revelación moderna añade “a estas cosas”?

“Naturalmente que la lectura minuciosa de este texto muestra claramente que Juan el Revelador estaba hablando solamente del libro de Apocalipsis y no de niguna colección de escritos sagrados. Moisés usó una expresión similar al hablar al antiguo Israel cuando dijo: ‘No añadiréis a la palabra que yo os mando, ni disminuiréis de ella…’ Esto se encuentra en el capítulo cuarto del libro de Deuteronomio (versículo 2). En el capítulo 12 del mismo libro, Moisés dijo esto: ‘Cuidarás de hacer todo lo que yo te mando; no añadi· rás a ello, ni de ello quitarás’ (Versículo 32).

“¿Puede alguien suponer que en estas palabras Moisés estableció una prohibición contra todas las revelaciones subsiguientes y contra todos los libros que pudieran llegar a ser llamados Escrituras en los años futuros? ¿Tenía poder para silenciar a los profetas futuros y prohihirles hablar o escribir como Dios quisiera que hiciesen? Naturalmente que no, de lo contrario estaríamos sin la mayoría del Antiguo Testamento y no tendríamos nada del Nuevo Testamento.

“Lo mismo sucedió con Juan el Revelador. Al advertir en cuanto a adiciones al libro de sus revelaciones, él hablaba de ese libro solamente, insistiendo en que no se debía intentar cambiar o corromper lo que él había dicho. La Biblia no estaba recopilada en un texto cuando Juan escribió el Apocalipsis, de manera que no pudo haberse referido a ella.

“Además, los eruditos nos dicen que el Evangelio de Juan fue escrito después que el Apocalipsis y si esto es cierto entonces sirve como otra indicación de que Juan no pensó en descartar otros escritos sino solamente en proteger a este libro de revelación para evitar cambios o corrupción” (Mar k E. Petersen, CR, octubre de 1964, pág. 121).

PUNTOS A CONSIDERAR

JUAN TENIA UNA ESPERANZA VIVA DE VIDA ETERNA, Y TAMBIEN DEBEMOS TENERLA NOSOTROS

(56-20) Los Santos deben ser optimistas

“Sin embargo, de entre todos los pueblos, nosotros como Santos de los Ultimas Días deberíamos ser los más optimistas y los menos pesimistas; pues aunque sabemos que ‘se quitará la paz de la tierra, y el diablo tendrá poder sobre su propio dominio’, también se nos asegura que ‘el Señor tendrá poder sobre sus santos, y reinará entre ellos’. (D. y C. 1:35-36). (Ezra Taft Benson, CR, octubre de 1974, pág. 90.)

(56-21) Nuestra esperanza está “anclada” en Cristo

Los profetas de Dios, y especialmente los “videntes” que han visto como Dios ve desde el principio hasta el fin (Eter 4:7), son optimistas firmes porque su esperanza es segura. Reciben un “conocimiento de las cosas como son,…eran, y…serán”. (D. y C. 93:24.) De hecho, nuestros Artículos de Fe dicen que “esperamos…todas las cosas” (Décimotercer Artículo de Fe).

Naturalmente, esa esperanza está “anclada” en Cristo, en su evangelio y en nuestra obediencia al mismo.

Nadie puede leer los capítulos finales del Apocalipsis sin sentir el gran gozo y esperanza que sintió Juan cuando lo escribió. Y sin embargo, consideremos las circunstancias que existían entonces. Juan mismo estaba en el exilio y la mayoría, si no es que todos sus compañeros de apostolado, habían padecido una muerte de mártires y la iglesia estaba en la víspera de una de las más grandes apostasías de toda la historia. A pesar de todo; este magnífico mensaje de esperanza fue dirigido a las siete iglesias sitiadas y a todos nosotros. Uno no puede sino imaginar el consuelo que la revelación debe haber dado a los santos que se esforzaban en la víspera de su dispensación. ¿Qué efecto tiene sobre nosotros que vivimos en la más grandes de las dispensaciones, la dispensación del cumplimiento de los tiempos? Aunque nuestra época ciertamente tiene más esperanzas, ustedes ven en la realidad de su vida lo que Juan vio en visión: la culminación de la lucha entre el dragón, aun aquella vieja serpiente, el diablo (Apocalipsis 20:2), y el Cristo, a cuyo lado ustedes lucharon antes de la fundación del mundo. Ciertamente pueden tener renovada esperanza tomándola de Juan el Amado quien, habiendo visto nuestros días y más allá, tuvo esperanza y seguridad del triunfo justo de nuestro dios y de su Cristo.

Consideremos ahora la pregunta siguiente: ¿Por qué la esperanza es parte tan esencial del evangelio? (Véase Romanos 8:24.)

Para obtener más ideas lean en 1 Pedro 3:15. ¿Podrían defender “la esperanza que está en vosotros”?

Lean en Alma 32:21 y Hebreos 11:1 ¿Es esencial la esperanza para el desarrollo de la fe?

(56-22) Esperanza: el gran incentivo del arrepentimiento

“La esperanza es ciertamente el gran incentivo del arrepentimiento, pues sin ella nadie haría el esfuerzo difícil y paciente -especialmente cuando el pecado es grave. Las Escrituras exhalan esperanza al alma del pecador convencido.

‘”…le dijo que el Señor de cierto vendría a redimir a su pueblo; pero que no vendría para redimirlos en sus pecados, sino para redimirlos de ellos.

‘”Y ha recibido poder del Padre para redimir a los hombres de sus pecados por medio del arrepentimiento…’ (Helamán 5:10-11).” (Spencer W. Kimball, Church News, 2 de enero de 1971, pág. 14.)

Sin esperanza, ¿dónde se hallaría el pecador? (Véase Moroni 10:22.) Lean en Hebreos 11:13.

¿Por cuánto tiempo se debe mantener la esperanza? Lean en Colosenses 1:5 y Job 38:4-7.

¿Cuánto hace que la esperanza forma parte del evangelio y de su propia vida?

(56-23) Esperanza de salvación

“Tal como se usa en las revelaciones, esperanza es el deseo de los fieles de obtener salvación eterna en el reino de Dios en el más allá. No es un deseo baladí, etéreo, sin seguridad de que la consumación anhelada será recibida, sino un deseo aunado a la plena expectativa de recibir la recompensa anhelada” (McConkie, Mormon Doctrine, pág. 365).

ALGUNOS FACTORES NOS DESPOJAN DE LA ESPERANZA QUE SALVA

De los malvados el Señor dice “desaparezcan sus esperanzas” (D. y C. 121:14). No puede haber confianza en la presencia del Señor a menos que haya obediencia. “…cuando no hacéis lo que os digo, ninguna promesa tenéis” (D. y C. 82:10; véase también 121:45). En Apocalipsis 21:8 Juan hace una lista de algunos de los factores que nos privan de la esperanza viva para lograr una vida eterna. Lean este versículo y consideren lo siguiente:

¡No temáis!

Temor. Está escrito de los injustos que en lugar de buscar al Señor cuando venga, pedirán que las piedras caigan sobre ellos para esconderse de su ira. (Apocalipsis 6:16). En otras palabras, el verdadero amor de Dios disipa todo temor (1 Juan 4:18). La palabra dirigida a los Santos es, continuamente, ¡no temáis! (Véase Mateo 28:5; Lucas 2:10; Apocalipsis 1:17). Para todos nosotros, el evangelio proclama que “No nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio” (2 Timoteo 1:7).

La impotencia de la incredulidad

El Salvador mismo “no hizo muchos milagros” en Nazaret por causa de la incredulidad de la gente. (Mateo 13:58). Los que se acercan a Dios deben creer que existe y que recompensa a los que lo buscan diligentemente (Hebreos 11:6). Naturalmente, en el sentido más pleno la creencia no es meramente un asentimiento intelectual sino una confianza vívida, activa y palpitante que lleva a la acción; y las obras producidas son los frutos de la esperanza iluminada. El rey Benjamín aptamente enseñó a su pueblo: “Creed en Dios; creed que existe, y que creó todas las cosas…creed que él tiene toda sabiduría y poder,…creed que debéis arrepentiros…y si creéis…procurad hacer…” (Mosíah 4:9, 10). Por otro lado el “hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos” como resultado no puede hacer fructificar la esperanza. (Sant. 1:8.)

El pecado destruye la esperanza

El Señor ha aclarado bien que aquellos que se hunden en los pecados graves de este mundo caído y luego no se arrepienten, no pueden tener esperanza en la primera resurrección. Más bien, son “arrojados al infierno” (D. y C. 76:84), donde sufren y pagan hasta el último cuadrante (Mateo 5:26). Finalmente, como Juan lo relata, sufren la segunda muerte (Apocalipsis 21:8), pues donde Dios y Cristo moran ellos no pueden ir. (D. y C. 76:112).

A fin de que no creamos que no debemos preocuparnos por los pecados mencionados anteriormente, sería bueno recordar que el Señor ha dicho que ha visto abominaciones en la iglesia que lleva su nombre (D. y C. 50:4). El nos ha dicho que no debemos matar ni hacer cosa parecida. Además, el pecado sexual es un problema grave en la Iglesia y actualmente es la causa principal de suspensiones y excomuniones. Lo oculto y otras manifestaciones de la hechicería están de moda en el mundo en el que vivimos; y la idolatría, o la adoración de “cosas” en lugar de la adoración del Señor, abunda. Los hombres andan en sus propias sendas, “conforme a la imagen de su propio Dios, cuya imagen es a semejanza del mundo” (D. y C. 1:16). Finalmente, la intergridad básica de muchos se ha visto comprometida al punto de que viven una mentira.

Sin arrepentimiento no hay esperanza para los malvados.

¿Y QUE ES LO QUE DEBEMOS ESPERAR?

En estos últimos capítulos de Apocalipsis Juan identifca cinco de las grandes esperanzas que debemos tener si es que esperamos tener fe para vida eterna que nos sirva de ancla para el alma. (Eter 12:4.)

1. La esperanza de no recibir la marca de la bestia (Apocalipsis 20:4).

Como está expresado en Alma 3:18, 19, uno se marca, o se maldice a sí mismo mediante la desobediencia a Dios. ¿Están ustedes “guardándose sin mancha de este mundo” más plenamente (Santiago 1:27) apartándose de él en todo lo que es malo? Se espera que ahora estén mejor capacitados para discernir las influencias de Satanás. No puede haber una esperanza viva en la desobediencia. El pecado solamente trae desesperación consigo. (Moroni 10:22).

2. La esperanza de ser invitados a la “cena de bodas del Cordero” (Apocalipsis 19:9).

En parte, por lo menos, el simbolismo de la cena de bodas se refiere a la venida de Cristo a la tierra al comienzo del gré1n día del milenio. (Véase Mateo 22:1-14). Ser invitado a este evento trascendental significa ser digno de permanecer en la tierra con Cristo. Como el Salvador y Juan lo indican, no puede haber esperanza de una invitación a menos que mantengamos limpias nuestras vestiduras, limpias de los pecados del mundo (Apocalipsis 16:15), “porque el lino fino es las acciones justas de los santos” (Apocalipsis 19:8).

3. La esperanza de vencer todas las cosas (Apocalipsis 21:7)

La esperanza de la perfección es real en la vida de un Santo que ha vuelto a nacer. Aunque no se logra en un día, ustedes pueden ponerse en camino para cumplir este mandamiento. Tal curso de acción es esencial para su esperanza de vida eterna. “No buscamos la perfección absoluta en el hombre. El ser mortal no es capaz de ser totalmente perfecto. No obstante, estamos facultados para ser tan perfectos en la esfera en la que se nos llama a estar y obrar, como el Padre Celestial lo está para ser puro y recto en la esfera más exaltada en que El obra…podemos esforzarnos por lograr esa perfección con la inteligencia que poseemos y el conocimiento que tenemos de los principios de vida y salvación. El deber de los Santos de los Ultimos Días, y el deber supremo de los que dirigen esta obra…en la Iglesia, consiste en inculcar en el corazón de los jóvenes los principios de justicia, de pureza de vida, de honor, de rectitud y de humildad en todo, a fin de que podamos humillarnos delante de Dios y reconocer su mano en todas las cosas” (Joseph F. Smith, Doctrina del Evangelio, vol. 1, pág. 127).

4. La esperanza de resucitar en la mañana de la primera resurrección. (Apocalipsis 20:6.)

Salir en la mañana de la primera resurrección es recibir, entre otras cosas, un cuerpo celestializado. Naturalmente, no puede haber exaltación sin entrar por la puerta del bautismo (Juan 3:3-5). Además, la exaltación viene mediante la santa investidura (McConkie, Mormon Doctrine, pág. 227) Y la ordenanza suprema del matrimonio celestial les acarrea la plenitud (D. y C. 131:4). Todas estas bendiciones pueden ser esperadas solamente si se vive según todos los convenios y andando siempre en obediencia.

5. La esperanza de la venida de Cristo (Apocalipsis 22:20)

Ciertamente toda la historia de la tierra finalmente gira alrededor de dos puntos claves: la primera venida de Cristo en el meridiano de los tiempos y su venida en la gloria al comienzo del Milenio. Todos los santos, Je todas las épocas, han anhelado la llegada del tiempG cuando la tierra descansará, el tiempo cuando reinará Aquel cuyo derecho es reinar. Esta anticipación es llamada por muchos la “esperanza mesiánica”. Esa esperanza ha sido y será realizada. Ustedes que han puesto su confianza en el Señor no serán desilusionados ni su esperanza será traicionada. Sea en tiempo o eternidad, en vida o muerte, cada uno verá ese día; y quiera que sea que, como Juan, ustedes lo esperen con una perfecta esperanza. “Amén: sí, ven, Señor Jesús” (Apocalipsis 22:20).

(56-24) RESUMEN

Han llegado al final de este manual. Es nuestro deseo que el estudio del mismo haya fortalecido y bendecido sus vidas. Tenemos la esperanza de que una y otra vez vuelvan a las palabras de vida que se encuentran en todas las Escrituras, antiguas o modernas, pues como el profeta José Smith dijo:

“Esta es buena doctrina. Tiene buen gusto. Puedo saborear los principios de vida eterna, y vosotros también…sé que cuando os declaro estas palabras de vida eterna,…vosotros gustáis de ellas, y sé que las creéis. Decís que la miel es dulce; también yo. En igual manera, puedo probar el espíritu de la vida eterna. Sé que es bueno…y más y más os regocijaréis” (Enseñanzas, pág. 440).