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CAPITULO 17: ‘A QUIEN MUCHO SE DA, MUCHO SE REQUIERE’


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“A QUIEN MUCHO SE DA, MUCHO SE REQUIERE”

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El Mar Grande

Galilea

Mar de Galilea

Samaria

Efraín

Nisán

Perea

Jerusalén

Jericó

Betábara

Betania

Belem

Desierto de Judea

Judea

Machaerus

EL ULTIMO MINISTERIO JUDIO

Mateo

Marcos

Lucas

Juan

Judea

La levadura de los fariseos

Hipocresía y coraje

12:1–12

Parábola del rico insensato

12:13–21

Los discípulos deben buscar el reino de Dios en lugar de procurar tesoros terrenales

12:22–34

Preparación para la segunda venida del Señor

12:35–59

Los galileos sacrificados; Parábola de la higuera estéril

13:1–9

Jerusalén, Judea Kislev/noviembre-

diciembre Fiesta de la Dedicación (Hannukah) Cristo proclama su condición de Mesías

10:22–39

EL MINISTERIO EN PEREA

Perea

Jesucristo va más allá del Jordán

10:39–42

Mujer sanada en día de reposo

13:10–17

Parábola de la semilla de mostaza

13:18–21

Comienza el viaje hacia Jerusalén

13:22–30

Se le advierte en cuanto a Herodes Antipas

13:31–35

COMENTARIO INTERPRETATIVO

(17-1) Lucas 12:49-53. ¿Qué quiso dar a entender Jesucristo cuando dijo “Fuego vine a echar en la tierra”?

“Cuando los que en verdad y sinceridad buscan, aceptan el evangelio, abandonan al mundo y se granjean su odio. La espada de la persecusión, de la disensión doméstica y de la amargura familiar a menudo es desenvainada por mano de sus parientes más cercanos. Miles de conversos devotos, tan solo en esta dispensación, han sido echados de sus hogares y se les ha negado el derecho a su herencia temporal por aceptar a José Smith y al evangelio puro y restaurado mediante él” (McConkie, DNTC, 1:335).

(17-2) Lucas 13:6-9. ¿Qué significa la Parábola de la Higuera?

“Cierto hombre (Dios) tenía una higuera (el remanente judío de Israel) plantada en su campo (el mundo); y vino (en el meridiano de los tiempos) y buscó fruto allí (fe, rectitud, buenas obras, dones del Espíritu) y no encontró ninguno. Entonces dijo al viñador (el Hijo de Dios): He aquí, hace tres años (tiempo del ministerio de Cristo) que vengo a buscar fruto en esta higuera y no lo hallo; córtala (destruye a los judíos como nación, como reino organizado); ¿para qué inutiliza también la tierra? (¿Por qué va a impedir la conversión del mundo ocupando terreno y malgastando el tiempo de mis siervos?) El (el Hijo de Dios) respondiendo le dijo (a Dios, el dueño de la viña): Señor, déjala todavía este año. hasta que yo cave alrededor de ella, y la abone (predique el evangelio, levante la voz de amonestación, muestre señales y maravillas, organice la Iglesia y ofrezca toda oportunidad para la conversión de la nación judía). Y si diere fruto, bien (la nación judía será preservada como tal y sus miembros alcanzan salvación); y si no, la cortarás después (destruir a los judíos como nación, hacerlos un objeto de burla, y esparcirlos entre todas las naciones)” (McConkie, DNTC, 1:477).

(17-3) Juan 10:22. ¿Cuál era la Fiesta de la Dedicación y por qué se realizaba?

Casi doscientos años antes del ministerio de Jesucristo, Antíoco Epifanes, un rey de Seleucia que controlaba a Palestina, intentó destruir al judaísmo compeliendo a sus súbditos a aceptar la cultura griega. En una demostración de supremo desprecio por la fe judía, Antíoco sacrificó un cerdo (el más inmundo de los animales, de acuerdo a los judíos) sobre un pequeño altar griego levantado para la ocasión dentro de los confines del templo. Luego de esto, Antíoco prohibió toda ordenanza religiosa prescrita por la ley de Moisés y ordenó la quema de todas las copias conocidas de la ley judía. Finalmente ordenó que en toda Palestina se construyesen altares paganos y que los judíos adorasen a los dioses paganos o fuesen ejecutados. Esta supresión de la religión judía precipitó lo que fue conocido como la rebelión de los Macabeos.

Judas Macabeo, junto con sus cuatro hermanos, reunió a su alrededor a cierto número de judíos devotos que se rehusaban a honrar y obedecer las demandas de Antíoca. Formaron un ejército de guerrillas y desataron una guerra incansable contra las tropas empleadas por Antíoco para poner en vigencia sus normas religiosas. Finalmente los Macabeos tomaron el control de Jerusalén. Judas entonces procedió a purificar el templo (el cual durante tres años había sido usado para hacer ofrendas a Zeus) y procedió a restaurar la adoración de Jehová. La Fiesta de la Dedicación, a veces llamada la Fiesta de las Luces, o Hanukkah, fue inaugurada para celebrar la recuperación y la nueva dedicación del templo judío. La fiesta ocurre en el mes de Chislev, correspondiente a parte de nuestros meses de noviembre y diciembre y dura ocho días. Es notoria por las comidas bien preparadas, por los servicios especiales en la sinagoga y por la iluminación excepcional de todos los hogares. De ahí su nombre de “Fiesta de las Luces”. (Véase Harper’s Bible Dictionary. pág. 133, 406-7).

(17-4) Juan 10:22-38. ¿Cuál es el significado de la aparición de Jesucristo en la Fiesta de la Dedicación?

La Fiesta de la Dedicación, ocurrida unos dos meses después de la Fiesta de los Tabernáculos, dio a Cristo otra oportunidad de proclamar abiertamente su condición de Mesías. Los judíos, altaneros en sus desafíos, estaban ansiosos de que El declarase claramente que era el Cristo. Jesucristo respondió a sus instancias: “Os lo he dicho, y no lo creéis” (Juan 10:25). El le dijo a los judíos que la razón por la cual ellos no aceptaban sus palabras era que ellos no eran sus ovejas. “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen” (Juan 10:27). Noten la semejanza de su testimonio aqUl al dado anteriormente en la Fiesta de los Tabernáculos (Juan 10:14-16). Cristo entonces terminó su declaración de su calidad de Mesías refiriéndose a su poder de dar a los hombres la vida eterna y anunciando su relación con su Padre: “Yo y el Padre uno somos” (Juan 10:30).

Como en una ocasión similar (Juan 8:58, 59), la declaración sencilla de Cristo en cuanto a su identificación con Dios, enojó a los judíos. Y tomaron piedras para arrojárselas; pero El respondió: “Muchas obras os he mostrado de mi Padre; ¿por cuál de ellas me apedreáis?” (Juan 10:32). Respondieron que no lo apedreaban por las obras buenas sino porque, como dijeron: “…tú, siendo hombre, te haces Dios” (Juan 10:33). Claramente los judíos entendieron quién reclamaba ser Cristo.

(17-5) Juan 10:39, 40. ¿A dónde fue Jesucristo después de su encuentro con los judíos en la Fiesta de la Dedicación?

Una vez más los judíos buscaron tomar a Cristo por la fuerza pero no tuvieron éxito, porque el tiempo de su muerte y de su sacrificio expiatorio no había llegado todavía. En cambio, El: “se fue de nuevo al otro lado del Jordán, al lugar donde primero había estado bautizando Juan; y se quedó allí” (Juan 10:40). Esta zona más allá del Jordán era conocida como Perea, una palabra que literalmente significa “la tierra que está más allá”. El élder Talmage escribe:

“En ninguna parte de nuestras Escrituras se dice cuánto tiempo permaneció Jesús en Perea. No pudo haber sido más que unas pocas semanas cuando mucho. Posiblemente algunos de los discursos, instrucciones y parábolas, considerados previamente en relación con la partida del Señor de Jerusalén después de la Fiesta de los Tabernáculos el otoño anterior, pertenecen cronológicamente dentro de este intervalo. De este retiro de tranquilidad comparativa, Jesús volvió a Judea para atender a un sincero llamado de algunos a quienes El amaba. Salió de Betania de Perea rumbo a la Betania de Judea donde vivían Marta y María” (Talmage, Jesús el Cristo, pág. 516).

PUNTOS A CONSIDERAR

CARACTERISTICAS DE LOS VERDADEROS DISCIPULOS

Los verdaderos discípulos de Jesucristo están comprometidos por convenio con las normas que El ha revelado, pero enfrentan muchos obstáculos de parte del mundo temporal. Al considerar algunas de las barreras que se anteponen a la vida espiritual, tal vez deseen meditar con mayor profundidad los sentimientos de Jesucristo en cuanto a estos aspectos:

Debemos evitar la hipocresía

Jesucristo advirtió a sus discípulos que se cuidasen de la levadura de los fariseos. ¿Qué quiso decir con eso? Cuando El usó estas palabras, sus discipulos dedujeron que se trataba de una simple referencia al pan, una posible reprimenda porque habían olvidado traer alimento para el almuerzo. De acuerdo a Lucas, ¿qué es lo que el Señor tenía en mente? (Lucas 12:1).

La hipocresía se define como la pretensión de hacer o creer algo mientras que, de hecho, se practica algo diferente. Comparen con la declaración de Pablo concerniente a la levadura en 1 Corintios 5:7, 8. ¿Por qué Pablo instó a los santos de Corinto a librarse de la “vieja levadura”? ¿Qué quiso decir?

¿Cómo pueden ustedes evitar la “levadura de los fariseos” en esta época? Al formular su respuesta, consideren la siguiente declaración hecha por el élder James E. Talmage:

“Estos y algunos otros ejemplos (esto es, los versículos citados anteriormente)…sirven para ilustrar el contagio de la maldad. En el ejemplo de la mujer que leuda la masa en la forma acostumbrada para hacer el pan, la levadura simboliza el extenso, penetrante y vital efecto de la verdad. Propiamente se puede usar la misma cosa en diversos aspectos para representar lo bueno en un caso y lo malo en otro” (Jesús el Cristo, pág. 319).

Fe en Dios en lugar de fe en el hombre

Más que temer a aquellos que tienen poder para quitarnos la vida, al que debemos temer es a aquel que tiene poder para destruir el alma y el cuerpo en el infierno, esto es, el Señor. (Véase Lucas 12:4, 5; véase también McConkie, DNTC, 1:334). Algunos de los representantes del Señor perderán su vida en su servicio; sin embargo, ¿por qué temer a los malvados?

Lean y subrayen D. y C. 98:13, 14.

El verdadero discípulo tiene fe en el Señor y en su vigilante providencia. El sabe que ni aun un cabello de su cabeza cae al suelo sin ser notado. (Véase Lucas 12:7.)

Los poderes del hombre son limitados y finitos; los poderes de Dios son infinitos y eternos.

Los que juntan tesoros terrenales

Entre los muchos que siguieron a Jesucristo, estaba uno que instó al Salvador para que sirviese como mediador entre él y su hermano en asuntos estrictamente temporales. El Señor rehusó hacer esto. Como en el caso de la mujer hallada en adulterio, el Salvador rehusó intervenir en asuntos que tenían que ver con la administración legal. En cambio advirtió al discipulo, si es que era discipulo, diciendo “mirad, guardaos de toda avaricia” (Lucas 12:15). Dijo que la vida del hombre consiste en algo más que la cantidad de bienes que posee.

Para ilustrar su punto, Jesucristo contó la historia de “cierto hombre rico” cuya tierra producia tan abundantemente que no tenía ya dónde almacenar sus bienes. El hombre decidió echar abajo sus viejos graneros para edificar nuevos. Su riqueza creció hasta que al fin él pensó: “Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocijate” (Lucas 12:19). Pero el hombre había olvidado algo importante: la naturaleza transitoria de su vida. Esa misma noche murió. ¿Y qué pasó con sus posesiones? El élder Talmage lo comenta así:

“Sus planes para almacenar debidamente sus cosechas y bienes no eran malos en sí, aunque pudo haber considerado mejores maneras de distribuir su hacienda socorriendo a los necesitados. Fueron dos sus pecados: En primer lugar, veía su gran abundancia principalmente como el medio de lograr su comodidad personal y satisfacciones sensorias; en segundo, engreído con su prosperidad material, no sólo había hecho caso omiso de reconocer la mano de Dios, sino que aun contaba los años como propios. En el momento de su holganza egoísta fue herido. No se nos informa si la voz de Dios le llegó en forma de un temible presentimiento de su muerte inminente, o si fue por conducto de un mensajero angélico o de alguna otra manera; como quiera que sea, la voz decretó su destino: ‘Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma’” (Jesús el Cristo, págs. 463-464).

¿Es posible que el hombre llegue a ser rico y pueda mantener normas elevadas de espiritualidad y generosidad? ¿Cómo?

Preparación para la segunda venida del Señor

De acuerdo al élder Bruce R. McConkie, la parábola registrada en Lucas 12:36-39 se refiere a los apóstoles de Jesucristo, aquellos centinelas especiales puestos para velar esperando el retorno del Salvador y para guiar a los santos.

“Una pequeña parábola particular de Lucas, advirtiendo a los apóstoles a estar listos para la Segunda Venida de Cristo, la cual será repentina. Los apóstoles son comparados a esclavos que son dejados para vigilar la casa (la Iglesia) mientras el amo (Cristo) va a una fiesta de bodas (i. e., asciende al cielo). Sus lomos están protegidos porque tienen trabajo para hacer (predicar el evangelio y dirigir la Iglesia) y tienen lámparas encendidas porque su tarea es la de iluminar a un mundo obscuro y pecaminoso y deben hacerlo mediante su ejemplo brillante. El regreso de Cristo, regreso desde la fiesta de bodas, es su Segunda Venida, o puede significar su juicio impartido a cada alma después de la muerte. La ‘fiesta de bodas’ aquí no es el gozo final de los benditos como en la parábola de las Diez Vírgenes, sino el estado de Cristo a la diestra de Dios entre la Ascensión y la Segunda Venida” (Dummelow, The One Volume Bible Commentary, págs. 754-55, citado en DNTC, de Bruce R. McConkie, 1:676).

Como discípulos de Cristo que se están preparando para la segunda venida, ¿cuál es su relación con los siervos escogidos del Señor? ¿En qué forma los ayudará el prestar atención a su consejo?

Los hombres encaran en muchas formas diferentes lo que ellos consideran la condición de discípulos. Algunos abandonan toda posesión mundana y pasan su vida trabajando entre los pobres. Otros sacrifican el matrimonio, la familia y los amigos por una vida de estudio, contemplación y oración. Aun otros se esfuerzan por vivir vidas “normales” mientras dedican tiempo siempre que es posible, a actos de servicio. En base a las enseñanzas de los profetas, las Escrituras y la revelación moderna, ¿cómo ven las responsabilidades de la condición de discípulo? ¿Debemos dejarnos llevar por la corriente de la vida, o debemos retraernos? ¿Puede uno buscar, en justicia, las riquezas y a la vez ser de valor para el Señor? Debe uno sentirse deseoso de dar todo para ser contado entre los fieles que son preparados para la Segunda Venida? Consideren estas preguntas y luego continúen con la siguiente sección.

(17-6) ¿Debe un discípulo verdadero elegir entre el reino de Dios y el mundo?

Deslizándose como un hilo a través de nuestra probación terrenal se encuentra el elemento de la elección personal. Debido a que nadie puede compelimos a elegir un camino en preferencia a otro, no podemos escapar a la responsabilidad de hacer decisiones. Los verdaderos discípulos de Jesucristo consideran al Reino de Dios por encima de todo lo demás. Como expresó un prominente líder de la iglesia: “¡El reino de Dios o nada!” (John Taylor, JD, 6:19).

Hay varias razones por las que esto es así. La primera es sugerida en los pasajes siguientes: Lucas 12:48; D. y C. 82:3.

Cuando consideramos otras cosas antes que el reino de Dios, corremos el riesgo de perder aquello que se nos ha dado. Esto, entonces, se convierte en la base para nuestro propio juicio eterno. Aquí está el principio y la forma en la que se aplica Mateo 25:29; 2 Nefi 28:30.

Finalmente, cuando buscamos primero las cosas del mundo, como hizo el rico insensato, lo que realmente importa más lo dejamos a merced de lo que importa menos. Así que morimos poseedores de grandes riquezas temporales pero pobres en relación a Dios.

Con respecto a la necesidad de elegir, el élder Neal A. Maxwell del Primer Quórum de los Setenta, ha escrito lo siguiente:

“Hay un sentimiento especial de urgencia que está filtrándose en muchos miembros de la Iglesia que dice, en silencio pero con insistencia: i este es el momento en el que debemos elegir! No es que Dios insista en que elijamos para nuestro propio bien, sino que aquellos que dependen de nosotros, o que nos usan como punto de referencia necesitan y merecen saber en qué dirección vamos. No es bueno servir como salvavidas si uno no sabe nadar. No es bueno ser guía si uno deja su puesto y se va errante con la multitud en busca de otra senda, ‘porque no hay otro camino’ especialmente en un momento cuando hay una divergencia cada vez más aguda en la forma de ser del mundo y el camino estrecho y recto. El discípulo no solamente debe permanecer en ‘lugares santos’ sino sobre principios santos y no debe moverse de allí.

“En breve, los acontecimientos de nuestro tiempo y la decadencia del mundo han producido para nosotros la situación equivalente a la que se enfrentaron muchos de los discípulos de Cristo. Lo siguieron hasta que comenzó a predicar ‘cosas duras’ los principios que realmente demandaban no solamente creencia, sino accíón; principios que los diferenciarían de la sociedad. El Señor quiere que nosotros pongamos cierta distancia —en lo que a conducta se refiere— entre nosotros y el mundo, no porque vayamos a amar menos al género humano, sino precisamente por amor a los demás. Es por el bien del mundo que debemos santificarnos. Cuando los discípulos de Jesucristo enfrentaron el momento de la verdad, Juan dice lo siguiente: ‘Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él’. Cristo se dirigió a los que quedaban y les preguntó: ‘¿Queréis acaso iros también vosotros?’ (Juan 6:66-67)” (A Time to Choose, págs. 39-40.)