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CAPITULO 5: ‘OS ES NECESARIO NACER DE NUEVO’


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“OS ES NECESARIO NACER DE NUEVO”

Imagen
map of Galilee

El Mar Grande

Galilea

Samaria

Jerusalén

Desierto de Judea

Judea

Mar de Galilea

Enon

Nisán

Sicar

Perea

Macherus

PRIMER MINISTERIO EN JUDEA

Mateo

Marcos

Lucas

Juan

Jerusalén, Judea (Nisán)

La Primera Pascua del ministerio de Jesucristo

2:13–25

Visita de Nicodemo a Jesús

3:1–21

Cristo se dirige al desierto de Judea

3:22

Enón, Samaria

Juan enseña a creer en el Hijo

3:23–36

Macherus, Perea

Juan es encarcelado

14:3–5

6:17–20

3:19, 20

Cristo sale de Judea rumbo a Galilea

4:12

1:14

4:14

4:1–3

Sicar, Samaria

Mujer samaritana

4:4–42

Jesucristo va a Galilea

4:43, 44

COMENTARIO INTERPRETATIVO

(5-1) Juan 2:13, 14. ¿Qué era la Pascua?

“En los días de Moisés el antiguo Israel fue liberado de su esclavitud temporal en Egipto mediante la intervención del Señor Jehová. Para conmemorar este hecho, se les mandó observar la Festividad de la Pascua. Esta festividad tenía por objeto recordarles dos cosas: (1) que el ángel de la muerte pasó sobre las casa y los rebaños de Israel mientras mataba a los primogénitos, hombres y bestias de los egipcios; y (2) que Jehová era quien los libertaba, el mismo Ser santo que en el debido tiempo vendría al mundo como Rey-Mesías para obrar la expiación infinita y eterna.

“Todo el simbolismo de la festividad giraba alrededor de estos dos acontecimientos. La fiesta (más en los días de institución que en la época de Jesús) era celebrada con una comida que se comía como en preparación para una huida; el cordero a sacrificar tenía que ser sin mancha o defecto, cuya sangre debía ser vertida, pero sus huesos no debían ser quebrados; la sangre era derramada y con ella se salpicaban los dinteles de las casas que serían perdonadas todo lo cual proveía tipos y simbolismos para el sacrificio mortal futuro del Mesías. (Ex. 12.)

“Y ahora casi a mil quinientos años después que Jehová dio la Pascua a Israel, El mismo, habitando entre los hombres, estaba preparándose para celebrar la festividad, para cumplir la ley dada a Moisés…” (McConkie, DNTC, 1:704).

(5-2) Juan 2:13-22. Jesucristo defendió la santidad de la casa de su Padre

“Cuando Jesús purificó el templo, fue lleno de celo por la reverencia de la Casa de su Padre que los hombres estaban profanando vendiendo palomas y corderos para ofrecerlos como sacrificio. Los cambistas estaban allí para conveniencia de quienes venían de otros países, a fin de poder cambiar a dinero nacional las contribuciones para el templo. Aparentemente, a la vista del pueblo, se justificaba lo que hacían, pero lo estaban haciendo en la Casa de Dios. Se nos dice que El volteó las mesas de los cambistas y dijo a los vendedores de palomas: “Quitad de aquí esto, y no hagáis de la casa de mi Padre casa de mercado” (Juan 2:16).

“’La reverencia’, escribió Rusking (escritor inglés, 1819-1900) es el estado más noble en el que el hombre puede vivir en el mundo. La reverencia es una señal de fortaleza; la irreverencia es un síntoma inequívoco de debilidad. Ningún hombre se elevará demasiado si se burla de las cosas sagradas. Las lealtades más finas de la vida deben ser reverenciadas o serán rechazadas en el día de la prueba’” (David o. McKay, CR, octubre de 1950, págs. 163-164).

(5-3) Juan 3:5. ¿Qué es el “reino de Dios” al cual se refirió Jesucristo?

“El reino de Dios mencionado por el Salvador en su conversación con Nicodemo, indica claramente el hecho de que se quiso hacer mención del reino celestial. Esto también se infiere en las instrucciones dadas por nuestro Salvador a sus apóstoles cuando los dejó. Ellos tenían que ir por todo el mundo y predicar el evangelio; todos los que aceptaran y fueran bautizados entrarían al reino celestial, pero todos los demás serían condenados, o asignados a uno de los otros reinos” (Smith, Answers to Gospel Questions, 5:147-48).

(5-4) Juan 4:1-3. Jesucristo mismo efectuó bautismos

“Buscaron con más diligencia algunos medios para poder darle muerte; pues muchos recibieron a Juan como profeta, pero no creían en Jesucristo.

“Y el Señor sabía esto, aunque él mismo no bautizó a tantos como sus discípulos;

“Pues él los puso por ejemplo, dándoles preferencia” (Juan 4:2-4, Versión Inspirada, traducción no oficial).

“Contrario a las enseñanzas y tradiciones falsas del sectarismo, Jesucristo personalmente efectuó bautismos a fin de poder ser el Gran Ejemplo en todas las cosas. Sin duda que también efectuó todas las demás ordenanzas esenciales para la salvación y exaltación” (McConkie, DNTC, 1:148).

(5-5) Juan 4:9. ¿Por qué los judíos sentían tanta antipatía hacia los samaritanos?

“El camino más directo para ir de Judea a Galilea, pasaba por Samaria; pero muchos judíos, particularmente los galileos, preferían tomar una ruta indirecta, aunque más larga, más bien que atravesar el país de un pueblo tan aborrecido para ellos como lo eran los samaritanos. Hacía siglos que el rencor entre judíos y samaritanos se había estado desarrollando, y en la época del ministerio terrenal de nuestro Señor se había convertido en un odio sumamente intenso. Los habitantes de Samaria eran una raza mixta en quienes cursaba la sangre de Israel con la de los asirios y otras naciones; y una de las causas de la animosidad que existía entre ellos y sus vecinos, tanto hacia el norte como el sur, era que los samaritanos pretendían ser reconocidos como israelitas. Se jactaban de que Jacob era su padre, mas los judíos lo negaban. Tenían una versión del Pentateuco que reverenciaban como ley, pero rechazaban todos los escritores proféticos de lo que hoyes el Antiguo Testamento, porque consideraban que en ese tomo no se les trataba con ruficiente respeto.

“Para el judío ortodoxo de aquellos tiempos, un samaritano era más impuro o inmundo que un gentil o cualquiera otra nacionalidad” (Talmage, Jesús el Cristo, pág. 182).

(5-6) Juan 4:10. ¿Cuál era el sentido de la expresión “agua viva”?

Los profetas de Israel repetidamente habían declarado que el Señor era una fuente de agua viva que Israel había rechazado. (Véase jeremías 2:13; Isaís 8:6.)

Jesucristo mismo, como Jehová, había suplicado al antiguo Israel que se arrepintiera y se volviese a El para que El pudiera alimentarlo y sostenerlo. Y en su súplica Jehová había usado la palabra agua como una metáfora (Véase Isaías 58:11).

PUNTOS A CONSIDERAR

(5-7) Los que acuden a Cristo no volverán a tener sed jamás

“Su solemne invitación de ‘si alguno tiene sed, venga a mí y beba’ fue una afirmación clara y sencilla de su posición de Mesías. Al hacerla, El se identificó como el mismísimo Jehová que había prometido bebida al sediento mediante el derramamiento del Espíritu. Después de tal declaración sus escuchas se veían enfrentados a dos posibilidades: O era un blasfemo digno de muerte, o era de hecho el Dios de Israel” (McConkie, DNTC, 1:445-46).

¿Cómo influyó en la mujer samaritana la plática de Jesucristo? Posiblemente ustedes puedan seguir la conversión de ella mediante un repaso de su entrevista con Jesucristo. En Juan, capítulo 4, la vemos dirigirse a El usando tres títulos diferentes. ¿Qué nos indican los versículos 9, 11, 14, 15, 19 y 29 qué sucedió con el entendimiento de la mujer respecto al Hombre con el cual estaba hablando?

NACER PARA “VER” EL REINO DE DIOS ES UN PASO HACIA EL NACIMIENTO PARA “ENTRAR” EN EL REINO

La siguiente entrevista hipotética debe ser una ayuda para que comprendan lo que sucedió con la mujer samaritana y lo que debe suceder con ustedes si es que desean entrar en el reino celestial.

PREGUNTA

Jesucristo le explicó a Nicodemo que el hombre debe “nacer de nuevo”. En este mundo nuestro primer nacimiento tiene lugar cuando venimos a él como niños pequeñitos. Pero la expresión “de nuevo” en la frase de Cristo implica otro nacimiento o un segundo nacimiento, ¿no es así?

RESPUESTA

Sí, es otro nacimiento o un segundo nacimiento.

“El primer nacimiento tiene lugar cuando los espíritus pasan de su primer estado preexistente al estado terrenal; el segundo nacimiento, o nacimiento ‘en el reino los cielos’, ocurre cuando los hombres nacen de nuevo y se vivifican en las cosas del Espíritu y de la justicia. Los elementos de agua, sangre y Espíritu están presentes en ambos nacimientos (Moisés 6:59-60.)” (McConkie, Mormon Doctrine, pág. 101).

PREGUNTA

En Juan 3:3, el Señor dijo: “el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios” y en Juan 3:5, El dijo: “el que no naciere del agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios”. Una cosa es ver el reino y otra enteramente diferente entrar en él. ¿Significa esto que el segundo nacimiento, o nuevo nacimiento espiritual consta de dos partes?

RESPUESTA

Sí, este segundo nacimiento o nacimiento espiritual tiene dos partes. A fin de entender lo que significa ver el reino de Dios, es necesario percibir lo que el Espíritu Santo puede hacer por el hombre antes de que él sea bautizado en la Iglesia. El profeta José Smith explicó:

“Existe una diferencia entre el Espíritu Santo y el don del Espíritu Santo. Camelia recibió el Espíritu Santo antes de bautizarse, que para él fue el poder convincente de Dios de la veracidad del evangelio; mas no podía recibir el don del Espíritu Santo sino hasta después de ser bautizado. De no haber tomado sobre sí esta señal u ordenanza, el Espíritu Santo que lo convenció de la verdad de Dios se habría apartado de él” (Smith, Enseñanzas, pág. 240).

Cuando alguien que no es miembro de la Iglesia ve el reino de Dios, significa que el poder del Espíritu Santo se derrama sobre él para enseñarle que la Iglesia es verdadera. Es entonces que tiene un testimonio. Lo sabe.

“El Señor revelará la verdad una vez; luego que este testimonio ha sido dado, la persona debe aceptar la verdad y recibir el evangelio mediante el bautismo y la imposición de manos para recibir el don del Espíritu Santo…Camelia recibió una manifestación en estricta conformidad con la instrucción dada por Moroni y si él se hubiera apartado no habría habido más luz o guía para él. El Espíritu del Señor no contenderá con el hombre, ni morará en él, a menos que él se sujete en obediencia a los mandamientos del Señor” (Smith, Answers to Gospel Questions, 3:29).

En el momento en que un individuo “ve” el reino, no necesariamente recibe la remisión de sus pecados. El Espíritu Santo meramente le ha enseñado lo que debe hacer para recibir la remisión de los pecados. De esto, el profeta José Smith dijo:

“Una cosa es ver el reino de Dios y otra cosa entrar en él. Debe haber en nosotros un cambio en nuestro corazón para poder ver el reino de Dios y obedecer los de adopción a fin de entrar en él” (Smith, Enseñanzas, págs. 404-05).

PREGUNTA

¿Es que uno siempre ve el reino antes del bautismo?

RESPUESTA

No, esta experiencia puede ocurrir en la vida de un miembro bautizado de la Iglesia. A veces la gente ha sido contada como miembro de la Iglesia durante muchos años antes de que “vea” u obtenga un testimonio de que la Iglesia es verdadera.

PREGUNTA

Parece claro que ver involucra ser testigo, tener testimonio y convicción en cuanto a la veracidad de la Iglesia. ¿Pero qué es lo que tiene que ocurrir para que el individuo tenga el verdadero cambio de corazón a fin de poder entrar en el reino de Dios?

RESPUESTA

“El bautismo por inmersión simboliza la muerte y entierro del hombre pecador; y la salida del agua, la resurrección a una novedad de vida espiritual. Después del bautismo se imponen las manos sobre la cabeza del creyente bautizado, y éste es bendecido para conferirle el Espíritu Santo. De este modo el que es bautizado recibe la promesa del don del Espíritu Santo o el privilegio de volver a la presencia de uno de los miembros de la Trinidad, mediante la obediencia al cual y a través de su fidelidad uno así bendecido puede recibir la guía y dirección del Espíritu Santo en sus caminos diarios y en lo que dice, así como Adán andaba y hablaba en el Jardín de Edén con Dios, su Padre Celestial. Recibir tal guía y dirección por parte del Espíritu Santo es volver a nacer espiritualmente” (Harold B. Lee, CR, oct. de 1941, pág. 64).

PREGUNTA

¿Siempre recibe la persona este nuevo nacimiento espiritual en el momento del bautismo?

RESPUESTA

“El mero cumplimiento con la formalidad de la ordenanza del bautismo no significa que el individuo haya vuelto a nacer. Nadie puede nacer de nuevo sin el bautismo, pero la inmersión en el agua y la imposición de manos para conferir el Espíritu Santo no garantizan por sí mismos que la persona haya nacido de nuevo o que nacerá. El nuevo nacimiento ocurre solamente para quienes en realidad gozan del don o compañía del Espíritu Santo, solamente para quienes están plenamente convertidos, que se han dado sin restricción al Señor. Así fue que Alma se dirigió a sus hermanos en esta forma ‘hermanos míos de la iglesia’ y les preguntó si ‘habéis nacido espiritualmente de Dios’, si habían recibido la imagen del Señor en sus rostros y si había ocurrido ‘un cambio en el corazón’ el que siempre acompaña al nacimiento del Espíritu (Alma 5:14-31.)” (McConkie, Mormon Doctrine, pág. 101).

PREGUNTA

¿Qué bendiciones están al alcance de alguien que nace de nuevo?

RESPUESTA

“Los miembros de la Iglesia que realmente han nacido de nuevo están en un estado bendito y favorecido. Han alcanzado su posición no meramente por unirse a la Iglesia, sino mediante la fe (1 Juan 5:1), mediante la rectitud (1 Juan 2:29), mediante el amor (1 Juan 4:7) y venciendo al mundo (1 Juan 5:4). ‘El que nace de Dios no continúa en el pecado; pues el Espíritu de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios, habiendo recibido ese santo Espíritu de promesa’ (Versión Inspirada, 1 Juan 3:9, traducción no oficial)” (McConkie, Mormon Doctrine, pág. 101).

NACER DE NUEVO COMPRENDE UN PROCESO GRADUAL QUE ES ACOMPAÑADO POR UN CAMBIO DE CORAZON

El padre de David era presidente de estaca. David nunca había estado en la oficina del presidente de la estaca; pero la noche anterior durante la cena él había hecho algunas preguntas en cuanto al nuevo nacimiento espiritual y su padre lo había invitado a ir a la oficina del presidente para comentar el asunto. Al acomodarse en una silla, David notó que en el escritorio de su padre había una fotografía. Era una fotografía de la presidencia de la estaca; allí estaba su padre, sonriendo y lleno de dignidad. David había llegado temprano a la cita; y mientras esperaba se le ocurrió la idea de que si alguien sabía algo en cuanto al nuevo nacimiento espiritual, debía ser su padre.

El padre de David había trabajado en las minas durante la mayor parte de su vida de adulto. Nada le había importado realmente, a no ser comer y dormir. Raras veces había actuado como padre hasta el día en que los misioneros golpearon a su puerta. Después de semanas de preguntas, de paciencia por parte de los misioneros y de muchas oraciones de parte de la madre de David (la cual inmediatamente había aceptado el evangelio que predicaban los misioneros), el padre de David se había unido a la Iglesia. El resto de la familia lo hizo pocas semanas después que el padre puso el ejemplo.

David no lo había notado al principio, pero gradualmente su padre había ido cambiando. No había ocurrido nada espectacular —nada de visiones, ni manifestaciones externas, pero sí un cambio gradual. Primero habían comenzado a concurrir a la igesia. Posteriormente el padre de David había anunciado durante el almuerzo que en su casa no volverían a comer comida alguna sin pedir una bendición para los alimentos. Eso sucedió doce años atrás. Luego había comenzado a tener su noche de hogar semanal. David todavía recordaba el viaje de la familia al templo de Los Angeles, donde habían sido sellados como familia por tiempo y eternidad. Más adelante, cuando David y sus hermanos habían hablado duramente acerca de uno de los líderes del barrio, él recordaba el enojo justificado del padre y la represión inmediata, pues aunque el padre de David había controlado su temperamento supo aclarar bien para sus hijos que ellos nunca debían decir tales cosas acerca de los oficiales de la Iglesia. A pesar de que el cambio en el padre había ocurrido silenciosa y gradualmente, era sin embargo un gran cambio. David a menudo se preguntaba qué era lo que había tomado a un hombre testarudo como su padre y lo había cambiado literalmente transformándolo por completo. Y ahora que estaba en la senda correcta, parecía qué su dedicación y celo en la causa del Maestro aumentaba día con día.

El padre de David había sido llamado a servir en la AMM del barrio y posteriormente en la estaca. Luego, dos años más tarde, había sido llamado como consejero en la presidencia de la estaca. David notó que su padre estaba ausente de la casa mucho tiempo, pero el tiempo que dedicaba para estar en casa con la esposa y los hijos era precioso y bien usado. En contraste a lo que ocurría doce años antes, su hogar ahora era verdaderamente una casa de amor, de oración y de orden. David había escuchado el testimonio de su padre en las conferencias y cuando lo había compartido con sus hijos y con otros que habían estado en su casa. Durante una noche de hogar, él había dicho a sus hijos: “Yo no soy el padre que ustedes tenían; yo he sido transformado. Y quiero que sepan que por cualquier cosa que yo pueda decir o hacer, sé que Jesucristo vive y es mi Redentor porque he probado de su bondad y conozco de su amor por mí.” David conocía bien a su padre para saber que testificaba de la realidad del Señor y de la veracidad del evangelio y que ese testimonio venía de la profundidad de su alma. Y ahora su padre era el presidente de la estaca.

Mientras David estaba sentado allí, esperando, repentinamente comprendió que él vivía a la sombra de un hombre que había nacido de nuevo. Apresuradamente escribió una nota dirigida a su padre y salió. La nota decía: “Papá: después de todo siento que no hay necesidad de que hablemos. Ya tengo las respuestas a mis preguntas. Te veré en la cena. David.”

¿Por qué creen que el padre de David había nacido de nuevo?

¿Fue ese nuevo nacimiento espiritual del padre, algo que ocurrió repentinamente? ¿Hubo manifestaciones sensacionales en el proceso?

El élder Harold B. Lee dijo: “Saber cómo ocurre este nacimiento es tan imposible de explicar como lo es explicar de dónde viene el viento o hacia dónde va” (”Born of the Spirit”, discurso dirigido al personal docente de Seminarios e Institutos, BYU, 26 de junio de 1962; comparar con Juan 3:7,8).

A veces la gente tiene la idea de que nacer del Espíritu significa que tiene que sentir algo repentino y espectacular. Según lo que han leído en cuanto al padre de David, ¿creen que esto es siempre necesario?

Consideren la siguiente declaración hecha por el profeta José Smith en relación a las manifestaciones del Espíritu:

“Creemos que el Espíritu Santo es dado por la imposición de manos por aquellos que tienen autoridad y que el don de lenguas y también el don de profecía, son dones del Espíritu, y se obtienen por ese medio; pero luego, decir que los hombres siempre profetizaron y hablaron en lenguas cuando recibieron la imposición de manos, sería declarar lo que no es cierto, contrario a la práctica de los apóstoles y en oposición a la Escritura; pues Pablo dice, ‘a uno es dado el don de lenguas, a otro el don de profecía, y a otro el don de sanidad’ —y además ‘¿son todos profetas? ¿hablan todos en lenguas? ¿tienen todos dones de sanidad? ¿interpretan todos?’ mostrando evidentemente que no todos poseían los distintos dones, sino que uno recibía un don y otro recibía otro. No todos profetizaban; no todos hablaban en lenguas; no todos obraban milagros; pero todos recibieron el don del Espíritu Santo; a veces hablaron en lenguas y profetizaron en los días de los Apóstoles, y a veces no. Lo mismo ocurre con nosotros en nuestras administraciones aunque más frecuentemente no hay manifestación alguna que sea visible para la multitud que nos rodea” (Times and Seasons, 3:823-24, 15 de junio de 1842; Itálicas agregadas).

En este punto, repasen el relato de la entrevista entre Nicodemo y el Señor. Especialmente noten el versículo 5 a la luz de lo que han aprendido acerca de ese versículo en esta lección.

Juan 3:1-12

¿Qué habría puesto a disposición de Nicodemo el renacimiento espiritual si él hubiera aceptado las palabras del Señor? ¿Y de la mujer samaritana? (Véase Juan 3:1-12). ¿Qué hayal alcance de ustedes si aceptan las palabras del Señor y constantemente se esfuerzan por obedecer sus mandamientos? (Véase Juan 3:13-15).