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CAPITULO 32: ‘TE HE PUESTO PARA LUZ DE LOS GENTILES’


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“TE HE PUESTO PARA LUZ DE LOS GENTILES”

Imagen
Map Chp. 32

Jerusalén

Cesarea

Damasco

Antioquía

Chipre

Mar Mediterraneo

Creta

Tesalónica

Filipo

Corinto

Atenas

Samotracia

Asón

Troas

Pérgamo

Tiatira

Sardis

Filadelfia

Efeso

Laodicea

Iconio

Listra

Derbe

Los Hechos de los Apóstoles; eventos ocurridos aprox. (1 45-51-DC (13:6-18:23) Primer y segundo viaje misional de Pablo

Hechos

Pafos, Chipre

Pablo maldice a un falso profeta

13:6–12

Antioquía, Pisidia

El Salvador era del linaje de David

13:13–25

Se ofrece el evangelio a Israel

13:26–41

Pablo y Bernabé enseñan a los gentiles

13:42–49

Iconio, Galacia

Los judíos persiguen a Pablo y Bernabé

13:50–52; 14:1–7

Listra, Galacia

Pablo y Bernabé son llamados dioses

14:8–18

Pablo es apedreado, se levanta y entra a la ciudad a predicar

14:19–28

Jerusalén, Judea

El asunto de la circuncisión

15:1–35

Pablo y Silas son compañeros

15:36–41

El Espíritu Santo dirige la obra de Pablo

16:1–15

Tiatira, Asia

Es echado fuera un espíritu maligno

16:16–18

Filipos Un carcelero se convierte

16:19–40

Tesalónica, Macedonia

Pablo y Silas huyen de la persecución

17:1–14

Atenas, Grecia

Pablo predica acerca del dios no conocido

17:15–34

Corinto, Grecia

Los judíos y los griegos, escuchan el evangelio

18:1–11

Los judíos llevan a Pablo ante la corte

18:12–23

COMENTARIO INTERPRETATIVO

(32-1) Hechos 13:1-14, 26. ¿Cuál es el principal significado del primer viaje misional de Pablo?

El significado real del primer viaje misional de Pablo radica en el hecho de que el mismo llevó al establecimiento de las ramas de la Iglesia en zonas apartadas de Jerusalén. Muchos escucharon y recibieron el mensaje del evangelio, lo que de otro modo no habrían podido hacer. Además, nos da la oportunidad de conocer a Pablo en su nueva posición como líder y organizador. El entra a un pueblo donde no hay miembros, donde la mayoría no ha oído mucho acerca de Jesucristo. Cuando sale de allí, hay una pequeña y floreciente rama de la Iglesia, comisionada para seguir adelante en su ausencia. También notamos el afán de Pablo de predicar el evangelio a todos los hombres, sin tener en cuenta su condición social o su educación. Cuando los judíos rechazan la palabra de Dios, Pablo se vuelve hacia los gentiles. (¿A dónde llevó a Pablo el primer viaje misional? Véase la sección de mapas).

(32-2) Hechos 13:6. “Hallaron a cierto mago, falso profeta”

“Mis enemigos dicen que he sido profeta verdadero. Prefiero ser profeta verdadero que ha caído, y no profeta falso. Cuando un hombre sale a profetizar, y manda a los hombres que obedezcan sus enseñanzas, o es un profeta verdadero o es falso. Siempre se levantarán los falsos profetas para oponerse a los verdaderos, y profetizarán cosas tan parecidas a la verdad, que casi engañarán aun a los mismos escogidos“ (José Smith, Enseñanzas, pág. 453).

(32-3) Hechos 13:7 ¿Quién era Sergio Paulo?

Era el próconsul romano para Chipre cuando Pablo y Bernabé viajaron a la isla en su primer viaje misional. Se le describe como hombre prudente que solicitó que Pablo y Bernabé le predicasen. Cuando vio el milagro efectuado por Pablo y que causó la ceguera a Elimas, el mago, “creyó, maravillado de la doctrina del Señor” (Hechos 13:12).

(32-4) Hechos 15:1. “Algunos que venían de Judea”

“Venían de la cabecera de la Iglesia…y eran hermanos buenos y aceptables, pero en cuanto al asunto de la circuncisión estaban errados, enseñando doctrina falsa y no siendo guiados por el Espíritu. Como el Señor a menudo que sus siervos se esfuercen y busquen soluciones para los problemas difíciles, antes de recibir finalmente su voluntad y voz mediante revelación, situaciones similares surgen en la Iglesia en la actualidad. Por ejemplo, hermanos que salen en la actualidad a predicar y a confirmar a las iglesias, a veces toman sobre sí la defensa de filosofías políticas, educativas y sociales que a ellos les parecen buenas y en ocasiones declaran que las mismas son esenciales para la salvación; las que de hecho no son la voz de Dios para su pueblo” (Bruce R. McConkie, DNTC 2:139).

(32-5) Hechos 15:1. “Si no os circuncidáis conforme al rito de Moisés, no podéis ser salvos”

La ordenanza de la circuncisión fue instituida por Jehová. Primeramente fue dada a Abraham y a sus descendientes como señal del convenio que aseguraba bendiciones sagradas y eternas para todos los que servían al Señor en justicia (Abraham 2:8-11; Génesis 17). De acuerdo con la ley de Moisés, cada varón debía ser circuncidado a la edad de ocho días (Levítico 12:3). El principal propósito de esta señal era servir como recordatorio del convenio de Dios con Abraham (Génesis 17:9-14)

Después del sacrificio expiatorio de Jesucristo, la necesidad de la señal especial fue retirada. Ya el evangelio y sus bendiciones no eran reservados exclusivamente para los judíos; el evangelio era para todos. En una revelación dada a Mormón y anotada en el libro que lleva su nombre, Jesucristo dijo: “los niños pequeños son sanos, porque son incapaces de cometer pecado; por tanto, la maldición de Adán les es quitada en mí, de modo que no tiene poder sobre ellos; y la ley de la circuncisión se ha abrogado en mí“ (Moroni 8:8 Itálicas agregadas).

En los días de Jesucristo y de los apóstoles era común hacer referencia a los circuncisos y a los incircuncisos. Lo primero era sinónimo de judío y lo último de gentil. (Véase Gálatas 2:7.) Aunque el concilio especial de Jerusalén aclaró este punto mediante revelación, Pablo aún encontró necesario combatir el problema dondequiera que iba. Muchos de sus conversos eran judíos e insistían en que todos los cristianos gentiles debían obedecer también el rito de la ley de Moisés. Pablo aclaró que la circuncisión, tanto para los judíos como para los gentiles, había sido abrogada en Cristo. (Véase Romanos 2, 3, 4; 1 Corintios 7:19; Gálatas 5:6; 6:15; Colosenses 2:11; 3:11.)

(32-6) Hechos 15:7 ¿Por qué el Señor hablaba por boca de Pedro?

“Pedro (era) el presidente de la Iglesia, él recibía la voluntad e intención de Dios en cuanto a todos los asuntos” (McConkie, DNTC 2:143).

(32-7) Hechos 15:28. “Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros”

“En este caso la decisión aparentemente fue alcanzada y ratificada siguiendo el procedimiento revelado, usado por el Profeta en la traducción del Libro de Mormón. Esto es, el agente del Señor se esfuerza y trabaja con el problema, indaga en las Escrituras, busca las conclusiones posibles y hace todo lo que puede para resolver el problema en base a los principios sólidos que conoce. Habiendo llegado así a lo que consideraron ser una solución apropiada, esto es, aplicando las palabras de Santiago (basadas en lo señalado por Pedro respecto a ese principio, preguntaron al Señor si sus conclusiones eran verdaderas y si estaban de acuerdo con su voluntad (D. y C. 8 y 9)” (McConkie, DNTC, 2:144-45).

(32-8) Hechos 15:40. ¿Quién fue Silas?

El Silas mencionado en Hechos parece ser la misma persona que el Silvano de las cartas de Pablo (2 Corintios 1:19; 1 Tesalonicenses 1:1; 2 Tesalonicenses 1:1). Fue prominente entre los dirigentes de la Iglesia en Jerusalén. Por derecho propio era un profeta que predicó el evangelio (Hechos 15:32). Con Pablo, entregó a Antioquía la decisión del concilio de Jerusalén concerniente a los requisitos para ser miembro de la Iglesia (Hechos 15:1-35). Cuando Pablo estuvo en desacuerdo con Bernabé, Silas fue elegido como compañero de Pablo para acompañarlo en su segundo viaje misional. Sus experiencias misionales y sus viajes incluyeron el encarcelamiento en Filipo, donde un carcelero y su familia fueron convertidos (Hechos 16:16-40); viajes a Tesalónica y luego a Berea, con una breve estadía en este lugar mientras Pablo fue a Atenas (Hechos 17:1-15), y actividades de Pablo en Corinto (Hechos 18:5; 2 Corintios 1:19). Si, de hecho, Silas era la misma persona que Silvano, entonces fue el escribiente del libro de 1 Pedro y él llevó esa misma carta de Pedro al Asia Menor (1 Pedro 5:12). Probablemente era ciudadano romano. (Hechos 16:37).

(32-9) Hechos 15:40; 18:18. ¿Cuáles son los elementos significativos del segundo viaje misional de Pablo?

La iglesia parece haber crecido tan rápidamente en las otras partes del imperio como lo hizo en Jerusalén y sus alrededores. El segundo viaje misional dio a Pablo la oportunidad, no solamente de volver a visitar las ramas fundadas en su primer viaje, sino también de establecer otras en zonas hasta entonces no visitadas. Así se estableció una práctica que continuaría a través de la obra de Pablo como apóstol: “visitar a los hermanos en todas las ciudades en que hemos anunciado la palabra del Señor, para ver cómo están” (Hechos 15:36). Pero Pablo no siempre fue en persona a estos lugares, a veces enviaba a Timoteo, a Tito o aSilas. En esto adquirimos una visión más clara, no solamente en cuanto a su habilidad como organizador, sino de su capacidad como administrador. Fue práctica suya enviar cartas, luego de las visitas, en las que felicitaba o amonestaba, un método que Pablo usaría durante el resto de su vida en el servicio de Cristo. Finalmente, hay mucho por decir en cuanto a que Pablo gozó en gran medida de las bendiciones del Espíritu Santo en su ministerio, pues recibió constantemente visiones e instrucciones concernientes a la obra y demostró el poder de Dios en numerosas ocasiones (Hechos 16:7-9, 26; 18:9). Véase la sección de mapas en cuanto a los viajes de Pablo en su segundo viaje misional.

(32-10) Hechos 16:16. ¿Qué es el espíritu de adivinación?

Adivinación se define como el acto de determinar el futuro por medios tales como naipes, horóscopos, sueños, encantamientos, tablas de escritura espiritista (ouija), sesiones, bolas de cristal, etc. La adivinación es un arte antiguo entre los pueblos primitivos (lsaías 2:6; Daniel 2:27; 5:11); era, y es, prohibida para el pueblo del Señor. (Deuteronomio 18:9-14; Josué 13:22).

(32-11) Hechos 16:30-34. ¿Es la creencia en el Señor Jesucristo todo lo que es necesario para la salvación?

“…la creencia por sí sola es apenas el comienzo de aquel sendero que lleva a la herencia eterna, si es que se le aisla como algo ajeno, o si se supone que no incluye en sus limites al bautismo y el esfuerzo subsiguiente de perseverar hasta el fin. (2 Nefi 31:15-21). Y, teniendo en cuenta el mismo caso, Pablo y Silas enseñan el evangelio a todo el grupo, bautizan a los individuos y les otorgan el don del Espíritu Santo, iniciándolos así en su camino a la salvación” (McConkie, DNTC, 2:152).

(32-12) Hechos 17:2. ¿Qué quiere decir la declaración de que Pablo estaba “discutiendo” con los judíos?

Discutir significa “examinar y ventilar atenta y particularmente una materia, haciendo investigaciones profundas acerca de las circunstancias. Rebatir y sostener razones y puntos de vista aun en contra del parecer de otro”. Evidentemente, Pablo no iba a usar el tiempo precioso de tres días de reposo meramente exponiendo su testimonio de Cristo sin presentar suficientes evidencias para respaldar esa causa.

(32-13) Hechos 17:18. ¿Qué son los epicúreos y los estoicos?

El epicureísmo recibió su nombre de Epícuro, quien vivió en el año 300 A.C. De acuerdo con su filosofía, el mundo llegó a existir por casualidad y no tenia algún propósito o designio. El mayor bien que el hombre podía alcanzar, según él, era aquel que le acarrease el mayor placer o la mayor ausencia de pesar o dolor. En oposición a nociones populares de aquel entonces y de la actualidad, el epicureísmo no defendió el libertinaje como objetivo de la vida, sino más bien se inclinó por aquellos gozos que daban al hombre satisfacciones personales más duraderas y plenas.

El estoicismo, por otro lado, reconocía la existencia de un poder supremo gobernante del universo. De acuerdo con esta filosofía, todas las cosas han sido ordenadas y puestas en movimiento por una mente divina y el hombre sabio, el verdadero estoico, es el que acepta las condiciones tal como las encuentra en lugar de cambiarlas como le plazca que sean. Tal aceptación requiere gran valor y dominio personal, pues el hombre se ve encerrado en una batalla sin fin con la naturaleza. El cuerpo no es un instrumento para ser castigado o complacido; debe ser ignorado. En su famoso discurso sobre el cerro de Marte, Pablo citó palabras de “Phaenomena”, una obra de Aratus, poeta ciciliano: “como algunos de vuestros propios poetas también han dicho: Porque linaje suyo somos [esto es, de Dios]” (Hechos 17:28). Palabras casi idénticas a estas aparecen en el “Himno a Zeus” escrito por Cleanto. Ambos hombres eran estoicos. Al citar a tales poetas, Pablo probablemente no estaba intentando impresionar a su público con su intelecto y saber; sin duda que estaba tratando de ubicarse a nivel de sus escuchas a fin de obtener su confianza y así merecer la atención de ellos a su mensaje.

(32-14) Hechos 17:15-34. ¿Cuál fue el significado de la visita de Pablo a Atenas?

La ciudad de Atenas, capital de Grecia, era una de las maravillas del mundo antiguo. Aunque en un estado de decadencia general al tiempo de la visita de Pablo, Atenas anteriormente había sido la orgullosa poseedora de más genio intelectual, de más investigación filosófica y de más esplendor arquitectónico que cualquier otra ciudad de los tiempos antiguos. Sus habitantes, aun durante este período de decadencia, se enorgullecían de su brillante herencia. Se estaban efectuando vigorosos intentos para preservar y restaurar a Atenas a su grandeza anterior.

En el primer siglo D.C., Atenas era literalmente una ciudad estado, libre, privilegiada por contar con la protección de Roma. Muchos de sus edificios más notables aún estaban en pie. Entre ellos estaba el Agora, o mercado. Los hombres principales de la ciudad se reunían allí cada día para escuchar debates, para arreglar los asuntos de la ciudad, para aprender, si era posible, algo nuevo (Hechos 17:21). Como el mensaje de Pablo era nuevo, él tuvo asegurado un buen número de escuchas aun desde el principio. A la larga, Pablo fue llevado al afamado Areópago (en el cerro de Marte), con su escolta, diciendo: “¿Podremos saber qué es esta nueva enseñanza de que hablas?” (Hechos 17:19). Aunque el mensaje de Pablo fue rechazado por la mayoría, por lo menos un miembro de la Alta Corte, Dionisia el aeropagita, y Dámaris, una mujer de la localidad, además de otros que no fueron identificados creyeron. (Hechos 17:34.)

(32-15) Hechos 17:22. “Observo que sois muy religiosos”

Al describir el discurso de Pablo sobre el cerro de Marte, dirigido a los atenienses, la versión bíblica inglesa de los traductores del Rey Jacobo, usan dos palabras que podrían confundir la intención de Lucas: supersticiosos y devociones (las que en español no ofrecen problemas por aparecer como religiosos y altares). Pablo no está insultando a sus escuchas griegos acusándolos de ser demasiado supersticiosos; más bien, los alaba por su inclinación religiosa. La referencia a sus devociones parece implicar que Pablo había visto a un grupo de hombres en el acto de adorar, en Atenas. Pero lo que realmente vio fue los objetos o dioses que ellos adoraban. Lejos de insultar a quienes lo escuchaban, el prudente apóstol estaba preparándolos para un mensaje concerniente a un Dios del cual ellos nada sabían.

(32-16) Hechos 17:26. ¿Estaba Pablo enseñando en cuanto a la existencia premortal al decir “prefijado el orden de los tiempos”?

Este es un punto doctrinal muy importante que encaja precisamente con lo que enseñó Moisés, quien habla de cómo Dios “ hizo heredar a las naciones, cuando hizo dividir a los hijos de los hombres”, y “estableció los límites de los pueblos según el número de los hijos de Israel” (Deut. 32:8). La implicación doctrinal de estas Escrituras es clara: “Si el Señor señaló a las naciones los límites de su habitación, entonces debe haber habido una selección de espíritus para formar esas naciones” (Joseph Fielding Smith, The Way to Perfection, pág. 47). El presidente Harold B. Lee explicó además:

“…Quisiera haceros nuevamente la pregunta: ¿Quiénes sois? Sois todos hijos de Dios. Vuestros espíritus fueron creados y vivieron como inteligencias organizadas antes de que el mundo fuese. Habéis recibido la befldición de tener un cuerpo físico por vuestra obediencia a ciertos mandamientos en ese estado preexistente; habéis nacido en el seno de una familia, en una nación determinada, como resultado de la vida que llevasteis antes de vivir aquí; y en una época de la historia del mundo, como lo enseñó el apóstol Pablo a los atenienses y como lo reveló el Señor a Moisés, determinada por la fidelidad que ejercisteis en vuestra vida anterior de la creación del mundo” (”Comprender quiénes somos nos induce a sentir el respeto que nos debemos”, DCG, 1973-1975, pág. 71).

PUNTOS A CONSIDERAR

EL SEÑOR NOS HA DADO LA RESPONSABILIDAD DE AYUDAR A LA HUMANIDAD A LLEGAR A SER “UN PUEBLO ESCOGIDO”

“Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado” (Hechos 13:2).

La instrucción del Señor, “apartadme…a Saulo para la obra “, da una clara impresión de la posición especial y escogida que tuvo Pablo en virtud de su llamamiento divino. Esto nos hace recordar la declaración del Señor a Ananías, a la cual se hizo referencia en la introducción de esta lección: “Instrumento escogido me es éste”.

En la lección anterior fue considerado este asunto de la preordinación de Pablo. Pablo había sido “escogido” mucho antes; había sido seleccionado en la vida premortal.

Así como se aplica a una persona escogida el término un “instrumento escogido”, igualmente se aplica a un grupo de personas escogidas la distinción “un pueblo escogido”. Un pueblo elegido por el Señor para cumplir una misión en la tierra, no ha sido elegido para descansar o hacer alarde de su posición, sino para efectuar un servicio especial que requiere que Jos que lo integran sean designados y apartados. Naturalmente, un pueblo “escogido” no sería menos preordinado ni menos preparado para su misión como pueblo que una persona escogida para su misión individual.

Sin embargo, en relación a la oportunidad de tener finalmente cada bendición del evangelio, no hay un pueblo “elegido” pues esa oportunidad viene a todos. Cuando se le prometió a Adán que toda su posteridad (toda la humanidad) tendría acceso a las bendiciones del evangelio, él se regocijo grandemente (Moisés 5:9-12). Esta misma promesa fue, en efecto, repetida cuando el Señor prometió que los descendientes de Noé (toda la humanidad después del Diluvio) finalmente serían exhortados por el Señor y sus siervos (Moisés 7:51, 52).

Pero hay una secuencia, un orden, un calendario divino, por así decir, que prevalece en la obra del Señor. Cada uno de los hijos de nuestro Padre está en algún lugar de ese calendario, pero El es quien determina de acuerdo a su ilimitada sabiduría y bondad, la oportunidad para cada generación, para cada nación y cada persona. Noten cómo expresa Pablo esta gran verdad:

Leer Hechos 17:26, 27.

A Abraham se le prometió que todos aquellos de cualquier nación o linaje, que obedecieran el evangelio, serían adoptados en su familia y llegarían a ser los hijos de Abraham (teniendo el derecho de la bendición de salvación). (Véase Abraham 2:9-11.)

Pablo era un israelita y servía junto con otros israelitas en la Iglesia. Por su conducto, los gentiles (no israelitas) oyeron el evangelio y fueron adoptados en la familia de Abraham para gozar de las bendiciones prometidas.

Pero en su mayoría, los israelitas de la época de Pablo habían dejado de apreciar su misión como tales. Ni abrazaban el evangelio ellos mismos ni traían a otros. De manera que lo que Isaías había proclamado a sus progenitores, Pablo volvió a proclamarlo casi en las mismas palabras.

Leer Hechos 13:47; véase también Isaías 49:6.

Lo de ellos no era simplemente un derecho de primogenitura, sino un mayorazgo que consistía en obra y servicio.

Bien, en nuestra época, mediante la vIsIta de Moisés al templo de Kirtland el 3 de abril de 1836, fueron delegadas las llaves para el recogimiento de Israel. (Véase D. y C. 110:11). El Señor nos ha declarado:

“Porque vosotros sois hijos de Israel y de la simiente de Abraham” (D. y C. 103:17). Y además El mismo se ha identificado como “el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob” (D. y C. 136:21).

Los Santos de los Ultimas Días, como sus progenitores israelitas de la antigüedad, son gente escogida. ¿Pero escogida para qué?

Leer en D. y C. 29:4

Después de todo, no somos “elegidos” para descansar y pensar bien de nosotros mismos, pues cualquier persona puede hacer eso.

Ustedes han leído acerca de Pablo y “cómo su espíritu se enardecía” contemplando a los que se mantenían en las tinieblas por falta de la verdad (Hechos 17:16). Ustedes han estudiado su alegre deseo de someterse a cualquier dificultad, de pagar cualquier precio, a fin de ejercer el privilegio de llevar la salvación a otros hombres. (Hechos 16:24-33.)

(32-17) Ser “escogido” significa ser “llamado”

Nosotros, como Santos de los Ultimos Días somos “instrumentos escogidos”, un pueblo al que se le han confiado verdades y privilegios que están faltando dolorosamente en la vida de cada uno de nuestros semejantes. Hay una enorme necesidad de personas deseosas de hacer lo que sea necesario para compartir estas verdades y bendiciones con los hijos de nuestro Padre, miembros y no miembros por igual.

No tenemos necesidad de esperar que la Iglesia extienda un llamamiento formal para que nosotros comencemos. Como hemos visto, el llamamiento de compartir nuestra luz con los demás ya ha sido anunciado y se nos ha dado la seguridad de que tendremos éxito en estas importantes labores:

  1. Tenemos la plenitud del evangelio: conocimiento de todas las verdades, doctrinas y principios necesarios para enseñar y preparar al individuo para la salvación y exaltación.

  2. Si nos sentimos inseguros en nuestra habilidad para enseñar, deberíamos tener presente que cuando estamos motivados adecuadamente, con toda propiedad podemos solicitar del Espíritu Santo que manifieste la veracidad de nuestro testimonio a las almas de aquellos a quienes enseñamos.

  3. Obramos bajo la dirección del sacerdocio, lo que significa que los actos que efectuamos en rectitud serán aceptados y reconocidos por nuestro Padre Celestial.

Muy a semejanza de la seguridad dada a Pablo (Hechos 18:10), se nos promete que nuestra obra y sacrificio no serán en vano, pues hay muchos que esperan solamente nuestro testimonio para abrazar la verdad y unirse fraternalmente con los santos. Deberíamos notar el llamamiento dado a Oliverio Cowdery y a David Whitmer y compararlo con nosotros mismos: Leer en D. y C. 18:9-16.

Cerro de Marte y la Acrópolis