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Seccion 5: SEMANA DEL SACRIFICIO EXPIATORIO Y LA RESURRECCION


Seccion 5

SEMANA DEL SACRIFICIO EXPIATORIO Y LA RESURRECCION

LECCIONES

  1. La Entrada Triunfal

  2. “¡Ay de vosotros…hipócritas!”

  3. “¿Qué señal habrá de tu venida?”

  4. “Como yo os he amado…”

  5. “Mi paz os doy”

  6. “No se haga mi voluntad, sino la tuya”.

  7. “Ningún delito hallo en este hombre”.

El ministerio de tres años a punto de finalizar

El ministerio público de Jesucristo pronto finalizaría. El efectuó su ministerio mediante dos importantes pasos. El primero fue la declaración clara y valiente de su condición de Mesías. No dejó dudas respecto a quién era cuando en Betania devolvió la vida a Lázaro. Ese milagro, más que cualquier otro, llevó a los gobernantes judíos a complotar para que Jesús muriese “por la nación” (Juan 11:51). Ellos no podían refutar la evidencia; para detener su misión, tendrían que destruirlo. Segundo, el Salvador había enseñado el liderazgo a sus apóstoles, los que llevarían adelante la antorcha de su causa después de su ascensión. Este liderazgo se encendió vivamente cuando ellos vieron que El había resucitado. Aunque inactivos durante el juicio y la crucifixión, posteriormente los apóstoles fueron comisionados por Jesucristo a predicar a todas las naciones; y después de su ascensión, fueron investidos con el Espíritu Santo. Tenían las “aves; habían sido “amados; y bajo la dirección de Pedro, Santiago y Juan, comenzaron su gran obra.

Jesucristo va a Jerusalén

Y así Cristo regresó a Jerusalén y a los moradores de aquella noble ciudad a los que “¡cuántas veces quise juntar…como la gallina junta a sus polluelos debajo de sus alas, y no quisiste!” (Mateo 23:37). El sabía bien que ir allí era enfrentarse a una muerte inevitable y cruel. Pero fue a la Ciudad Santa, pues había dicho: “no es posible que un profeta muera fuera de Jerusalén” (Lucas 13:33). Ir allí era cumplir la misión a la cual había sido enviado por su Padre Celestial.

Planeó llegar a Jerusalén en un momento especial. Fue en la época de la Pascua, a fines de marzo o principios de abril. Los peregrinos judíos de todas partes estaban presentes. Las condiciones eran adecuadas. El Señor sabía que en Jerusalén estaban aquellos que formaban la parte más perversa del mundo; y ellos lo crucificarían…y no había otra nación sobre la tierra que crucificaría a su Dios. (Véase 2 Nefi 10:3.)

LOS ULTIMOS DIAS DE LA MISION MORTAL DE JESUCRISTO

Repasemos ahora algunos de los principales acontecimientos que “evaran a la crucifixión, muerte y gloriosa resurrección de Cristo.

Primer día

Jesucristo llegó a Jerusalén. Se procuró una asna y un pollino y entró cabalgando por la puerta de la ciudad de Jerusalén. Una “Multitud, que era muy numerosa” y que lo conocía como “el profeta de Nazaret de Galilea” colocó ramas de palma en su camino y lo saludó con una aclamación de: ¡Hosanna, al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!” (Mateo 21:9).

Fue directamente al templo y de acuerdo a lo escrito por Marcos, miró todo lo que había y se retiró a Betania para pasar la noche (Marcos 11:11).

Segundo día

Temprano a la siguiente mañana, Jesucristo fue de nuevo al templo y desafió la autoridad de los dirigentes de la religión judía. Expulsó del patio exterior del templo a aquellos que estaban comerciando y cambiando dinero extranjero. El cambio de dinero aparentemente tenía la aprobación de los líderesiudíos, y el impedir aquel comercio, era desafiar la autoridad de ellos. El punto era claro: ¿Era el templo un lugar de adoración a Dios o de una empresa para obtener ganancia? Al despejar los patios del templo, dijo: “Escrito está: Mi casa, casa de oración será llamada; mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones” (Mateo 21:13).

De nuevo regresó a Betania al caer la noche.

Tercer día

La ira de Jesucristo en el templo trajo a luz el tema de la autoridad y los sacerdotes no estaban dispuestos a dejar que el incidente se olvidara. Cuando Cristo regresó al templo al día siguiente, los sacerdotes lo desafiaron: “¿Con qué autoridad haces estas cosas, y quién te dio autoridad para hacer estas cosas?” (Mateo 21:23). Jesucristo respondió relatando una serie de parábolas que ofendieron a los líderes religiosos de los judíos. Los escribas y los fariseos lo desafiaron de nuevo; Cristo abiertamente los denunció y condenó como hipócritas.

Desde este punto en adelante, Jesucristo no enseñó al público, sino solamente a los Doce.

Percibiendo que Jesucristo había ganado en sus debates, los líderes judíos consultaron entre sí de nuevo para decidir cómo matarlo. Tendrían que moverse rápidamente antes de la Pascua para evitar una revuelta, pues Cristo se había hecho muy popular entre el pueblo. El problema era cómo efectuar un arresto sin provocar la reacción de la multitud. Ocurrió un cambio inesperado en los acontecimientos y ello sirvió para favorecer su complot. Uno de los discípulos de Jesucristo se ofreció para traicionarlo.

Cuarto día

Jesucristo conocía bien el complot. Durante el cuarto día estuvo fuera de la ciudad, tal vez en Betania. La historia que relataban los autores de los evangelios guarda silencio en cuanto a los acontecimientos de ese día.

Quinto día

Cristo había dispuesto conmemorar la cena de la Pascua en una casa reservada para El y los Doce. Luego de la comida de Pascua, El introdujo una nueva ordenanza, la Santa Cena, la cual anunció su sacrificio expiatorio. Entonces profetizó su muerte e indicó quién lo traicionaría.

Después de algunas instrucciones, Cristo ofreció su gran oración de intercesión. Luego, con los once (Judas se había retirado), Jesucristo los llevó fuera de los muros de la ciudad a un lugar conocido: Getsemaní. Entonces, tomando a Pedro, Santiago y Juan consigo, fue más adentro en el Jardín donde dejó a los tres y siguió solo un poco más adelante para orar. (Véase Mateo 26:36-39.) Allí rogó a su Padre Celestial que “si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú” (Mateo 26:39). La copa no pasó y Cristo sufrió “las penas de todos los hombres” (D. y C. 18:11), una agonía tan dolorosa que hizo que sangrara por cada poro. (D. y C. 19:18.)

Poco después se reunió de nuevo con sus apóstoles e indicó que su traidor estaba cerca. Mientras hablaba, un grupo de hombres armados, dirigidos por Judas, se acercó a El para prenderlo y el Salvador sin oponer resistencia alguna se entregó. Esa noche fue llevado a un juicio legal.

Sexto día

Ahora los líderes judíos enfrentaban otro problema. No se contentaban con que Cristo fuese ejecutado; querían desacreditarlo ante su propio pueblo. Para logralo, los dirigentes dispusieron que fuese acusado de dos delitos. El primero fue de blasfemia, una ofensa gravísima bajo la ley judía. Fue condenado unánimemente por esta acusación solamente porque había dicho que era el Hijo de Dios. (Véase Mateo 26:57-66). Tal convicción lo desacreditaría ante los judíos, pero los dirigentes bien sabían que no podían ellos efectuar la ejecución; solamente el gobernador romano podía decretar eso. Por lo tanto, tuvieron que encontrar una acusación política contra Jesucristo. El medio más seguro de lograr esto fue mediante la acusación de sedición contra el estado pues El había declarado ser un “rey de los judíos”. Aunque la investigación hecha por Pilato demostró que era inocente de la acusación, los líderes judíos habían incitado a la multitud para destruirlo. (Mateo 27:20.) Temiendo una demostración, Pi lato cedió al clamor de crucificarlo, y fue pronunciada la sentencia de muerte.

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The crucifixion

Y así el Salvador fue ejecutado por medio de la brutal práctica romana de la crucifixión. Aquella tarde, voluntariamente, el Señór entregó su espíritu. El día siguiente, que comenzaba a la puesta del sol, era Pascua y los líderes judíos se opusieron a la idea de que un hombre permaneciese en la cruz durante el día de reposo, particularmente en el día de reposo pascual. Antes de que cayese la noche, el cuerpo de Cristo fue bajado de la cruz y sepultado en una tumba sellada. De esto se encargaron dos reverentes discípulos.

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The garden tomb

La tumba en el jardín

Séptimo día

Este era el sábado judío. El cuerpo de Cristo permaneció en la tumba, pero su espíritu ministró en el mundo de los espíritus o sea a los muertos. (Véase 1 Pedro 3:18-20.)

Día de la Resurrección

Si el evangelio hubiera terminado con el entierro de Cristo, no habría historia del evangelio, ni “buenas nuevas”. El gran mensaje de estos testigos es que Jesucristo se levantó y fue visto otra vez por muchos testigos. El primer día de la semana, el domingo más memorable de la historia, El salió vivo de la tumba y apareció ante María. El testimonio de estos testigos constituye la historia del evangelio. Las “buenas nuevas”.

“Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre” (Juan 20:31).