“COMO HAS TESTIFICADO DE MI EN JERUSALENJ ASI ES NECESARIO QUE TESTIFIQUES TAMBIEN EN ROMA”

Trófimo era un efesio, un gentil, a quien le estaba vedada la entrada a los patios interiores del templo. La acusación de que Pablo había violado el sagrado recinto era una acusación seria, aunque falsa. Era una ofensa que merecía la pena capital y por la cual Pablo podía haber sido apedreado. Que no haya sido herido gravemente se debió a la intervención del capitán principal de los soldados romanos apostados en Jerusalén para mantener el orden.

Josefo, el historiador romano-judío, nos habla de un egipcio-judío que levantó una gran sedición en el desierto y trajo a sus seguidores al Monte de los Olivos. (Véase Josefo, Flavius Josephus, Wars 2. 13.5). El prometió a sus seguidores que las murallas de Jerusalén se derrumbarían cuando ellos se acercaran y que podrían expulsar fácilmente a los romanos. Félix, el gobernador romano, los enfrentó con su ejército venciéndolos totalmente. Sin embargo, el dirigente no fue capturado y el capitán principal pensó, erróneamente, que aquel hombre era Pablo.

Bajo la ley romana, cada ciudadano acusado de delito tenía el derecho y privilegio de ser escuchado ante el tribunal imperial. Las autoridades de la ley romana permitían que los magistrados locales tuviesen un poder discriminatorio en lo que concernía a las apelaciones. Podían decidir si el caso garantizaba tal privilegio cuando la culpabilidad era tan obvia y el delito de tal enormidad que una demora podría desbaratar a la verdadera justicia.

Así como sucedió con Pablo, también sucedió con José Smith y otros de los profetas del Señor. Los hombres que espiritualmente están en disonancia con las verdades eternas no pueden creer sencillamente en un testimonio humilde cuando lo oyen. José Smith describió su dilema personal en estas palabras: (Leer José Smith 2:24, 25).

Mucha gente con testimonio del evangelio no comprometió su vida a Cristo porque estaba persuadida de que sería demasiado difícil y costoso dejar a sus amigos, sus hábitos y su comodidad de vida. Sin embargo, Pablo poco se preocupó de las posesiones, de las modas, de las opiniones de los hombres. El estaba deseoso de entregar la vida misma por su testimonio. ¿Están ustedes casi persuadidos? (Véase Hechos 26:28). ¿Qué han aprendido hasta aquí del ejemplo de Pablo y que les haya ayudado a llegar a estar totalmente comprometidos con el Salvador?

La referencia de Lucas al hecho de que navegar era peligroso por causa de que el ayuno ya había pasado, es una referencia probable al Día de la Expiación de los Hebreos. Ese día marcaba un período durante el cual generalmente se consideraba inseguro viajar por agua hasta que el tiempo se moderase. El Día de la Expiación era el último de diez días solemnes apartados para reverente penitencia y purificación personal. Caía el diez de Tishri, séptimo mes del calendario hebreo y correspondía a la última parte de nuestro mes de septiembre y los primeros días de octubre. También marcaba la entrada anual del sumo sacerdote al Lugar Santísimo para hacer una expiación general por los pecados del pueblo y requería abstinencia de todo alimento y trabajo. Los judíos marcaban mucho el tiempo basándose en estos festivales anuales y días santos.

Lucas nos da poca información en relación al encarcelamiento de Pablo en Roma. Que Pablo había intentado ir allí durante cierto tiempo, es verdad (Hechos 19:21 Romanos 1:9-11) aunque no como prisionero político. Decir que Pablo no estuvo inactivo durante el período de su encierro, más que seguro es un hecho. Además de predisposición natural para el trabajo duro, Lucas nos dice que “…a Pablo se le permitió vivir aparte, con un soldado que le custodiase” (Hechos 28:16) y que “…recibía a todos los que a él venían” y les enseñaba de Jesucristo, “abiertamente y sin impedimento” (Hechos 28:30-31).

Generalmente se reconoce que Pablo escribió por lo menos cuatro de sus epístolas durante su primer encarcelamiento, y ellas fueron: Filipenses, Colosenses, Efesios y Filemón.

Que Pablo abrigaba serias esperanzas de absolución, es más que evidente en algunas de sus cartas. A los santos de Filipo escribió: “…confío en el Señor que yo también iré pronto a vosotros” (Filipenses 2:24). A Filemón le escribió: “Prepárame también alojamiento; porque espero que por vuestras oraciones os seré concedido” (Filemón 22). En cuanto al juicio mismo, tuvo que esperar los caprichos de Nerón, aparentemente, tanto que el tiempo de Pablo fue malgastado en la espera.

Pablo escribió esta carta para anular el efecto del pensamiento judáico y gentil, que rebajaba el estado supremo de Jesucristo y de su misión. Pablo afirma que Jesucristo es el Salvador y el único mediador entre el hombre y el Padre. Solamente en El mora toda la plenitud del Padre. Unicamente El es capaz de elevar a los hombres al estado divino. Por lo tanto, los hombres deberían enfocar sus afectos hacia las cosas de Jesucristo.

Pablo escribió esta carta a los santos colosenses y a los miembros de las ciudades vecinas de Laodicea e Hierápulis (Colosenses 4:12, 13, 16). El tiempo en que se escribio tue seguramente durante su primer cautiverio en Roma.

Calosas era una ciudad pequeña y relativamente de poca importancia, ubicada en Frigia sobre la famosa ruta que conectaba el este con el oeste. En el siglo V D.C., la ciudad había alcanzado cierto grado de importancia comercial; sin embargo, en la época de Pablo su influencia había declinado significativamente en la medida que Hierápolis y Laodicea, dos ciudades vecinas, habían crecido atrayendo la mayor parte del comercio que Calosas anteriormente había tenido.

Algunos eruditos razonan diciendo que Pablo nunca visitó Calosas antes de su encarcelamiento en Roma (Colosenses 2:1). Así surge la pregunta en relación a cómo surgió la rama de la Iglesia que estaba establecida en esa ciudad. Ellos creen que Epafras, que era oriundo de la ciudad, pudo haberse convertido cuando Pablo predicó en Efeso durante su tercer viaje misional. Tal vez este mismo Epafras fue el misionero que esparció el mensaje del evangelio en Calosas y en la zona circunvecina (Colosenses 1:7, 8; 4:12, 13). Otros creen que Pablo visitó el lugar en su tercer viaje misional, ya para establecer la Iglesia en la zona o para prestar su apoyo a la Iglesia, ya establecida (Hechos 18:23; 19:1; véase Sperry, Paul’s Life and Letters pág. 234). En cualquiera de los dos casos es evidente que Pablo deseaba enormemente visitar Calosas luego de su encarcelamiento en Roma (Filemón 22).

La Versión Inspirada dice, en lugar de “a todo el mundo”, “a todas las generaciones”. El élder Bruce R. McConkie interpreta esto como queriendo decir “en todas las dispensaciones” (DNTC 3:23). El versículo parece significar que el evangelio ha sido predicado por santos protetas y maestros tales como Adán, Enoc, Noé, Abraham, Moisés, Juan el Bautista, Jesucristo, el profeta José Smith y Spencer W. Kimball, en cada dispensación del tiempo durante la historia de de este mundo.

“Todos los santos cuya historia conocemos, en todas las revelaciones que existen de Dios, obtuvieron el conocimiento que mostraron, mediante su aceptación ante su vista a través del sacrificio que ellos le ofrecieron, y mediante el conocimiento así obtenido su fe llegó a ser suficientemente fuerte como para asirse a la promesa de vida eterna y perseverar en la creencia de lo que no veían. Se les permitió, mediante la fe, combatir los poderes de las tinieblas, contender contra los engaños del adversario, vencer al mundo y obtener el propósito de su fe, aun la salvación de sus almas” (Lectures on Faith, sermón sexto, vers. 11., pág. 59).

“Ha complacido al Padre investir a Jesucristo, el Hijo, con la plenitud de todo poder en el cielo y en la tierra (Mateo 28:18) y hacerlo perfecto aun como el Padre es perfecto (Efesios 1:23; Colosenses 2:9; 3 Nefi 12:48). El hijo ‘es también la imagen expresa’ y la semejanza de la persona del Padre, poseyendo toda la plenitud del Padre, o la misma plenitud con El…Y siendo el Hijo Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad, y habiendo vencido, recibió una plenitud de la gloria del Padre, poseyendo el mismo pensamiento con El…” (Lectures on Faith, sermón quinto, vers. 2, págs. 48-49).

Pablo se refiere a Cristo como un misterio y lo es para todos los que tratan de entenderlo mediante la mente humana. Cristo es solamente conocido por el hombre espiritual.

“El Señor insistentemente ha advertido en contra del egoísmo y la arrogancia; en contra del tonto orgullo y la rebeldía que a veces acompañan al saber. Adquirir y aplicar el conocimiento con inteligencia (la luz de la verdad) y con humildad, es indispensable para nuestra felicidad y exaltación.

“…¡Oh las vanidades, flaquezas y necedades de los hombres! Cuando son instruidos se creen sabios, y no oyen el consejo de Dios, porque lo menosprecian, suponiendo saber de sí mismos; por tanto, su sabiduría es locura, y de nada les sirve. Y ellos perecerán. “’Pero bueno es ser sabio, si se obedecen los consejos de Dios’ (2 Nefi 9:28, 29)” (Hanks, Now and Forever, pág. 126). “’Pero bueno es ser sabio, si se obedecen los consejos de Dios’ (2 Nefi 9:28, 29)” (Hanks, Now and Forever, pág. 126).

La mayoría de los instructores de sus colegios probablemente merecen la atención y el respeto de ustedes por causa del conocimiento que ellos poseen y por la preparación que tienen en los campos que han escogido. Sin embargo, ¿pueden ellos ser considerados omnisapientes en asuntos de fe y moral? ¿Poseen todas las respuestas a las preguntas propuestas por la vida? ¿A quién pueden dirigirse para obtener un consejo digno de confianza? Una educación bien equilibrada debe siempre incluir un curso de religión o clases de religión, de estudio individual, cada trimestre o semestre. Si tales estudios son dejados de lado pueden surgir situaciones peligrosas. El élder Marion D. Hanks relata la historia de una joven graduada que perdió su testimonio, en parte por causa de la capacitación intelectual que recibió en la universidad.

“Espero que sea apropiado contaros todos los detalles de una conversación que tuve una vez con una joven, una persona encantadora, profesionalmente apta, en un importante campo de actividad. No tiene caso que sepais todos los detalles, de manera que simplemente compartiré algunas cosas. Esta joven estaba a punto de tomar una decisión que influiría en ella y en sus descendientes. Vino a mi oficina, un poco de mala gana; vino porque ella y yo amábamos a sus padres.

Ella ‘no estaba interesada realmente en nada’ tuve que decir y reconocer abiertamente cuando la interrogué. Le dije: ‘¿Cuándo fue la última vez que leíste acerca de la Iglesia?’

“’Oh’, dijo un poco alegremente, ‘cuando estaba en el noveno grado. Estábamos leyendo el Libro de Mormón. Dejé de hacerlo’.

“Le dije: ‘¿Dejaste también de orar y de ir a la Iglesia?’

“’Sí’, respondió.

“’Y muy pronto dejaste de vivir la vida de la Iglesia?’

“’Sí’

“Le dije: ‘Tengo otra pregunta que hacerte. El nuevo edificio de las oficinas de la Iglesia está a punto de ser terminado…tantos pisos. Tu especialidad entrará en juego a fin de dar los toques finales. Me gustaría hacer todo lo posible para darte el trabajo en ese gran edificio. ¿Te gustaría eso?’

“Mirándome un poco dudosa, dijo: ‘¡Pues, naturalmente!’

“Le dije ‘Muy bien, creo que puedo hacerlo, pero con una condición. Tú aceptas hacer el trabajo de tu especialidad profesional en ese edificio, basándote en lo que sabías en el noveno grado’.

“Miró por largo rato hacia el suelo antes de que las lágrimas fluyeran, y dijo: ‘oh, hermano Hanks, estoy en una gran dificultad. ¿Puede usted ayudarme?’

“Le dije: ‘Sí, creo que ahora puedo’” (Speeches of the Year, 1975, págs. 281-82, “Appreciate Your Opportunities”).

El poeta John Milton dijo que el fin de todo saber es conocer a Dios, imitarlo y amarlo. Es prudente aprender esa lección tempranamente en la senda de nuestro aprendizaje para la vida.

Es una “circuncisión espiritual, la cual consiste en aceptar a Cristo y vivir su evangelio; consiste en cortar, no una parte del cuerpo, sino toda naturaleza carnal del hombre. El contraste es con la circuncisión carnal o literal, la cual en tiempos pasados había sido símbolo de conformidad con la ley de los mandamientos carnales que Dios dio a Moisés para lograr que Israel se acordara de sus deberes” (DNTC, 3:33).

Ser vivificado significa ser vuelto a la vida. Uno que ha estado muerto espiritualmente por causa del pecado puede ser vivificado espiritualmente mediante la sumisión a los primeros principios y ordenanzas del evangelio. Es levantado a una novedad de vida en Jesucristo mediante el perdón de los pecados pasados.

“Nuestro Padre amoroso nos ha dado el bendito principio del arrepentimiento como la puerta que lleva al perdón. Todos los pecados, salvo los que el Señor ha especificado, básicamente el pecado contra el Espíritu Santo y el homicidio, les serán perdonados a aquellos que total, congruente y continuamente se arrepientan mediante una transformación genuina y comprensiva de su vida. Hay perdón aun para el pecador que comete transgresiones graves, porque la Iglesia perdonará y el Señor perdonará tales cosas cuando el arrepentimiento haya dado fruto” (Kimball, El Milagro del Perdón, págs. 13-14).

La filosofía gnóstica sostenía que era imposible para el hombre acercarse a Dios directamente y que tenía que hacerse mediante una serie de mediadores angélicos o espíritus menos divinos. Aquí Pablo denuncia esta idea de adorar ángeles, lo cual apartó a los santos de la verdadera alianza con la cabeza verdadera (Cristo), el único mediador verdadero entre el hombre y Dios.

Este versículo se refiere a aquellos que estaban muertos para el pecado y sellados para vida eterna. Sobre este mismo tema, el profeta José Smith dijo:

“Vuestra vida está escondida con Cristo en Dios, y también la de muchos otros. Nadie sino el pecado imperdonable puede evitar que heredéis la vida eterna pues estáis sellados por el poder del Sacerdocio para vida eterna, habiendo dado el paso necesario con ese fin” (Smith, HC 5:391; véase también D. y C. 86:8-11).

La implicación es esta: “Aplacar y controlar los deseos carnales, disciplinar los apetitos, controlar los deseos mundanales” (McConkie, DNTC, 3:36).

“Puedo decir, usando una parte de la expresión de Pablo: nosotros no somos ingleses, ni alemanes, ni franceses, ni holandeses, ni españoles o italianos, sino que todos somos bautizados miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimas Días, y también, somos ‘la simiente de Abraham’ como declaró el apóstol Pablo y por lo tanto ‘herederos de la promesa’. Todos nosotros, como hijos de Dios, hemos sido bautizados por aquellos que han sido autorizados para predicar el evangelio y administrar las ordenanzas del mismo” (Harold B. Lee, en European Area CR, agosto de 1973, págs. 5-6).

“Cualquier palabra que no pueda ser dicha en el nombre de Cristo debe quedar sin ser dicha; cualquier acción que no pueda llevar sobre sí, adecuadamente, el nombre de nuestro Señor, debe quedar sin efectuarse” (McConkie, DNTC, 3:38).

En griego el vocablo sujetarse no implica que la mujer sea inferior al hombre. En cambio, significa un deseo de ponerse bajo la dirección y guía de otro. La misma palabra se usa en Lucas 2:51, donde él describe cómo Jesucristo volvió a Nazaret con María y José donde estaba sujeto a ellos. En cualquier organización, incluyendo la familiar, alguien debe gobernar, y Pablo aquí sugiere que el hombre tiene esa asignación del Sacerdocio y que la mujer debe darle reconocimiento y sujetarse a él. En el versículo siguiente, encarga al hombre que ame a su esposa, de manera que no provee justificación para el abuso físico o verbal ni para el ejercicio de dictadura de ningún tipo en el hogar. (Véase Efesios 5:22-31).

“Hay personas casadas que permiten que sus miradas se desvíen y sus corazones anden errantes y que piensan que no es impropio flirtear un poco, compartir su corazón y desear a otra persona que no sea su propio cónyuge. El Señor dice, y no en términos imprecisos: ‘Amarás a tu esposa con todo tu corazón, y te allegarás a ella y a ninguna otra’ (D. y C. 42:22. Itálicas agregadas).

“Y cuando el Señor dice todo tu corazón, no deja lugar para compartir, dividir o menoscabar. Y para la mujer se parafrasea así: ‘Amarás a tu esposo con todo tu corazón, y te allegarás a él y a ningún otro’. Las palabras ningún otro eliminan a todos y a todo. El cónyuge viene a ser preeminente en la vida del marido o la mujer, y ni la vida social, ni la ocupación, ni la vida política, ni ningún otro interés, persona o cosa, logrará tomar precedencia sobre el cónyuge. A veces encontramos mujeres que se posesionan completamente de los hijos a costa del esposo, a veces separándolos de él. El Señor les dice: ‘te allegarás a él y a nadie más’.

“El matrimonio presupone alianza y fidelidad total. Cada cónyuge tomó a su compañero(a) con el entendimiento de que él o ella entrega todo al otro: todo el corazón, fuerza, lealtad, honor, y afecto con toda dignidad. Cualquier divergencia es pecado y cualquier intento de compartir el corazón con terceros es transgresión. Así como nosotros debemos tener ‘la vista puesta en la gloria de Dios’, del mismo modo debemos tener la vista, el oído y el corazón puestos en el matrimonio y en el cónyuge y la familia” (Spencer W. Kimball, en CR, octubre de 1962, pág. 57).

Véase también el Comentario interpretativo de Efesios 5:22, 23.